LOS 7 PECADOS SEXUALES 4
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Beto43286158.
Salgo muy emocionada de casa de mis papás, Boby, mi perro, un gran pastor velga, me acompaña a mi nueva casa, aunque sólo he estado una noche fuera de casa, lo extrañé muchísimo.
Lo subo al auto, mi mamá sale de la casa y me despide:
-Adiós Brenda, te espero aquí para la fiesta de Estrella.
-Claro mamá.
-le contesté y mientras manejo a nuestro nuevo hogar, donde estaremos solos Boby y yo, recuerdo los ricos momentos que estuve con él:
Una tarde mientras lo bañaba en el patio trasero de casa de mis padres, estaba estrella jugando cerca de nosotros, yo disimuladamente comenzaba a jabonar sus testículos y todo su pene que estaba guardado bajo ese que parece un prepucio gigante, y aunque traté de ser discreta estrella se me acerca y me pregunta:
-¿Por qué duras tanto tiempo tallándole allí?
-Es la parte más sucia de Boby.
– Le contesto, al tiempo que también jabono su ano.
– Son las partes donde hace pipí y popó, y mamá no me dejará meterlo a la casa si huele aunque sea, un poquito mal.
– fue mi argumento porque me sorprendió acariciándolo allí, así que decidí, terminar el baño por esa ocasión.
Bañar a Boby era una de mis tareas favoritas, porque podía acariciar sus bolas y sentir su pene duro en mis manos después de dos o tres jabonadas, y además yo terminaba toda mojada (de mi vagina).
También recuerdo que en las tardes mientras no estaba mamá, lo dejaba estar conmigo en el sillón viendo el televisor, mientras yo lo acariciaba todo, y muy discretamente le masturbaba su pene.
No sé si estrella también me alcanzaba a ver pero cuando me veía con Boby en el sillón corría a sentarse conmigo y bajaba al perro.
Estrella era muy celosa de mí, me cuidaba y no simpatizaba con Boby:
-¡Al patio Boby!- le decía Estrella cada que lo veía conmigo.
En especial después de que un incidente con el peluche favorito de Estrella hicieran que se pelearan hace como 2 meses.
Yo recuerdo que ese sábado cuando llegué de mi trabajo, era la hora de la comida y mamá saldría a sus pláticas mensuales de jardinería, papá tenía mucho trabajo con varios cuerpos que encontraron en el río y no volvería hasta tarde, Raúl gracias a todos los cielos se iba todos los sábados con sus amigos de viaje.
Así que mamá me dijo:
-Brenda, Lleva a Estrella a la fiesta de sus amigas, es a solo dos calles.
– Estrella volteó y me sonrió.
Luego dijo:
-Yo podría ir y venir sola si gustas.
-Tranquila pequeña, que te acompaño y veo que llegues bien.
–le dije sonriendo.
Cuando volvía de dejar a estrella, la casa estaba sola y Boby me ladraba desde el patio, fui hasta el corriendo, cuando llego al patio estaba donde siempre, parado de manos, recargado en la ventana de mi cuarto.
Tomé la manguera y Boby sabía que le daría un baño, corrió hacia mí, y comencé a mojarlo todo mientras lo acariciaba.
Le puse su shampoo, y comencé la rutina de todos los baños, sus testículos y su ano muy limpios, pero sobre todo, su pene lo jaboné tanto que parecía más bien, que lo masturbaba.
Su palo se puso duro y gordo, pero lo mejor, era acariciar esa enorme bola que se le hace en la base de su pene.
Como en esta ocasión no había interrupciones ni necesidad de discreción, lo podía tallar sin preocupaciones.
Decidí tomar una toalla para secarlo y lo metí a mi cuarto.
Boby estaba emocionado porque era muy raro que yo lo metiera allí, mi madre no lo permitía.
Pero creo que más emocionada estaba yo, ya que sentía los labios de mi vagina húmedos por tanto acariciarle el pene a Boby.
