Me convirtieron en su Sirvienta (parte 2)
No solo me obligo a llamarla patrona, sino a formar parte de sus fetiches y placeres a los que ella era gustosa de practicar..
Castigo ó Premio
Esa semana todo transcurría normal como venía siendo, fue cuando la Dra. Barranco llego de viaje, traía consigo a Max y Goliat, quería que le sirviera de comer, igual me hizo saber no se quedaría mucho tiempo ya que por mismo trabajo tendría que salir, ya era de noche, le serví de cenar y me fui a la cocina, cabe mencionar que mi experiencia con la cocina no era muy buena, aun no sé cómo es que mi hijo sobrevivió conmigo.
A los pocos minutos escuche que me llamo la Dra., así que fui al comedor, ella había terminado de comer, me dispuse a levantar los platos, cuando me acerque a ella me dijo que después de tantos días tenía ganas de divertirse, no le entendí bien a qué se refería, fue cuando engancho una correa a mi collar del cuello, lo que me tomo por sorpresa, pude ver su mirada a través de sus anteojos, su mirada se había tornado diferente, la sentí de una mujer malévola, se levanto de su asiento y comenzó a caminar fuera del comedor, me dio el tirón con la correo haciéndome saber que debía seguirla, antes de que intentara pelear contra el jaloneo me recordó sobre los videos, al escuchar sus palabras supe que no me quedaba más que seguirle el juego, no niego que tenía algo de miedo pues no sabía a qué se refería con divertirse.
Me llevo hasta una de las habitaciones, una que siempre tenía mantenía cerrada con llave, había dado por hecho que era su oficina pero no era así, ya que dentro las paredes estaban cubiertas por grandes espejos, una pantalla grande sostenida por un brazo de acero, un closets a un lateral, también había un par de sillones a los lados, uno de ellos curveado en un par de ondas de arriba abajo, en medio algo que parecía ser una cama, de forma redonda y con cubierta acolchonada y cubierto con sabanas rojas, en cuanto entre a esa nueva habitación supe de inmediato a que se refería con divertirse, me paso por la mente que ella querría tener relaciones sexuales conmigo, lo cual me aterro un poco pues soy heterosexual, otro fugaz pensamiento que tuve fue que probablemente ambas tendríamos sexo con sus caninos, pero por el momento estábamos solas así que el primer pensamiento era el más preciso, pero no, no estaría dispuesta a tener sexo con ella.
Fue cuando finalmente llegamos a casi en medio de la habitación cerca de la cama redonda, frente a mí yacía en el piso un raro mueblecito, que solo tenía una base acolchonada de piel color negra, no muy grande, pues serian como de 40 cm de ancho por 20 cm de alto, parecía estar empotrada al piso.
- Bien, llegamos Jacive, híncate, este será tu lugar hoy – Me ordeno la Dra. – Pero que va hacerme? – Pregunte temerosa, a lo que ella me callo de inmediato con un grito – Haz lo que te ordeno, recuerda que me perteneces y vas hacer todo lo que yo te diga, entiendes, así que híncate y cierra la maldita boca – Termino con un fuerte grito, yo solo agache la cabeza y me hinque como dijo, lo hice sobre el cojín negro – No, ahí no tonta, sobre el piso, ahí vas a recargar tu abdomen – Exclamo la Dra. mientras le obedecía.
Apenas me hinque, ella jalo con fuerza la correo de mi cuello y engancho el otro extremo al piso en una argolla de metal, quede en posición de cuatro, como me había dicho, mi abdomen quedo sobre la base de piel y mis rodillas a los lados, con la correo enganchada no podía levantarme, quede culo para arriba, no tenía forma de moverme, fue cuando más miedo sentí.
- Por favor, no, dígame que va hacerme, no vaya a lastimarme – Exclame con miedo, mi voz temblaba – Cállate estúpida, ya te lo dije, traigo muchas ganas y quiero divertirme, además como te dije, eres mía, y vas hacer lo que yo te ordene a menos que quieras que publique tus videos, tú decides – Dijo la Dra. mientras se dirigía a uno de los closet, al otro extremo de la habitación
- Videos?… De qué habla, solo es uno – Replique con sorpresa, pues era la segunda vez que decía videos. – Si, videos Jacive, tengo más videos tuyos, quieres ver otro, vamos a verlo – Apenas dijo eso La Dra., escuche como prendía la pantalla de la habitación.
