Las Fantasías de Soraya
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por pedritor.
Las fantasías de Soraya
Como cada día, Soraya se levantaba temprano para ir a la universidad. Hoy cumplía 18 años, y aunque para ella nada parecía haber cambiado en su vida, sabía que en cualquier momento se podrían producir cambios.
Soraya vivía sola con su padre en un barrio de Barcelona, al que se acababan de mudar, y en el que intentaba pasar desapercibida. Su padre trabajaba como vigilante en una fábrica, en turnos de doce horas día-noche, por lo que la mayoría del tiempo estaba sola en casa, enfrascada en sus libros.
Era su primer día en la universidad, y estaba preocupada por el hecho de querer pasar desapercibida. Era demasiado tímida y sabía que en la universidad había demasiada gente para que nadie se fijara en ella.
Cogió el metro a las 8:30, y diez paradas después llegó a la universidad. Tuvo que preguntar varias veces por el aula en la que tenía que realizar las clases, y a las 9:00 empezó su primera clase. Durante las dos primeras horas tuvo que soportar las miradas de sus compañeros de clase, que parecían no parar de hacer comentarios sobre ella. Ella no se consideraba una chica guapa, pero el resto de la clase no pareció pensar lo mismo. Aunque nunca había estado con nadie, no parecía importarle esa situación, y las miradas de sus compañeros tampoco parecieron hacerle efecto.
A las 11:00 empezó el momento del desayuno, y los alumnos disponían de 30 minutos de descanso hasta la siguiente clase. Soraya se dirigió a la cafetería, pidió un café y salió al parque que había en la universidad a sentarse en un banco. Notó la presencia de una chica que la observaba escondida detrás de una pared. Al cabo de un rato, no pudo aguantar y la llamó:
– Hola… ¿vas a estar escondida toda la mañana,…, te puedo ayudar en algo?
– Perdona….no quería molestarte.
– No me molestas, pero no es normal vigilar a escondidas a la gente…
– No estoy vigilándote, simplemente te he visto sola, y bueno, pensé que quizá quisieras conocer gente nueva.
– No me interesa conocer gente, estoy muy bien sola.
– Lo siento, no quería molestarte. Te dejo sola entonces. Adiós…
– Espera,….perdona, no quería ser tan brusca…puedes quedarte, si quieres…
– Bueno, no pasa nada….Dime, ¿Cómo te llamas?
– Me llamo Soraya.
– Yo me llamo Lidia. Dime, ¿es tu primer año en la universidad?
– Sí, me he mudado hace poco a Barcelona. La verdad es que no suelo hablar con nadie, y menos con desconocidos.
– Bueno, pero ahora ya no soy una desconocida, ahora somos amigas.
– Vaya, veo que vas muy rápida. ¿De verdad quieres ser mi amiga?
– Pues claro. Por si no te has dado cuenta no tengo amigas, y tú parece que tampoco vas sobrada en ese aspecto. Me caes bien, pero si no quieres que seamos amigas no pasa nada.
– Tampoco he dicho eso. Tú también me has caído bien, así que no tengo inconveniente. Volvamos a clase.
A las 11:30 iniciaron de nuevo las clases. Al ser el primer día había pupitres libres en la clase, y Lidia pudo sentarse junto a Soraya.
– Qué bien que haya sitios libres, así me puedo sentar a tu lado.
– Es verdad. Ahora empieza la clase más complicada de todas, la de latín. A mí se me da fatal. Y ya nos han puesto un trabajo bastante difícil.
– No te preocupes, Soraya, a mí se me da bastante bien. Si quieres quedamos para hacerlo juntas en mi casa.
– Uy, no sé, no me gusta molestar.
– Que va, si no molestas, al contrario.
A las 13:00 acabaron las clases y se fueron a casa de Lidia, ya que el padre de Soraya trabajaba todo el día y Lidia decidió invitarla también a comer. Después de comer se fueron a la habitación de Lidia para hacer el trabajo de latín que les habían mandado en la universidad. Como a Lidia se le daba muy bien acabaron el trabajo en muy poco tiempo, así que tenían toda la tarde libre.
– Vaya, no sabía que se te diera tan bien el latín. Hemos acabado muy pronto.
– Sí, ahora tenemos toda la tarde libre para hacer lo que queramos. ¿Quieres que nos conectemos a Internet?
– La verdad es que yo controlo poco, porque en casa nunca hemos tenido.
– No te preocupes, yo te enseño. ¿Te gusta chatear?
– No sé, nunca lo he hecho.
