mi inicio en la zoofilia
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por monicagoza69.
Mi primera impresión fue de asco. Mujeres montadas por perros, mamando enormes vergas de caballo, metiéndose peces en la vagina, realmente no se me hizo para nada tentador! Aun así, seguí bajando los videos y comentándolos con mi amiga de Canadá, esto hacia que nos pusiéramos muy cachondas a las dos. Los relatos también formaban parte del material.
Después de unos meses de ver y leer y comentar todo el material enviado, me comenzó a picar la curiosidad, y las ganas de sentir una verga animal si realmente eran tan grandes como se veían, lo hable con mi amiga. Y ella me confeso que desde hacia algunos meses se dejaba lamer su pucha por su perro y que los orgasmos que había tenido habían sido muy buenos… y que pensaba dejar coger en unos días, pero mi problema era que no tenía perro y no podía darme el lujo de tener uno, yes porque vivo en un departamento muy chico, por lo tanto tendría que conseguir el perro prestado por alguien que si tuviera espacio en su casa y seria el primero en saborear mis jugos. Pensé en varias posibilidades hasta que me decidí por el de mi hermano ya que esta muy cuidado y es muy dócil. A pesar de que es un perro un poco grande y bastante fuerte por ser rottweiler, Le dije a Memo que una amiga tenía una perra en celo y quería cruzarla. El orgulloso me presto a Sargento para que lo llevara a cruzar, todo un fin de semana.
Yo ya estaba decidida a experimentar con ese lindo perro todo, ya que estaba completamente educado y muy bien cuidado. Y el viernes después de mi trabajo me dirigí al gimnasio y cuando salí de mi clase me apure y me fui directo al departamento. Para preparar las cosas que me había dicho mi amiga, que se necesitaban. Entre a la habitación y deje todo en la orilla de la cama, enseguida me quite el top, los tenis y mis tines, me quite el pants. Dejando mi tanga que se mete muy rico entre mis nalgas y que ya se encontraba bastante húmeda de mi transpiración. Fui a la computadora y me metí en una página de relatos de zoofilia y comencé a leer algunos para saber por donde empezar. Planeé como hacerlo y lo hice. Llame a Sargento a mi cuarto y el apareció muy contento, brincando y dando lengüetazos como si supiera el regalo que le esperaba ese fin de semana. Comencé a acariciar su cabeza con una mano y con la otra tocaba mi clítoris y mis labios.
Cuando note mi mano estaba bastante mojada, y ya así con mis juguitos en mi mano se la pase por la nariz de Sargento. Fue increíble para mí verlo lamer con desesperación mis dedos, enseguida mi mente me dijo ya esta, y me tumbe sobre la alfombra, no sin antes quitarme la tanga y abrí las piernas, al tiempo que llamaba a Sargento. El no tardo mucho en entender el mensaje y metió su cabeza entre mis piernas lamiendo muy rico mi pucha. Lo hacia muy rápido y de forma constante, desde mi ano hasta mi clítoris, sin meter demasiado la lengua entre mis labios, justo lo que necesitaba para explotar en mi primer y gran maravilloso orgasmo zoofilico de mi vida.
No tardo más de un minuto en hacerme llegar, fue increíble, las sensaciones que me invadieron haciendo temblar mi cuerpo de una forma muy rica.
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