La fantasia de Aliana
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
La joven princesa se despertó de su soporífero sueño. Entreabrió los ojos ,todavía adormilada y algo dolorida por la postura, poco a poco se fue desperezando.Al incorporarse, un pequeño vaivén hizo que recordase que se había quedado dormida en un pequeño bote.Despacio se sentó sobre uno de los traveseros que sirven de asiento y miro alrededor, se había distanciado bastante de la orilla. Cogiendo los remos se dispuso a remar hacia la orilla mas cercana de aquello que parecía un pantano.
Había salido ,como muchas mañanas, a dar un pequeño paseo a caballo por los dominios del castillo de su padre. Hoy le había apetecido coger uno de los pequeños botes que había en el embarcadero y salir a remar.No solía hacerlo muy a menudo, pero de tanto en tanto daba algún que otro paseo por las orillas del lago. Pero por poco que saliese a navegar era capaz de advertir que la zona a la que se acercaba no le era familiar. Sin darle mayor importancia siguió remando para acercarse a la orilla, una vez allí seguro que vería algo que le resultase familiar y podría poner rumbo al castillo. Total, el pantano no debería de estar mas que en una parte remota del lago y éste no era muy grande y todavía había luz con lo que no debería de haberse alejado mucho durante su sueño.
Aliana se subió un poco el vestido para poder saltar a la orilla con mas comodidad. Dio unos pocos pasos y aparto unos matorrales para poder seguir caminando. Era muy probable que algún camino siguiese por el borde del pantano, sólo era cuestión de caminar un poco y de encontrar a alguien que pasase por el para que le indicase la dirección a tomar y poder llegar al castillo. Salto alguna que otra piedra, subió una pequeña cuesta y aparto mas maleza, pero ni rastro de algún camino. A medida que avanzaba le iban saliendo insectos, pajaros asustados y algún que otro jirón en la ropa.
De repente escucho ruido de ramas y el sonido de lo que parecían voces de hombre. Aunque incapaz de entender lo que decían, las voces eran de hombre y algo roncas. Decidió dirigirse hacia el lugar de donde procedían. Ahora también se había añadido el sonido de unos cascos de caballo. Estaba contenta, seguro que le indicarían el camino a casa. Siguió avanzando sin percatarse de que se alejaba de donde había dejado la barca y que se iba adentrando cada vez mas en el interior del bosque. Llego a un pequeño claro justo para poder ver como a unos cincuenta metros desaparecía tras unos arbustos la parte trasera de un caballo.
-Ey! Caballero ! Aguarde, tiene que ayudarme !
Sin dudarlo, Aliana se subió el vestido ,empezó a correr y a gritar en dirección hacia donde había visto desaparecer al equino. Al llegar al lugar por el que se había ido el caballo no vio nada. Aliana, poniéndose las manos de forma que hicieran de altavoz, volvió a gritar tan fuerte como pudo.
-Caballero !
Para su sorpresa alguien contesto, a la vez que se oían unos cascos de caballo acercándose.
-Tranquila, ya voy.
De la maleza, mas alta de lo que parecía, apareció la figura un hombre. Mejor dicho, la cabeza y el torso desnudo de un hombre, pues era lo único que se distinguía ya que las piernas quedaban ocultas tras las ramas y hojas.
-Hola, me llamo Aliana. ¿Puedes ayudarme ?¿ Vas con el caballero ? – fue la presentación de la princesa.
-Argyle, ese es mi nombre. Así debes llamarme-dijo toscamente- . No se si podre ayudarte y no voy con ningún caballero.
-Pero yo he visto como marchaba un caballo en esa dirección, ¿es tuyo el caballo?.
Argyle alzo los brazos y retrocedió un poco. Para sorpresa de Aliana, que volvió a escuchar el sonido de cascos de caballo, en esa dirección. Entonces Argyle hecho su cuerpo para alante y salto sobre los arbustos. Primero apareció el fuerte torso desnudo, para seguirle el cuerpo de un caballo.
Aliana se quedo petrificada. ¿Que era lo que estaba viendo? Sorprendida y con la boca abierta, mientras Argyle corría o trotaba, según se considerase un caballo o una persona, por el claro. Argyle se alzo sobre sus cuartos traseros, mientras la miraba con una descarada sonrisa en su rostro. Trotando con paso firme , mientras tensaba los músculos , se fue acercando. Era como si pretendiese mostrar todo lo fuerte y vigoroso que era.
-Centauro ! Eso es lo que soy, un centauro! – dijo Argyle con voz ronca, mientras giraba sobre su torso y señalaba a la parte equina de su cuerpo.
-Pero, ¿los centauros existís? Creía que sólo eran una fantasía, junto con los unicornios o los minotauros.
-Caballos con cuerno y hombres amorfos con cabeza de toro. Je! – replico el minotauro-. Alguno he visto, por eso.
– ¿Aquí, en este bosque ? Por cierto ¿Donde estamos? Me quede dormida en la barca y la corriente me debió de arrastrar a esta zona.
– Así que no sabes donde estamos.-Argyle pareció sorprenderle este dato.- No importa, ya te lo diré cuando llegue el momento.
