Mi notebook y mi adicción al Chat
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Key-Q.
Tenía yo 15 años y era sumamente adicta al internet al igual que la mayoría de las muchachas de mi edad, pero creo que lo mío superaba muchos límites, hasta a defecar me sentaba con mi notebook en las piernas e incluso salía directo de la ducha a conectarme a algún chat o a Facebook.
Siempre mamá los fines de semana me estaba reprendiendo al dejar de hacer alguna otra cosa por estar metida en mi notebook (Laptop), siendo lo más común que al salir de la ducha no me vestía de inmediato por estar conectada, hasta chateaba en videoconferencia acostada de vientre en mi cama para que no se me vieran mis senos y con mi cabeza tapaba mi trasero.
Pasó que un día de semana (parece que fue un miércoles) estaba sola por la tarde en casa y faltaba bastante todavía para que llegaran mis padres de sus trabajos, me había desnudado para ir a ducharme y al ver mi notebook sobre mi cama no pude evitar el ir a chatear un poco antes de entrar al cuarto de baño, estaba conectado un amigo muy cercano y compañero del mismo grado del colegio, el cual realmente me gustaba y me pasaban cosas con él.
Intercambiamos un par de mensajes y luego encendí mi cámara, con lo cual él notó de inmediato que estaba desnuda y me lo hizo saber diciéndome "¡¡que bellos hombros que tienes y que lindas pecas en tu pecho, oh también alcanzo a ver el borde de tus hermosas caderas!!!", lo que me hizo ruborizar y también excitar un poco mientras mi amigo continuó hablándome en un disimulado doble sentido y algunas otras estupideces que me hacían reir.
Estaba en eso cuando mi perro, un mestizo de Beagle, se subió a la cama y se puso a olfatearme por la entrepierna topando con su húmeda y fría nariz entre ambos de mis agujeros, que para espantarlo sin dejar de teclear sacudí mi trasero y él resopló muy fuerte ahí mismo sacudiendo sus mofletes, como una especie de estornudo y me hizo pensar que le había llamado la atención el aroma de mi suciedad por no haberme bañado aún, pues otras veces se había trepado en la cama estando yo desnuda, recién bañada y en la misma posición, pero no haciendo esto de husmear en mi intimidad.
Mi amigo me preguntó si me había hecho algo el perro que me había sacudido tanto, a lo que respondí que solo me había olfateado y él replicó que pensó que me había lengüeteado por atrás "Estás loco, nunca se atrevería a eso, he estado muchas veces desnuda en la cama con él y nunca se ha acercado a mi entrepierna, no sé que le pasó esta vez" le respondí, y mientras él me tecleaba de vuelta el perro me dio un par lamidas en plena vagina haciéndome saltar de la cama y permitiendo que mi amigo me viera a través de la webcam completamente desnuda.
"¡¡SALE COCHINO, ANDATE DE AQUÍ.
!!" reprendí al perro ahuyentándolo de ahí y volviendo rápidamente a mi posición original antes que mi amigo se le ocurriera grabar el Chat, y él ya me había respondido que "En todo caso es algo muy normal, ya que los perros se huelen sus glándulas genitales a modo de saludo cuando se encuentran y hay algunos que les gusta olerle los genitales a los humanos" a lo que le comenté que ahora si me había lengüeteado que por eso el exabrupto y que estaba muy avergonzada, preguntándole también qué si se me había visto mucho, y el me dijo que no me preocupara que él no le contaría a nadie, ni mi perro tampoco.
Luego toco el tema de mi desnudez, diciéndome que tengo muy bonito cuerpo y que podría trabajar como modelo y otro montón de adulaciones que anduvieron aumentando mi grado de excitación, por lo que le desvié el tema preguntándole que cómo sabía eso de los perros, a lo que me respondió "Bueno, en realidad tengo que confesarte algo, mi perro es uno de esos que le gusta andarle oliendo sus genitales a los humanos y en una ocasión en que estaba solo en casa, me estaba masturbando en la sala de estar y él se acercó a olerme el pene terminando por lamérmelo y ayudándome a tener la mejor acabada de mi vida hasta ese momento, lo cual repetí muchas veces más hasta que él murió atropellado, por favor no se lo cuentes a nadie", dejándome perpleja ante tal confesión.
