Lobo – Segunda parte
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Zoey.
Antes que nada acá les dejo el link de la primera parte por si alguien no la leyó 😉
http://www.sexosintabues.com/RelatosEroticos-18360.html
Esto fue exactamente en Diciembre 2011, exactamente un año después de lo acontecido en el capitulo anterior. Mi amiga que vive bastante lejos de casa. Ya les conté que ella en esos días tenía un pastor Belga, hermoso negrito pelaje largo y con un potencial increíblemente exitante para mí que había descubierto la vez anterior que fui a su casa. Como lamentablemente no pude hacer nada más que una masturbada ese días, avanzar más quedo en un “pendiente” y así por varios meses hasta que se dio la oportunidad de ir a su casa de nuevo ya que se acercaba su cumpleaños, 29 de diciembre.
Llegue un 26 ya que siempre paso navidad con mi familia. Como siempre en su casa me atienden fantástico ya que de niñas nos conocemos. Llegue a la tarde, merendamos juntas y nuestras lenguas no descansaron ni un minuto. En el buen sentido, no? jajaja Ya que hablamos de todo, había que ponerse al día. Lobo se paseaba por la casa y se echaba debajo de la mesa ya que hacía calor y yo recordando a full lo que había hecho la última vez que estuve con él. Mas a la noche cenamos, no recuerdo que cenamos obviamente y nos quedamos de ocio. Esa noche me bañe y ya más tarde nos fuimos a acostar, siempre nos acostamos y estamos hablando largas horas. Una vez que ella se durmió mi cabeza empezó a trabajar a full. Tenía solo 3 días para lograr mi cometido… bueno en realidad dos, el 27 y el 28 ya que después iba a haber mucha gente por su cumpleaños y obviamente no iba a poder hacer nada de nada.
Esa noche me quede pensando, se que se iba a presentar la oportunidad de estar a solar con Lobo ya que se acuestan temprano su familia porque al otro día, pero bueno esa oportunidad tenía que presentarse y cuando se presente como haría? En ese rincón donde lo masturbe simplemente no, tenía que estar cómoda y segura de que podría estar mínima media horita, era todo lo que necesitaba. Termine masturbándome de lo caliente que me puse por fantasear como iba a ser mi primera vez con lobo.
El otro día fue completamente normal, salimos, compramos cosas y así todo el día hasta que llego la noche. Cenamos afuera como tenemos costumbre hacer siempre que voy a su casa. Ellos siempre arman su piscina (o pileta como le decimos acá) en el fondo de ese patio hermoso y bien cuidado que tienen. Mientras cenábamos en la galería de la casa platicábamos y a lo lejos veía la pileta armada, llena de agua y como el patio es grande, desde la mitad ya está a oscuras, donde todo lo que queda a lo lejos se ve envuelto en penumbras.
Terminamos de comer y después me quede con ella tomando unas bebidas y charlando en una mesita con banquitos que tienen al lado de la pileta, donde también hay un sauce de tamaño mediano. Lobo estaba con nosotras pero había un problema. Desde la pileta donde estábamos, ahora se podía verla casa, se imponía en el lado opuesto del patio con 7 ojos, de los cuales solo los de abajo estaban iluminados, sus ventanas peligrosas. Ya más tarde me pasee por esas ventanas y era arriesgado ya que se podía ver todo el patio envuelto en penumbras. Habrán sido como las 2 de la madrugada nos fuimos a acostar. Las dos en bikini ya que hacía calor y esa casa no tiene aire acondicionado. La espera fue interminable pero cuando mi celular dio las 3:30 am decidí levantarme como “para ir al baño”.
La casa estaba a oscuras y completamente en silencio. Como está ubicada en un suburbio de casas grandes y algo alejadas entre sí, por sus grandes jardines y patios, calles de tierra nada transitadas, de hecho tienen pasto y hierbas creciendo en el medio de las huellas de los autos, simplemente no se escuchaba nada más que grillos y perros ladrar a lo lejos de vez en cuando. Mi corazón nuevamente empezó a latir con fuerza cuando bajaba las escaleras de madera. Iba descalza bajando despacio sabiendo que escalones iban a crujir. Toda la vida siempre 3 escalones de esa escalera nunca dormían y a la noche te saludaban con un chirrido. Pase por la cocina donde lo único que estaba despierto era la heladera. Me acerque a la puerta que da al patio la cual siempre está sin llave.