– Vaya, no te preocupes, ya verás que divertido.
– ¿Y qué suele hacer por el Chat? ¿Hay canales diferentes?
– Si. Normalmente me conecto a canales de sexo.
– ¿De sexo?… ¿En serio?
– Sí, es muy divertido, te encuentras cada cosa…
– Eso parece un poco peligroso, no crees…
– Que va, si es muy divertido. A veces me conecto a canales bisexuales, o a canales lésbicos.
– ¿Eres bisexual,….o lesbiana?…
– Digamos que me da morbo.
– ¿Pero te gustan las chicas?
– Digamos que no me importaría probar. Además, tengo ganas de probarlo.
– Y por eso chateas con chicas…
– Si, la verdad es que lo hago porque me da mucho morbo. Tengo ganas sobretodo de besar a una chica.
– ¿Y porqué no lo has probado?
– Pues porque no es tan fácil encontrar a la chica adecuada. Si fuera con una chica como tú sería lo ideal.
– ¿Como yo? Qué quieres decir….
– Bueno, no sé, si te soy sincera, la primera vez que te he visto he sentido unas ganas locas de probar tus labios….son muy sensuales….
– …¿Lo dices en serio?….Vaya, nunca me habría imaginado que podría atraer a una chica.
– Pues a mi me atraes, aunque realmente a mí me gustan los chicos, pero me encantaría probar con una chica.
– Vaya, esto no me lo esperaba…..no sé que decir…a mi las chicas nunca me han atraído.
– No pasa nada, me imaginaba que dirías eso. Olvida lo que te he dicho, y vamos a chatear….si quieres.
– Vale, a ver si es tan divertido como tú dices.
– Normalmente me conecto a un Chat extranjero, pero de lenguaje latino. Normalmente me pongo un “nick” llamativo, así me aseguro que la gente quiera hablar conmigo.
– ¿Qué nick usas?
– Pues me voy a poner como “nick” “morbosa”, ya verás que pronto me abren conversación.
En efecto, al iniciar sesión en el Chat lésbico, muchas usuarias abrieron conversación con Lidia.
– Te lo dije, Soraya, que con este “nick” muchas chicas nos pedirían conversación.
– Ya veo, ya….de momento te han abierto 6 a la vez. ¿Con cual de ellas vas a hablar?
– Pues si puedo con todas,,, a ver cuál es más caliente…jeje…Mira, creo que esta de aquí parece morbosa….se ha puesto como “nick “ “gatita_encelo”. Suena interesante, ¿quieres que le diga algo?
– Vale.
o Hola, “gatita”.
o Que tal, “morbosa”.
o Bien, y tú.
o Aquí, un poco caliente.
o Mmm… eso suena muy bien. ¿Y se puede saber por qué estás caliente?
o Pues porque tengo muchas ganas de besar a una chica. Es algo que nunca he hecho, y solamente de pensarlo me pongo muy caliente.
o ¿Eres lesbiana?
o No, más bien bisexual, me gustan los hombres pero me daría morbo hacerlo con una chica.
o Mmm… eso es muy interesante.
o ¿Tú eres lesbiana?
o Si. Desde hace años.
o ¿Y qué se siente al hacerlo con una mujer?
o Pues eso creo que deberías probarlo por ti misma, aunque te puedo decir que es algo muy morboso y excitante. Nosotras sabemos cómo darnos placer, ya que hacemos lo mismo que nos gustarían que nos hicieran.
o Ya, entiendo. En principio mi morbo sería darme el lote con una chica.
o ¿Solamente eso?
o Bueno, no sé,…eso de comerle el coño a una chica, no sé si me gustaría.
o Eso es muy excitante, y muy rico, seguro que te encantaría.
o No sé, hasta que no lo pruebe no lo sabré.
o Y dime, ¿por qué no lo has probado con ninguna?
o Pues en principio porque no he encontrado a la chica ideal con quién probarlo….bueno, sí que la he encontrado, pero creo que ella no quiere.
o ¿Ah, sí? Y quién es la afortunada…
o Pues es una amiga que acabo de conocer hoy en la universidad…está aquí a mi lado.
o Vaya, y por qué no quiere…
o Pues dice que las chicas no le atraen…
o Tú dile que no sea tonta, que por probar no pasa nada…no hacéis nada malo. Si no le gusta, pues no pasa nada, probado está.
o Intentaré convencerla…de todos modos, aunque me diga que sí, no sé si sabré hacerlo bien…
o ¿Hacer bien qué?
