La mascota de mi amiga me hizo suya; Autor: perra FIEL
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Ya en mi casa esa estaba caliente, deseando sentirme bañada de esos jugos el interior de mi trasero, pero como no había ninguna cerca, decidí masturbarme viendo páginas pornográficas en Internet, cuando entro a una y veo fotos de una mujer como de mi edad que estaba siendo montada por ¡un perro!, me excité aún más de lo que ya estaba, y recordé lo que me dijo Diego mientras me penetraba, que sería una excelente perrita, me quedé pensando en eso mientras me masturbaba hasta llegar al orgasmo.
Días después llegando a mi casa vi a un perro que se quería montar una perra pero la perrita no se dejaba, yo miré el miembro del perro y era grandísimo, se me hizo agua la boca con solo verlo, pero no me lo pude llevar a mi casa, y me masturbé al llegar pensando como ese perro me hacía su hembra, cuando recibí la llamada de mi amiga Erika, diciéndome que si conocía alguien que tuviera una perrita hembra porque quería cruzar a su perro pero no encontraba a alguien de confianza para pedirle, entonces se me ocurrió que talvez yo pudiera ser la perra de la mascota de mi amiga, y le dije que sí pero que era yo quien debía llevarlo, mi amiga aceptó y al día siguiente me trajo al perro, era un siberiano con ojos azules, de color blanco con negro, yo me alegré muchísimo al verlo y pensé que me iba a hacer suya esa misma noche.
Al tenerlo en mi casa le dije al perro: Diablo (así se llamaba el perro) esta noche vas a tener a tu perrita, lo dejé en mi casa y salí de compras, compré un sostén y un calzoncito nuevo de color rojo por que me encanta ese color, al llegar a casa, me di una ducha a la vez que imaginaba a Diablo haciéndome su hembra.
Salí de la ducha y me puse la ropa interior especial que me compré para ese momento, miré al perro a los ojos y le dije, tu te vas a comer todo esto en un momento, no sabía como hacer para que el perro me montara, entonces recordé que las perras en celo atraen a los machos por su olor por lo que empecé a masturbarme delante del animal, además recordé que tenía entre la ropa sucia el calzoncito con el que me había masturbado días antes, lo saqué y se lo di al perro, al principio lo olfateó y luego comenzó a lamerlo, al ver eso comencé a excitarme mucho más, lo llamé para que me viera, extendí mi mano que estaba con mi jugo y la comenzó a lamer también, acerqué la mano a mi vagina y al oler también ahí mis jugos el perro comenzó a darme una lamida espectacular, yo gritaba de placer ¡Aaaaahhhh, uhmmmmmmm, sigue, Diablo, sigue!, el perro se metía con su hocico cada vez más en mi , cuando no pude más y comencé a buscar su miembro con mi mano y al tocarlo salió de su capullo, crecía más y más y yo pensaba ¿Cómo me va a entrar todo eso? pero no me importaba solo quería que Diablo me montara como una perra, como lo que soy.
Entonces bajé y vi su enorme miembro de perro, roja y bien parada, me la metí a la boca con cierto recelo pero al probarla me sentí como en el cielo entonces como el perro estaba excitadísimo comenzó a bombear en mi boca como si estuviese en mi vagina, yo estaba encantada, pero yo quería sus jugos dentro de mi, entonces la saqué de mi boca porque creció aún más y casi me ahogo, me terminé de desnudar y apoyándome en el sofá le entregué mi vagina y mi culo a ver donde entraba y el perro, al parecer entendiendo, se trepó rápido ya que en mí veía a su perra en celo.
