Me convirtieron en su Sirvienta (parte 1)
Prácticamente era su esclava, pero qué más podía hacer, sino obedecía sus órdenes, todos se enterarían de mi secreto..
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Fue cuando Lucifer me sorprendió, ocurrió a los siguientes días después de que tuve mi periodo, él no paraba en todo el día, en estar intentando lamerme debajo de la falda, la primera vez me ocurrió cuando estaba limpiando la sala, me incline para acomodar los cojines del sofá el vestido no estaba muy corto, pero por mis caderas si ampón, así que cuando me inclinaba, se levantaba bastante por detrás, ahí fue cuando Lucifer aprovecho y sentí su húmeda nariz olfateando mi vagina, acompañado de un lengüetazo, inmediatamente me incorpore, girándome para evitar la cabeza de Lucifer, lo mire a los ojos sorprendida y este nuevamente intento meter su cabeza debajo de mi vestido, con mis manos trataba de mantener mi vestido abajo y evitar que metiera su cabeza, el solo me miraba e insistía de nuevo, así estuvimos luchando por un rato, con su tamaño y fuerza yo no suponía un adversario pero él no intentaba hacer algo más, de cierta manera respetaba que se lo prohibiera.
Igual paso en la cocina, no podía descuidarme tantito y darle la espalda por que nuevamente hacia lo mismo, olfatearme la vagina y darme el lengüetazo, por supuesto yo sabía que él estaba intentando de convencerme para coger con él, pero yo no tenía la menor intención de hacerlo, menos con la experiencia de haber sido separada de mi amado Hércules, solo que ahora él muy descaradamente me mostraba la punta rosada de su pene que se asomaba de su capuchón, yo intentaba ignorarlo, pero él estaba muy insistente, sus acciones se convirtieron en acoso, solo podía apartármelo cuando me metía a mi recamara para dormir, sabía que él se quedaba afuera de mi recamara, por los chillidos que emitía, dándome a entender que quería aparearse conmigo, que lo dejara montarme, yo no quería, aun no me sentía lista, por supuesto no negare que me gustaba y llamaba mi intención, su color, su pelaje, su pose, era un perro hermoso, pero mis pensamiento aun estaban con Hércules, me preguntaba que estaría haciendo y sobre todo me ponía celosa de imaginarlo montando a Eloísa, esa perra traidora seguro estaba dándole las nalgas y aquel cabrón de mi amado se la cogería sin pensarlo, pasaron los minutos y me quede dormida.
No tardo mucho en que también mi cuerpo me hiciera saber que necesitaba amor, pues desperté a media madrugada, sentía ese calorcito recorriéndome de punta a punta, los labios de mi vagina hinchaditos, mis pezones duritos, húmeda de excitación, recordé a Lucifer, sus ricos chillidos que me daba, pidiéndome que fuera su hembra, entre mas lo recordaba, mas me excitaba, era un hecho, yo tenía ganas de coger, me levanté de la cama, solo portaba una blusa larga de algodón y mis conjunto de ropa interior, camine descalza hasta la puerta, la abrí despacio, esperaba ver a Lucifer, pero no fue así, supongo se fue a su camita, cerré la puerta y me di la vuelta, pero me invadió nuevamente ese deseo, dude de momento, que debía hacer?, dejar pasar el sentimiento y reprimirlo ó vivir y continuar, sabía que Lucifer, ese perro hermoso, ese macho, estaba dispuesto a hacerme suya.