o Pues,..ya sabes,..besarla, comerle…
o No te preocupes, tienes que hacerlo como te gustaría que te lo hicieran a ti.
o Ah…muchas gracias por el consejo… ¿Tú has probado muchas cosas?
o Si yo te contara…creo que he probado casi de todo.
o ¿En serio?… ¿Qué es lo más fuerte que has probado?
o Pues creo que sexo con animales.
o No me digas….eso es un poco asqueroso, no crees…
o No creas, a mi no me desagradó.
o Eso me lo tienes que contar algún día…si quieres, claro.
o Claro, con mucho gusto.
o Y de las cosas que has probado, que es lo que más te ha gustado…
o Pues creo que el sexo anal. Me encanta que me metan cosas, cuanto más grandes mejor.
o Eso suena mejor que lo de los animales.
o Bueno, es tan morboso como eso, pero a mí me gusta más.
o Eso quizá lo pruebe algún día.
o Te gustará…oye, te tengo que dejar, me tengo que ir a estudiar. Hablamos en otro momento, si quieres.
o Claro, ya te he agregado como favorito en usuarios.
o Perfecto, pues hasta otra…Saludos a tu amiga. Chao.
o Chao
– Vaya, Lidia, menuda conversación más caliente.
– ¿Te ha parecido caliente?
– Y tanto…no me imaginaba que la gente hablara así por el Chat.
– Bueno, normalmente sueles decir por aquí lo que no te atreverías a hacer o decir en persona.
– Y normalmente tú hablas así por aquí….
– Sí, aunque he de reconocer que es la primera vez que me ponen tan caliente. Esta chica promete.
– ¿Crees que ha dicho la verdad en todo?..Eso de los animales, suena a cuento chino.
– No creas, hay más gente de la que tú te piensas que le gusta hacer eso.
– ¿Lo dices en serio?
– Si, claro. Esperemos a ver qué nos cuenta la próxima vez, me ha dejado intrigada. ¿A ti no?
– Pues la verdad, un poco, aunque me cueste admitirlo.
– La próxima vez le diremos que nos explique lo que ha probado.
– Vale.
– Entonces,…te ha parecido caliente nuestra conversación…
– Si,…bastante…
– Eso significa que tú también te has puesto caliente…
– No…no…qué cosas dices…
– No pasa nada si lo estás…tampoco es nada malo…Solo que….
– Qué….dime.
– No, nada, déjalo.
– Anda, no seas tonta, qué quieres decirme.
– Pues….se me había pasado por la cabeza…que quizá si estabas cachonda, querrías probar conmigo…
– ¿Otra vez con lo mismo?…
– ..Perdona, no te enfades,…si no quieres no pasa nada…Lo siento, no te lo volveré a pedir. Creo que será mejor que lo dejemos por hoy…no me encuentro bien.
– Espera, no corras tanto, que tampoco pasa nada. ¿De verdad tienes tantas ganas de probarlo con una chica? No entiendo por qué estás tan obsesionada.
– No es obsesión, simplemente me gustaría probar, no creo que haya nada malo en eso.
– Tienes razón…mira, vamos a hacer una cosa…si quieres probar….probaremos, pero no creo que me guste.
– ¿Estás segura? Luego no vayas a echarme en cara nada.
– No lo hago para echarte nada en cara, nadie me obliga a hacerlo, pero eres tú la que tiene que llevar la voz cantante, yo no haré nada.
– Vale…
– A ver, dime qué tengo que hacer.
– Pues….túmbate en la cama.
Soraya se tumbó en la cama, y cerró los ojos. Lidia, no sabía qué hacer, pero decidió perder la vergüenza y dejarse llevar, ya que si no era ella la que lo hacía, perdería la oportunidad que tanto estaba esperando.
Decidió perder la vergüenza y lanzarse sin pensar. Se acercó a la cama, dónde yacía tumbada Soraya.