Su miembro hacía de todo por entrar en mí pero no embocaba entonces agarré el miembro de Diablo con la mano y la dirigí a la entrada de mi vagina, al sentir la entrada de mi concha en la punta de su pene el perro entró sin compasión y me la metió entera de un solo tranco, yo grité de dolor por que pensaba que me había hecho daño, cuando me empezó a embestir de una manera criminal, yo gritaba ¡bájate, ya no quiero, me haces daño!, pero el perro no entendía y arremetía aún más fuerte contra mi vagina, y de pronto comencé a alcanzar el orgasmo y mis gritos de dolor se esfumaron pero quedaron los de placer ¡Diablo, sigue cómete a tu perrita, dale más, a tu puta!, y el perro me seguía bombeando de una manera deliciosa cuando siento que una bola de mayor tamaño entra a mi , y yo di un grito ahogado al momento que alcanzaba otro orgasmo, ¡ahhhhhhhhhhhhhhhhhhh siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiií! grité yo y el perro se quedó atorado en mí vagina y sentía como su semen entraba en mí, yo le decía, sí Diablito, cuando el perro pasó su pata por detrás y quedamos culo con culo mientras Diablo me seguía llenando de semen.
Luego de 20 minutos el perro salió de mi conchita y empezó a lamerse el miembro, yo sentía mi conchita un poco adolorida y llena de semen de perro, entonces al ver a Diablo lamiéndose su miembro decidí ayudarlo a modo de agradecimiento por lo que me había hecho sentir, así comencé a darle una mamada, cuando de pronto su pene se puso duro otra vez y el perro volvió a excitarse, entonces como yo estaba bien excitada me entregué a Diablo de nuevo diciéndole ¿Quieres montarte a tu perrita de nuevo?, el perro me movió la cola, entonces le dije, como me has dejado doliendo la conchita entonces sólo queda que te entregue mi trasero, el perro me quedó mirando y yo como toda buena , que quiere que su macho la cabalgue bajé más las caderas para que Diablo alcance mi ojete y al verme así el perro vino hacia mí y me montó otra vez y le atinó porque justo su miembro dio en el ojito de mi trasero entonces al sentir su miembro ahí le ayudé a que me metiera la punta de su herramienta y una vez que la metió me la enterró entera en el ojete sin darme un segundo para darme por enterada, y yo grité ¡Diablo nooooooooooooo, ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhahhhhhhhhhahhhhhhh! al momento que un nuevo orgasmo invadía mi ser.
El perro me bombeó todito el trasero, estuvo sobre mi como 30 minutos, yo en cada arremetida de mi macho daba alaridos de placer, alcanzando un orgasmo tras otro y uno mejor que el anterior pero peor que el siguiente, yo gritaba como loca, ¡Diablo,¡No me la saques perrito por favor! ¡Ahhhhahhhahhhahahahahaha, sigue, Diablo, sigue, dale duro a tu perrita, dame más duro Diablo y mientras gritaba como desquiciada y tenía más orgasmos y gozaba más que una ninfómana, el Diablo me seguía dando hasta que sentí su bulto entrando a mi trasero y yo comencé a derramar lágrimas por el dolor que sentía, pero no gritaba, porque era el mejor momento de mi vida, nunca me había sentido así tan puta, tan perra, y mientras pensaba eso, Diablo llenaba mi culote con su lechecita y yo estaba feliz.
Dos días después llegó Erika a mi casa para llevarse a su can, yo me puse un poco triste y al ver mi amiga mi estado de ánimo preguntó porqué y yo contesté que me había divertido mucho con Diablo (¡y de que forma!) y que me daba pena que se fuera, mi amiga sonrió y se despidió, yo veía como se iba mi macho mientras yo me quedaba como una perrita triste sin su compañero.
Semanas después, Erika me contó que le había pasado algo muy extraño, que al salir de la ducha estaba desnuda y al ir a su dormitorio vio a Diablo ahí, lo cual era normal, pero que cuando se agachó para sacar sus pantuflas que estaban bajo su cama, el animalito se le trepó y como ya era un experto (ya que aprendió conmigo) le atinó a la vagina y la violó (según sus propias palabras) y se sentía mal pero no porque su perro la hubiera violado, sino porque fue ese el mejor sexo de su vida y a la vez se sentía feliz, porque tenía a su mejor amante en su casa, y también me dijo que ya no se lo iba a prestar a ninguna perrita porque de ahora en adelante ella iba a ser su hembra.
Yo aún continúo masturbándome recordando ese día, así me siento muy bien conmigo misma, ahora he pensado decirle a Erika para una noche compartir a Diablo para que nos monte a las dos.
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