A los pocos segundos se escuchaban gemidos y jadeos intensos, eran los míos y de Lucifer, el video mostraba de cuando había ido en búsqueda de Lucifer y lo seduje, alcance a verlo, era la parte donde me estaba penetrando por primera vez.
- Veraz, este video me indigna mucho Jacive, Lucifer es mi pequeño, mi cachorro, es al que más quiero de todos mi caninos, y tú!, te atreviste a cogértelo, a mi lindo cachorro, lo pervertiste! – Me reclamaba con un tono de enojo mezclado con sarcasmo, me quede muda, no sabía que decir, ahora sabía que había cámaras también por la casa, menudo problema me hundía aun más, empecé a sudar, seguro ella me castigaría golpeándome o algo peor.
- Tú piensas que los caninos que tengo los uso para tener sexo?, Obvio no Jacive… Sé que convivo con mujeres a las que tienen esos gustos afines, también mi trabajo es relacionado con perros, pero no Jacive, yo no cojo con ellos – Continuaba hablando la Dra. Barranco– Pero, veraz, mi placer oculto no es tener sexo con caninos, pero… Sí me gusta verlas a ustedes dejarse fornicar por ellos, me excita mucho ver como sus perros las convierten en sus perras, en sus hembras, y ustedes se entregan muy contentas a ellos, dejándose sodomizar incluso, eso me prende mucho más y Tú, hasta con dos perros coges al mismo tiempo – Termino la Dra.
Camino de vuelta a donde estaba hincada en cuatro, la mire por los espejos quedarse detrás de mí, yo seguía sudando de los nervios, me sentía impotente, tenía miedo a que me lastimara, se agacho y me levanto la falda de mi uniforme, de inmediato con mis manos la detuve agarrando las suyas, pero nuevamente me grito y me recordó que debía quedarme quieta y no ser estúpida, sus amenazas constantes sobre revelar mis videos me hicieron reaccionar y quedar inmóvil, no podía hacer nada, solo rece a Dios porque no me lastimara, la Dra., levanto mi falda, seguido me bajo las pataletas a media pierna, dejando al descubierto todo mi trasero
- Caderas amplias… Supongo que eso ah ayudado a tus amantes caninos a poder sujetarse con mayor facilidad y encontrar el camino directo a tus entrañas – Escuche que destapaba algún tipo de botella, seguido de ello mire como derramaba un pequeño chorrito sobre mis coxis y se escurría hacia mi ano, se sentía frio y liquido – Que es eso?! – Pregunte asustada – Vamos a ponerte un disfraz acorde a ti, a lo que en verdad eres Jacive – Reía la Dra. mientras seguía vertiendo un poco mas de líquido sobre mí. – Disfraz… De que está hablando y si es disfraz por qué vierte liquido en mis nalgas – me preguntaba mentalmente.
Y tomándome por sorpresa sentí como presiono y empujo un objeto contra mi ano, deslizándolo hacia dentro, solté un grito de dolor pues fue nada sutil la Dra. al insertarme algo por detrás, en reacción lleve mi mano al objeto que yacía en mi trasero y sentí un objeto que atoraba dentro de mi recto y a lo extendido era alargado, termino atando un cordón alrededor de mi cintura que conectaba con la extensión, la cual parecía una cola afelpada se semejaba mucho a la cola de un zorro, ella me había introducido un juguete sexual, un “butt plug”, yo sabía cómo eran y para que funcionaban, pero esta era la primera vez que tendría uno dentro, mi amiga Luz María fue la que me conto que le gustaba usarlos para sentir placer y dilatar su ano.
La Dra., se inclino al frente y me coloco una diadema, que llevaba unas orejitas paradas afelpadas, igual lucían como orejas de canino, el disfraz del que ella hablaba era de una zorra, la presión interna en mi intestino, era extraña, algo incomoda, cada ligero movimiento que hacia me provocaba sentir el plug atorado en mi recto, me mire por el espejo, era curioso mirarme con una cola y orejas, junto con mi vestimenta de trabajo.