Por lo que quedé algo aletargada en mi velocidad de escritura, pensando cada una de las palabras.
Y estaba redactando una serie de preguntas respecto al secreto que recién me había confiado, pero sin darle el "enviar" aún para leerlas antes y estar segura de no herir susceptibilidades, cuando me escribe "¡¡¡Ahí está de nuevo, no te muevas!!!", "¡Déjalo que lo haga, no te arrepentirás!", mientras yo no podía responderle por tener en el recuadro de escritura el párrafo con las preguntas que no quería enviarle todavía, en tanto mi perro ya había metido su nariz otra vez ahí y haciéndole caso a mi amigo lo dejé continuar, "Concéntrate en la tibieza de su lengua y aguanta las cosquillas que a los segundos se transformaran en placer" me dijo justo al momento que me empezó a lamer directamente mi sexo, haciéndome blanquear los ojos y no pudiendo seguir escribiendo.
Creo que la expresión de mi rostro delataba todas mis sensaciones de ese instante y poco a poco fui avanzando con mis rodillas para delante hasta que mi trasero quedó bien parado – que en el recuadro de mi propia imagen en la pantalla del Chat – se veía por sobre mi cabeza mientras me mordía los nudillos de mi mano derecha, y para rematarla el tonto de mi amigo se puso a masturbarse frente a la cámara de su PC, logrando con eso que mi vagina liberara aún más fluidos y el perro intensificara sus lamidas.
Veía su pene por la pantalla y lo único que deseaba era albergarlo en mi interior, siendo este mi primer sexo virtual y entre comillas real, por el oral que me estaba haciendo mi perro.
Y luego de unos tres o cuatro minutos paró de lengüetear poniendo una de sus manos sobre mi trasero y vi asomar su cabeza por sobre el en mi pantalla.
Ante lo cual mi amigo paró de acariciar su pene y volvió a poner sus manos en el teclado, "¡Oh, parece que te quiere montar, no te muevas para ver que hace!", a lo que respondí que no con mi cabeza, "¡Por favor, por favor, es que nunca he visto algo así!" me suplicó, pero yo le puse cara de extrañada sin salirme aún de esa posición, y el replicó "¡No creo que te haga daño y si es tu perro te hará caso si lo regañas,siendo siempre tu la dueña de la situación, así como arrancaste de un salto cuando te dio la primera lamida!"
Lo cual en cierto modo me convenció y me quedé ahí esperando a ver que hacía mi mascota, el que luego apoyó su pecho sobre mi trasero y me tomó con sus patas delanteras de mis caderas agitando las suyas haciendo movimiento de coito, lo que me hizo poner la piel de gallina y levantar mis senos del contacto con la cama por los jalones que me daba, permitiéndole a mi amigo verme las tetitas con mis pezones erizados con lo que aumentó la velocidad de su masturbada que ya había reiniciado, mi perro se soltó de una mano y se giró quedando punteándome desde un costado, yo que ya me había entusiasmado me giré en los mismos 90 grados en que se desvió mi perro tratando de quedar alineada con él.
Y dicha imagen mía desde un costado en cuatro patas con mi perro tratando de penetrarme, le hizo desfigurar el rostro a mi amigo liberando su enérgica eyaculación que se elevó unos cuarenta centímetros por sobre su pene, cayendo el primer chorro en su hombro izquierdo y los restantes tres o cuatro sobre su vientre, quedando yo con la boca abierta al apreciar como se apretaba su miembro cuyo glande aparte de hincharse un poco se puso muy rojo, pero ambas cosas solo en el instante de su espectacular acabada, la que hubiese deseado que realmente hubiera sido en mí.
