La primera vez de mi mujer con un perro
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Irimi.
Tenemos varios años de casados y sin bien nos hemos permitido experimentar casi todo nunca se nos había cruzado la idea de la zoofilia.
El tema es que una amiga de mi mujer le pidió que le ofreció quedarse en su casa por unos días ya que se iba de vacaciones y como era una quinta muy bien puesta en el Tigre aprovechamos nosotros también para tomarnos unos días y escapar de la ciudad.
El "préstamo" incluía el cuidado de un perro rottwailer, llamado Aegis, que había sido nuestro pero se lo habíamos regalado al mudarnos hacia el centro a un departamento por falta de espacio.
Los primeros días fueron de sol y disfrute como correspondía mezclados con sexo "común" por llamarlo así.
A medida que fuimos tomando confianza con el lugar, y aprovechando que no había vecinos cercanos, nos fuimos relajando y estábamos desnudos casi todo el tiempo por la casa y el parque.
Eso provocaba que cada tanto termináramos teniendo sexo en cualquier lado.
En varias de esas ocasiones Aegis se acercaba y nos olisqueaba ante lo cual lo espantábamos para continuar con lo nuestro.
Respetuoso de sus viejos amos el mismo se retiraba y quedaba observando nuestra actividad.
En una de esas oportunidades mi mujer me comentó que Silvia, la dueña de casa, le había confesado que le permitía a Aegis lamerle la vagina.
Aclaro que Silvia es una hermosa mujer de 45 años, soltera y con la cual cada tanto teníamos hermosos encuentros, mi mujer con ella a solas, a veces yo y a veces los tres.
Me llamó la atención que teniendo esa confianza nunca me hubiera dicho nada al respecto puesto que habíamos probado muchas cosas entre todos.
Sin embargo el comentario no dejó de darme vuelta por la cabeza y en una oportunidad en que estábamos en el parque sobre una reposera, ella de espaldas recostada sobre la misma, se acercó Aegis y, en lugar de espantarlo como habitualmente lo hacia, me salí de adentro de mi mujer y le permití que lamiera a mi mujer.
Elena (así se llama ella) primero se espantó al sentir la lengua rasposa de Aegis en su sexo se dio vuelta rápidamente pero lo dejó seguir puesto que estaba disfrutando de lo lindo.
Yo me puse adelante de ella y comenzó a darme sexo oral mientras Aegis seguía comiéndose su vagina y su culito que se encontraban mojados puesto que la había penetrado analmente con un dildo mientras bombeaba su vagina con mi pene.
Fue un segundo el que le tomó a Aegis pararse en sus patas traseras y comenzar a intentar penetrar a mi mujer.
A pesar de tener experiencia con Silvia (luego ella nos explicó su técnica, pero eso lo dejo para otro relato) el perro se movía torpemente tal vez porque la reposera era un poco alta y no llegaba con comodidad.
Viendo que Elena estaba muy caliente y no oponía resistencia, más bien todo lo contrario, y que a mi me resultaba sumamente excitante la situación le dije que se bajara de la reposera y se quedara en cuatro.
Ella accedió rápidamente y Aegis se acomodó rápidamente para ahi sí comenzar a penetrarla por la vagina.
A ambos nos llamó la atención como su miembro crecía y goteaba constantemente líquido.
Pero con lo que no contábamos era con que el ano de mi mujer se encontraba totalmente dilatado por el dildo y Aegis penetró en uno de sus embates directamente hasta el fondo.
Elena soltó un grito ahorgado mezcla de dolor y placer pero lejos de molestarse se relajó apoyando los brazos sobre el piso quedando su parte posterior levantada y Aegis adentro de ella entrando y saliendo como un pistón a una velocidad impresionante (tipo 2 o 3 veces por segundo).
Eso duró apenas unos minutos para luego permanecer totalmente quieto dentro de ella.
Me llamó la atención que Elena seguía gimiendo y Aegis dentro de ella sin moverse.
Entonces me dijo que lo sentía crecer adentro suyo.
De una forma o de otra todos sabíamos lo que era un nudo y en algún momento habremos visto a los perros abotonados al tener relaciones.
Lo que no nos imaginábamos era que ese nudo puede crecer adentro de forma de impedirle salir y crecer enormemente salir de adentro de una mujer también.
en palabras de Elena, era como si le hubieran metido un melón dentro de su culito.
Después de haberse derramado Aegis intentaba salir y tironeaba a mi mujer desde el ano haciéndola retrocedes pero no se despegaba.
Elena me pidió que lo mantuviera pegado a ella para que no la lastimara y accedí.
La espera fue larga, aproximadamente de unos 10 minutos.
Al rato con un sonido parecido a plop el enorme pene de Aegis salió goteando semen del culo de mi mujer que estaba totalmente extenuada por la sesión.
Aegis se encargó de lamer completamente a mi mujer y limpiarle la cola y la vagina que se encontraban impregnadas de una mezcla entre su líquido seminal y restos de materia fecal, mientras ella recostaba sin poder moverse se dejaba hacer.
Yo a todo esto no había acabado todavía y cuando Aegis terminó de lamerla y luego de que ella me practicara sexo oral la penetré analmente también pero estaba tan dilatada que no tenía gracia puesto que era como ingresar con un fiat 600 por una autopista ancha, sobraba espacio o faltaba ancho (y no es por darme de superdotado pero mi pene tiene un diámetro respetable).
Finalmente Elena terminó chupándomela y tragándose toda mi lecheta.
todo mientras se encontraba totalmente acostaba en el piso puesto que no podía casi moverse.
Esa fue la primera de varias sesiones en las cuales incorporamos a Aegis aunque conociendo los resultados de la anterior esta vez yo ingresaba primero en su colita y luego el perro terminado muchas veces ambos anudados a veces por el ano y otras por la vagina.
Hasta llegamos a hacer un DP, Aegis por el ano y yo abajo recostado penetrando en la vagina de mi mujer, una experiencia increíble porque podía sentir con mi pene como el pene de Aegis crecía a tamaños alucinantes dentro de mi mujer.
Cuando Silvia regresó le contamos nuestro experiencia y ella se sumo gustosamente a la misma aportando su conocimiento del tema adquirido a lo largo de varios años (uno de sus secretos cuando no quería ser analmente penetrada por Aegis consistía simplemente en insertarse un plug anal para que Aegis no tuviera acceso a su culito.
(Silvia es una mujer menuda y siempre tuvo un culito apretado en donde me encanta acabar).
Con el tiempo Elena aprendió a estimular a Aegis oralmente para lograr que el miembro creciera aun antes de penetrarla y Silvia nos mostró otras variantes de posiciones que permitían que todos pudieramos participar de la experiencia.
De más está decir que las visitas a la quinta se volvieron bastante frecuentes y estamos considerando la posibilidad de adoptar un nuevo miembro (literalmente) a la familia.
Les mando saludos y hasta el próximo relato.
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