Una ráfaga de aire caliente y húmedo se coló por la puerta apenas la abrí y se podía escuchar el chillido de las chicharras, grillos y algún que otro ladrido a lo lejos. Me asome a la oscuridad del patio trasero. Nada. La luna con su media cara iluminada, amarilla como un limón flotaba en lo alto, rodeada por algunas nubes y estrellas que se dejaban ver. De repente las chicharras dejaron de chillar y todo quedo casi silencioso, digo casi porque los grillos seguían cantando a lo lejos. Cuando mi vista ya se agudizo, aunque afuera estaba mucho más claro que el interior de la casa, logre ver a Lobo durmiendo bajo la mesa de la galería. No quería que me desconozca así que le chiste y susurre su nombre, este despertó y rápido vino a lamer mis manos. Era mío.
Cerré la puerta detrás de mí y acariciaba la cabeza de Lobo, su pelo se sentía tan rico. Mire a lo lejos la silueta negra de los dibustrines y el sauce junto a la pileta. Detrás del patio trasero de la casa hay una calle, también de tierra y cruzando esta comienza un maizal, así que no hay alumbrado público ni absolutamente nada. Comencé a caminar lentamente con Lobo a mi lado acariciándole su cabeza. El aire estaba caliente y vaporoso como el cuarto de baño después que alguien se da una ducha. Caminaba lentamente con mi macho al lado sobre el pasto el cual estaba húmedo y reflejaba la luz blanca-amarillenta de la luna. Poco a poco me acercaba a la mesita donde habíamos estado horas atrás con mi amiga tomando. Camine por el lado de la pileta a la vez que metía mi mano por el agua, tibia de hecho y volité mi cabeza hacia atrás. Se podían ver nuestras huellas en el pasto húmedo, lleno de minúsculas gotitas de agua y detrás, amenazante, la gran casa blanca, esta vez con todos sus ojos negros como una gigantesca tarántula. Me agache, acaricie al perro y decidí ir atrás de la pileta la cual mide de alto casi un metro y medio, suficiente para escondernos detrás.
Entre la pileta y los dibustrines debe haber 2 metros, los cuales están cubiertos de pasto, como siempre bien cortito y arreglado. Me senté en el pasto y seguía acariciando a Lobo, caricias rápidas ya que este jadeaba un poco y movía su cola. Me atreví a sacarme mi bikini, primero la parte superior y finalmente la tanga. Deje todo colgadito en el borde de la pileta y empecé.
Acaricie todo su lomo, su pelaje, el viento caliente que corría, yo desnuda en un completo estado de naturaleza, mis latidos fuertes a mil por hora. En un momento creo que podía escuchar más mis latidos que los grillos. Me arrodille y acariciaba su vientre y no tarde mucho en llegar su pene. Volví a recordar la textura de los pelos del prepucio, su pene más huesudo que el de mi Cocker, pero esta vez notaba su nudo apenas. Lo masturbe unos segundos y deje de hacerlo en el momento que sentí que comenzaba a eyacular y a querer empezar con sus movimientos de cadera. Lleve mi mano a mi vagina, ya en ese momento estaba más húmeda que todo el pasto del patio, y empecé a masturbarme metiendo y sacando dos dedos a la vez que frotaba mi clítoris, así lo hice hasta casi alcanzar el orgasmo. Me puse en 4 y empapé el dorso de mi mano en mi cristalina humedad lubricante y deje que Lobo la lama a medida que acercaba su cabeza a mi entrepierna donde comenzó a lamerme frenéticamente, pero solo por un instante ya que inesperadamente me monto. Tenía ganas de exitarlo haciéndolo que se baje y juguetear un poco con el pero mis deseos me superaron y obviamente que a él también. En ese lapso de pocos segundos que me monto y sentís su pene apenas salir de su funda y frotarse en mi trasero, tal y como se hacer con mi cocker, con ayuda de mi mano guie su pene a mi vagina. Yo en 4 con mis rodillas muy separadas y apoyando mi hombro derecho y la mitad de mi cara en el suelo, también la parte superior de mis pechos en el pasto húmedo. Con mi mano izquierda mantenía el equilibrio y así en esa pose le entregue mi cuerpo. No le costó nada penetrarme.