Me gano la tentación, así que baje a la planta baja en busca de Lucifer, entre la oscuridad pude ver que estaba en su camita, me acerque a él despacio, lo mire dormir muy placido, él aun no estaba al tanto de mi presencia, así que me hinque, lo acaricie con delicadeza, esperaba despertara con eso, pero no fue así, recorrí con mi mano su cuerpo, duro y correoso, lo suave de su pelaje, estaba muy dormido, roncaba, mire su entrepierna y vi ese capuchón, comencé acariciárselo, a palpar sus bolas, se sentían gorditas, seguro estaban llenas de semen, fue cuando me incline y comencé a lamerle su capuchón negro, a estimularlo con mi boca, apretarlo con cierta fuerza y delicadeza para hacerle salir su pene, así fue cuando Lucifer despertó, sentí que me miro, pensé que se movería y evitaría mis lamidas, pero no fue así, el muy cabrón se quedo quieto, sintiendo mis caricias y lamidas, pronto conseguir sacar lo primero de su pene, ahí me enfoque en lamer jugar con mi lengua, no tarde en conseguir sacar más de ese pene rosado, por fin, el estaría más que listo para mi, ya estando agachada e hincada, solo me levante la blusa y me baje las pantaletas, descubriendo mi sexo caliente y deseoso de amor.
Coloque mis codos, manos sobre el piso, abrí un poco mis piernas y levante mi culo, invitándolo a que me hiciera suya, Lucifer de inmediato se puso en pie, empezó a olfatearme la vagina y ano, sentí su húmeda nariz tocarme por varios lados, él comenzó a lamerme los fluidos de mi concha caliente.
- Mm… Si – Exhale apretando un poco mi boca, Lucifer continuo lamiéndome y estimulándome con su larga lengua.
Él sintiendo que me había puesto lista y excitada no dudo en tomarme de la cintura y aprovechando mis caderas se empujo contra mí, chocando contra mi culo, su pelvis y rico pene que hace unos minutos había saboreado con mi boca, mi cuerpo acostumbrado a machos caninos lo guiaba sin problemas, pero él se levanto un poco mas y pronto su verga empezó a picotear mi ano, con movimientos frenéticos continuo empujándose.
- No!, espera, por ahí no es!… Espera! – externe sintiendo como su pene me invadía por el recto.
Supe ahí que era su primera vez, no con una humana, sino con una hembra, él era virgen, joven e inexperto, sus movimientos frenéticos, acelerados, su falta de pericia y sobre todo que no sabía por cual agujeró debía penetrarme me la dejo ir por completo por atrás, sentí como me abrió el ano con fuerza, deslizándose a mi interior, sentí algo de ardor, intente detenerlo con mi mano, pero ya era tarde, aparte que me tenia bien sujeta de las caderas
- Ogg… Ahh… Lucifer… Ahhh – Me arranco gemidos encontrados, de dolor y placer, no estaba lista para sexo anal, con mi experiencia, me relaje y dilate mas mi recto, así fue como comencé a sentir placer y no dolor.
- Oh… Yo no quería anal, pero está bien, ahhh… mmm también siento rico, ahhh – gemía ya más de placer.
Con una de mis manos me frote el clítoris, ahora el placer era más intenso, ni modo, era el precio a pagar por coger con un canino virgen, mientras me frotaba con la mano y Lucifer estimulando mi ano con su verga, sentí rico, logre provocarme un orgasmo.
- Ahhh… Ahhh… Si… Así mi amor, así… Ahhh – Gemí extasiada, había tenido un orgasmo, mojando el piso y gozando nuevamente, contrayéndose mi vagina y por consiguiente apretando mi ano, aprensando el pene de Lucifer en mi interior.
Lucifer al ser su primera vez no duro mucho, pronto me empujo toda esa verga suya a mi interior, sentí como se estaba erectando al máximo en mis intestinos, la presión provocada por su verga y finalmente el nudo que entro de forma violenta.
- Ahhh… Lucifer… Dios… Oh, arde!… – Grite y apreté los dientes, pues me tomo por sorpresa el nudo de Lucifer entrando de esa forma.
Pronto sentí los chorros de semen expulsados de mi amante, llenándome y vertiéndose por mis entrañas, inundándome de esa leche de canino virgen, él se recargo en mi cuerpo y dejo caer su peso por completo, sentí que estaba exhausto.
- Está bien cariño, sé que es tu primera vez, pero no es por ahí, ese está reservado para cuando mami ande muy cachonda y te pida entrar por ahí, ji ji, estas cansado, descansa mientras tienes tu orgasmo… Mm, tú orgasmo es mío, eres mío – Le hablaba con cariño mientras sentía como su pene seguía expulsando su leche caliente, llenándome la barriga y cambiando mi temperatura corporal.