– Bueno, no debo de estar muy lejos del castillo de mi padre. No creo que haya dormido mucho rato.¿Por que no me lo dices?
-Lejos, cerca, que importa eso. Pero creeme Aliana, quizá puedes que tardes mas de lo que piensas en llegar a tu castillo. Te diré donde estamos a su debido tiempo, cuando nos separemos , cuando pagues su precio y si eres merecedora de ello.
– Si tanto voy a tardar y en tan misterioso lugar estamos y dado que no se que dirección tomar .Argyle,¿ tu podrías llevarme?
A Argyle no lo gusto mucho lo que escucho . Cogió aire para hinchar su pecho ,con los brazos en jarra y girando sobre si mismo pero mirando fijamente a la princesa le dijo:
– No soy un caballo.Los centauros no estamos hechos para llevar humanos, no seria normal.
– Pero podría ir montada sobre tu lomo y agarrada a tu cintura. Por favor Argyle, te lo suplico. Cuando lleguemos al reino de mi padre te gratificaremos. Te dará lo que quieras
– No me interesa nada de tu reino, allí no hay nada que importe .
– Pero¿ por que Argyle? -pregunto la princesa con cierta tristeza-. Pareces fuerte, tanto como caballo y como hombre. ¿Que te puedo ofrecer?, te lo agradeceré de sobremanera. Pídeme cualquier cosa ,lo que sea.
Ahora el centauro parecía tener su cheque en blanco. Y todo y que no le hacia mucha gracia el hacer de montura, la moneda de cambio de "lo que sea " hizo que las posibilidades de Aliana por llegar a su castillo aumentasen. Argyle, con una sonrisa en sus labios se dirigo a Aliana.
– Esta bien ,me ofreceré a llevarte. Ahora bien, no se si estarás dispuesta a aceptar las condiciones. Veremos los limites de tu generosidad.
– Por favor centauro, lo que sea. No se donde estoy y si tardo mucho mis padres seguro que se preocuparan.
– Muy bien. Deberemos de hacer un rodeo, ya te he dicho que los centauros no llevamos a nadie sobre nosotros y no quiero que me vean contigo encima. Hazte a la idea de que tardaremos algo mas de lo normal en llegar a tu hogar. Y ahora lo mejor, mis condiciones. Para montar deberás hacerlo sin el vestido y en caso de que lleves ropa interior, quitártela también. Tu sexo ha de estar en contacto sobre mi lomo.
Sorprendida, asustada y con dudas de si aceptar, Aliana le respondió :
– Pero eso es una tontería! ¿que mas da que vaya con vestido?. Soy una dama no puedo ir por ahí sin vestido -replico Aliana-. Y me da mucha vergüenza. ¿Que explicación tiene que te monte así? Además ya voy sin ropa interior, antes de perderme he nadado un poco en el lago y lo hago en ropa interior, así que la he dejado en la barca para que se seque. A nada que me ponga sobre tu lomo ya notaras mi sexo.
– Mi lomo, mis condiciones. -dijo Argyle toscamente-. No hay ningún motivo para que me montes así, pero ya que me ofrezco a ello, quiero que sea de esta manera. Me resulta mas atractivo y erótico el llevarte de esa forma y, tranquila ya te he dicho que no quiero que nos vean, así que seré prudente. Quizá si que no sea necesario el que te despojes de la parte superior, además ira bien para contener el movimiento de tus pechos cuando vaya al trote, estoy dispuesto ha hacerte esta concesión. Romperemos la parte de abajo y así la podrás usar a modo de rienda para que puedas agarrarte a algo.
– ¿Sigo sin entender lo que ganas con eso ?. Me parece una ordinariez y que te estas aprovechando de mi situación.
– Obtener placer no es ordinario, es natural . Y no me estoy aprovechando de tu situación dado que ofrezco algo a cambio, yo también podría pensar que eres tu quien te aprovechas de mi, que aprovechas el hecho de haberte perdido para ultrajar mi lomo y montarte el.
Aliana respondió:
– De acuerdo, mejor eso que perderme en el bosque – respondió Aliana -. Quizá seria buena idea que el vestido me lo rompas tu, que eres mas fuerte y el interesado.
Con resignacion agacho la cabeza y separo lo brazos de su cuerpo para facilitar el trabajo al centauro. Argyle se acerco lentamente y la cogió por sus codos para alzarle mas los brazos, hasta dejarlos casi en cruz. Suavemente recorrió con sus manos la distancia hasta sus axilas para luego bajarlas muy despacio por los costados de la princesa en dirección a su estrecha cintura. Pero con el detalle de que al pasar por sus senos, hizo que sus pulgares fuesen en busca de los pezones de la princesa y, al encontrarlos bajo sus ropas, que sus dedos describiesen un circulo sobre las aureolas de estos, antes de seguir el camino del objetivo del viaje de estas.