- Hora si quedaste completa, tu disfraz de zorra te hace ver muy bien Jacive, retrata lo que en verdad eres, Mm… Me gusta cómo te vez con tu uniforme, aun que no es nada revelador, vamos a destaparte de la parte superior, desabotónalo!, quiero tu torso desnudo – Me ordeno la Dra., yo sentía mucha pena, tanto por el butt plug en mi cola como el que me viera desnuda.
Como pude con una mano desabotone la parte superior de mi uniforme, ella me ayudo a sacar mis brazos de entre las mangas del mismo y me desabrocho el sostén, yo lo apretaba contra mi pecho con mi mano izquierda, evitando que se cayera al suelo y revelara mis chichis, la mire caminar y salir por la puerta, mientras yo seguía ahí hincada en cuatro, cubriendo mi busto.
Seguía nerviosa y ansiosa, porque aun que entendía que las intensiones de la Dra., y lo que probablemente me esperaba, pero el no tener la certeza al cien, era lo que me mataba, pronto entro la Dra., acompañaba de Max su gran danés, ahora sabia que ella quería verme coger con él.
- Max será tu pareja esta noche, quiero verte fornicar con él – Dijo la Dra., mientras lo llevaba a mi lugar – Max, era un perro grande e imponente, en cuanto él entro moviendo la cola se dirigió a mi trasero y empezó a olfatearme toda, sentí su nariz recorriendo mis nalgas, mi vagina, olfateándome por todos lados, dándome algunas lamidas en el proceso.
- .. Oh… – Eran pequeños quejidos que me arrebataba aquel canino, por sentirlo estarme olfateando y por la pena de la que era presa. – No, por favor no, no quiero – Exclamaba con los ojos cerrados, yo no deseaba tener sexo en ese momento, el miedo y pena era lo imperaban en mí.
- De que hablas Jacive, claro que si, Max te hará gozar cariño, algo que aun no sabes de él, es que le encantaba cogerse a mujercitas como tú, algo que tiene de especial es que su pene no solo es largo, también con la excitación se le pone muy gorda. – Replicaba la Dra., con ese tono de ironía y excitación combinadas. – Además lo has hecho con muchos perros, cual es el problema perra? – Termino preguntándome retóricamente.
Tenía razón en eso la Dra., si, había tenido ya bastantes parejas sexuales caninas, pero con todas llegue a compartir algo emocional, sobre todo llegamos al sexo de forma consensuada, incluso cuando Goliat me tomo por primera vez, fue porque me gusto y lo deje en ese momento, pero ahorita con Max, era diferente, no lo conocía, eso sin contar que siempre lo hice estando sola, no en presencia de alguien, y ahora está aquí la Dra., mirándome, esperando a verme tener sexo con su perro, me sentía cohibida, apenada, por lo mismo mi vagina estaba apretada y seca.
Mientras Max daba vueltas a mi alrededor, vi que la Dra. Barranco fue a sentarse a uno de los sillones, se quito el pantalón ajustado ejecutivo color gris, al igual que sus pantaletas, dejándose al cubierto solo su blusa blanca, Max se quedo detrás mi, comenzó a lamerme la vagina, quería apartarlo de mi, pero no podía, pues mientras que con una mano presionaba mi brasier contra mi pecho, la otra yacía contra el piso sosteniéndome para evitar caer de rostro.
- No, no… Mm… No por favor… Mm… – Repetía angustiada, mientras Max continuaba lamiendo toda mi vagina, recorriéndola en varias direcciones. – No… Detente Max, no quiero… Mm… Mm.. – Yo continuaba suplicando detuviera, pero él seguía en lo suyo.
Desgraciadamente poco a poco mis quejidos cambiaron a gemiditos reprimidos de placer, pues la lengua de Max estaba logrando su cometido, mi concha empezó a empaparse poco a poco, algo que Max noto y con más insistencia él continuo estimulándome, él sabía que estaba consiguiendo ponerme caliente para él.
- Mm… Dios… No… Mm… Max… No… – Mi cosita ya cliente y húmeda se abrió como una flor, mis labios se hincharon, mostrando mi sexo impúdico, la excitación creció en mi interior, la pena previa que sentía se fue disipando.