Ella permanecía con los ojos cerrados, y su cuerpo temblaba. Lidia empezó a quitarle la camisa lentamente. Observó que Soraya llevaba un sujetador muy sexy, transparente, que dejaba entrever sus pezones. Deslizó sus manos sobre sus pechos y acarició los pezones. Acercó sus labios a la boca de Soraya y los unió a los suyos. Las dos se fundieron en un largo beso. Sus lenguas se unieron lentamente. Soraya soltó un gemido. Lidia dejó de besarla y deslizó sus labios hacia los pezones de Soraya. Los atrapó con sus dientes y empezó a morderlos suavemente. Soraya notó que sus pezones estaban duros, y volvió a gemir. Esto hizo que Lidia se pusiera aún más caliente. De repente Soraya cambió de actitud y decidió pasar a la acción. Cogió a Lidia por la cintura y la tumbó en la cama. Cogió sus brazos con fuerza. Besó sus labios con pasión. Su mano se deslizó bajó los pantalones, y acarició la entrepierna. Le bajó los pantalones y las bragas. Soraya vio que tenía el coño completamente depilado, y sintió un deseo irrefrenable de comérselo. Bajó su cabeza y con la lengua chupó en círculos el clítoris de Lidia, que no paraba de gemir…’Sí, Soraya, que rico….no pares, no pares…’.
Minutos después Lidia arqueó su cuerpo y tuvo el mayor orgasmo que ella recordaba.
Sus cuerpos sudorosos permanecieron abrazados durante unos minutos, sin mediar palabras, hasta que Lidia por fin rompió el silencio:
– Ufff… sido el mejor orgasmo que he tenido en mi vida….
– ¿Te ha gustado?…
– Mucho, me ha encantado…ha sido todo tan rápido…Y a ti, ¿te ha gustado?
– Sí, a mí sí, pero no sé qué pensar ahora…
– A qué te refieres…
– Pues que en el fondo, sigo pensando que no me gustan las chicas, que soy heterosexual.
– Bueno, eso no tiene nada que ver. Acaso no lo has pasado bien…
– Si, mucho.
– Entonces no pienses en rollos moralistas, que eso está pasado de moda. Aprovecha que lo has pasado bien, y ya está. Yo también sigo siendo heterosexual, pero si quiero puedo volver a hacerlo con chicas también.
– Sí, creo que es mejor no pensar.
– Vamos a decirle a nuestra nueva amiga lo que acabamos de hacer…
– Vale.
– Por cierto, te podrías quedar a dormir aquí, mira qué hora es…
– Ostras, es verdad…creo que debería irme…
– No hace falta, te invito a quedarte…anda, coge el teléfono y llama a tu padre.
Soraya llamó a su padre. Casualmente esa noche tenía que hacer horas extras en la fábrica, así que se quedaba a dormir en el trabajo. No puso objeción a que se quedara en casa de su amiga.
– Mi padre no duerme en casa hoy, así que me ha dado permiso para quedarme
– ¡Qué bien…! Eso es estupendo. Verás qué bien lo pasamos. Vamos a conectarnos y hablar con nuestra amiga…a mí me dejó muy intrigada con eso de los animales…
– Sí, a mí también….
Volvieron a entrar en el Chat, y consiguieron contactar con su amiga cibernética.
– Hola, “gatita”.
– Hola, “morbosa”, cuánto tiempo.
– Sí, qué suerte encontrarte por aquí de nuevo. Mi amiga y yo teníamos ganas de hablar contigo.
– ¿Ah, sí? Y sobre qué tema queríais hablar.
– Pues primero de todo, queríamos decirte que finalmente mi amiga y yo nos hemos enrollado. Ha sido genial.
– Mmm……qué buena noticia…y seguro que os ha gustado mucho a las dos…
– Sí, nos ha encantado.
– ¿Vais a volver a repetir?
– No lo sé, nunca se sabe.
– ¿Y con otras?
– Pues no sé. ¿A ti te gustaría?
– Sí, claro, además, os podría enseñar muchas cosas.
– Eso suena muy interesante. Esta mañana nos has dejado muy intrigadas…
– ¿Ah sí? Y por qué…
– Pues con el tema del sexo con animales.
– Ah, vale…Qué pasa, os gustaría probar…
– Uy, no….eso tiene pinta de ser asqueroso.
– Bueno, eso es porque no lo habéis probado. Además, vuestra curiosidad os delata.
– Bueno, simplemente teníamos curiosidad. Que nos expliques cómo era y qué cosas habías probado.
– ¿Con animales?
– Sí
– Pues lo he probado varias veces, con el perro de una amiga.
– ¿Y ella te deja hacer eso?
– Bueno, digamos que nos hemos liado varias veces, y alguna vez se ha traído a su perro…Ella también interviene.
– Y dime, qué es lo que hacéis…
– Pues lo que más me ha gustado es hacerle una mamada.
– Uf… ¿eso es un poco fuerte, no?
– Bueno, suena fuerte, la verdad, pero a mí me da igual lo que piense la gente, lo he probado y me ha gustado, la verdad.