Las manos de Argyle pararon en las caderas de Aliana y cogiéndolas de estas, atrajo hacia su pecho de animal el cuerpo de Aliana ,luego las dirigió hacia los muslos de esta. Desde allí y sin separarlas de su cuerpo, con el movimiento de los dedos fue recogiendo el vestido de esta, que como un telón, fue subiendo y enrollándose hasta dejar sus nalgas al descubierto. Argyle, con el tacto de los dedos, busco alguna costura a la altura de la cintura para facilitarle la rotura del vestido. Cuando la encontró, sin preámbulos ni aviso, introdujo sus dedos en esta y como si fuese un troquel fue rompiendo el vestido de Aliana. Una vez hubo completado el recorrido a la cintura de la princesa, soltó el vestido para dejarlo caer al suelo.
Argyle retrocedió unos pasos para contemplar a la princesa. La tenia ante el, humillada ,con la cabeza agachada y tapando pudorosamente su joven pubis con las manos. La totalidad de sus nalgas estaban desnudas y sin el vestido se apreciaban sus bonitas y bien formadas piernas. El atuendo de la princesa se componía ahora de tan solo tres prendas: unas botas que no llegaban mas arriba de los tobillos con un tacón no muy alto, que además de los cordones llevaban unas hebillas plateadas; unas medias de color blanco con encajes a la altura de los muslos y la parte superior del vestido, que se le ceñía bastante bien a su cintura gracias al corpiño.
-¿Podemos ponernos en marcha ? -pregunto Aliana.
Argyle tenia en mente de no emprender la marcha hasta después de haberse regodeado lo suficiente con la visión que ahora ofrecia la princesa, pero viendo lo acongojada y ruborizada que estaba por su indecorosa situación decidió no exigir nada mas de momento y autorizar a que la princesa montase sobre su lomo.
El centauro no le facilito la monta a la princesa y aunque estos no son tan altos como un caballo esta tuvo que esforzarse un poco para subir al lomo del animal.
Aliana se acerco al centauro y apoyo sus manos en el lomo de éste. Acto seguido salto, pero sus brazos no tenian fuerza suficiente como para levantarla del suelo y poder quedar ya sentada en la espalda del animal. En el segundo intento la princesa salto , hizo fuerza con sus brazos y coloco su vientre sobre el lomo del animal, luego paso una pierna sobre el dorso del animal a la misma vez que ella se estiraba sobre el centauro y cuando tuvo colocadas las piernas a banda y banda del centauro se irguió dispuesta a que su montura empezase a moverse. Pero la princesa no reparo en que su vestido estaba allí donde Argyle se lo había quitado, cuando se percato de ello también lo hizo en centauro. Éste se acerco al vestido y doblando sus cuartos delanteros se agacho para cogerlos con sus brazos humanos y colocándoselo alrededor de su cintura ofreció los extremos del vestido a la princesa para que esta pudiese aferrarse a estos. Una vez que Aliana hubo cogido el vestido el centauro se puso marcha.
Al agacharse para coger el vestido ,el lomo de Argyle quedo lo bastante inclinado como para que la princesa se deslizara con su desnudo pubis sobre este hasta llegar a la espalda humana del centauro. Este corto recorrido, esta fricción ,activo en la princesa una infinidad de sentidos que desde su sexo recorrieron todo su cuerpo llegando a todos los extremos de éste. El iniciar la marcha y ponerse en movimiento no hizo mas que acrecentar las sensaciones que Aliana acaba de percibir. Nunca había montado sin silla y con el poco ropaje que Argyle le había dejado, el contacto con el centauro era mucho mayor y muy diferente que cuando se monta a un caballo.Ciñéndose no sólo al pubis sino también a las piernas de la princesa que Debian de apretarse bien al cuerpo del centauro debido a que no habían estribos.
También debía de contrarrestar los movimientos de la marcha con algún que otro pequeño movimiento de su cintura o espalda, ya que la falda alrededor de la cintura de Argyle de poco le servía para mantener el equilibrio. La princesa notaba el calor del cuerpo del centauro, su sudor, su pelaje, los movimientos de sus músculos, sus latidos. Y esto era sólo el principio, la exitación de Aliana llego cuando reparo en que lo que estaba montando tenia las espaldas , los brazos y la cabeza de un hombre, que no era un caballo. Y aunque hosco ,Argyle era mucho mas atractivo que un caballo… y el camino no había hecho mas que empezar.
Llevar a la princesa sobre su lomo también aumento un poco la libido del centauro. En un principio le basto el hecho de haber conseguido despojar a la princesa de su vestido y de verla humillada como pago a su transporte. Pero ahora no tenia esta visión y sin embargo la exitación de Argyle tampoco iba menguando. El centauro , que en un principio no le hizo mucha gracia el hacer uso de sus cualidades equinas, iba disfrutando del paseo que le estaba dando a la princesa. Aliana tenia una esbelta figura y no pesaba mucho con lo que no le estaba provocando mucha fatiga, pero el sentir el peso de la princesa sobre su lomo hacia que se sintiese orgulloso de su fuerza y de su poder. Sí, la princesa le estaba usando como a un vulgar caballo, pero a cambio el había conseguido humillarla como alquiler a su montura y ahora que la tenia sobre su lomo el viaje duraría lo que el quisiera.
Y así ,con una exitación mutua que ninguno mostraba y que no hubiesen reconocido , prosiguieron el camino durante varios kilómetros hasta que el centauro decidió pararse.
