Me violó el pastor alemán de mi vecina
A los 9 años me estrenó por detrás un perrito pastor alemán de mi vecina.
Me llamo Andrea Sofía y cumpliré 20 en noviembre. Cuando me estrenó el perrito en cuestión y me rompió toda (me dejó oliendo su esperma cada vez que hacía popó), yo tenía 9.
Soy fea, muy gordita. En el cole me dicen «gordita cool», por no ofenderme diciéndome: gorda. De niña era un tambito de gas de cocina. Suelo sudar muchísimo y eso me hizo pasar muchas vergüenzas, como cuando me bajó la primera vez estando en el cole. Aunque amo mi ropa íntima color blanca, uso calzones a media pierna, enormes (un día a escondidas me probé una tanga de la mamá de mi primita, mi tía, pero se lo tragaron mis labios, Uds. chicos y chicas me entienden), ahora después de casi una década los dejo más húmedos en esa partecita de algodón del fondito cuando imagino que es a mí a quien agarran y lamen la colita (como a la fuerza) esos perrazos callejeros que veo desde mi ventana. Me mojo mucho. Quizá es por eso que, al recordar con este relato que me hizo perrita un pastor alemán, vuelvo a vivir, como dice mi abuelita.
Mi experiencia solo se reduce a haber sido violada por detrás por un perro pastor alemán de mi vecina amiga de mi mami, llamado Amarillo.
Vivíamos en el campo, o a la orilla de un pueblo rodeado de mucha vegetación. Yo, soy hija única, y me había acostumbrado a ir a hacer mis necesidades fisiológicas al monte, sin alejarme mucho de la casa. Por las tardes después del almuerzo mi mami era visitada por su amiga, la niña Luz, quien en cierta ocasión llegó acompañada por un lindo perrito pequeñito, yo jugaba con él, me tiraba al suelo, me lamía la cara, yo lo bañaba inocentemente. Aunque yo ya comenzaba a crecer, me dejaba puesto el uniforme del cole, calcetas y mis calzoncitos al volver del cole ya olían raro, como a hierro no sé, o moho; pero todavía así puestos yo hacía la tarea.
Él perri me lamía mis dedos entre las yinas invitándome a jugar, y yo sentía un gran cosquilleo que admito me hacían, sus lametones, sacar unos chorritos de pipí. Pasaron los días y un día me dieron ganas de hacer pipí, ya me había estado aguantando, y cerraba mis piernas de ganas para que no se me corriera. Salí apresurada de casa por un alambrado, sudando bien helada, mientras mi mami charlaba con su amiga (mi futura perri suegra) y corrí lo más lejos que pude. Porque soy gordita ya usaba protectores nocturnos para evitar mi flujo vaginal (mi mami lo sabía), que hasta el sol de hoy que escribo mi aventura zoo es muy abundante.
Pues me bajé mi falda sin desabrochármela del todo y de una vez me bajé el calzón blanco quedándome en los tobillos como dos sortijas. Acto seguido me puse en cuclillas e iba a soltar mi chorro de pis cuando siento algo helado, frío, oliéndome justo a la altura de la fuente de mis pis. Era Amarillo, me había perseguido para que jugáramos, pero yo iba allí porque me apremiaban otras necesidades. No pa jugar.
Lo regañé: «Zzzz, Amarillo, vaya deje, ya vamos a jugar, váyase». Con la misma lo empujé tomándolo del cuello cariñosamente, pero él hizo fuerzas para esquivarme, en ese momento disparé un chorrito de pis y este perro tonto, como si lo estaban llamando allí, introdujo su hocico arqueándolo hacia arriba y lo puso justo debajo de mis nalgas orondas, gorditas y blancas, y comenzó a beber mi orina con una sed increíble. Tenía mucha sed, creía entonces. No le habían dado agua.
Yo no me aguanté más, como pude me dejó hacer pis, deteniéndolo. Cuando estaba a punto de terminar, el seguía detrás de mí, pero no daba porque se había calmado. El infeliz estaba lame que lame mi toallita sanitaria protectora. Había descubierto como pude ver, mi flujo, y, eso lo deleitaba al parecer tanto que incluso no solo tenía los pelitos del lomo engrifados sino también le sobresalía una fina puntita rojita del envoltorio de su pene. Como braza. Me puse muy nerviosa. ¿Éramos amigos y él quería hacerme el amor con ese cosito, como se lo hizo a la perrita pastor de mi primita?
