Las Fantasías de Soraya (Parte 4)
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por pedritor.
Soraya no pareció entender lo que Nuria le dijo, porque siguió mamando como si nada. A Nuria eso le excitó más, pensó que Soraya se hacía la tonta.
El puño no paraba de entrar y salir del culo. Al salir dejaba a la vista la magnífica visión del culo dilatado en extremo. El chico que le metía el puño pareció estar más satisfecho que antes, pues había conseguido una mayor dilatación que Lidia.
– Mássss…- volvió a decir.
– ¿Qué te parece, Soraya, este chico nunca tiene suficiente? Creo que no te lo he presentado aún. Le llamamos “SadoX”, porque le va un poco el tema sado y extremo. Lo que ha conseguido con el puño es solo el principio, creo que ahora vamos a cederle el mando a él un rato. Es posible que no sea tan benévolo contigo como hemos sido nosotras. “Sadox”, es toda tuya, ahora mandas tú. Recuerda que la tienes que preparar para lo que tú sabes. Seguro que “SumisoX” te ayudará.
“SumisoX” era el esclavo de “SadoX”, por lo que pudieron deducir Lidia y Soraya. Parecía bastante probable que en cualquier momento entrara en el juego de Nuria y Silvia.
“SadoX”, sacó el puño del culo de Soraya. Se dirigió hacia su esclavo y le cogió la polla, sacándola de la boca de Lidia y Soraya.
– ¿Tienes ganas de jugar? – le dijo.
– Sí, mi amo, estoy dispuesto a hacer lo que me ordenes.
– Desata a Soraya y llévala a la pared de las cadenas.
El esclavo hizo lo que le decían. Quitó las argollas de las manos y pies de Soraya, y la llevó a la pared que había cerca de la entrada. Soraya vio que en la pared había muchos objetos sexuales de todos los tamaños y formas, muchos de ellos dildos con pinchos o rugosidades, típicos del sado.
Soraya fue atada de manos con las argollas que había en la pared.
– Ésta vez no vas a estar tan cómoda. Te aviso que lo vas a pasar un poco mal, aunque confío que poco a poco te guste – dijo “SadoX”.
– ¿Qué vas a hacerme? – dijo Soraya.
– ¿Otra vez con las preguntitas, puta? Te voy a quitar esa manía, ya lo verás.
Soraya prefirió callar, no se fiaba de aquél hombre que parecía un enfermo. El hecho de no saber qué le iban a hacer le gustaba, pero la imagen de tipo muy duro que mostraba “SadoX” le daba un poco de miedo.
– Bueno, creo que vamos a empezar con mi propio juego. Ven, esclavo, acércate.
El esclavo se acercó a “SadoX” y le susurró algo al oído. “SadoX” asintió con la cabeza, y dejó que su esclavo se encargara de la preparación del juego. Éste se giró hacia Soraya y empezó a tocarle los pechos. Los pechos de Soraya no eran muy grandes, pero eran bastante bonitos. Los dedos se entretuvieron en los pezones de Soraya, estirándolos poco a poco. Cada vez los estiraba más y más, mientras ella emitía gemidos de dolor. Sus pezones eran bastante notorios, a pesar de no tener un pecho grande. El esclavo sacó algo del bolsillo, unas ventosas parecidas a las que usan las embarazadas para hacer crecer los pezones. Se lo colocó en el pezón derecho y empezó a apretarlo. Soraya notó cómo se hacía el vació en su pecho, y su pezón se estiraba con fuerza. Sacó otra ventosa del bolsillo, e hizo lo mismo en el pezón izquierdo. Volvió a sacar otras dos ventosas y se las dio a Lidia. Ésta pensaba que iban destinadas a ella, pero el esclavo le indicó con el dedo sus propios pezones. Lidia no se lo pensó y le colocó las ventosas en los pezones.
El chico emitió un pequeño gemido. Lidia no sabía si era de dolor o de placer, pero imaginó que sería de dolor, puesto que el esclavo parecía que le gustaba más sentir dolor. Con la mirada le indicó que jugara con su polla. Lidia agarró la polla del esclavo, y empezó a mamarla. La polla aún estaba muy mojada, con los restos de saliva que habían dejado las dos chicas cuando se la habían mamado las dos a la vez.
– Trae la maleta que hay debajo de la mesa – dijo. Lidia hizo lo que le mandaba. – Ahora, coge eso que hay en esa bolsa y enróllalo en mis huevos.
Lidia sacó una especie de cordón de cuero, con forma de lazo en un extremo. Lo enrolló entre los testículos y la polla. Éstos quedaron apretados, y la erección de la polla se hizo más notable.
Volvió a indicar a Lidia lo que debía hacer. Esta vez le hizo sacar unas cadenas no muy grandes, con pesos en una punta y una pinza en la otra. Lidia sacó las ventosas de los pezones de Soraya. Éstos estaban estirados, y se notaban más grandes que nunca. Sujetó uno de ellos, y enganchó la cadena por la parte de la pinza. Soraya gritó de dolor al notar cómo la pinza apretaba con fuerza su pezón.