-¿Que ocurre Argyle? ¿Por que paramos? – pregunto Aliana al ver detenida su larga sesión de homeopático placer-. Si estas cansado podemos parar.
– No, no estoy cansado – contesto ofendido el centauro-. Mira el camino, se complica.
Argyle se coloco perpendicular al camino y mostró a Aliana por donde deberían de pasar. Tenían que bajar por un barranco de unos treinta metros para luego volver a subir el desnivel que había al otro lado. Según explico Argyle cerca había un río y era allí donde acabarían su viaje, con lo que ya estaban muy cerca. Debido a la dificultad que entrañaba ahora y, como se acercaba a los dominios del rey, seria conveniente el aligerar el paso pues no mucha gente había visto a un centauro y así debería seguir. Argyle propuso a la princesa de que cambiase su posición de monta y que se pegase mas a su espalda para ir mas segura, a lo que Aliana acepto.
El centauro asió a la princesa por encima de la rodillas y de un decidido movimiento la acerco hasta su cruz equina o espalda humana. Cogiéndole por las muñecas hizo que las manos de la princesa se cruzasen sobre su pecho humano para aferrarse allí y le aconsejo de mantener sus piernas fuertemente pegadas a sus costados. De este modo el roto vestido de la princesa perdía su utilidad de improvisada riendas, habiendo peligro de que fuese a perderse, por lo que Argel para asegurar la prenda de la princesa le dijo que seria el quien la llevaría. Cabria la posibilidad de haberlo usado como cojín, pero por nada en el mundo estaba dispuesto a perder el contacto del pubis de la princesa sobre su lomo.
En esta posición comenzaron el paso por el barranco. Si el tranquilo camino que habían hecho hasta ahora ya había levantado la libido de ambos, la abruptuosidad del que llevaban ahora y que había motivado el cambio de postura, también se sumo como complice para aumentar la exitación de ambos. Con la nueva posición que habían adoptado para cursar la travesía los cuerpos de amazona y montura aumentaron su contacto físico. Argyle tenia que llevar sumo cuidado al bajar por la pendiente, sus pasos eran mas torpes e inseguros. Con facilidad los guijarros del suelo le hacían perder el equilibrio y debía de dar rápidos y fuertes movimientos de cintura para que ni el ni la princesa cayesen. El temor por caer hizo que la princesa se abrazase fuertemente a la espalda del centauro, comprimiendo sus pechos en esta y los movimientos de Argyle por no caer hacían que estos la recorriesen de banda a banda. Las manos de la princesa a la altura del pecho de Argyle le permitían notar su respiración y sus latidos, así como el esfuerzo de Argyle por recorrer el camino. Argyle también notaba con esta proximidad la respiración de la princesa y la turgencia de sus pechos que se solapaban a su espalda, en su oído notaba la respiración entrecortada y en el cuello el calor de su aliento.
Después de la subida de la pendiente y debido al esfuerzo , Argyle había aminorado la marcha, pero Aliana seguía abrazado a su espalda. De pronto se detuvo y volvió a mostrarle el camino a la princesa, ya se veía el rió que Debian cruzar y por tanto el viaje se les acababa.
Ambos estuvieron de acuerdo en seguir por lecho del rió hasta que este se estrechase o perdiese profundidad. Sobre todo la princesa, pues ahora que llegaban al final del viaje no tenia ganas de desmontar del centauro. Así es que siguieron por con un ligero trote durante unos cuantos metros hasta que de pronto el centauro interrumpió el sonido de sus cascos con una orden :
– Aferrate bien fuerte. Hay un obstáculo y debemos saltarlo.
Esto ya no era un ligero trotar. Ahora Aliana galopaba sobre un caballo pero aferrada a un hombre. El momento de calma había acabado para sus sentidos, otra vez las sensaciones, la exitación. Si bien el trotar de Argyle le había provocado unas largas y placenteras caricias, el galope la encamino directa a un éxtasis que no había sentido jamas. Ahora todo era mas fuerte que antes, los latidos, la respiración, el movimiento. Ahora su pubis no frotaba en la piel del centauro, golpeaba en la cruz de éste con cada tranco que daba el caballo. El momento de saltar el obstáculo fue lo que hizo a la princesa darse cuenta de lo que estaba experimentando. Aquel pequeño vuelo le hizo ser consciente del placer que le daba el montar al centauro. Y cuando los cuartos delanteros del caballo tocaron al suelo y ella choco de forma violenta contra la espalda y el lomo del centauro, notando el golpe en su entrepierna, tomo una decisión. Y antes de que el centauro perdiese la inercia ganada para el salto, le susurro al oído :
– No te detengas, sigue, sigue galopando mi centauro .
Y con un resoplido como respuesta Argyle siguió al galope.
Si bueno era el montarlo ,aquello era sublime. A un caballo no le dabas ordenes, con el centauro lo acababa de hacer. Montaba a un animal, pero dominaba a un hombre. A Aliana le gustaba montar y el centauro podía darle esta satisfacción, pero por un caballo no podía sentir la atracción que sentía por Argyle. Lo que habia empezado como un problema al perderse y habia seguido con una humillacion ,estaba convirtiendose en un descubrimiento mas que importante.
