La granja y sus mascotas (1)
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por kike176.
Contratamos un Veterinario que regularmente visitaba los animales, los vacunaba, limpiaba las mascotas y daba las instrucciones que mantenían la granja en buena producción.
Un día Sábado, que descansábamos en el living, con la chimenea encendida que mantenía un ambiente muy cálido ese día de Invierno, mi tía sentada en el sofá frente a la Televisión, veía un programa con el control remoto en la mano y su gran danés Igor a sus pies.
Ella vestía una falda negra un poco arriba de sus rodillas y una blusa blanca abotonada. Yo entre ella y la Tv, acostada en la gruesa alfombra, me distraía hojeando los últimos libros de medicina que había estudiado. Por el calor ambiente me había sacado los pantalones, y puesto una mini azul con mi blusa amarilla también abotonada. La miré y me fijé que tenia las rodillas muy juntas, ella viendo su programa me miró de soslayo, y vio que le había mirado las piernas, no le di importancia y seguí hojeando mis libros, inconscientemente, volví a mirarla y vi que había separado las rodillas un poco, lo suficiente para que se notara. Me sentí un poco sorprendida, porque algo sentí en el estomago, como cosquillas y debo haberme puesto algo colorada porque noté que Eliana me había mirado. Bueno, me dije son cosas nada mas, y volví a mi libro. No pude dejar de volver a mirarla, estando a no más de dos metros de ella, pude ver que ya había abierto sus piernas a todo lo que daba la falda, y podía ver el entrepierna blanco de su calzón, con el característico bulto de su zorra no depilada. No pude apartar la vista por unos minutos, y me encendí de calor, ya sentí mi vulva y calzón mojados. La tía me miró, y con una sonrisa se paró, lo que me hizo pensar que algo le había molestado, así que me sumergí en mi libro. La vi volver por el rabillo del ojo, y regreso a ver la Tv, no pude impedir volver a mirarla, y para mi asombro, volvía a tener las piernas separadas a todo lo que la falda le permitía, pero no vi nada blanco en su entrepierna, si negro. Pensé que se había cambiado de calzón, pero para mi sorpresa, ya no tenia calzón y lo que yo miraba era su gran zorra muy peluda, y con una línea roja al medio.
Quedé hipnotizada mirando, con la cara roja del calor que sentía, con mi vulva ya muy mojada y palpitante por este nuevo deseo que nació en mi. Nos miramos fijamente y ella con una sonrisa, se levantó la falda hasta sus caderas, abrió más sus piernas, y con sus manos abrió los labios de una gran vagina que se mostraba muy roja y brillante de jugos. Con un gesto cariñoso me indicó que me acercara, estando yo en el suelo gateé hasta ella y apoye mi cara en su muslo, ahí ya sentí el olor agridulce de sus jugos vaginales, tocó mi cabeza y la acercó a su vagina abierta, instintivamente saqué mi lengua y me puse a lamer, de abajo hacia arriba, barriendo los labios abiertos mas y mas, deteniéndome a chupar su clítoris inflamado y rojo de sangre, Eliana gemía y gemía abriéndose ya al máximo sus labios, permitía que llegara ya muy adentro de ella con mi lengua, absorbiendo todos sus jugos gota a gota. Sus gemidos ya llegaban a ser gritos de placer, me tomó de la cabeza y la enterró en su zorra con fuerza, sintiéndome ahogada por sus jugos que brotaban como manantial, ella en un paroxismo de deseos levanta sus caderas e impulsa mi cabeza para que mi boca, lengua y nariz queden dentro de ella, y en un grito final de gozo se relaja y me suelta con un orgasmo tremendo que le hace salir lagrimas del gozo logrado.