Me agarro con mucha fuerza, a punto que me molestaban sus garras en mis costados y empezó a arremeter muy bruscamente como aquella vez que lo masturbe. Podía sentir como su bola, chiquita en ese momento, entro un centímetro o dos dentro mío y empezaba a crecer en ese vaivén exitante mientras con mi mano derecha frotaba mi clítoris bien fuerte. Su pene crecía más y mas dentro de mí mientras escurría nuestros fluidos por mis piernas y algunas gotitas se desviaban por mi vientre. Se sentían tan calientes y su pene se hinchaba cada vez más adentro mío que en esos 20 segundos más o menos me hizo venir. Fue un orgasmo tan intenso que cuando sus movimientos iban terminando, dejo de sujetarme con fuerza y extrañamente levantaba una pata trasera, la bajaba y luego levantaba la otra, así una y otra vez y yo seguía masturbándome intensamente mientras él hacia esos movimientos con sus patas traseras hasta que me vine de nuevo. Lástima que en ese preciso momento el de un salto se zafó de mí.
Fue increíble el ruido que hizo su pene al salir de mi vagina llena de líquidos mientras yo estaba teniendo mi segundo orgasmo. De hecho sentí que eyacule un poco e inconscientemente se me escapo un largo gemido, algo sofocado mescla con un leve grito ya que me dolió y me estaba terminando de venir. Me deje caer de costado mientras el metía su hocico en mi entrepierna así que las abrí y me quede un instante acariciando mis pechos mientras Lobo lamia mi vagina. Su lengua caliente y suave lamia perfectamente todo mi sexo mientras yo a propósito hacia fuerza para sacar de mi todo lo que había dejado dentro así no dejaba de lamer.
Lástima que fueron más que unas lamidas y me quede con ganas de chupar su pene, ya que cuando fui a buscarlo lo tenía nuevamente dentro de su funda la cual el empezaba a lamer. Volví a tirarme de espaldas sobre el pasto a seguirme masturbando. La noche, el ambiente eran simplemente perfectos. Metía dos dedos en mi vagina y luego los chupaba ya si intercambiaba mis manos. Su pene era más largo que el de mi cocker, pero su nudo era más chico o menos pronunciado, sus curvas eran más suaves, una bola deliciosa ya que, si bien me hizo doler, fue con mucho placer y como ya conocía su miembro, no le tenía miedo.
Seguía masturbándome en el suelo y alcance mi tercer orgasmo, metiendo y sacando dos dedos de mi mano derecha a la vez que con mi otra mano frotaba mi clítoris. Disfrutando a full del momento y Lobo a mi lado el cual comenzó a lamerme la cara. Caray, porque no me lamerá los pechos? Pero no, la cara maldición. Yo desocupe una de mis manos y lo masturbe un poco. Esta vez más lento ya que podría estar sensible de su pene y el intento montar mi brazo. En ese momento ni lo dude y volví a ponerme en 4. Seguía tratando de montar mi brazo pero por suerte cambio a mi cintura. En la misma pose que al comienzo, masturbe su pene con más fuerza justo en la entrada de mi vagina y nuevamente arremetió. Esta vez sí con menos velocidad pero con la misma fuerza. Una se da cuenta que se puede zafar el nudo de adentro así que esta vez sujetaba su pene abotonado en mi mientras él me daba bien rico. Tardo mucho menos en quedarse quietito lamentablemente para mí y sin sacar mi mano de mi vagina por seguridad lo ayude a girar y quedar los dos cola con cola pegaditos.