No supo cuanto duro la carrera, pero si que se le hizo muy corta. El centauro paro suavemente, ahora sí, cansado. Encorvando la espalda y tras coger aire le dijo a la princesa :
Puedes desmontar, ya hemos llegado. Cruzando el río esta tu mundo, yo no puedo avanzar mas allá.
Habían llegado a una pequeña explanada en la que el río describía un pequeño meandro y todo y que debido a la vegetación no alcanzaba a ver mas allá del ángulo de la curva, la princesa reconoció la zona como un lugar en el que ya hubiese estado. El agua era azul y limpia, no como en la zona pantanosa en la que despertó. Entre los arboles, se veía el perfil de colinas y montañas que le eran familiares. Al otro lado la vegetación no era tan espesa y frondosa como la que habían visto hasta ahora. No había duda había llegado a los dominios de sus padres.
– Sí , es verdad. Todo y que queda algo apartado de la vista ,creo que ya he estado aquí con anterioridad – comento Aliana a la vez que pasaba la pierna sobre el lomo de Argyle para desmontar.
Dicho esto Aliana desmonto de Argyle y al no tener estribos donde apoyar su peso, debió de hacerlo agarrada a la cintura de éste. Una vez hubo tocado el suelo y sin dar tiempo a que la princesa separase sus manos del cuerpo del centauro, este reculo hasta quedar a la suficiente distancia para poder admirarla. Desde aquí pudo contemplarla otra vez. Sus hermosas piernas, las proporcionadas caderas complementadas por su perfecta cintura y unos senos, algo mas grande de lo que tocaría por proporción, que habrían estado a punto de salirse del corsé en algún momento del trayecto. Al volver a ver el vello del pubis sintió la exitación que había tenido al principio del viaje. Para eso había decidido que fuese vestida de esa guisa , todo y que no había disfrutado de su visión lo había hecho al llevarla encima. Quizá hubiese sido buena idea el haber hecho alguna parada y así tener ocasión de admirarla durante mas rato. Le había hecho vestirse así como pago a su servicio de monta, pero jamas hubiese imaginado el placer que sintió mientras llevaba a Aliana sobre su lomo.
Aliana reparo en el ligero escozor que sentía en la entrepierna. También tenia la parte interna de los muslos algo enrojecida. Si ese era el precio de montar sin silla a un centauro, no le pareció nada caro. Se estaba acariciando las nalgas cuando alzo la vista y vio como Argyle le miraba de forma lasciva. Hubiese pensado que la desnudaba con la mirada de no ser por la poca ropa que ya llevaba. Pero ahora lejos de sentir pudor por la situación ella le devolvió la mirada con deseo.
La princesa empezó a acercarse al centauro con decisión. Cuando estuvieron enfrente el uno del otro, el centauro se llevo una pequeña sorpresa. El esperaba alguna ligera muestra de agradecimiento, un abrazo o un ligero beso, para luego pedirle el vestido y despedirse. Pero ignoraba que el viaje había producido el mismo efecto en la libido de la princesa que en la suya, que los dos compartían deseos. Aliana, como si esquivase la fisonomía humana de Argyle, se dirigió al costado izquierdo del centauro. Argyle giro sobre su cintura para seguir contemplando a la princesa y esta a su vez lo hizo sobre todo su cuerpo, andando ahora marcha atrás. Sin perderse la miradas lenta y suavemente la princesa poso ambas manos sobre la parte de caballo de Argyle. Su mano y antebrazo derechos fue recorriendo con caricias la parte superior del animal cruz, lomo y grupa. El trayecto de la mano izquierda fue por el costado. Esta empezó justo por encima del hombro equino del centauro, paso por las costillas muy lentamente, describiendo un circulo, acariciando los huesos, como si de un arpa se tratase. Luego descendió hasta el vientre para desde allí dirigirse a la ijada equina y detenerse en la babilla.
Con una ligera sonrisa Aliana se agacho. En cuclillas y apoyandose en la pata izquierda de Argyle giro sobre si misma y dirigió la mirada hacia la entrepierna equina. Para ganar equilibrio se arrodillo y sin peligro de caer comenzó a acariciar la vaina del animal.
Argyle había seguido todos los movimientos de la princesa, todas las caricias. Había visto su maliciosa sonrisa y como desaparecía debajo de su cuerpo. Ahora no tenia necesidad de mirar, sabia lo que estaba pasando, Aliana estaba ahí abajo masajeando su vaina. Ninguna mujer antes había estado allí, ni ningunas manos la habían tocado. Soltó la prenda que llevaba de la princesa al suelo.