En tanto mi perro no cesaba en sus intentos por hacerme suya, lo que obviamente no sucedió y luego despidiéndome de mi amigo, le pedí que no le contara a nadie que sería un secreto entre ambos, a lo que me respondió que sería un secreto de a tres.
Pero ya cuando pretendía ir definitivamente a bañarme, mi perro no me paraba de seguir metiendo su hocico en mi sexo y parándose en dos patas para tomarme por atrás cuando no estaba caminando, y cuando fui a buscar mis chancletas que utilizo para salir de la ducha que generalmente están bajo mi cama, me tomó de las caderas al pararme frente a mi cama y al arrodillarme corrió su agarre a mi cintura, para luego al agacharme a mirar bajo la cama percibir su pene topando en la parte baja de mis glúteos y no creyendo que me fuera a penetrar me estiré para dar alcance a una de las chanclas que se había ido más para dentro, cuando siento su pene entrando en un par de puntazos en mi sorprendida vagina y al tratar de incorporarme me pegué un cabezazo con el larguero del catre para inmediatamente estirar mis muslos llevando mi pelvis al piso pudiendo zafarme del agarre de mi perro.
Esta vez no lo reprendí porque entendía que no fue su culpa, pues yo lo dejé que siguiera hostigándome sexualmente.
Me dolía la nuca y los arañazos en los costados de mi cintura, pero mi vagina quedó palpitando como expectante de lo que se podía haber venido y mi corazón también quedó muy agitado, el haber visto a mi amigo masturbándose y eyaculando me había dejado con muchas ganas.
Y como él mismo me había dicho que mi perro tampoco le contaría a nadie, antes de entrar al baño, ahí mismo frente a esa puerta le di su última oportunidad a mi mascota.
Me detuve y golpeé mis nalgas invitándolo a que me tomara por atrás, lo que claramente hizo y le ayudé a correr su agarre al momento que me iba arrodillando, para enseguida mantener tomadas sus manos mientras bajaba mis hombros hasta el piso arqueando mi espalda como cuando me estiré a tomar mi pantufla y su penetrada no se hizo esperar, encajándome su miembro muy profundo dejándome percibir una parte un poco más gruesa que al entrar quedó batiéndose ahí y a cada instante la percibía más grande, pese a que no le quedaba más pene que meterme seguía empujando desenfrenadamente hasta que sentí sus intensos y calientes chorros de semen entrando directamente en mi útero.
A los pocos segundos me tenía extasiada y acabando junto con él, bueno y yo imaginándome que era mi amigo quien me poseía, mi orgasmo estaba genial y le solté sus manos a mi perro para frotarme el clítoris y pellizcarme los pezones, pero este animal se corrió para un costado girándose él y haciéndome notar que esa parte más gruesa de su pene era algo ovalada, pues expandió y rozó mis paredes vaginales cuando rotó los mismos 90 grados que mi perro, que estaba con una de sus patas por sobre la unión de nuestros sexos, pero pronto la pasó por sobre mi trasero y su pene se volteó completamente para atrás, haciendo palanca su nudo con la parte interior del hueso de mi pubis lo que se sentía fenomenal, esa especie de electricidad que recorría todo mi cuerpo en cada palpitar de su aparato me hizo descubrir mi punto G, el que no creí que existiera puesto que masturbándome jamás había dado con él.
Pero mi perro daba tirones que a instantes se sentían muy incómodos, como que me iba a dar vuelta la vagina para afuera de tanto que se expandía esta, por lo que lo tomé de su cola jalándolo fuerte contra mí y así pude seguir gozando un poco más tranquila de su continua eyaculación.
Y cuando esta comenzó a decaer en intensidad, lo solté para ir a frotarme mi clítoris tratando de mantener otro tantito más mi clímax, pero de un solo tirón desbocó mi vagina descorchándome cual botella de champaña dejando escurrir tras el paso de ese tapón de carne una cascada de semen que escurrió por entre mis muslos hasta el piso, dejándome yo caer a él también descubriendo lo extenuada que me había dejado ese inmenso orgasmo.
Lo que sucedió después cuando le conté esto a mi amigo, da para otra historia.
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