- Eso es Max, ya abriste la puerta de tu futura esposa y perra, Jaja – Exclamo con risas la Dra. Barranco, mirando como su perro me daba placer oral, mirando mis muecas ahogadas de placer, aunque agachara la cabeza para evitar que ella me mirara, no tenían mucho excito, pues los espejos de la habitación rebelaban todo.
Ya con las puertas de mi templo sagrado abiertas, solo era cuestión de que aquella bestia se decidiera a invadirme y conquistar mi cuerpo, yo intentaba seguir negándome a ser abordada, una lucha interna se desato, por un lado mi cuerpo deseaba ser tomado, pero mi mente se negaba a aceptarlo, por alguna razón sentía que si él me tomaba sin tener un vinculo con él, en verdad estaría convirtiéndome en una cualquiera, en una puta, pero mi cuerpo lo deseaba de alguna forma carnal e instintiva.
Pero para nada sirvió mi lucha interna, aquel perro sabia que me tenia lista para él, sin mucho teatro se monto sobre mí, sujetándose con sus patas delanteras de mis amplias caderas, con su pelvis comenzó a buscar la entrada a mi cuerpo con esos frenéticos golpecitos que anuncian la llegada del sexo, de la unión entre un macho y su hembra.
- Ahh! – Max me arrebato un gemido seco, al sentir como su falo se abría paso a mi interior, conforme cada golpe de cadera chocaba contra las mías, su pene se iba erectando y deslizándose a mi interior.
Su erección no tardo en llenar mi templo de placer, al final esa bestia grande y fuerte se pronuncio como mi macho en ese momento, tomándome y reclamando mi feminidad como pertenencia suya, no podía reprimirme más, ya estaba dentro de mí, la cruda realidad era que empezaba a sentir placer, que estaba disfrutando de su sexo canino.
- Ahh… No… Ahh… Ahhh – Yo aun intentaba ahogar mis gemidos, por un lado no quería darle gusto a la Dra., pero por el otro mi cuerpo respondía como el de una mujer que era presa del placer.
- Ohh… Si, así cógetela rico mi amor… Ahhh – Eran los gemidos de la Dra. Alejandra Barranco, ella estaba masturbándose mientras miraba como su perro Max me hacia suya.
Aquella mujer con las piernas abiertas, sus dedos frotando su clítoris, , dedeando su concha morena y llena de bellos, con esa mirada de excitación que podía ver detrás de sus gafas, Max arremetiendo con ganas empujándose con fuerza contra mis nalgas abiertas, metiendo a fondo su verga canina, que ya estaba hinchándose dentro de mí apretada vagina.
- Ahh… Ahh… Ahh… Max… Ahhh… Si… Ahhh – Ahí fue cuando ya no pude reprimirme más, acepte el placer que Max me proporcionaba en ese instante.
Arquee mi espalda, por el placer que me daba el sentir la verga de Max chocar contra mi útero, su sexo ya había llegado a fondo, la lujuria se apodero de mí en ese instante, apretaba mis labios y jadeaba al unisonó con Max, aquel macho canino dejo ir toda su virilidad contra mí, estirando mi vagina, pero no solo eso, su verga se iba hinchando, el grueso tallo de su pene pronto se hizo sentir, mi concha caliente lo agradeció.
- Aggg… – Max me había hecho llegar sin tardar tanto, su pene canino lleno mi vagina y la complació, el placer fue tan intenso que tuve un orgasmo sin previo aviso – Ahhh… Dios… Ahh… Mmm… Ahhh – No podía parar de gemir, de jadear como una perra cachonda.
- Ahh… Te hizo llegar Max verdad… Ahh… Ahh… Si… Que rico es ver cómo te coge, como te hace su perra, eso es Jacive, entrégate por completo a mi Max, Ahhh… – Continuaba la Dra., masturbándose cada vez más rápido sin perderse un solo momento de ver a Max estarme cogiendo duro.