Lo subí a mi cama y poco a poco comencé a acariciarlo, le tallaba su fierro duro como masturbándolo hasta que logré que saliera de su enorme prepucio, y con mi corazón agitado de emoción y mis manos temblando de la excitación, me agacho hacia él y lo comienzo a chupar, su sabor era extraño, aunque nunca había besado ningún otro pene en mi vida, ni de hombres, este me gustó.
Durante varios minutos lo chupé y Boby se quedó quieto y comenzó a jadear un poco.
Su pene era grande y punteagudo, así que pensé en ponerme a gatas para él.
Me pongo de pié, me bajo el pantalón y cuando apenas me estoy poniendo de rodillas en el suelo, ¡PUM, PUM, PUM!, ¡RING, RIIING!, ¡PUM, PUM, PUM!, ¡RING, RIIING!
La puerta de la casa es golpeada con desesperación al igual que el timbre.
-¡Brendaaaa! – Se escucha un grito de Estrella con un tono de molestia.
Me subo el pantalón rápidamente, y corro a la puerta.
-¿Qué pasa Estrella, estas bien?-
-No me gustó la fiesta y me devolví, – dijo mientras entraba a la casa con la cara de molestia.
Se dirige a su cuarto pero pasa por el mío y ve a Boby adentro.
-¿Qué haces tú aquí?- le grita al perro- Sabes que no debes entrar a los cuartos, ¡Al patio!
-No te preocupes Estrellita, yo lo llevo.
– Le abrí la puerta y se fue hacia donde se iba siempre, la ventana de mi cuarto, y con el hocico recogió algo del piso, y veo que era el peluche de Estrella.
Estrella venía de tras de mí y ve a Boby con el peluche en la boca y corre y se lo quita.
-Perro malo.
– le dice Estrella a Boby metiéndose a la casa llorando.
Bueno eso es cosa del pasado, ahora estaríamos Boby y yo solos en mi propio departamento.
Cuando llegamos a mi depa, le di un recorrido de toda la casa y el la recorrió para reconocerla.
En medio de la sala me arrodille y el vino hacia mí.
Lo abracé y lo acaricié todo, él se emocionaba y lamia mi cara.
Con el corazón dándome latidos a mil por hora le acaricié su pene, que aun pequeño no sabía lo que le esperaba.
Se lo masturbé y poco a poco fue creciendo, poco a poco se fue asomando ese enorme palo puntiagudo color rosa y morado.
Lo chupe unos momentos y Boby se quedaba quieto mirándome, me incorporé y le dije como si me entendiera:
-Ahora nadie nos va a interrumpir.
– AsÍ, que me quite mi blusa, quité mi sostén y colocando saliva en mis dedos lubriqué mis pezones, y al arrimarlos a la cara de Boby este los comenzó a lamer.
Sentí taaan rico, esa lengua, larga, fuerte, rápida y húmeda, creaba una explosión de placeres en mis pezones.
Me quité el pantalón y mis pantis, no fue necesario poner saliva en mi chochito, este ya estaba muuuy lubricado.
“Entonces llegó el momento”, pensé y me puse a su disposición, totalmente a gatas, enseñándole mis nalguitas blancas, esperando a que me diera todo lo que tenía, pero no fue así.
La verdad esto era más lento de lo que imaginaba, es totalmente diferente a cuando lo hago con Sofi, que solo le digo tómame y me devora completita, a Boby no le interesaba si yo estaba desnuda o no, no le interesaba si yo estaba caliente o no, el necesitaba que yo lo guiara.
Por lo que a gatas me le acerqué, me agaché a un lado de él y le chupé su fierro nuevamente, comenzó a disfrutar, su fierro se puso cada vez más grande, cada vez más grueso, cada vez más duro.
Poco a poco su base se fue convirtiendo de una pequeña bolita a una pelota enorme, le chupaba su pene masturbándolo con mi boca, y fue entonces cuando Boby entendió lo que yo buscaba de él.
Me volteé acerque todo mi culito a su hocico, y lo hice que me lamiera.
Fue una de las sensaciones más placenteras que he sentido en toda mi vida, esa lengua tallaba y abría mis labios vaginales, con gran velocidad y fuerza, es como si fuera un vibrador en forma de lengua, comencé a sentir contracciones en mi vientre y por un momento creí que si Boby continuaba acabaría en su boca.
