la inexperiencia me llevo a tener la mejor experiencia de mi vida
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por suap.
Cuando cumplí 23 años renuncié al convento donde sería ordenada como monja, realmente lo hice porque me enamoré de un muchacho joven quien se encontraba realizando su preparación para ser sacerdote
Por cierto él también renunció a sus estudios, nos enamoramos, fue una decisión concertada que habíamos acordado en unos de nuestros encuentros en un retiro espiritual donde nos besamos por primera vez, de hecho era la primera vez en mi vida que sentía el beso y el abrazo de un hombre, fue por largo rato, estuvimos besándonos y abrazándonos por al menos media hora escondidos entre los árboles del campamento, recuerdo que sentía algo extraño en mi vagina y al ir al baño pude ver que se trataba de mi lubricación que en aquel momento no sabía que cosa era eso
Estaba algo confundida y pensativa pero muy ilusionada con Pedro, ese es el nombre del hombre que deseaba fuese mi esposo, luego de la renuncia, establecimos una relación tipo noviazgo, donde el me visitaba casi todas las tardes luego de finalizar sus labores en un empleo que había conseguido, mis padres siempre llegaban luego de las 8 o 9 e inclusive hasta la media noche, ya que teníamos una empresa familiar que había que atender a tiempo completo, por ser hija única me quedaba sola con mi mascota John, un Dálmatas de 2 años, durante las visitas de Pedro, tenía el tiempo disponible inclusive para hacer el amor si eso quería, pero me formé con ciertos valores de respeto que agradezco a mis padres y abuelos, sin embargo, al estar sola con Pedro nuestros encuentros eran muy efusivos, a medida que transcurría el tiempo íbamos progresando en cuanto a lo que hacíamos
Al principio eran sólo besos y abrazos, al cabo de un tiempo dejé que tocara mis senos por sobre la ropa, o apretara mis glúteos, cada experiencia que iba conociendo era nueva para mí y era muy excitante, luego él recostaba su pene erecto ambos vestidos pero sentía su erección y esto me producía una excitación y una sensación muy placentera, realmente yo quería más, necesitaba sentir más sin embargo todos eso días tenían en común que Pedro se iba a su casa y yo quedaba en cierta forma incompleta, sentía que algo me faltaba, era una especie de frustración física y mental, era una ilusión muy fuerte, varias veces le veía cuando su vehículo se alejaba y luego de cerrar la puerta me sentaba en el sofá cruzaba mis piernas fuertemente y me retorcía porque sentía un cosquilleo en mi vagina casi incontrolable que se disipaba al cabo de unos minutos, de allí corría al baño a lavarme ya que me ocurría eso que no sabía lo que era ¡¡¡ tan simple como mis pantaletas mojadas por la lubricación producto de la excitación, pero que realmente en esos días pensaba que yo era anormal ¡¡¡¡ que inocente era ¡¡¡ a veces Pedro me llamaba por teléfono al llegar a su casa y entre las conversaciones que teníamos surgía el tema de la parte fogosa de lo que hacíamos y me excitaba nuevamente pero como generalmente ya estaba en la cama así dormía con mi vagina llena de mis jugos
Un día pasado ya varios meses de noviazgo mis padres estaban de viaje en la apertura de una nueva sucursal de la empresa luego que Pedro se fue de mi casa corrí al baño y al encender la ducha tipo teléfono o bidé para lavarme la vagina sentí una sensación agradable que me producía el chorro de agua golpeando mi vagina, me asusté y apagué el chorro de agua y continué lavándome a mano con un recipiente, pero estaba pensativa sobre esa situación, no entendía porque un simple chorro de agua se sintió tan agradable, pero bueno olvidé lo ocurrido y dormí toda la noche, siempre en mi cuarto a mi lado en el suelo dormía John, mi mascota, llegado el verano el calor me hacía dormir desnuda o en pantaletas como siempre lo había hecho durante toda mi vida, era parte de la rutina normal de mi casa, solo que en mi caso era el primer verano que pasaba con John ya que durante el verano anterior yo estaba en el convento, fue una noche que quedé excitada me lavé fui al dormitorio me recosté y mi perro John subió a la cama esa era su rutina desde que regresé del convento y como siempre comenzó a olfatearme mis pies y pasaba uno que otro lengüetazo, de allí se volteaba y lamía mis costillas y parte de mi abdomen, o mi cuello todo según le apeteciera, pero siempre me acariciaba muy amablemente pero mis caricias predilectas eran las del abdomen yo para esto subía mis pijamas porque esto siempre había ocurrido antes del verano, pero ese día estaba desnuda por vez primera con John por la llegada del verano
En se momento recibí una llamada telefónica de Pedro y como cosa rara me mojé, como siempre, la llamada transcurría y mantuve a John quieto a mi lado con mi mano mientras hablaba con Pedro de cosas subidas de tono, sin embargo, John, lamia mis costillas recuerdo que como era la primera vez desnuda sentía el calor de su cuerpo a mi lado y era bastante agradable al finalizar la llamada le ofrecí al perro mi abdomen eso me relajaba mucho, eran mis caricias predilectas, John lamía bien entusiasmado y yo lo disfrutaba mucho, pero por estar desnuda, ese perro se fue a lamer mi vagina que me tomó por sorpresa y de un salto me coloqué de lado en seguida pero a conciencia de que me había gustado lo que sentí habían sido, calculo yo, unas cinco o seis veces las que pasó su lengua entre los labios mayores de mi vagina y hasta tocó mi clítoris pero de cualquier forma me hizo estremecer, con mi inexperiencia al estar de lado sobre el colchón el perro accedió por la parte trasera y una vez más pudo meter varias veces su lengua hasta mi clítoris y allí sí que di un suspiro y la vista se me nubló un poco, pero pude recostarme nuevamente sobre mi espalda y el condenado perro nuevamente insistió por el frente logrando una vez más hacerme estremecer con varias lamidas consecutivas que no voy a negarlo me gustaron y hasta tuve un par de jadeos involuntarios
Opté por tapar mi vagina con ambas manos, mientras yo intentaba tomar el control de la situación, el perro pasaba su lengua en repetidas ocasiones sin descanso por sobre mis manos y algunos de sus lengüetazos acariciaban la parte interna de mis muslos y mi abdomen muy cerca de mi vagina mi parte inguinal, y así fue insistiendo y yo fui cediendo porque realmente me gustaba lo que sentía ya casi rendida a sus lamidas fui aflojando ambas manos y su lengua fue encontrando poco a poco mi vagina hasta que algo me hizo arquear mi cintura, la vista se me nublo perdí el control sobre lo que hacía cada lamida era una sensación nunca antes vivida, jadeaba sin control, sentí que algo muy placentero me estaba pasando, tuve una explosión nueva para mí
Luego me recuperé, y al cabo de un rato de seguir recibiendo esas lamidas repetí esa explosión, eran dos orgasmos que había sentido pero yo en ese momento no sabía lo que era un orgasmo, ya más recuperada y saciada me levanté corriendo al baño a lavarme, me sentía sucia, pero complacida, sentía un alivio enrome una tranquilidad interior muy agradable. Repetí esto cada noche durante varios meses, pude experimentar nuevas sensaciones indescriptibles y no me arrepiento, fue algo que se inició en forma espontánea, por inexperiencia, pero fue algo muy hermoso!!!
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