– Pero supongo que es mejor hacérsela a un hombre, no crees…
– Pues no se lo he hecho nunca a un hombre, pero a un perro es súper morboso.
– Y qué se siente…
– Pues lo más morboso es cómo la tiene de grande…
– ¿Tan grande la tiene?
– Sí, es un perro Golden, cómo los del Scottex. Creo que le mide unos 20 cm., y también se hincha, así que es gorda también.
– ¿Y por qué se hincha?
– Pues se hincha cuando le bajas la piel, y sobretodo cuando está punto de correrse.
– ¿Quieres decir que se corre cuando le haces cosas?
– Y tanto…no te imaginas la de leche que sueltan.
– ¿Y se corre dentro de tu boca?
– No lo he probado nunca. Normalmente se corre en mi mano, aunque siempre va soltando leche poco a poco, y ésta si que la suelta en mi boca.
– ¿Y qué sabor tiene?
– Pues no te sabría decir, porque cuando lo hago uso lubricante de sabores, que disimula olores y sabores.
– Nunca habría imaginado que una mujer pudiera hacer estas cosas.
– Quieres decir entonces que no lo probarías si te lo pidiera…
– No sé, creo que pensarlo me da mucho asco…pero por otro lado, suena a hacer algo prohibido…y da morbo.
– Si te propongo que lo hagas, qué me dirías…
– Pues no sé, luego me comería la cabeza si lo probara.
– No tiene porqué, tampoco vas a matar a nadie. ¿Por qué no os venís a mi casa tú y tu amiga?
– ¿A tu casa? ¿Dónde vives?
– En Barcelona, en Paseo de Gracia.
– Qué me dices…si casi somos vecinas…
– Pues vente con tu amiga, y yo también aviso a la mía para que traiga su perro. Y si no te atreves, pues haremos otras cosas.
– Vale, nos arreglamos y vamos a tu casa…Hasta ahora.
– Hasta ahora.
Lidia cerró el Chat y notó que Soraya tenía cara de pocos amigos.
– ¿Qué te pasa?
– ¿Que qué me pasa? ¿Y tú qué crees? Creo que te has vuelto loca de remate.
– ¿Por qué dices eso?
– ¿Tú que crees? ¿Sabes lo que quieres hacer?
– Sí claro, pero te corrijo. No voy a hacer…¡Vamos a hacer!
– Conmigo no cuentes.
– ¿Cómo que no? ¿No me digas que no te atreves?
– Pues claro que no, es una locura.
– También pensabas lo mismo de probar conmigo.
– No es lo mismo.
– Claro que es lo mismo, es cuestión de no tener tapujos y hacer lo que te apetece.
– Creo que será mejor que me vaya.
– No me hagas esto…por favor…si no vienes conmigo no me atreveré a hacerlo….
– Ya estamos como antes. ¿Tanta ilusión te hace?
– Todo lo que sea probar cosas nuevas mejor, no creo que haga nada malo.
– Bueno, yo te acompaño, pero no haré nada.
– Vale. Vamos a ducharnos.
Lidia y Soraya se ducharon y salieron a la calle. Pidieron un taxi y en 15 minutos llegaron a casa de su amiga cibernética. Llamaron a la puerta.
Nuria era una chica extrovertida, que pasaba su tiempo libre chateando, y con el tiempo quedaba con la gente que conocía por Internet para experimentar cosas nuevas. Se podría decir que pocas cosas le quedaban por probar, y se la podía considerar una "maestra". Ese día tenía dos alumnas nuevas que acababa de conocer, y estaban a punto de llegar a su casa.
La puerta empezó a sonar.
– ¿Quién es?
– Somos Lidia y Soraya, nos acabamos de conocer en el Chat.
Nuria abrió la puerta.
– Qué pronto habéis llegado. Adelante, no tengáis vergüenza.
– Gracias – contestó Lidia.
– Tenía ganas de conoceros en persona.
– Nosotras también teníamos ganas. – Soraya no dijo nada, estaba tan avergonzada que apenas podía articular palabra.- Por cierto, ¿no ha venido tu amiga?
– Ahora viene, es mi vecina de al lado. Tranquila, pronto tendrás aquí a tu "partenaire".
Lidia se sonrojó. En ese momento se dio cuenta de lo que estaba a punto de hacer, pero se dijo a sí misma que no se echaría atrás.
– Ay, pero qué tonta soy -.Se dijo a sí misma Nuria.- No os quedéis en la puerta, pasad.
– Gracias.
– ¿Os apetece tomar algo mientras llega mi amiga?