Aun siendo joven y primerizo Lucifer conseguí provocarme algunos orgasmos, relajar mi cuerpo y mejorar mi ánimo, a los pocos minutos el pene de Lucifer se deshincho y resbalo de mi interior, “flop”, su pene colgó a un lado de mi pierna, también me sentía cansada por la posición, pero tenía ganas de ver que tan grande era su virilidad, así que me gire bocarriba en el piso y vi su falo colgando, no era tan grande, pero tampoco tan pequeño, diría que de unos 17 cm de largo y 5 de ancho, me gustaba, no me lastimo y me hizo gozar.
Me incorpore del piso, ya algo “satisfecha” en lo que cabía, Lucifer se echo a su cama y lamio su pene para limpiarse, yo haría lo mismo, me dirigí a mi recamara y entre al baño, sentí esas ganas de evacuar, respuesta de mi cuerpo gracias al miembro de ese macho virgen que me invadió por un buen rato y vertió una gran cantidad de semen que inundó mi intestino, hice lo mío, expulsando sentada la leche caliente de Lucifer, para sorpresa mía vi a Lucifer recostado en mi cama, esperando a que me acostara con él.
- Oh, mira, aquí estas, en mi cama… Acabas de hacerme tuya, de tener a tu primera mujer, es bueno ver qué quieres compartir el lecho conmigo, ji ji- Exclame feliz de ver esa respuesta de ese joven canino, mientras contenta fui a recostarme junto a él.
El calor de su cuerpo me hizo sentir segura y tranquila, ambos nos quedamos dormidos casi de inmediato agotados por el acto sexual de hace rato, los días pasaban y nuestra rutina se hizo habitual, dormíamos juntos, apenas llegaba la mañana, me levantaba para hacer mis deberes y Lucifer me daba su compañía, claro no sin que nuevamente me insistiese como hace días, olfateando debajo de mi falda y lamiéndome, claro que esta vez me gustaba más, me sentía deseada y por supuesto me daba mi tiempo para tener sexo con Lucifer.
Solo levantaba mi falda, bajaba mis pantaletas, lo guiaba a la entrada correcta y lo dejaba cogerme, me hacia suya muy seguido, más a las horas de haberle aplicado su inyección, se notaba su briosa juventud, ya tenía más experiencia cogiéndome como se debía, haciéndome gemir como su perra, derramándose dentro de mi vagina y haciéndome llegar como buen macho, quien lo diría, que hasta hace días atrás, todo era diferente.
1 semana antes
En esa noche en la fiesta de Halloween, escuchaba el sonido proveniente del celular de Eloísa, se escuchaban los gemidos y palabras que hace unos minutos había hecho y pronunciado, me quede fría e inmóvil, mi amiga me había grabado con su celular, a los pocos segundos entro la Dra. Barranco, se dirigió a donde estaba Eloísa, ella le entrego el celular mientras se ponía de pie, cruzo sus brazos, y agacho la cabeza, evitaba mirarme a los ojos, yo seguía escuchando el sonido del video, le exigí a la Dra. Barranco que lo detuviera, pero no me hizo caso, en cuanto intente moverme, Eloísa me grito enojada, ordenándome que no me moviera, me quede petrificada.
- Tenías razón con lo que me dijiste Eloísa, es toda una zorra guarra, te atreviste a cogerte a mi perro – Menciono la Dra. – Esto es lo que va a pasar Jacive, vas hacer todo lo que yo te ordene, o este video llegara a toda tu familia y conocidos, lo entiendes? – Me pregunto con tono muy serio. – Estas entendiendo lo que te digo Jacive, asiente con la cabeza – Esta vez con un tono elevado me ordeno la Dra., solo agache la cabeza y asentí con ella – Vas a trabajar para mí, serás mi sirvienta, vas a encargarte de los deberes de mi casa y de todo lo que yo te ordene… Por supuesto percibirás un sueldo, no eres mi esclava, Ja ja – Rio la Dra., mientras yo me sentía a desvanecer.