Hice por subirme el calzón lleno de baba de él, pero me gruñó. Me sacó los dientes como si un hueso con carne le hubiera quitado, me enfadé y lo empujé a la altura de las costillas, como hacíamos cuando jugamos a que me perseguía a mí por el corredor de la casa, pero esta vez, aunque lo intenté no pude bajar lo suficiente o bajé demasiado para alcanzar mi ropa interior y treparla y Amarillo vio una oportunidad, se lanzó patas delante sobre mí y justo cuando casi subía mi calzón caí de bruces y él haciendo movimientos como si yo fuera su perrita golpeaba mis nalguitas gorditas. «Vaya, déjeme vestirme», lo regañe. Pero parecía desesperado por algo que yo tenía apretadito y sucio, como toda niña de mi edad. Cuando me incorporé me lamió mi culito sucio con un poquitín de popó, lo hizo primero de arriba hacia abajo, llegando al coxis como dice mi profe de ciencias que es llamada esa región de la columna, y bajando su lengua hasta mi orificio que intenta cerrarse a las primeras lamidas, pero cuando Amarillo se concentró solo en mi ojal, en mi orificio, y se quedó como buscando algo en lo profundo de mi culito de 9 años, volví a orinarme como loquita. Yo quería ser la perrita de él como lo había sido la perrita de mi primita, cuando fuimos a dejarlo a Amarillo con mi tía, ma y la vecina, para que le hiciera el amor y tuvieran hijos.
Ah, me quedé con los calzoncitos a la altura de mis rodillas semi alzadas, a la altura de la lengua de Amarillo, me puse como en trance, olvidé todo lo que existía alrededor, sentía un cosquilleo desde la planta de los pies hasta la nuca. Tenía empantanada las piernecitas gordazas de mi mismo pis. Quise hacer un descanso y vi debajo de mis piernas que Amarillo tenía por fuera más de la puntita roja del principio. Preocupada iba subir mi calzón, como pude, me puse casi en cuatro. Arqueada. Me preocupaba que algo le había pasado porque estaba tirando chorritos de un líquido semi transparente de su piquito. Creía que lo había hecho daño o se había golpeado en mis nalguitas.
En ese momento, cuando yo estaba en cuatro se me tiró encima de mi espalda, balbuceaba desesperado. Se puso casi en dos patas para alcanzarme y al agacharme para trepar mi ropa interior hasta arriba, da en el blanco. Primero da con su flecha rojita en mi calzón, en cual alcanza a hundirse e introducirse violentamente dentro de mi ano. El rozamiento con mi ano con la tela del calzón y su cosito puntiagudo, me hizo gemir de placer. Me quemó el ruedecillo arrugado de mi culito tan deliciosamente que cuando lo saqué cautelosa y cuidadosamente, me tapé la boca para no gritar de lo rico que sentí.
Se aferró a mi cintura, arañándome toda, apuntó justo donde ya había dejado su huella, mi humedad y la suya, para siempre y… zas.
Continuará…
Escríbame al correo [email protected] chicas o chicas que hayan vivido una experiencia similar (o para compartir lo que deseen conmigo sobre el tema). Yo todavía no la supero: ¿la zoo es algo temporal o es algo para siempre?, alguien que me cuente si ha podido superarla, cómo hago, porque yo estoy como loca volviendo a vivir ese momento más feliz y ahora le he echado el ojo a un perro viejo, pero callejero, que llega en la mañana a la puerta de mi casa, cuando le abro el portón a mi padrastro para irse a trabajar. El viernes, solo me lamió la mano, ¿quizá sintió que me había estado tocando pensando en este relato, o porqué me cambié mi tolla sanitaria?
No sé qué hacer, estoy desesperada. Hoy ya vivimos en la ciudad. Alguien que me recomiende algún perrito en especial, quizá. O que sepa del tema.
Gracias por leerme.
Bezoo, Sofi
Me gustó mucho el relato
Ay, que lindo que disfrutaras como yo (escribiendo) y…
Pásame tu WhatsApp para hablar más del tema
Deli tu relato bb. Y disfruta la que puedas reina. Pero hazlo con un perro sano y limpio, no te dejes llevar por la calentura,. Planea muy bien como lo vas a hacer y no tendras problemas con nada y nadie te descubra 😁❤️👍. Besos 😘
Gracias por leerme. Y tus consejitos.
Lo intento
Hola Sofi buen día. Me encantó tu relato porque está lleno de sinceridad. Deseo de todo corazón que encuentres la guía para que te expliquen muy bien y con mucha seguridad si es que te animas a tener relaciones con un perro. Yo no soy de la idea de que con un callejero lo hagas por cuestiones de salud. A ver quienes te pueden acercar un perro con total seguridad y tranquilidad. Desde mi punto de vista es muy normal que tengas deseos por un perro pero con precaución extrema. 😘😘👋🏽👋🏽
Gracias por leer mi relato.
Ay, sipi, me cuesta trabajo controlarme; pero lo estoy intentando.
Además mi primita tiene un pequeñín chihuahueño…