– Vale. ¿Qué tal un cubata? Creo que necesitaré algo fuerte.
Soraya no paraba de mirar a Nuria. Hasta ahora no pensaba que una mujer la atraería físicamente, pero Nuria era una mujer muy guapa. Llevaba un camisón transparente que dejaba entrever su moldeado cuerpo. Notó que no llevaba sujetador, y que tenía unos pechos muy grandes. Sintió ganas de probar con ella lo mismo que con Lidia. Nuria se dio cuenta de que la estaba comiendo con la mirada.
– Tú debes de ser Soraya.
– Sí.
– ¿Qué te parece lo que tú amiga va a probar hoy?
– Pues si te digo la verdad, no me gusta.
– ¿Entonces por qué has venido?
– Pues porque no quería dejarla sola.
– No te fías de mí…
– No es eso, simplemente que con una cosa así, no podía dejarla sola. Ella ha decidido hacer esto y no puedo hacer otra cosa que apoyarla.
– Entonces la vas a ayudar…
– No, no haré nada que no me parezca bien.
– Cómo quieras…
Alguien llamó a la puerta.
– Esa debe ser mi amiga…
Nuria fue hacia la puerta y la abrió. Lidia y Soraya vieron una chica pelirroja, no muy alta, con un piercing en la nariz y otro en la oreja.
– Hola, Silvia. Pasa, te estábamos esperando.
Silvia entró en el piso de su amiga. Iba acompañada por su perro Max.
– Veo que has traído a Max.
– Si, claro, cómo me habías pedido. Supongo que tienes ganas de "jugar" con él.
– En este caso no es para mí.
– Ah, no…entonces, para quién es….
Entonces Silvia se dio cuenta de que no estaban solas. Miró hacia el interior del piso, y vio dos chicas sentadas en el comedor.
– Silvia, te presento a Lidia y Soraya.
– Encantada.- dijo Silvia.
– Igualmente.-Dijo Lidia. Soraya seguía sin decir nada.
– Espero que no importe que te haya pedido prestado a Max. – dijo Nuria.
– No, claro. Será la primera vez que pruebe con otra chica que no sea una de nosotras.
– ¿Lo traes preparado?
– Y tanto…limpito, cómo a ti te gusta.
– Perfecto, porque Lidia hoy se va a estrenar.
– ¿En serio? Eso suena genial. ¿Y su amiga?
– No, ella no quiere probar.
– Lástima, no sabe lo que se pierde.
– Creo que no deberíamos perder tiempo…la noche es joven… Lidia, acércate.
Lidia, nerviosa, se acercó a Nuria.
– ¿Te gusta que te aten?
– No lo sé, nunca lo he probado.
– Pues esta noche lo vas a probar. Siéntate en el sillón.
Lidia hizo caso a lo que Nuria le pedía. Se sentó en el sillón del comedor. Nuria cogió sus manos y las estiró hacia los lados. Sacó unas esposas y se las puso en cada mano, atándola a la pared mediante unos ganchos preparados para eso. De este modo, quedó a merced de que pudieran hacer con ella cualquier cosa, ya que no podría mover las manos.
Nuria llamó a Max.
Max entró por la puerta del comedor. Hasta ese momento, Lidia no lo había visto. Su cara de sorpresa no fue para menos. Max era el perro más grande que había visto nunca. Empezó a imaginar cómo sería de grande la polla de ese grandioso perro. Sus pensamientos pararon con la voz de Nuria.
– – Chica, despierta. Te has quedado de piedra. ¿Qué te parece tu nuevo amigo? Si te has llegado a preguntar cómo será su polla, ya te puedo adelantar que es muy grande. Supongo que estarás deseando empezar…
– Si…. ¿Qué tengo que hacer?
– Tú nada, tu amiga te ayudará.
– ¿Yo? -dijo Soraya. Ya te he dicho que no haré nada.
– Si no lo haces, tu amiga no podrá probar, porque nosotras no la ayudaremos. Así que tú decides.
Soraya miró a Lidia. Supo entonces que debía ayudar a su amiga. "No se va a enterar nadie -pensó-. Además, no hacemos daño a nadie.
Se dirigió Nuria y dijo
– Bien, qué tengo que hacer…
– Ponte al lado de tu amiga. Y llama al perro.
Soraya llamó a Max y éste se acercó lentamente. Cuando estuvo a su lado empezó a acariciarle la cabeza. Se acordó de lo mucho que eso les gustaba a los perros. Miró hacia la polla de Max. Vio el gran bulto que colgaba de entre sus patas traseras.