– Ahhhhh….eso duele…- gritó Soraya.
Lidia colocó la otra pinza en el otro pezón, y Soraya volvió a gritar. Aunque esto le provocaba mucho dolor, empezó a notar cómo su coño empezaba a mojarse otra vez. – ¿Me estaré volviendo un poco sádica?- se dijo Soraya.
– Ahora chúpale los pezones. Y muérdelos – dijo SumisoX.
Lidia chupó los pezones de Soraya. Las pinzas apretaban la base del pezón, por lo que la mayor parte del pezón quedaba libre para poder chuparlos. Lidia empezó a ponerse muy cachonda, al ver que los pezones de Soraya habían crecido mucho. No pudo reprimir las ganas de morderlos. Soraya volvió a gritar.
– Ahhh….cómo duele….pero no pares, sigue así….más fuerte….
Lidia tuvo la sensación que si mordía más fuerte podría hacerle daño, pero siguió mordiendo con fuerza. Los pezones de Soraya estaban cada vez más duros, y de color rojo, debido a los mordiscos que recibían.
Paró de morderlos y pasó a hacerle lo mismo a “SumisoX”.
Lidia empezó a chuparle los testículos. Al estar apretados se notaban mucho. Cogió uno de ellos con los dientes y empezó a estirarlo. El esclavo estaba muy excitado. Lidia seguía chupando y mordiendo los testículos sin parar. Mientras, Soraya miraba con envidia lo que hacía su amiga.
– Lo has hecho bien, pequeña furcia. Acércate, te diré algo al oído.
Se acercó al esclavo. Éste le dijo algo al oído, que pareció gustarle por la cara de sonrisa que apareció en su rostro.
Hizo girarse al esclavo de cara a la pared, e hizo lo mismo con Soraya. Se situaron uno al lado del otro. Sacó del maletín un frasco de lubricante y untó sus manos. Se puso de rodillas, y empezó a meterles un dedo en el culo. Con la mano derecha, metió y sacó su dedo del culo de Soraya, y con la izquierda hacía lo mismo con el culo del esclavo. Poco a poco fue metiendo más dedos. Los dos empezaron a gemir de placer. Cada vez tenían el culo más abierto, así que había llegado el momento de meter todo el puño. Juntó los dedos de sus manos, y apretó con fuerza. Los puños entraron en el culo de Soraya y el esclavo. “SadoX” estaba muy excitado con lo que estaba viendo. Su esclavo tenía el culo completamente abierto, cada vez que Lidia sacaba el puño de su culo. Soraya no paraba de gemir de placer, volvía a sentir que su culo estaba lleno y a punto de reventar. Lidia sacó el puño del culo del esclavo, y volvió a untarlo. Éste le guiñó el ojo, y asintió con la cabeza. Con el otro puño metido en el culo de Soraya, empezó a meterle los dedos de la otra mano. Lidia tenía la intención de meter los dos puños en su culo. Poco a poco fue metiendo un dedo más. Finalmente, juntó los dedos de la mano y apretó con fuerza. Metió y sacó los dos puños alternativamente, hasta que consiguió que los dos entraran en el culo. Soraya gritó como no lo había hecho antes. Apenas podía moverse. Los dos puños de Lidia estaban completamente dentro de su culo, y parecía que reventaría de placer.
Mientras, Nuria observaba sin perder detalle. Llamó a Silvia.
– No paréis de grabar, quiero primeros planos de todo esto. Menuda suerte hemos tenido esta vez, Soraya es la más puta de todas las que hemos tenido hasta ahora. Vuelve a traer a Max. Y también traed el caballo.
– ¿Ya, tan pronto?
– Sí, ya ha llegado el momento.
– Cómo quieras. Ahora lo traigo.
Silvia se acercó a “SadoX”.
– Ha llegado el momento, id a buscar al caballo.
El chico se acercó a su esclavo y los dos desaparecieron tras la habitación de las jaulas. Al fondo de la sala, había otra puerta. La abrieron y entraron en un pequeño establo. En él tenían guardado un caballo de color negro. Lo desataron, y lo llevaron hacia la habitación central.
Soraya aún permanecía con los puños de Lidia dentro de su culo. Al ver entrar el caballo en la sala no podía creer lo que veía. Lidia sacó los puños de su culo y también miró asombrada el caballo.
– No pretenderéis que haga lo que yo imagino… – dijo Soraya
Nuria se acercó a Soraya. Empezó a acariciar el pelo del caballo.
– Hemos pensado que te gustaría este regalito. Creo que antes no me has oído cuando te he preguntado si te gustaban los caballitos.
– Qué se supone que debo hacer…- contestó Soraya.
– No hagas preguntas tontas, Soraya, bien sabes de sobra lo que debes hacer. Te aseguro que si lo haces, para mí va a ser algo muy morboso, sería la primera vez que veo algo así en vivo y en directo. Así que intenta contentarme.
