MI DOBERMAN NEGRO
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por SAKURA18.
Esto es algo verdadero y me sucedió en verano hace 2 años, he decidido contarla porque no pienso callar mas este secreto, seria una forma de compartir mi secreto con ustedes sin tener que verlos frente a frente. Para empezar yo me llamo Blanca, soy una chava de 18 años, actualmente vivo con mis papás. Soy de tez blanca, mido aproximadamente 1.67 de estatura, soy de cabello castaño, ojos cafés, me considero bonita, soy delgada, mis senos son pequeños pero firmes, soy de piernas largas y torneadas, mi traserito esta bien formado y tengo unas pompis lindas y duritas. Mi cuerpo esta bien formado ya que desde muy pequeña he practicado ballet clásico.
Mi experiencia comenzó creo yo, desde que empecé a tener conciencia de lo que era el sexo, yo vivo en casa con mis padres, mis hermano y en casa tenemos muchas mascotas, pero el que me hizo tenerle especial atención fue Negro (un hermoso doberman) fiel a sus dueños y a su amada. Recuerdo con claridad que desde que papá trajo a la casa a Negro, me sentí impresionada por ese hermoso animal de pelo oscuro y fisonomía atlética, auque aun era un cachorro de tan solo 6 meses, ya había tenido mis primeros "acercamientos accidentales" con Negro, me imagino que ya sabrán y entenderán a que me refiero. La primera vez que lo alimente con la palma de mi mano, sentí un cosquilleo muy placentero que al comienzo me genero risa y al poco tiempo algo muy cercano al placer, pues imaginaba que maravillas podía hacer Negro con su enorme y áspera lengua.
Pasaron varios meses imaginándome como se sentiría su lengua en mi cuello, pues en lo personal mi cuello es uno de mis puntos débiles. Bueno pues después de haberlo soñado e imaginado por varios meses finalmente me decidí a hacerlo, y esperé a la ocasión adecuada en la que mi casa estuviera sola por completo, pues se presento ese día, recuerdo que era una tarde lluviosa y mi familia se había ido a ver a unos familiares y regresarían en dos días. Estábamos solo Negro y yo, me encontraba yo muy nerviosa, incluso temblaba de mis piernas, pues el solo echo de imaginar lo que quería hacer, me propiciaba que mis pantys se humedecieras por completo. Llamé a Negro y lo hice entrar en la casa, recordé que a él le gustaban las cosas dulces como los caramelos, entonces fui directo a la cocina y tomé un frasco que contenía mermelada de fresa, rápidamente fui a mi cuarto y me puse el traje que uso en mi clases de ballet (o lo que llaman Tutú) y me puse unos tenis, cuando fui por Negro, lo encontré echado en la sala.
Entonces me dirigí hacia allá dispuesta a hacer realidad mi fantasía, me acerqué y noté como mis pequeños pezones estaban apunto de estallar, se resaltaban por completo de mi traje. Me senté en el sillón de la sala y después de pensarlo largamente unos minutos tomé el frasco de mermelada y comencé a untármela en el cuello, lentamente fui llenando de mermelada mi cuello y algo de ella se alcanzo a escurrir hacia mi pecho, cuando llame a Negro lo pensé nuevamente pues no estaba completamente decidida, pero inesperadamente se levantó me olfateó y dirigió su cabeza hacia mi cuello, y empezó a lamer todo el dulce que había allí, en ese momento di un gran suspiro por la emoción y el miedo que experimentaba en ese instante, ni siquiera me había dejado pensarlo cuando se atrevió a lamerme, él rápidamente lamía todo lo que allí se encontraba y poco a poco se dirigía hacia mi de mi pecho, entonces le ordené con voz quebradiza y titubante que parara, mas en realidad lo decía con un acento que pedía a gritos que continuara, como si él leyera mis pensamientos rápidamente introdujo su largo hocicó dentro de mi escote y extendía su lengua hasta alcanzar la más mínima porción de mermelada, fue allí cuando paso su húmeda lengua por uno mis pezones y solté en un pequeño gemido que expresaba aquella nueva y placentera experiencia jamás vivida, él se abalanzaba sobre mi cuerpo tratando de comer todo lo que allí había, para esto la parte de la entrepierna mi traje de ballet estaba completamente mojada, incluso recuerdo que mis fluidos escurrían a lo largo de mis piernas, yo estaba completamente loca y caliente, me bajé un poco mi traje y tomé mas mermelada, ahora la había untado por todo mi pecho, el seguía como loco comiendo todo el dulce, mientras yo completamente excitada me dedicaba a contemplar como su enorme lengua recorría cada sección de mi pecho, a decir verdad me causo un poco de asco el estar completamente bañada en sus babas, pero yo estaba tan caliente que me valió, así que lo empecé a acariciar primero por el lomo y poco apoco me dirigía hacia su órgano sexual, pero antes de llegar a su sexo, lo pensé algunas veces antes de hacerlo, finalmente él volteó y me miró como animándome a hacerlo, para mí eso fue mas que suficiente, contuve la respiración y temerosa lo toqué, se sentía tibio y formaba como un pico, entonces comencé a masturbarlo lentamente, pues no quería lastimarlo, recuerdo que al comienzo podía envolverlo todo con mi pequeña mano, pero al cabo de unos cuantos segundos noté como empezaba a crecer dentro de su piel y aquella punta picuda que sentí, daba sus primeras salidas, se veía rojiza y daba la sensación de parecer un trozo de carne húmedo y filoso.