– ¿Qué hago ahora?
– ¿Hace falta que te lo explique? Tienes que hacer que su polla se empine.
– Ya, pero ¿cómo?
– Bueno, ponle imaginación. Lo único que te puedo decir es que tienes que conseguir bajar la piel que recubre su polla.
Soraya imaginó lo que debía hacer. Cogió el bulto que colgaba de entre las patas de Max y empezó a frotarlo. Notó que le ocupaba toda la mano. Imaginó cómo sería en estado de erección.
Siguió frotando cada vez más rápido. Notó un extraño calor entre sus piernas. “No puede ser que me esté poniendo cachonda”- pensó. Pero no pudo evitarlo, la humedad entre sus piernas era evidente. Su mente solamente pensaba en la polla de Max y de hacer que creciera.
La piel de la polla de Max empezó a ceder, y Soraya vio aparecer la una punta de color rosado. La polla de Max, ya sin piel, creció de manera evidente. Nuria se había quedado corta al decir que medía 20 cm. Cómo mínimo medía unos 25 cm. Soraya bajó toda la piel de y la polla quedó completamente al descubierto. Los testículos de Max también eran grandes. “Cuánta lecha saldrá de aquí”- pensó Soraya.
Soraya notó su mano viscosa, debido a las primeras secreciones que soltaba la polla de Max.
– ¿Y ahora qué tengo que hacer? Ya he conseguido que esté completamente en erección.
– Pues creo que ahora debería ser el turno de Lidia.
– Pero ella está atada…
– Bueno, no creo que las manos no es lo único que puede usar…
Soraya pilló la indirecta. Miró a Lidia a los ojos y asintió con la cabeza. Había llegado el momento de la verdad.
Situó a Max frente a Lidia, de espaldas a ella. Cogió la polla de Max, la pasó entre sus patas traseras y la acercó a la boca de Lidia.
Lidia abrió la boca y vio entrar la enorme polla en su boca. Empezó a lamerla con la lengua por la punta, de manera suave.
– Así me gusta…veo que no tenemos que enseñarte como se chupa una buena polla -dijo Nuria. – ¿Te gusta?
– Sí, me encanta. Estoy muy cachonda.
– Seguro que puedes hacerlo mucho mejor. Cómetela toda.
Lidia dejó de lamer. Soraya cogió con fuerza la polla de Max y la metió entera en la boca de Lidia. Ésta notó que tenía la boca llena. Empezó a chupar. La polla de Max entraba y salía de su boca. Nuria pudo notar la cara de placer reflejada en su cara.
A Lidia le empezó a caer un líquido blanquecino por la comisura de sus labios. Hacía rato que Max se estaba corriendo. Lidia cada vez tenía la boca más llena. Miró a Soraya, que cada vez parecía más excitada y sacó la polla de su boca. Con la boca llena de semen, acerco sus labios a Soraya y besó sus labios. Sus lenguas se unieron en un largo beso, mientras el semen pasaba de una boca a otra. El semen caía de entre los labios de las dos amigas, que no podían parar de besarse.
– Qué magnífico espectáculo- dijo Nuria.-. Silvia, trae un vaso.
Silvia fue a la cocina y trajo el vaso más grande que encontró.
– Ahora soltad el semen en este vaso.
Lidia y Soraya hicieron lo que Nuria les pedía, y escupieron el semen en el vaso llenándolo hasta la mitad.
– Creo que hay que acabar de llenarlo. Soraya, creo que es tu turno
Soraya no esperaba que le pidieran eso
– ¿A qué esperas, no te atreves?
– Claro que me atrevo. No te imaginas de lo soy capaz de hacer.
Lidia se quedó sorprendida. Soraya había cambiado, ya no era aquella chica escrupulosa que conoció. Entonces supo que sería capaz de hacer cualquier cosa.
Soraya cogió la polla de Max, y se la quitó de las manos a Lidia. Sin pensarlo se la metió en la boca y empezó mamar con ansia. Max no tardó en soltar abundante semen en su boca. Cuándo tuvo la boca llena de semen la abrió y lo dejó caer en el vaso. Volvió a mamar la polla, y no tardó en volver a llenarla de semen. Volvió a escupirlo en el vaso. Dejó de mamar y se dedicó a masturbar esa gran polla. Apuntó con la polla hacia el vaso y el semen se fue introduciendo en cada sacudida, hasta que se llenó completamente.
