Me volví en una adicta al sexo con los perros
Una empleada de una clínica veterinaria, cuando su novio la tiene que dejar después de estar besándose intensamente, en el estacionamiento de la clínica, ella se desquita la calentura te3niendo sexo con un perro..
Me volví en una adicta al sexo con los perros
Cuando estaba de novia con mi actual marido, ocasionalmente manteníamos relaciones, en esos momentos él recién y había comenzado a trabajar en la policía, mientras que yo trabajaba en la clínica veterinaria, como encargada de la limpieza, y alimentación nocturna.
Esa noche nos encontrábamos en el estacionamiento tras la clínica besándonos, cuando mi novio comenzó a introducir su lengua dentro de mi boca, y al tiempo que jugueteaba con mi lengua.
Una de sus manos la introdujo bajo mi falda, y comenzó a acariciar mi coño, haciendo que yo me excitase salvajemente, tanto que estaba bien me encontraba dispuesta a que tuviéramos sexo, en el asiento trasero de su auto justo en ese instante, y en ese mismo lugar.
Ya me disponía a subirme la falda, y quitarme los pantis, cuando sonó su teléfono, era su comandante, que le ordenaba que lo más pronto posible llegara al cuartel, ya que en menos de una media hora harían una redada.
Así que aun con a pesar de la calentura excitación que yo tenía dentro de mi coñoteníamos, mi novio se vio en la obligación de dejarme tal y como yo estaba me encontraba y el arrancar de inmediato.
Mientras que yo mentalmente maldecía a su comandante, por lo que cuando entre a la clínica como de costumbre, me quite mi ropa para no sudarla, ni ensuciarla, me puse mi bata de limpieza, y me pusepara tratar de pasar el mal rato, me dedique a limpiar las jaulas.
Al terminar de limpiar y de alimentar a los animales, como de costumbre estaba por darme un baño cuando al pasar frente a una de las jaulas, observé a un hermoso perrazoperro, de raza pastor alemán, que mientras me veía se estaba lamiendo su rosado y puntiagudo miembro.
En ese momento no se qué me paso, ni en que yo estaba pensando, que estando así de sudada, me despoje de la bata, me quite el sostén y los pantis, y cuando estuve del todo desnuda no lo pensé dos veces yya que abrí la puerta de lasu jaula de ese pastor alemán.
El perro tímidamente salió de la jaula, y como yo me encontraba de pie frente a la puerta de su jaula,, tímidamente comenzó a olisquearme entre las piernas al principio.
Cuando sentí su caliente lengua pasándola por sobre mi desnudo coño, decidí en ese instante que me dejaría montar tal y como si fuera una perra.
Cuando sentí su caliente lengua pasándola por sobre mi desnudo coño, decidí en ese instante que me dejaría montar tal y como si yo fuera una verdadera perra.
Por lo que lo tomé por su grueso collar y lo conduje a la sala donde baños a los animales, y apenas entramos me coloqué en posición de gateo, y separé mis piernas lo más que pude dejando mi culo mis nalgas y coño al aire.
En un dos por tres, tras sentir nuevamente su hocico oliendo todo mi coño, y su áspera lengua pasando por sobre mi peluda vulva y mi culo, a los pocos segundos fui montada como toda una verdadera perra.
Sentí como todo su miembro fue penetrando divinamente dentro de mi vagina, sentí también como a medida que comenzó a moverse sobre mí, mientras que yo no dejaba de mover mis caderas, al ir sintiendo como toda aquella cosa entraba y salía de mi aporreado coño.
En esos momentos, tanto sus patas delanteras, me causaron varios rasguños en mis costillas, rasguños de los que no me di cuenta hasta que fui a duchar.
Sin darme cuenta, por lo menos al principio que, su verga se fue poniendo más y más hinchada, al punto que finalmente quedamos como dicen abotonados.
Produciéndome un placer tan brutal, que cuando mi amante canino se bajó de mi espalda y quedaron mis nalgas pegadas a su cuerpo, por más o menos una hora que pasamos abotonados, lo disfruté tremendamente.
El detalle de todo eso, es que me volví una adicta a tener sexo, con perros, la mayoría de mis amantes han sido los grandes perros de la clínica.
La cosa es que mi adicción al sexo con los perros es tan fuerte, que no me conformo tan solo, con ser cogida como toda una perra por lo perros, sino que en ocasiones yo misma me dedico a mamar sus miembros como una loca, sus rosadas y puntiagudas vergas.
Los mantengo bien agarrados, hasta que mi boca y gran parte de mi rostro y cuerpo terminan siendo bañados en el semen del can de turno.
De igual forma que me fui volviendo en una adicta al sexo con los perros, me he vuelto un poco descuidada ya que, aunque sé que hay una cámara de video por seguridad, ni atención le pongo, pero que antes de salir la reviso y la borro.
El nudo es adictivo:
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