Entonces aceleré un poco el ritmo, para esto el ya había dejado de lamerme y simplemente se prestaba a mis caricias, jadeaba un poco, seguramente había logrado aumentar su ritmo cardiaco. Seguí masturbándolo con ritmo acelerado pero cuidando de no lastimarlo, veía asombrada y excitada como crecía a una velocidad increíble, con una mano lo masturbaba a él y con la otra me daba gozo a mi misma, mi corazón latía con una fuerza impresionante, y mi mano empezaba a temblar, no se si era de la emoción o del miedo al ver tremendo pene sostenido por mi pequeña y delicada mano, llego hasta el punto que ya no podía sostenerlo con una sola mano, yo creo que media aproximadamente unos 20cm, debido al tamaño tuve que incorporar mi mano izquierda. Yo vía al pene del perro de manera muy diferente al pene de un hombre, pues el del perro presentaba una textura áspera llena de venas rojas que lo envolvían por completo, además era mucho más rígido y grueso que el de un hombre, y su punta terminaba en forma de un piquito, era muy caliente y estaba completamente lubricada de un fluido que no tenía olor, entonces Negro comenzó a temblar de las patas traseras, yo creo que lo estaba disfrutando igual que yo, en eso empecé a sentir unas ganas tremendas e incontenibles de sentir ese enorme pene dentro de mi vagina, mas no estaba completamente segura si sería del todo placentero, pues tremendo pene seguramente sería casi imposible que entrara en mi estrecha y virgen vagina, la cual nunca había disfrutado de los placeres carnales, sin embargo hasta ese momento nunca había visto un pene de esas dimensiones, seguía lloviendo mas, sin embargo hacia calor dentro de mi casa.
Cuando mire mi pecho semidescubierto, noté que estaba todo húmedo no sabía si se debía a la baba de Negro o al sudor de mi cuerpo que hervía de ganas de sentir la lengua de negro dentro de mi pequeño ano, así que sin mas rodeos, me metí el traje de ballet entre mis nalgas, y le ofrecí a Negro mis suaves, blancas y bien formadas nalguitas, él sin titubear se acercó y Aaahh!!! Ahhh!! Oh! Que rico!!! Sssí, entro por mi trasero todo lo que pudo, se sentía riquísimo, me volvía loca, gemía y gritaba de placer pues su enorme lengua daba tremendos lengüetazos que iban desde mi vagina hasta mi ano, les juro que era de lo mas rico, como nunca antes lo había probado, mientras tanto yo le suplicaba que siguiera:, -Sí perrito hermoso, sigue, lame todo lo que quieras, por favor haz feliz a tu amita- Y como si él entendiera mis palabras, continuó dándose un festín con mis nalguitas y mi vagina. A él también le encantaba, pues examinaba cada parte de mí, buscaba hasta en el mas mínimo rinconcito de mi trasero para saboreárselo, yo completamente caliente tuve mis primeros orgasmos con Negro, su lengua me había echo lo que hasta entonces nunca había sentido, el mejor sexo oral de mi vida, en ese momento era completamente feliz y extasiada. Sacudida por los orgasmos, caí arrodillada sobre el sillón, no estaba en mis 5 sentidos pues quedé ebria de tanto placer; aun no me recuperaba cuando Negro se aferró a mis caderas y sin previo aviso embistió contra mi trasero, Aouch!!! Nooooo!!! Aaaahh!!! Por favor Espera!!! Grité y trate de quitármelo de encima, por suerte