Lupo
Mi primera vez.
Mi madre y mi tía, tenían que viajar a Marbella, porque mi abuela, la madre de ellas había fallecido y había que encargarse de su funeral y todo un asunto de herencia y propiedades que resolver con sus otros hermanos, habían pensado en quedarse una semana por allá y tía no podía dejar su casa sola porque había que cuidar a su mascota Lupo, un pastor alemán de tres años muy apacible, así fue como fui nominada dedocraticamente, para hacerme cargo del animal por una semana.
Acá en Madrid en el mes de julio hace un calor de miedo, la idea de cuidar al perro por unos días no me parecía nada de agradable, sacarlo a sus paseos todos los días, recoger sus cagadas en el parque, alimentarlo un par de veces al día, era toda una paja para mí, ya que no podría salir con mis amigas, con tantos chicos guapos durante el verano y yo encerrada con un perro.
Esa mañana acompañé a Mamá y mi tía a la estación, me despedí de besos con las dos y ambas me pidieron de cuidar de Lupo y no hacer bobadas, perro de mierda, pensé.
Regrese a casa y Lupo me recibió como siempre tan contento y meneando su cola, llene su escudilla de agua y otra de alimento, luego fuimos por el paseo del mediodía, volvimos a casa y me dedique a ordenar mis cosas y chatear un poco con mis amigas, no me di cuenta cuando ya el sol se escondía detrás de los edificios.
Lupo acostumbrado a su rutina, giraba a la espera de su alimento, llené su escudilla y la puse en el sitio donde acostumbraba a comer y me alejé, continué con mis chats hasta que Lupo llego cerca de mí, indicándome con una especie de danza, que estaba listo para el paseo de la tarde … ¡está bien mamapollas! espérate un poco que ya nos vamos.
Agarre su correa y bajamos por el ascensor y nos fuimos al parque, caminamos por una media hora hasta que el señor hizo lo que tenía que hacer y volvimos al departamento.
Estaba muy cansada así que me fui a la ducha y luego a la cama, puse un cojín en medio de mis piernas apretando mi chocho húmedo y con deseos de follar, refregué la punta aguzada del cojín contra mis vellos púbicos, la sensación era irresistible, me hacía bramar, pero mi chuchita hambrienta de polla quería más que esa almohadilla insulsa, cansada como estaba me adormecí …
Tuve un sueño …
Sentía entre mis piernas algo maravilloso, encantador, arrollador y excitante, era algo que quemaba mi piel, mis muslos ardían, no llegaba a comprender que cosa era esto tan estimulante y provocador, todos mis poros estaban sensibles, el placer era gigantesco y desconocido, jamás había sentido algo tan abrumador, exquisito que me hacía sentir unos deseos irrefrenables de verga, todos mis sentidos estaban centrados en mi vagina.
Esa cosa desconocida estaba refregándose contra los labios de mi chochito y friccionaba mis frágiles suaves carnes púbicas, se estaba produciendo una estimulación que me trastornaba, me sentía como aprisionada por un ente divino que me inmovilizaba en un modo violento pero muy placentero, estaba detrás de mí, yo trataba de girarme para ver ese portento que se había apoderado de mis caderas y me hacía estremecer.
Quería verlo para entregarle el amor de mi mirada, ya que me había resignado a su potencia y deseos, mi culito empujaba hacia atrás con deseos abrumadores de sentir una y mil veces la potencia de mi amante incognito, su polla, mi coño buscaba su polla, había mil sensaciones más, mis tetas que se refregaban en las sabanas y mi lengua jugaba con mi boca entreabierta, mi cuerpo entero era sacudido con los potentes embates de mi adorado.
Quería que me penetrara, deseaba sentir ese ariete horadando mi chuchita hasta el fondo, mi deseo era que esa polla entrase en mi almejita delicada y famélica de verga, era ya una necesidad imperiosa de que algo carnoso e hirviente ensanchara mi canal vaginal inundado de torrentes de deseos mojados.
El charco de deseos emanaba efusiones dirigidas a mi amante, le decían … poséeme … rómpeme el choro … haz trizas esas barreras y perfórame con tu lanza de carne … estoy pronta para tu pija … ensártame en tu garrocha … hazme tuya … comete mi almejita carnuda …
¡Oh! mi dios … está dentro de mi … siento su miembro haciéndose espacio en mi estrecho chocho, grito y sufro la violencia de sus deseos, los fuertes golpes azotan mis nalgas y mis muslos, resisto con mi culito en el aire, estoico, firme contra el vendaval de folladas con que mi chocho viene atacado, el dolor se hace soportable, pero mi vagina viene forzada al máximo, esta pija se infla y continua a expandirse en mi interior, todos mis rincones vienen ocupados por la piel de este ser flexible y elástico, es una copula extra terrenal.
Sin inmutarme acepto esta fuerza masculina, acepto al macho, me someto a su lujuria, me entrego a sus obscenas y lascivas penetraciones, puede hacer de mi cuanto se le antoje, mis sacudidas orgásmicas me quitan todo razonamiento, estoy enloquecida con su verga en lo profundo de mi ser, quizás me haya llegado cerca del cerebro, no me deja pensar, soy obliterada, anulada, su verga controla mi mente, soy su esclava.
Mi vagina abraza toda la longitud de esta pija celestial y majestuosa, esta pija de un ser de otras dimensiones, de otros mundos, de un cosmos diferente, de un universo paralelo, me gusta y lo necesito en mí, continua a cogerme, folla mi sexo, mi cerebro se sacude con emociones y sensaciones conocidas y desconocidas, sobrecogedoras.