Aliana asió con ambas manos el colgajo que guardaba el miembro del centauro y lo recorrió con caricias una y otra vez hasta que el miembro empezó a desenfundarse. Recibiéndolo con caricias de sus labios y algún que otro beso. Aquello que Argyle había esperado en su torso humano, se le estaba ofreciendo en su entrepierna equina. Viendo el éxito de su labor dirigió sus manos a los testículos del centauro, palpándolos y recorriéndolos con sus manos bien abiertas. Con suave contacto de sus yemas recorrió la superficie de estos, como si fuera una pitonisa observando el futuro en una bola de cristal. Aliana se los acerco a sus labios y también los obsequio con un beso a cada uno. Luego siguió con el ya desenfundado pene del animal. Lo volvió a besar. Lo recorrió con su lengua de principio a fin en varias ocasiones. Hasta que por fin, cuando hubo llegado al glande, giro su cuello para obtener mejor posición y poder acariciarlo con la parte superior e inferior de la lengua. La joven apretó fuerte y lo introdujo en su boca. Mientras ,con las manos iba masturbando el ya duro miembro de Argyle. Una vez dentro lo exploro con su lengua, pasándola una y otra vez , lamiendo la parte de verga que había podido meterse en la boca y mostrando especial interés por el orificio que había en ella y por el que debía de salir el semen. Volvió a iniciar el manoseo de la tranca, y a la vez que lo frotaba ,inicio rítmicos movimientos con su cabeza ,para introducirse en su garganta cuanto podía de la gran tranca.
Electrificado por sus sentidos , Argyle se había quedado parado, sumido en un enorme deleite y jadeando. El contacto de su verga en el paladar de Aliana le estaba llevando al máximo del placer, pronto descargaría. Pero Argyle no quería llegar al clímax desde ahí, quería hacerlo penetrando el orificio por antonomasia, quería disfrutar de la vagina de la princesa. Su intención era la de recogerla del suelo y llevarla hasta los restos de un antiguo muro .Allí la recostaría sobre la piedra y la altura de la pared aproximaría a la princesa a su verga, haciendo las veces de lecho. Argyle retrocedió un poco, con lo que la princesa perdió de su boca la enorme golosina.
Aliana no quería perder el liquido que estaba a punto de obtener por su tarea de felatriz. Incapaz de concebir otro tipo de placer intento recuperar para su boca el miembro del centauro. Pero el intento fue frustrado. Argyle, con su intención de poseer a la princesa, empezó a girar sobre sus patas delanteras con cuidado de no pisarla y esto hizo que la princesa se llevase un golpe en las mejillas con la larga, dura y descontrolada tranca equina.
Tras recibir el impacto, Aliana se quedo quieta y le permitió al centauro la iniciativa que ella había tomado hacia un rato.
Argyle volvió a encontrarse con la visión de la princesa. De rodillas sobre la hierba, sudando y excitada. La cogió por las axilas y la llevo sin mas preámbulos al viejo muro. Aliana adivino el deseo del centauro, poso sus desnudas nalgas sobre la tapia y se tendió sobre la dura y estrecha cama. Por fortuna la altura de la pared no era mucha y podía mantener el equilibrio tocando con las puntas de sus zapatos en el suelo. Evidentemente la postura no era cómoda, con lo que tras unos pequeños movimientos intento acomodar su cuerpo a la superficie de las rocas.
Tendida, insegura, intentando no caer y con las piernas separadas.
El centauro cambio las intenciones por un momento y decidió devolver los favores realizados por la princesa a su falo. Se arrodillo y dirigió su boca a la entrepierna de la muchacha. Con nula experiencia, pero con suma deificación y agradecimiento, su lengua fue pasando una y otra vez por el pubis y por la vagina de la noble joven. Dado que la princesa tampoco conocía mucho mas placer que el que le habían proporcionado sus manos y alguna que otra caricia de alguna dama de honor, el contacto de la húmeda y cálida lengua de su amante le hizo estremecer de placer. Arqueo su espalda, y por miedo a no perder su manjar, el centauro la cogió por la cintura para que no cayese del muro.
Poco rato mas dedico a la tarea de lamer el sexo de la princesa y decidido a probar los placeres de la carne, sus manos se dirigieron al escote del corpiño de la princesa. Desanudo un poco lo que quedaba del vestido y sin mucho miramiento se expuso los pechos de la princesa ante el. Los masajeo y magreo durante un corto tiempo , sintiendo la turgencia de su carne y la suavidad de la piel , pellizco los pezones muy suavemente y volvió a cambiar de tarea.
Argyle decidió que era el momento de usar su menbruda tranca. Para ello debía de avanzar un poco su posición para que esta llegase a su destino. Argyle separo un poco sus patas delanteras, había de avanzar dando cabida a la princesa y al muro en el que estaba recostada.
Aliana volvía a estar bajo la parte equina del centauro. De pronto noto sobre sus piernas el paso de la ya húmeda tranca de Argyle. Balanceaba de banda a banda intentando hacer blanco en su entrepierna. La princesa decidió dirigir la gran vara del equino a su vagina y facilitarle el trabajo. La noble mamporrera, notando la presión del miembro de Argyle sobre su vagina, alzo, separo mas las piernas y se aferro a los costados del centauro. Como si montase un corcel de forma invertida, la princesa se dispuso a recibir en su cavidad la dura verga de la que había sido su montura.
El centauro , consciente de la diferencia de tamaños, empezó la penetración de forma suave. La humedad de ambos sexos y el viaje a horcajadas de la princesa facilito el inicio de la penetración. Aliana empezó a notar como el erecto pene iba abriéndose camino en sus carnes.