No le tengo la confianza como a mi perro así que nunca saque mi mano de la base de su pene, por seguridad no quería que se desabotone de mi. Así que siempre manteniéndolo pegadito podía sentir como su pene latía dentro mío, se sentía como una piedra caliente. Mis rodillas ya empezaban a dolerme a pesar de que estábamos sobre pasto, aun así comencé a moverme yo lentamente hacia delante y hacia atrás combinando con leves movimientos de mi cadera y masturbándome. Volví a apoyar mi hombro y cara en el suelo, dejando mi cola bien levantada y así tenía mis dos manos para jugar. Cabe destacar que esta segunda vez fue mi hombro izquierdo al igual que ese lado de mi cara porque el pasto picaba jaja.
Mantenía dos dedos en forma de “v” en mis labios vaginales así evitaba que se zafe de mi mientras frotaba mi clítoris con mi otra mano y me movía. Es espectacular sentir el nudo como una piedra apenas dentro de una. No tarde en venirme de nuevo, eyaculando muy poquito, dejando escurrir mi líquido cristalino y caliente por mis manos. Estaba tan exitada que lentamente deje salir su nudo de mí pero no el resto del pene y así con mi mano comencé a meterlo y sacarlo lentamente de mí, la anatomía de su nudo permitia hacer eso. Sentía mi vagina muy lubricada y mis labios muy dilatados. Me dolía un poquito, ya que a pesar de que Lobo no tenía un gran nudo, yo no soy de muchas capacidades ahí abajo. Aun así metía y sacaba su nudo de mí y empecé a hacerlo más rápido una y otra vez mientras frotaba mi clítoris fuertemente, sentía que mi orgasmo se acercaba nuevamente y así lo contuve lo más que pude hasta que finalmente me metí de nuevo lo más profundo que pude su pene y sin dejarme de frotar mi clítoris me vine de nuevo. Fue tan intenso que mi squirt hizo un ruido extraño al salir de mi vagina con todo el pene del perro dentro de mí. Comenze a temblar un poco mientras me venía bien rico y descuide su pene. Afortunadamente él se mantuvo quietito y bien jadeante. Yo también me quede ya en 4 quieta y respirando profundamente, sintiendo como me temblaba el cuerpo.
Lobo estuvo abotonado conmigo unos 15 minutos hasta que solito dio un jalón y se zafó de mi, dejando escurrir gran cantidad de sus líquidos mesclados con los míos e inmediatamente empezó a lamerme, nuevamente muy poco, pero me limpio.
Me sentía genial, era tan rico todo que nuevamente deje caerme de espaldas en el pasto y cerré mis ojos disfrutando del sonido de la noche, de los aromas diversos que traía la cálida brisa húmeda que corría, fue algo impagable. Cerré mis ojos y casi me duermo. No tenía ganas pero rápidamente tome conciencia, bese a Lobo en su hocico, me puse mi bikini nuevamente y me metí a la casa. Dentro se notaba más fresquito pero era porque había menos humedad que afuera. Subo despacio las escaleras de madera y entro a nuestro cuarto, siempre dormimos juntas las dos, oh sorpresa, mi amiga seguía en la misma posición que cuando me salí. Veo mi celular y marcaba apenas pasada las 4:05 a.m. En total silencio busque ropa interior en mi mochila y un toallón y me metí a bañar en el baño de arriba, el que usamos solo nosotras ya que sus padres duermen en un cuarto de abajo y tienen su propio baño.
Ya fresquita y limpita me pongo una tanguita, aclaro que muy a veces uso tangas normales, nada de hilo dental o esas cosas raras e incomodas. Me pongo una tanguita común y corriente, una camiseta sin mangas blanca que me encanta sin sostén abajo y me fui a acostar con una sonrisa de oreja a oreja.
A la mañana siguiente, mediante desayuno mi amiga me decía que la despertó el ruido de agua correr y me preguntaba que hacia bañándome, le dije que estaba pasando mucho calor, no podía dormir y me fui a dar una ducha fresca 😉
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