y gracias a mi traje de ballet que traía entre mis nalguitas no me había penetrado, estaba asustada o mas bien aterrada pues me tomó por sorpresa y eso no lo tenía contemplado aún, ahora ya no tenía el control de lo que estaba sucediendo, él se había aprovechado de la situación. En serio quería quitármelo de encima pues lastimaban un poco sus uñas que estaban arañando mis caderas, sus patas apretaban mi cintura y su dorso ejercía un peso sobre mi espalda forzándome a inclinarme quedando prácticamente a su merced, luchaba contra el gran animal pues no quería que me penetrara, no en ese momento, pues no estaba lista psicológicamente, sin embargo mi lucha era en vano, pues su fuerza era mucho mayor que la mía, embestía sin acertar y yo gritaba desesperada ordenándole que se alejara, pero el no hacia caso estaba como loco, poseído por el instinto estaba dispuesto a follarme aun en contra de mi voluntad.
Yo seguía luchando cada vez con menos fuerzas, incluso llegue a pensar en pedir auxilio, gritar para que alguien me escuchara y viniera a rescatarme de la bestia, pero no lo hice, tal vez por la vergüenza de que alguien me viera, hice mi ultimo intento pero no pude escapar, Negro me tenía atrapada, no había escapatoria y cada vez que intentaba levantarme el desgraciado gruñía como gesto de desagrado o desaprobación a mi intento de escapar. No tenía oportunidad de librarme y sin mas opción que servirle y saciar sus instintos acepte y me le entregue, pues al fin y al cabo yo era la responsable de haberlo inducido al festín. Para esto él ya había echo varios intentos de penetrarme y cada vez se acercaba mas el momento que me dejara ir hasta adentro su enorme pene, sin mas remedio incliné la cabeza, levante mis caderas, abrí un poco mis piernas quedando sobre mis rodillas y mis manos, para que me entiendan quede como una perra, me saqué mi traje de entre mis nalguitas y lo corrí de tal manera que mi ano y mi vagina estuvieran libres para que él me tomara y me hiciera suya. Tras varios intentos dolorosos y fallidos sucedió, Aaahhh!!! Aaahhh!!! Aaahhh!!! Ohhh!!! Noo!!! Aaayyhhh!! Aaayyhhh!!! Entró mas de la mitad de su pene de un solo golpe, sentí como si me partiera en dos, toco fondo, era caliente, grueso y enorme, prácticamente me hizo despertar, me obligo a separar todavía mas mis piernas para facilitar la penetración. Nunca había tenido relaciones sexuales de tal manera, ni nunca me había metido algo completamente en la vagina, fue increíble como un trozo de tal tamaño era capaz de entrar por tan estrecha y pequeña vagina. Instantáneamente un fuerte orgasmo me sacudió, mientras él embestía con una fuerza exagerada, Negro estaba completamente loco, me apretaba con muchísima fuerza, y me penetraba tan violentamente que me sentía violada y eso me excitaba muchísimo. Una y otra vez metía y sacaba su miembro, lo hacia con mucha rapidez, sentía como si me fuera a desgarrar internamente, era delicioso, riquísimo, el solo echo de mirar por debajo de mi cuerpo y ver como ese enorme trozo de carne me estaba penetrando me hacía tener otro orgasmo, su aliento sobre mi nuca me ponía todavía mas caliente, me hacía gemir y gritar de placer, pues yo estaba dispuesta a que me metiera todito su miembro.