El goce es total, no hay ni un solo pedacito de mi ser que no sea agobiado por este sentimiento poderoso, ser poseída totalmente, unirse carnalmente a un ente diverso, las oleadas orgásmicas mantienen mi cuerpo en convulsiones continuadas, jamás saldré de este laberinto donde han sido apresados todos mis sentidos.
Estoy conectada, enchufada a esta verga, alimenta mi ser, alimenta mi vida, sin este enlace mi vida dejaría de ser, si él se mueve, yo me muevo, si él me hala, me arrastra con él, soy parte de él.
No tengo control sobre mi cuerpo, todo se agita, se contorce, se encrespa, se sacude, luego eso … un líquido soberbio, agradable, divino, paradisiaco, un torrente, un caudal, un aluvión, todo se versa dentro de mí, todas mis células son mojadas, bañadas, empapadas una y otra y otra vez, es una inundación de mi ser, como si billones de microscópicos seres invadieran mis entrañas, es él que insemina las fértiles carnes de su hembra.
Trato de mover mi sexo para gozar más y dar goce extra a mi amante, quiero cooperar y colaborar con este engendro de placer que martilla mi chocho desde un tiempo infinito, hay chispas y estrellas, hay relámpagos de luces caleidoscópicas, todo brilla y destella, nebulosas rosadas y celestes, tiemblo, me agito, mi corazón va a explotar al igual que mi cerebro ya lo hizo, mi mente vaga libre en esta galaxia azul.
Me volví niña, mis chillidos son estridentes como de una neonata, mi sexo es pequeñísimo, viene estirado por una fuerza colosal y gozo, sufro violencia y gozo, vengo tironeada y gozo, vengo arrastrada y gozo, mi cuerpo entero es zarandeado, mi pulso se incrementa, mi respiro se acorta, me encojo y me arrimo más a la verga de mi adorado.
La marea de semen versada en mi interior chamusca mis vísceras y alienta mi lujuria a nuevos y mas altos niveles, mi chocho se contrae y se dilata una y otra vez, mi clímax continua, la descarga de su lechita caliente también, era tanto el liquido que rociaba mis paredes que imaginé que su pija gruesa y palpitante se derretía dentro de mi vagina.
Todavía el desconocido descargaba semillas acuosas en mi chuchita, todavía me estremecían sus acometidas impetuosas, me cautivaba la furia y la pasión, me subyugaba su fuerza y potencia, me sometía a su dominio, me fascinaba su anonimato, quería saber quien era, quería saber que era, no podía voltearme a mirar o quizás no me atrevía a mirarlo,
Me desperté y supe inmediatamente que las garras que rasguñaban mis caderas, eran las de él … Lupo me tenía abotonada … Lupo follaba mi coño … Lupo había enterrado su verga en lo profundo de mi ser … mi cuerpo lujurioso quería sentir más placer, más gozo, más deleite, más satisfacción, más gustito … mi cerebro quería más estimulación, más excitación, más ardor, más fogosidad … y yo quería conservar esa pija dentro de mí con todo mi ser, quería continuar gritando, quería continuar gimiendo y chillando, quería ser puta cachonda.
Temprano de madrugada, Madrid comenzaba a despertarse y la ciudad iniciaba con sus ruidos habituales, el carro policial con sus sirenas persiguiendo forajidos, la ambulancia corriendo por la vida de algún cristiano, todos los sonidos llegaban a mis oídos, pero nuestras respiraciones jadeantes, el crujido de la cama al movernos, mis gemidos y chillidos, restaban encerrados en nuestras cuatro paredes.
No quería ni podía alejarlo de mí, él restaba pegado fuertemente a mí, los suaves movimientos de él se amplifican en mi chocho como una caja de resonancia, haciéndome vibrar y estremecer, andanadas de orgasmos explotaban desde el centro de mi vagina, apenas podía mantenerme, solo la vergota atrapada por mi chocho me impedía de caer, estaba colgando de la pija de Lupo, estaba clavada a él.
Estaba muy despierta, mi cuerpo exhausto pero dichoso, Lupo como si hubiese adivinado, se movió y su bola quedó al borde externo de mi chocho y luego su inmenso vergón resbaló fuera de mí, tenía una deuda con esta fabulosa vergota, así que me giré todavía de rodillas y me trague su pija cubierta de mi caldo vaginal, se la mamé dejándola pulcra, esmeradamente limpia.
Por largo rato conservé su verga en mis manos, no podía creer que esa cosa, quizás hasta grotesca, pudiese haberme dado esa decena o docena de orgasmos fabulosos, estaba realmente admirada y cachonda para probarlo otra vez y muchas veces más.
Después de esa cogida, todos los días siguientes lo dedique a abotonarme a él, cada dos o tres horas Lupo me buscaba y yo me concedía gustosamente y si él tardaba en buscarme, yo me desnudaba y lo iba a buscar, éramos como neo esposos, cuando mi tía regresó, me reto porque Lupo había enflaquecido y dijo que, si yo quería hacer dietas, no debía haber forzado al pobre perro, ya que, mirándome, me dijo tú también estas más flaca.
Mi madre me dijo que en dos semanas más debían regresar a Marbella a firmar algunos papeles y que me dejarían a cargo de Lupo una vez más, me prepararé para ese reencuentro, estoy ya anhelándolo.
He disfrutado con este relato. He acabado masturbándome. Gracias
Me la pusiste dura