Lidia no podía creer lo que estaba viendo. Soraya parecía haber roto con sus tapujos, y parecía capaz de hacer cualquier cosa. Mientras pensaba todo esto, Soraya permanecía con el vaso lleno de semen en una mano, mientras con la otra aún sostenía la polla de Max. Miró a Lidia, le lanzó un guiño y se metió el vaso en la boca. Su boca se volvió a llenar de semen otra vez. Paró. Miró a Lidia de nuevo y se lo tragó.
Incluso Nuria y Silvia no se lo podían creer. Soraya volvió a meterse el vaso en la boca y se lo volvió a tragar. Repitió hasta que el vaso estuvo vacío. Entonces pasó su lengua por sus labios y su mano, recogiendo así lo que había salido del vaso.
La polla de Max volvió a su tamaño normal.
– ¿Qué os ha parecido? – dijo Soraya.
Lidia miró a Nuria y a Silvia y empezó a sonreír.
– Vaya con Soraya….menuda guarra está hecha.
– Y qué lo digas…menudo peligro. Nos ha superado a nosotras…- dijo Nuria
– Lo he pasado genial…dijo Lidia.
– Me alegra oír eso…dijo Nuria. Creo que se ha hecho tarde, mañana tenemos que trabajar, y vosotras estudiar.
– ¿Nos dejarás repetir con Max? – dijo Soraya.
– Si, claro… cuando queráis – dijo Silvia.
– Pero la próxima vez quiero follar con Max, quiero que me meta ese pollón por el culo.
– Vaya, cómo has cambiado, Soraya.
– Sí, ya me he hartado de ir de chica buena por la vida.
– Me parece genial, pero dime… ¿eres virgen? ¿Te han metido alguna por el culo?
– No, nunca.
– Entonces primero debes entrenar ese culito antes de probar con Max, es demasiado grande para que la pruebes.
– Vale, ¿qué me propones entonces?
– Mira, Silvia tiene un buen arsenal de artilugios en su casa, con los que te dejaremos un culo bien preparado. Y si finalmente te metes la polla de Max, seguramente tendrás el culo más abierto que he visto nunca.
– ¿Genial…cuándo empezamos?
– Pues como mañana es viernes, podéis venir a mi casa, a pasar el fin de semana entero. Silvia traería sus juguetes.
– ¿Y a Max?
– Ya veremos…veo que le has cogido el gusanillo…
– Sí…bueno, si no lo traes no pasa nada.
– Ya, ya…Se te ve el plumero…Je Je. Quedamos mañana, entonces. Te recomiendo que te laves la cara y las manos antes de irte, las tienes llenas de semen…Jeje.
– Vale. Ahora vuelvo.
Soraya fue a lavarse las manos y la cara. Cuando volvió, Lidia estaba lista para irse. Se despidieron de Nuria y Silvia hasta el día siguiente.
De vuelta a casa hablaron sobre lo ocurrido esa noche.
– ¿No crees, Soraya, que nos hemos pasado un poco?
– Que va, ya sabes que era reacia a todo esto, pero me he cansado de no hacer las cosas por lo que pueda pensar luego.
– Entiendo, pero no sé, creo que lo que hemos hecho hoy es demasiado fuerte. Aunque me gusta que pienses así. Entonces, lo próximo que quieres probar es el sexo anal…
– Sí, me encantaría, pero no sé cómo será, y si podré hacerlo.
– Claro que podrás. ¿Por qué razón no ibas a poder?
– No sé, ya has visto la polla de Max, no creo que vaya a ser fácil que me la meta.
– Bueno, para eso tenemos la ayuda de Nuria y Silvia. Me pregunto qué tipo de artilugios tendrá para esto.
– No sé, ya se verá. De todos modos podríamos informarnos un poco antes, no sé, tal vez mirar vídeos porno por Internet.
– Sí, no es mala idea. Si quieres podemos mirar ahora, cuando lleguemos a mi casa.
– Vale.
En 15 minutos llegaron a casa de Lidia en taxi. Subieron, saludaron a su madre y se fueron a la habitación.
– Nos vamos a la habitación, tenemos que hacer un trabajo (Lidia le guiñó un ojo a Soraya), así que hasta mañana.
– Que durmáis bien – dijo la madre de Lidia.
– Buenas noches.
Subieron a la habitación, y encendieron el ordenador. Mientras éste arrancaba, Lidia buscó un pijama para que Soraya pudiera dormir. Una vez iniciado el ordenador, se preguntaron cómo encontrarían información sobre sexo anal.
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