Luego me pide que con mis dedos le sobe los labios de su vulva, los hice con dos dedos y luego con tres haciéndole un suave masaje, ella con suavidad tomó mi mano y me dijo, Anita métela entera y despacio hasta adentro, los hice poco a poco hasta que vi perderse dentro de ella toda mi mano, Eliana tomo mi brazo y usándolo como un consolador se lo insertó hasta sus profundidades, donde yo sentía que mi mano nadaba en una olla caliente llena de una pasta muy, pero muy resbalosa, mi estado ya era al límite de resistir lo que estaba gozando, mis jugos ya como chorro mojaban mis muslos y hacían una poza en la alfombra. Sentí algo frio entre mis nalgas al estar en cuatro lamiendo la vulva de Eliana, luego fuertes lengüetazos entre mis muslos, di un respingo y mi tía me dijo, no te alteres es mi regalón Igor que también quiere participar, déjalo que disfrute de tus jugos, el ha olido todo y debe estar muy excitado, yo muy asustada con ese tremendo perro que parecía ternero, quedé estática. Eliana se agacho y me saco los calzones y la mini dejándome el culo al aire, lo que permito al perro aumentar sus lamidas hasta ya lo máximo, desde al clítoris hasta el ano, sentía que me desmayaba de placer con esa inmensa lengua que casi me partía en dos, y me empujaba hacia adelante, mi tía atenta a todo, me vio media complicada a pesar de mi placer, y como para enseñarme que todo iba bien, me dijo, déjame a mi con Igor, haciéndome a un lado. El perro inmediatamente incrusto su hocico en el entrepiernas de Eliana, ella luego lo hizo, con mucho esfuerzo a un lado; y sacó debajo del cojín dos terrones de azúcar pasándomelos a mi. Ana por favor métemelos con toda tu mano hasta adentro, mirándola me lo repitió, si son para Igor, es su premio.
Metí nuevamente mi mano entera en sus interiores y dejé ahí los terrones de azúcar. El perro que miraba atentamente, al sacar yo mi mano, se lanzo al entrepierna, y abriendo ella con sus manos su zorra al máximo permitió que el perro introdujera toda su lengua en la vagina, buscando los terrones antes que se deshicieron, Eliana gemía casi como una loca, sacó un terrón y luego volvió a meter su lengua entera buscando el otro, seguía buscándolo, cuando ya Eliana iba como en su cuarto orgasmo gigantesco, no podía mantenerse tranquila, cuando el perro saco el azúcar altiro se paro en dos pata sobre Eliana sacndo una henorme herramienta, roja, ancha, llena de venas que de verla me dio espanto pensar que iba a hacer, mi tia me dijo casi susurrando, ayudame Anita, tómasela y apuntala a mi vagina para que entr luego, la tome y puse su punta goteando en la entrada de su vulva, al sentirla el perro, embistió hacai adelante y de un primer movimiento la ensarto por entero adentro, con un grito tremendo de Eliana, crei que le había roto algo, pero al ver su cara, supe como gozaba, el perro empezó con sus movimientos muy fuertes, adento y afuera, cuando le vi una tremenda pelota en la base de su pene, como una pelota de tenis si no mas grande, me dio un susto tremendo que se la fuera a meter y mire a Eliana, por su mirada me di cuenta que eso es lo que ella esperaba, entre empujon y empujon, el perro en un esfuerzo final logro meter la pelota hasta que solo quedaron afuera sus testículos golpeándole el culo.
Mi tia dio un tremendo grito, y boto un chorro de liquido que cayo a la alfombra, seuia el perro con una fuerza tremenda, hasta que sentí a mi tia gritar mas y mas “ me esta llenando Anita”, los fluidos mezclados salian a borbotones y chorros para afuera de su vulva, hasta que en un empuje final, el perro y mi tia ya desmayada de placer se relajaron, el perro descansando encima de ella. Yo me había masturbado mirando y viendo este tremendo espectáculo que no me lo había imaginado nunca y que me lleno de placer.
Mis próximas aventuras en la granja iran a continuación, gracias por leerme, Anita.
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