Soraya pensó que había pocas cosas que le pudieran ya obligar a hacer, así que se volvió a resignar. Vio cómo aparecía Silvia con Max. Los dos chicos desataron a Soraya y la llevaron al centro de la sala. Uno de ellos, trajo un potro de madera. Era un aparato con cuatro patas, preparado para que alguien se sentara boca abajo y con las piernas abiertas.
Situaron a Soraya en esa posición. Sus piernas permanecían completamente abiertas, y su culo permanecía un poco elevado. Su cintura la ataron al potro para que no pudiera moverse.
Nuria se acercó al potro con el caballo.
– Ésta vez te vamos a ayudar Lidia y yo, este momento hace mucho que lo estoy deseando.
Situó el caballo frente a Soraya. Le indicó a Lidia que le acariciara poco a poco la piel, para que poco a poco perdiera el miedo a los que estaban presentes. La mano de Nuria, poco a poco se iba acercando a la polla del caballo. La polla poco a poco empezaba a crecer. Nuria la cogió con sus manos, y empezó a masturbarlo. Lidia acercó sus manos y también empezó a acariciarlo. En poco tiempo, la polla del caballo estaba completamente erecta. Medía unos 60 cm. Ésta quedaba frente a la cara de Soraya, que se relamía con la mirada al ver una polla tan grande.
Lidia tampoco podía contenerse. Acercó la polla a su boca y se la metió. La polla era tan grande que apenas le cabía la punta. Nuria estaba tan excitada que también empezó a mamar la polla.
Silvia, mientras, acercó a Max hacia Soraya.
– Toma, ponla como tú sabes.
Soraya empezó a masturbar a Max. La piel de su polla bajaba y subía mostrando cada vez más la polla del perro, hasta que la piel estuvo completamente bajada y la polla se mostró entera. La polla empezó a soltar poco a poco descargas de semen. La acercó a su boca, y empezó a mamarla. Soraya estaba tan excitada, que mamó la polla del perro como nunca. La polla entraba y salía sin parar de su boca, que se iba llenando poco a poco de semen.
– Vale, vale, para un poco, no seas tan glotona – dijo Silvia. Le arrancó la polla de su boca, y llevó al perro hacia su culo. – Creo que ha llegado el momento de que Max perfore tu culito.
El perro se puso a cuatro patas sobre la retaguardia de Soraya, y empezó a cabalgar sobre ella. La polla de Max intentaba meterse en cualquiera de los agujeros de Soraya, pero la mayoría de las veces sus intentos eran fallidos. Silvia cogió la polla con su mano, y acercó la polla al culo de Soraya. El perro siguió montándola, pero esta vez la polla entró en el culo. El perro debió notar que había conseguido meterla, porque siguió montando a Soraya con mucha más fuerza.
Soraya sintió la enorme polla de Max en su culo. A cada embestida ésta entraba un poco más, hasta que consiguió meter la enorme bola. El perro paró de montar. Soraya notó como la polla soltaba abundantes descargas de semen, y se sintió muy llena.
Mientras, Nuria y Soraya seguían mamando la polla del caballo.
– Creo que deberíamos darle un poquito a Soraya ¿no crees, Lidia?
– Me cuesta dejar de mamar, esta polla está muy rica, y es tan grande…
– No tienes por qué dejar de mamarla, pero dale un poco a Soraya.
Lidia acercó la polla del caballo a la boca de Soraya. Ésta tenía la boca mojada por los restos de semen del perro, y no dudó en metérsela en la boca. La polla le pareció enorme, y apenas cabía en su boca. Su boca era un poco más pequeña que la de Lidia, así que tuvo que mamar la polla a lo largo, mientras Lidia metía toda la punta en su boca.
Las cámaras que había por toda la sala no paraban de grabar. Nuria pensó en las imágenes que conseguiría con todo lo que estaban grabando. “Si las vendo por Internet, puedo sacar bastante. Pero creo que aún podemos conseguir imágenes más impactantes”.
La polla de Max seguía enganchada al culo de Soraya. El perro bajó de su espalda, y se dio la vuelta. La polla estaba tan metida en el culo, con la bola, que permanecieron pegados espalda con espalda. Lidia dejó de mamar la polla del caballo, y se dirigió al culo de Soraya, mientras Silvia echaba un cubo de agua fría entre el culo y la polla, para conseguir sacarla. Al cabo de poco tiempo, la polla de Max salió del culo de Soraya, dejándolo muy abierto y soltando abundantes chorros de semen.
Lidia se situó sentada debajo del culo de Soraya, y fue recogiendo con su lengua el semen que iba saliendo. Cuándo tuvo la boca llena, se fue hacia la boca de Soraya y le pasó el semen. Las dos chicas siguieron chupando la polla del caballo, y escupiendo el semen sobre ella.
Nuria llamó a Silvia y le susurró algo al oído.
– No dejes de grabar….esto promete cada vez más…
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