Cuando ya tuvo en su interior una buena parte de la tranca, Aliana intento acallar una grito de dolor a la par que arañaba los flancos de su amante. Argyle se detuvo y retrocedió.
– No, no pares. Sigue, acaba, acaba – le alentó la princesa.
Argyle volvió con las lentas embestidas, pero ahora con el camino ensanchado era mucho mas fácil .
Lo que para la princesa antes había sido dolor ahora se torno en placer. Volvió a sentir los latido de Argyle, ahora en las venas de su falo y el calor de su cuerpo sobre ella. Aliana empezó a gemir y a contonearse, mientras el centauro movía su flexible y aspero miembro en su interior, y sin controlar su cuerpo fue encadenando una serie de orgasmos. La princesa apretó fuertemente las piernas contra el cuerpo equino del centauro y subió su pelvis hacia el vientre de este, en un intento por llegar a tener dentro de si todo lo que su vagina admitiese de falo animal.
Argyle también estaba abocado al éxtasis. Se movía en el dilatado interior de la princesa y ahora , acostumbrado al tamaño de su pene, los vaivenes eran mas fuertes y rápidos, llegando ya al final del recorrido vaginal..
La princesa se quedo ensartada y quieta. Argyle había variado el ritmo y ahora los movimientos eran muy cortos, pero profundos. Aliana pensaba que le perforaría hasta el vientre.
Argyle exclamo de placer.
La princesa ,de pronto, noto un profundo y húmedo calor en su interior. A lo que también le sobrevino su orgasmo, que desde su epicentro le recorrió con un temblor todo su cuerpo. Fallándole la fuerza en las piernas separo estas del cuerpo del centauro y la polla del caballo fue retrocediendo en su interior, llenando el espacio que dejaba tras de si por un torrente de cálido semen. Quedando liberada de la lanza que tenia clavada y tumbada sobre las piedras.
Del falo del centauro seguía brotando el blanco liquido y todavía con suficiente tensión en su miembro, fue esparciéndolo por el cuerpo de la princesa. Aliana también quería probar el sabor del blanco elixir y ,con su sexo encharcado y su cuerpo bañado en semen, fue moviendo la espalda sobre el duro lecho hasta llegar a la punta del animal y recibirlo en su boca. Absorbió cuanto mano de allí e incluso limpio las gotas que restaban en el miembro.
El centauro empezó a retirarse de encima de la princesa. Extenuado , doblo sus patas y se sentó al lado del muro, junto a la princesa. Esta, bañada en semen, también varió su posición en el incomodo lecho. Se irguió y se sentó sobre un costado del muro mirando a su amante. No podía cerrar las piernas y de su dilatada vagina salían borbotones de semen, mezclados con sus propios fluidos. Bajo de la pared y se tumbo boca arriba, con las rodillas dobladas y separadas, juno a Argyle.
Los dos se quedaron mirando fijamente y a la vez que fueron disminuyendo sus jadeos cayeron en un ligero sopor.
Despertaron al oír unos ruidos en la lejanía. Eran sonidos de cascos de caballos, trompetas y gritos de hombres. Rapidamente se dieron cuento de lo que pasaba: eran soldados del rey que habían salido en busca de Aliana. Debian de actuar con celeridad si no querían verse sorprendidos por la batida en aquella indecorosa situación
– Oh Dios mio ! ¿Que hacemos ? – exclamo asustada Aliana.
-Aliana, rápido, debemos de separarnos !. No me pueden ver a tu lado. No pueden verme, para ellos no existo.
– Por favor Argyle no me dejes sola y con este aspecto. Que dirán si me ven así. Huelo a sexo y…
– Tranquilizate. Hay tiempo antes de que lleguen – serenando a la princesa el centauro se acerco a recoger del suelo la parte del vestido y se lo ofreció -. Te diré lo que has de hacer. Mira, has de cruzar el río, es estrecho y el agua apenas te llegara a las rodillas. Una vez al otro lado ya veras que hay un lago, créeme te resultara muy familiar, allí deberás de tirarte vestida al agua y así podrás quitarte los restos de semen. Di que torpemente te has caído. No te pongas el vestido, esta limpio y así tendrás algo seco que ponerte luego.
– Y tu que harás Argyle?
– Yo debo de desaparecer. Me hubiese gustado despedirme de otra manera…todo y que no ha estado mal.
Aliana se ruborizo.
– Me refiero ha haber tenido mas tiempo para explicarte donde has estado. Y que soy yo – expuso el centauro.
– Un centauro, un ser maravilloso alguien del que no quiero separarme.
– Pero debemos hacerlo. ¿Recuerdas lo que te dije antes de que me montases, cuando dijiste que los centauros somos fantasía ?
– Sí, lo recuerdo -respondió la joven .
– Pues bien, somos fantasias. Has estado en un mundo de fantasía, pequeño, pero por algo se empieza y lo has hecho muy bien. Al otro lado del rió esta esta el tuyo, y ahora has de volver.
– ¿Fantasía ?, yo te he montado, he ido a tu espalda y estoy cubierta de tu leche. Existes !
– Sí, existo, me estas viendo, es verdad. Entonces es que existo, tanto yo como todo el bosque por el que hemos cabalgado.Otra cosa es que también sea una fantasía.