Camine a sentarme a la cama, no comprendía bien que es lo que estaba pasando, como fue posible que mi amiga me hiciera esto, me grabo mientras tenia sexo y ahora la Dra. Alejandra, me estaba extorsionando, la Dra., le dijo a Eloísa que se llevara a su casa a Hércules, que ahora le pertenencia, intente detenerla, pero fue en vano, la Dra. Barranco me dejo muy en claro que ahora yo le pertenecía, que debía obedecerla o el video seria publicado a mis familiares y al mundo, incluso la policía sabría de ello y estaría incurriendo en un delito, pero era más grande mi miedo a la vergüenza que sufriría si mi familia y amigos vieran el video, mi vida quedaría destrozada por completo, así que solo agache la cabeza.
Mire tristemente por la ventana a Eloísa marcharse en su auto con Hércules, él por supuesto no entendía que pasaba, solo se veía feliz por la corrida que le había dado aparte que ella también le agradaba, sabía que de momento mi niño estaría en buenas manos, en lo que veía como salir de este problema, la Dra. Barranco me dejo en claro que debía empezar a trabajar para ella de inmediato, me llevo a conocer mi nueva habitación correspondiente para la servidumbre, me ordeno quedarme ahí, ella se marcho junto con Goliat, me di cuenta que estaba perdida, que estaba sola nuevamente, me tire a la cama, tratando de asimilar lo que había ocurrido, la cabeza me daba vueltas, ahora era una esclava?, que podía hacer?, eran las preguntas que invadían mi mente, viéndome impotente las lagrimas brotaron, resbalando por mis mejillas, estaba en una situación muy precaria, la esperanza en ese momento me abandono, continúe llorando hasta caer rendida a los brazos de Morfeo, había perdido todo lo que tenia gracias a la traición de Eloísa.
En la madrugada fui despertada por la Dra. Barranco, yo con mucha pena trate de limpiar mi rostro, pues traía el rímel escurrido por mi previo llanto, por cierto aun portaba mi disfraz de Halloween de la noche anterior, la Dra., me indico de las actividades que a lo largo de la semana debía encargarme, todas eran relacionadas con los quehaceres domésticos, compras y horarios para la comida de sus caninos, que en este caso solo seria para Lucifer, ya que me dijo saldría de viaje por la tarde y se llevaría consigo a Max y Goliat, al igual me ordeno usar todo el tiempo mi uniforme de mucama para realizar mis actividades, un conjunto de un vestido color negro, manga corta, se abrocha con botones en la parte superior hasta la cintura, solapas pequeñas, poco escotado, la altura llegaba justo arriba de las rodillas, pero por el volumen de mis caderas y vientre, este se me levantaba un poco más, al igual que por el ancho de mis caderas me quedaba algo entallado, unas pequeños calcetines con holanes blancos y zapatilla negro de tacón bajo.
- Ya me voy… Y Jacive, quiero que mi casa este impecable… Ah!, se me olvidaba – Dijo la Dra., mientras se acerco a mí – Date la vuelta, voy a ponerte tu collar – Me ordeno, yo pele los ojos. – Que esperas, date la vuelta – Replico su orden con fuerza, a regañadientes lo hice, y me coloco un collar para perras, era de piel, delgado, con una argolla para cadena, debajo un adorno en forma de corazón con un hueso, el broche era de combinación numérica. – Vas a llevarlo todo el tiempo, es para que recuerdes que me perteneces y sí haces algo estúpido todos verán el video, entiendes?! – Con tono seco y sarcástico hablo, yo no pude decir algo, solo asentí con la cabeza y termine agachando la mirada.
Transcurrieron algunos días, yo trabajaba en mis deberes, limpiando, yendo por comida, mientras Lucifer me hacia compañía, resulto ser un perro bastante tranquilo y dócil, no representaba problema alguno, incluso cuando me tocaba ponerle su inyección, por lo regular el estaba en la sala descansando sobre su cama para perro o en el patio corriendo y tomando el sol, igual le alimentaba a sus horas, por las noches se quedaba en su camita, Lucifer era un perro ejemplar.
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