Ya no me importaba el pudor, mi brasier cayó al suelo, mis pechos hinchados estaban al aire, mis pezones duros como rocas, mientras sentía como Max empezaba a moverse más lento, sabía que era momento de que él buscara anudarme para completar el acto sexual, y así ocurrió, Max dio una última arremetida contra mis nalgas, un empujón fuerte de caderas provoco que su nudo se deslizara dentro de mí, abriendo y cerrando de golpe mis labios vaginales empujando toda esa virilidad en mi interior, y gracias a la presión del butt plug la presión del pene de Max era más intensa, lo que sentía era como si estuviera haciéndolo con dos al mismo tiempo, así como cuando Hércules y Goliat me cogieron juntos, haciéndome gozar al máximo, pero por supuesto no lo igualaba, ya que el sentir el cuerpo, el peso, el calor de ambos perros haciéndome sándwich, me hacía sentir otra cosa muy diferente.
Sentí como Max me estiro aun mas por dentro, como la presión de su pene contra mi útero se hizo más intensa, podría jurar que sentí la punta de su verga lograr abrirse paso a mi cavidad uterina, como era costumbre mi cuerpo se tenso y contrajo, mi vagina apretó aquella virilidad canina, como si la sujetara para evitar que saliera, mis ojos saltaron, de la presión que sentía por dentro, algunas lagrimas se hicieron presentes, sentía que como si me partiera a la mitad aquel macho, era verdad lo que la Dra. Barranco dijo, Max era de tallo grueso.
- Ja ja, mira tus ojos perrita mía, están colorados, no esperabas sentir una verga así de grande en tu interior verdad, ja ja… Mm, me encanta como te vez, pegada a mi perro – Exclamaba burlona la Dra. mientras me quedaba quieta por la mezcla de incomodidad y placer.
- Ahhh… Ahhh… – Gemí mientras movía mi cadera levemente, friccionando mi punto G contra ese grueso nudo y apoyándome con el butt plug que mi ano apisonaba sin soltarlo y – Ahhh…. Aggg… Aggg… Ahhhh – Logre mi cometido, un nuevo orgasmo chorreaba de mi vagina, mojando mis piernas y refrescando con mis fluidos la grande verga de Max.
- Agggg… Si… Aggg – La Dra. Barranco también llegaba a su orgasmo, estaba muy excitada de mirarnos a Max y a mí de tener sexo, que sus dedadas de panocha la hicieron llegar al éxtasis. – Aggg… Si, si, me encanta, eso es mi amor, derrama todo tu semen dentro de la concha de tu nueva perra, fecúndale sus óvulos, embaraza a esa puta… Agggg… Hazle muchos cachorros!… Aggggg – Continuaba extendiendo su orgasmo la Dra., excitándose de imaginar a Max llenándome de su leche caliente y embarazarme de él.
Max igual estaba en éxtasis, sentí los chorros derramándose de su virilidad inundar mi útero, su orgasmo se derramaba directo al lugar sagrado donde se crea vida, donde alguna vez estuvo mi hijo Adrian, los tres estábamos gozando, yo estaba disfrutando mucho de mi nuevo macho, si, porque ahora Max también sería mi macho, a partir de ahora, el seria mío también, al igual que Lucifer y Goliat, los tres serian míos
- Aggg… Mm… Si, mis tres machos… Agg… hare que me atendieran como su reina, y como pago yo seré su hembra hermosa, su mami cariñosa, su perra caprichosa, pero sobre todo una mujer complaciente – Pensaba mientras mantenía cerrados mi ojos, disfrutando de mi orgasmo mezclarse con el orgasmo de Max mi nuevo macho, no negare que la idea también me llego de quedar embarazada de mis hermosos amantes y tener sus cachorros.
La Dra. Barranco era una mujer sexualmente frustrada, incompleta, sabía que tenía un hijo, pero era divorciada y reprimida, por otro lado mis caninos me aman, yo se que ellos no la ven con los mismo ojos que me ven a mí, yo tendría más poder que ella sobre aquellos perros, y sé que pronto ellos estarán a mis órdenes y no a los de aquella perra malévola que tiene que llegar al orgasmo mirando a otros coger, no tiene las agallas y amor como para entregarse a un macho como yo lo eh hecho, yo si soy libre y escojo con quien disfrutar del sexo.
Ella se ve que es frígida, maldita estúpida, encontrare esos videos y me librare de ella para siempre, lo prometo.
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