Mi perro me hizo suya en el patio
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por locaporpenes.
Todo volvió a la normalidad en casa luego que el sobrino de mi marido se fue. Una de las cosas que tenía pendiente era entregarme a mi perrote "Papi", el pobre pasó muchos días aullando de tristeza y desesperadito por no haberme montado en tanto tiempo y todos, animales o humanos, nos acostumbramos a lo bueno, al cariño, y más cuando va acompañado de sexo genial…. Mientras mi sobrino político estuvo en mis predios, tenía que pedirle que alimentase al can ya que si me le acercaba, quizás me diese demostraciones demasiado efusivas de su necesidad de mí y no quería arriesgarme a eso delante de David, ¡cosas mías! Total que una mañana salí a ver a Papi al patio, ese animal estaba alborotadísimo, alocadito….
Me lamía, mordía con suavidad, me empujaba con sus patotas pero nunca al punto de lastimarme demasiado, supongo protegía a su hembra y proveedora de placer. Poco a poco, hablándole y con caricias le fui calmando, claro, asomaba su rico pene en señal de excitación y para indicarme su necesidad de descarga de todo su potencial acumulado. Tenía la ventaja de que aún nadie se había mudado a la casa de al lado y éramos el última hogar de la vereda por lo que sólo contábamos con la mencionada casa como vecina, el otro flanco y atrás eran unas altas paredes; al frente había un salón de fiestas para la urbanización. Por ello, podía ser una perra en mi patio sin ningún problema de ser descubierta o vista, o sea, desnudarme y saborear las delicias de mi macho perruno con total libertad. Previo a salir, me puse mis rodilleras especiales para no maltratarme estando en cuatro patas, confieso que no me agrada pues soy de la que me fascina y calienta estar desnudita sin ningún tipo de prenda encima (salvo circunstancias especiales, sobre todo fetiches para complacer gustos de mi esposo o algún amante), pero debo cuidar mi cuerpo ante todo. Como pude porque mi perrazo casi no me dejaba por sus ansias, me quité la bata que traía puesta, sin nada debajo me facilitó quedar "ready to action" en un santiamén. Me senté en la grama para abrir mis carnosos labios y dejar que Papi hurgase mi boca con su gran lengua babeante, mientras le correspondía como podía, jugueteando, con mi lengüita.
-Mmmm Papi, ricos besos amor…. ¡Te extrañaba mi macho grandote! -Le decía mientras con mis manos acariciaba ese cuerpo musculoso que se gasta mi perro y que tanto me gusta.
Ya papi lamía cualquier parte de mi cuerpo porque había aprendido que eso me agrada bastante, así que su rugosa lenguota me propiciaba los roces más deliciosos y los choques eléctricos consecuentes que me hacían empapar allá abajo…. También aprendió a chupar mis pezones y otras zonas puntiagudas de mi anatomía, ¡lo cual era y es fantástico! Me preparaba el muy sinvergüenza para que yo me derritiese y lo complaciera luego a él por ser un magnífico amante. Así pues el can me recorría todita llenándome de su saliva hasta que llegaba a mi centro para darme la mejor comida de vagina que nadie, léase bien, nadie, podía darme sino él u otro perro inteligente ¡La lengua de un chucho no tiene padrote, de veras!
-Aaahhh mi Papi, mmmmm, lame así…. Chupa a tu perrita mi bello, me gusta como me das placer así, aahhh, me dejas bobita papito rico…. -Eso le decía mientras entrecerraba mis ojos del gustazo que me daba hasta que tuve mis primeros orgasmos fantásticos.
Tomé a Papi por su hocico para devorarnos otra vez en ricos besos animales cargados de deseo, pude ver de reojo su verga imponente ya casi toda afuera de su funda. Eso me puso cachondísima y se la toqué con mis manos ante lo cual el perrazo acabó, llegando tan lejos su chorro que me cayó hasta en la cara, hehe. Aproveché restregar sus fluidos sobre mi cuerpo y Papi se acomodó dando pequeños pasos hacia adelante, para poner su herramienta lujuriosa cerca de mi boca, así que se la besé, lamí y engullí aquel rojizo falo para mamarlo con devota emoción, ¡me gusta mucho su sabor! Lo mamé y chupé deleitándome con ese suculento manjar, lo tragaba entero hasta el límite de su bola, para que acto seguido mi macho se descargara haciendo embebecerme con su simiente. Se apartó para limpiarse como lo hacen muchos canes, mientras yo me tocaba todita ya que estaba encendida…. Me puse en cuatro patitas y rondé a mi perro, a él le gusta que juguemos previo a la montada, yo me siento como la hembra que procura anhelante ser cogida y provoca a su amante para ello. Y así, Papi se paró rozagante, yo le di el culo y caderas separando mis piernas, bajando mi tronco y empezando a sentir el cuerpazo de esa monumental bestia encaramarse para con su palote darme puntilladas por toda la zona de mi ano a mi vulva, lo cual me mata de gusto…. Luego de sus intentonas, me traspasó la vagina ocasionándome un placer tan pero tan enorme, que tuve varios orgasmos soberbios:
-Aaaaahhh ¡Oh Dios!, aaaggghhh, mi macho que verga tan exquisitaaaa…. aagghh, ummmm, aaaagghhh…. Cógeme rico anda, así, dame duro, sométeme, aaggghhh, aahhhh, ¡gozáme y hazme gozar!