¿Que es mas real, tu mundo o este, tus sueños o tus vivencias? Los sueños, las fantasias, se pueden conseguir, hay gente que cuando sueña o fantasea con algo va hacia ello e intenta alcanzarlo. A algunos les cuesta mas a otros menos, unos lo consiguen y otros no, pero la fantasía ahí esta. Aquí esta, esto ha sido!. Es difícil de explicar, muy paradójico. Somos reales porque existimos en fantasias. Hay un salto entre este bosque y tu mundo, lo que vivas aquí puede ser muy bueno y bastante real, pero deberás saber que estas en una fantasía, en una especie de juego y tarde o temprano deberás de volver. Tan malo puede ser no realizarlas como abandonar tu mundo para estar siempre aquí.
– ¿Pero nos volveremos a ver ? -inquirió con pena la joven .
– Siempre y cuando tu quieras volver a montar un centauro. Tu decidirás cuando realizar tus fantasias, diferenciarlas de tu vida real, de tus obligaciones y seras feliz.
– Entonces volveré a venir para verte otra vez. Todo y que hasta hoy nunca me había planteado el montar un centauro.
– Seguro que es cierto. Pero a lo mejor , y no hace falta que contestes, si que has deseado montar un hombre y que este te llevase sobre su espalda.
La princesa se abrazo al centauro, siguiendo con un apasionado beso mientras que las manos de uno recorrían la espalda del otro. Argyle cogió a la princesa por las nalgas y la levanto del suelo. Mientras la llevaba hacia el cauce del río, la joven cruzo sus piernas tras la espalda del centauro para seguir abrazada a el, en su deseo de no separarse todavía de su amante.
– Venga, los soldados se acercan – dijo el centauro.
La princesa hizo caso del centauro y separo sus piernas. El centauro la dejo en el suelo, apoyando sus manos en los hombros la giro y cuando la tuvo de espaldas la atrajo hacia a el, con sus manos sobre los senos de la princesa. Los apretó y manoseo, pellizco sus pezones y le beso el cuello, intentando tomar este último contacto como despedida.
La exitación de ambos volvió a subir en ese instante.
Argyle se separo de la princesa y con el fin de no ceder al deseo de ambos, y para que la princesa empezara ya a cruzar el río, la azuzo con una fuerte y sonora palmada en su perfecto trasero.
La sorprendida princesa , tras un grito de dolor y sorpresa, aprovecho la inercia del azote para empezar a cruzar el pequeño arroyo. A la vez que acariciaba su marcado trasero.
Llego al otro lado sin mas problema que el de mantener el equilibrio al pisar los resbaladizos guijarros del lecho del río, y tal y como dijo Argyle este no era profundo. Giro la vista para despedirse, pero el centauro ya no estaba. Igual que en su encuentro, lo único que vio fueron unos matorrales moverse y los cuartos traseros de un caballo que desaparecían entre ellos.
Al volver la vista al frente entendió lo que quiso decir Argyle. Al cruzar el río el campo de visión de Aliana se hizo mas amplio, la vegetación que al otro lado le tapaba la vista ahora no estaba y le permitió ver que el río, a los pocos metros, desembocaba en un lago. Era el lago en el que solía navegar, el que estaba cerca del castillo. También vio que no muy lejos estaba el embarcadero y allí estaba, para su sorpresa y sin explicación alguna, la pequeña barca que había cogido por la mañana y con la que había ido a parar a aquel desconocido pantano.
Con el ruido de cascos y ladridos de fondo, que indicaba que se acercaban soldados del rey, Aliana echo a correr en dirección a la embarcación. Una vez hubo llegado tiro el vestido que llevaba en las manos dentro de la embarcación. No daba crédito a sus ojos, dentro de esta estaba su ropa interior, la que había puesto a secar después de haberse dado aquel baño matutino. Antes lo hizo por placer, el de ahora seria por necesidad, para lavar su ropa.
Aliana se zambullo en el agua. Mientras esperaba la llegada de los soldados y para favorecer la limpieza de sus ropas, iba frotándolas a fin de que se limpiasen con mayor rapidez.
Los soldados llegaron y Aliana explico el porque de su situación, que había caído de la barca tras darse un bano. También que se había quedado dormida mientras estuvo navegando en el lago.
Debido a esa demora el caballo de Aliana había vuelto al castillo sin su amazona y esto había hecho despertar la alarma de los habitantes de este, saliendo una patrulla en su búsqueda.
Regresaba a su castillo tapada únicamente con la capa que le había prestado un soldado y agarrada a la espalda del capitán que dirigia la batida que habia salido en su busca. Compartian el caballo y debia ir fuera de la silla, pues no habia sitio para los dos. Asi que por recomendacion de éste habia puesto el vestido que le habia roto Argyle a modo de cojin y hacer mas comodo el regreso , pues segun el capitán la piel de los caballos era muy aspera para un joven princesa como ella.
Sin que nadie se diese cuenta, el vestido no tardo en resbalar y caer al suelo. La princesa hizo la vuelta a casa sobre la grupa de un caballo, notando todo el calor y el movimiento del animal en su desprotegida y sensible entrepierna.
Fin.
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