Yo levante todo lo que pude mis caderas mostrándole que lo quería todo, además de que ayude balanceando mis caderas hacia delante y hacia atrás, facilitando la penetración, y tras varias estocadas ¡¡¡¡¡Aaaaayyyyyy!!! Aaaaggghhhh!!!!!! Gemí fuertemente incluso algo de llanto escapo de mí, Oh! Era enorme, sentí que me faltaba el aire, mi corazón estaba palpitando muy fuerte, quede algo inconsciente, estaba en otro mundo, mareada, mi respiración era agitada, adrenalina corría por todas mis venas, mi vagina estaba llena y penetrada por aquel perro de dimensiones impresionantes, de mis ojos escaparon unas lagrimas de una extraña sensación placer mezclado con dolor, lo mas rico que he probado en mi vida, me sentía violada, usada, llena, pero sobre todo me sentía como una perra, su perra, entonces hice lo que tampoco nunca antes había echo, comencé a balbucear palabras -Lléname toda papacito!! Hazme tuya!!! Tómame Negrito!!! Dame placer por favor!!! Hazme feliz!!! Soy tu perrita corazón!!! Sí así sigue, no pares Aaaaahh!!!- Orgasmo tras orgasmo, era un frenesí, todo esto mientras me hacía el amor como un violador a su víctima, puedo asegurar que era un miembro de unos 25cm de largo, con un grosor que haría ver diminuto el pene del hombre, mi vagina estaba completamente dilatada, era mi fantasía echa realidad, aquella escena nunca la olvidaré, él montado sobre mi nalgas penetrándome con una desesperación incontrolable y yo ofreciéndole todas mis partes, gimiendo y llorando de placer.
Finalmente Negro descargó toda su carga sobre mi, sentí como hervía dentro de mí, me quemaba internamente, lo que me hizo tener un orgasmo junto con él. Me llenó aún más, todo su semen salió a chorros de mi vagina, escurría sobre mis piernas, algo de semen llego hasta el sillón, parecía interminable, salía y salía de mí, estaba empapada, una vez descargada su furia, no se porqué, pasó una de sus piernas sobre mí y quedamos dándonos la espalda. Quiso apartarse de mí, pero para mi sorpresa: ¡¡¡Quedamos trabados!!! No sé que es lo que realmente sucedió, seguramente mi vagina se había contraído a la hora del orgasmo, Negro hacia intentos por sacármela, pero eso solo me hacía gemir, asustada llegué a creer que nunca más saldría de mí, y aun seguía sorprendida de tal penetración, pasaron unos 15 minutos en los cuales recordaba el acontecimiento pasado, y en los cuales finalmente pudo liberarme de su locura, lentamente y con dificultad me puse de pie, estaba agotada y muy adolorida, mi vagina me ardía, mis rodillas estaban rojas, mis caderitas arañadas y mi vagina completamente abierta. Pude observar que en el pene de negro, se formaba una bola del grosor de una naranja, y supuse que eso me atoró y por eso quedamos trabados. Aun escurría semen por mis piernas, tenía también entre mis nalgas, estaba bañada, había dejado un embarradero en el piso y en sillón piso. No podía caminar por falta de fuerzas y porque aun no estaba completamente consciente, Negro se lamía lo que le quedaba de miembro, aseándose echado en el piso, yo me secaba el sudor de mi cara con mi faldita del ballet, era un desorden total, había mermelada y semen por todos lados. Eran tan pocas mis fuerzas que se me calló mi faldita al suelo, entonces me agache y la recogí, para mi sorpresa Negro me dio un lengüetazo limpiando mi traserito, mi vagina y mis piernas de su semen, pasaba su lengua entre mis nalguitas haciéndome suspirar de placer, él era otro, había vuelto a ser dócil y amable conmigo, él trataba de reparar el daño echo por su desenfrenada locura recompensándome con sus caricias y limpiando lo que quedaba de su atrevida y agitada violación.
Yo solo me deje querer, suspirando y sonriendo tome mis cosas y lentamente fui a mi cuarto, con dificultad llegué a mi cama, en donde me tire y me quedé completamente dormida, con mi traje de ballet sucio, lleno de semen… y violada, pero feliz. Realmente les recomiendo a todas aquellas amigas que sienten curiosidad por ser montadas por sus mascotas, que se animen a hacerlo, no pierden nada con intentarlo, nadie se dará cuenta, solo hay que ser discretas, pues nuestras mascotas nunca podrán negarse a sus instintos además de que nunca serán infieles y nunca contarán nuestros más íntimos secretos.
Lo has hecho más veces con Negro? Cuenta
Excelente relato