El goce era total, el perrote me ensartaba una y otra vez con furia, me apretaba con las patas delanteras, con las traseras rasguñaba mis nalgas…. Yo recibía las estocadas y me retorcía de dicha, Papi me cogió no sé por cuantos minutos hasta introducirme su gran bola que me hizo acabar al llenar mi cuca con ella. Como Papi tenía su lengua afuera, así sudan los perros, yo aprovechaba, haciendo uso de las pocas fuerzas que me quedaban, de tocársela con mi lengüita. Lo quería besar, apretar, por darme tan divino gustazo y hacerme sentir una perra complacida, mmmmm…. En eso se dio vuelta aún pegadito a mí, ¡sentí aquello tan extraño!, y permanecimos unidos culo con culo por otro buen rato. Primera vez que eso me pasaba, qué curiosos pero rico, hehe. Ya luego, mi machote se separó, yo me acosté cansadita sobre la grama fresca y mojada por nuestros fluidos. Me relajé extasiada sintiendo aún pequeñas convulsiones de éxtasis por el frenético encuentro sexual con mi amante portentoso. El chucho musculoso al ratito se aproximó y me lamía con ternura, yo le manoseaba toda su esbelta figura definida por aquellos músculos de ensueño. Su falo salió desafiante de su guarda otra vez, hice fuerzas para que se echase sobre la grama también y me llevé a la boca su pene majestuoso, volviéndoselo a succionar y libando sus líquidos pre seminales. Me fajé a dejar el alma mamando esa verga que me enloquecía, mas sin embargo pasados un par de minutos, Papi se levantó y ladró indicando que me pusiera a su disposición para ser penetrada de nuevo:
-Ay Papi, voy…. ¡Tómame, hazte tuya como nos gusta a ambos! Pero me la meterás por el culo que palpita por tu enormidad de palote, okey? Sssss….
Emprendió las montadas sobre mí, yo con una de mis manos busqué su vergota, bajé un poco más mi ser y dirigí su cañón a mi sonrosado ano, lo dilaté lo más que pude hasta que Papi atravesó mi hoyito arrancándome un grito y quejidos lastimeros, ese no anda con cuentos así que debía llevar leña bruscamente y aguantar la tortura mientras llegaba el goce…. Mi gran macho me clavaba con movimientos muy rápidos y algo torpes, yo apretaba mis labios y cerraba fuerte mis ojos soportando hasta que, de forma sublime, empecé a regocijarme con aquella cópula fabulosa en la que estábamos envueltos mi amante y yo:
-Aaayy sabroso sí, aaggghh, lo siento hasta el fondo…. Aaayyyy, uuufff, mi macho, cógeme ese culo divinamente, aaggghhhh…. Poséeme, te pertenezco, empálame mi amor, ¡te quieeerooo!
Deliraba de dicha, de goce, de placer extremo, mmmmmm…. ¡Qué culiada…. qué culiada más espectacular me daba Papi! Sentía que me embutía hasta su bola que no pasaba, ¡no aún! Pero de tanta fuerza que tenía mi can, más lo dilatada de mi cuevita posterior, de paso lubricada por sudor y lechita del perro, qué ¡zass!, metió su bola…. El alarido mío fue espeluznante, menos mal que no tengo vecinos cerca porque se habrían alarmado ante aquello…. Me desgarró y sentí que rompió mi culito, lloré de dolor pero aguanté ya que no podía separarme, de repente, me sobrevino en medio de mi desesperación un ultra orgasmo que como volcán en erupción me hizo temblar mucho, tiritar, vibrar…. Yo perdí mucha fuerza, me mantenía porque Papi me sostenía embutida con su verga en mi culo, pero a punto de desmayo el perrote grandote me la sacó y ahí caí como un trapito, destrozada en mi patio, giraba despacio de un lado a otro hasta quedarme dormida. Transcurridas varias horas y sintiendo a Papi tocarme, me reincorporé, el muy grandulón buscaba montarme otra vez pero qué va, me le escapé, hahaha. la verdad disfruté como nunca esas cogidas de mi papi, pero quería ducharme, comer algo, volver a dormir porque el maratón con mi amante de grandes músculos me había dejado exhausta.
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