Boby dejó de lamer y caminaba a un lado de mí, estaba emocionado y se le notaba, la mitad de su pene estaba ya fuera de él.
Pero no sabía que se me podía subir, así que intenté montarlo yo a él.
Me le subí y él me pudo pero se emocionó tanto que comenzó a correr y dar círculos, se me acercaba y volvía a correr.
Cuando estaba cerca de él le agarraba su fierro y se lo masturbaba, o si podía, se lo chupaba un poco, o lo montaba nuevamente.
Yo me ponía a gatas y lo esperaba, pero ya un poco cansada de los brazos, doblé mis codos y quedé empinada del culo hacia arriba, con el pecho pegado al suelo.
Entonces a Boby le llamó la atención, y me monto, comenzó a bombear y aunque no me atinó, fue muy rico sentir que su pene me tallaba los labios de mi vagina.
Se bajó y emocionado corrió a mi alrededor como sabiendo que lo que estábamos haciendo era placentero.
Me volví a acomodar, y se subió unas cuantas veces más.
Cuando lo hacía trababa de ayudarlo con una de mis manos para guiarlo a que entrara en mí, pero era un poco complicado porque él es muy rápido en su movimiento de cadera y algo pesado cuando se me sube.
Después de varios intentos, yo muy excitada, húmeda y sudada del cansancio, Boby se subió en mí y ¡ZAZ! Entró en mi conchita.
Era una metralladora, entraba y salía tan rápido que casi me hizo venirme en un instante, se cansó y se bajó de mí, pero su lengua ya estaba de fuera y jadeaba sin parar, me lamio mi conchita y me volvió a penetrar, pum pum pum, sin parar.
Se bajó de mí de nuevo, para descansar un poco y nuevamente me vuelve a montar, ZAZ! Esta vez lo hace tan fuerte que siento como esa bola de su base del pene, abre mi conchita al máximo y entra dentro, de mí.
Es tan rico, tan apretado, tanto movimiento que entonces si me vengo gimiendo de placer, las contracciones de mi panocha haces que mi huequito se cierre y le impida a Boby sacar su pene de mí.
Nos quedamos, pegados, abotonados, mi conchita apretada y su pene invadiéndome.
Él se baja a un lado de mí y como si fuéramos uno solo, nos movemos juntos para cualquier lado.
Yo acaricio mi clítoris y mientras Boby solo jadea y está salivando, yo lo disfruto dentro, rico caliente y húmedo.
Al cabo de unos 5 minutos, siento que si bola está desinflamándose, y mi vagina menos contracturada, permite que de repente sale esa cosa de mí.
Era una enorme tripa dura, con una gran bola en la base, creo que nunca había visto todo su pene de fuera, era algo muy largo, aún le escurría semen, al igual que mi chochito chorreaba también.
El corría de emoción alrededor de toda la sala, se echaba y lamia su pene completo, quise acercarme a lamerlo también, pero el volvía a correr, pensé “ya tendré la oportunidad”.
Asi que lo dejé disfrutar sin asustarlo ni atormentarlo.
Descansamos todo el día y en la noche se repitió la sesión, y aunque fue cansada, ya fue un poco más rápido gracias a nuestra experiencia.
Al día siguiente por la tarde llegó Sofia a casa.
-¡Hola Brenda!- Gritó desde la calle para hablarme- bonita casa.
-¿Te gusta?- Le pregunté al momento que le abría la puerta.
-Me gustas más tú, pero la casa también esta mona.
– dijo, mientras me abrazaba del cuello y me besaba.
– Te extraño, vamos a conocer tu recámara.
– dijo en un todo como si estuviese ronroneando.
Boby nos siguió hasta el cuarto pero Sofía no lo dejó quedarse.
-No pequeño tú te quedaras afuera, no puedes ver esto.
-le dijo.
-Déjalo que se quede, no pasa nada.
Podría ser divertido.
-Me siento incómoda con él, quizá ya que me acostumbre con el tiempo, pero hoy te quiero a ti.
Fue el fin de la conversación y nos dedicamos a lo nuestro.
Continuará…
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