Mi primera vez
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por kimmy.
Vivo en los alrededores de un pueblito (por no llamarlo pueblucho) que queda como a dos horas de viaje de la Capital, son pocas las cuadras urbanizadas y no hay sistema de alcantarillado, por lo que la mayoría de los WC quedan fuera de la edificación misma de las casas. Es un sector prácticamente rural.
Esto sucedió a fines de la Primavera, a principios de Diciembre pasado. En la tarde comí algo que me hizo muy mal, estaba hinchada con el vientre afiebrado y la sonajera de tripas era increíble, así que llegando la noche tomé solo un agua de hierbas para aliviar el malestar y me fui a dormir.
Desperté de sobresalto, con mi ano apretado a más no poder y mi recto hirviendo. Era la diarrea que no se había hecho esperar ni quiso aguardar a que amaneciera. Era pasado las tres de la madrugada y salí como una flecha, tal como estaba acostada, en dirección al baño que queda a unos cuarenta metros al fondo del sitio. Por suerte había luna llena, que bien alumbraba para no tropezar por el camino.
Entrando en la caseta bajé mis calzoncitos, me senté en el cajón que hace las veces de taza de WC y la explosión fue tremenda, debe haber sido como litro y medio,……., sí, digo bien, litros porque era casi puro liquido hirviendo el que salía de mi afligido ano.
Por más que separé mis glúteos, los gases(pedos) producto de la descomposición que me afectada, al salir en conjunto con la diluida diarrea, ensuciaban ambas paredes de la raja de mi hermoso trasero. No podía parar era un chorro pequeño pero continuo, el cual cuando se detuvo no aliviaba ni la mitad del malestar que me aquejaba, de modo que seguí pujando y seguía saliendo. El dolor disminuyó considerablemente, pero no así las ganas de continuar evacuando.
En un momento de mi compungida tarea, como con la prisa dejé la puerta sin pestillo, entró Cholo el perro de la casa, a hacerme compañía. Que tiene que haber despertado con el estruendo de mis gases, ya que con mis pasos lo dudo, pues no tuve tiempo para nada, salí descalza solo con mis calzones tipo tanguita y arriba una camiseta cortita tipo peto con tirantitos en los hombros, que uso para dormir en las estaciones mas calurosas.
Ya sintiendo casi vacíos mis intestinos, pujaba para estar segura de aquello, pero cada vez salía un pequeño chorrito, el que hacía que no me quisiese levantar, hasta no tener la certeza de que no me cagaría en el camino volviendo a casa. Así que esperando y esperando, me tienen que haber dado como las cuatro, cuando me sentí más segura y tranquila, instante en el que me percato de que no llevé papel higiénico, el cual guardamos en casa para evitar que se humedezca con el sereno (rocío nocturno).
No sabía que hacer, mi trasero estaba muy sucio, no tenía agua para lavarlo puesto que el lavamanos y la ducha están en otra caseta que esta adosada (junta) a la casa y lo tenía que limpiar de alguna manera, pensé en sacrificar mis calzoncitos, pero eran nuevos y tendría que haberme ido a poto pelado (traste desnudo) de vuelta a casa, y a esa hora se levantan algunos de mis vecinos que trabajan en faenas agrícolas. El cierre del deslinde es de empalizada para que no pasen los animales, pero se ve todo de un sitio al otro. Y yo soy muy tímida y por ningún motivo iba a dejar que me vieran semidesnuda, en ropa interior lo hubiera soportado, pero no al descubierto. Si bien aún era de noche, la luna alumbraba bastante.
Piensa Kimmy, piensa!! En algún momento incluso se me ocurrió limpiarme con mi camisetita y salir corriendo tapándome mis ya desarrollados senos, pero igual siempre me complicaba que me fuesen a ver, quería salir invicta de esta situación. Entre que pensaba y pensaba, vi a Cholo y recordé haberlo visto al cochino en ocasiones comerse la caca blanda de los pañales sucios de mi hermanito.
Sin pensarlo dos veces y por la desesperación del momento. Pese al asco que me producía la idea, me dí vuelta semiagachada (Cholo es mediano tendiendo a pequeño) con las piernas apretadas por los nervios y separando mis nalgas con las manos, le ofrecí mi trasero al perro, el que después de pegar un par de olfateadas comenzó gustoso a lamer.
Después de las primeras siete u ocho lamidas, que era suficiente para limpiar la raja de mi trasero y exterior de mi ano, ya la repulsión se había transformado en placer, el roce de su lengua era exquisito se sentía muy rico, y me estaba excitando, así que lo dejé que siguiera por unos momentos. Y teniéndome prácticamente limpia toda mi cavidad, comenzó a intentar meter su lengua al interior de mi ano, lo cual no me gustó y empujando con la mano hacia atrás su hocico, me recliné completa para adelante a tomar mis calzones que estaban a la altura de mis tobillos para subirlos, instante en el cual se me separan un poco las piernas y Cholo aprovechó de hincar su hocico en mi vagina, lamiendo desesperadamente. Si bien ambos orificios están separados a pocos centímetros, tenía las piernas tan apretadas que su lengua no había alcanzado a rozar mi vagina.
Me pilló tan de improviso, y se sentía tan rico el CALORCITO de su lengua, que esta nueva sensación para mis labios vaginales me dejó paralizada. Desde los once años que me venía masturbando, en un principio frotando mi clítoris y labios interiores, después con el tiempo metiéndome completos uno y dos de mis deditos, cuando trataba con tres podía solo hasta la mitad porque en la base se me hacía muy grueso, y en ocasiones introducía uno que otro objeto cilíndrico como los mangos de mi cepillo de dientes o del pelo. Esta extraña y agradable sensación de una temperatura ajena, similar o superior a la de mi vagina en contacto con ella misma, me cautivó al contacto del primer langüetazo.
Así que flectando mis rodillas y apoyándome con mis manos en ellas quedé a la misma altura que estaba, y separando un poco más mis piernas, dejé que Cholo siguiera en lo suyo y comencé a gozar de aquello. Reitero que entre la temperatura de su lengua y la de mis dedos o los objetos inertes que me mandaba, no había punto de comparación. Era algo con vida propia lo que estaba incursionando a lo largo de toda la raya de mi vagina, su velocidad y aspereza estaban colapsando mi clítoris, y sin darme cuenta en pocos momentos ya estaba alcanzando el primer orgasmo de mi vida.
Fue algo espectacular, nunca había sentido algo igual. Las cosquillas en el interior de mi vientre y mis senos, al difuminarse en un profundo escalofrío que recorría toda mi espalda, me hacía tiritar por completo de la excitación. Tanto, que sin hacer yo esfuerzo mi espalda se arqueaba hacia atrás, recuperando mi posición con sucesivas, cortas y violentas contracciones abdominales en reacción a las intensas cosquillas que seguían invadiendo mi guatita.
Me acomodé un poco más abajo, separando y flexionando aún más mis piernas, para facilitarle la tarea a Cholo, su lengua me tenía vuelta loca y quería más. Al estar más a su alcance, sus lamidas sobre mis labios se hacían más intensas, aumentando mi goce al máximo. No se si me dilaté producto de mi calentura o fue la insistencia del perro, pero de un derepente su caliente lengua estaba entrando y saliendo de mi vagina, lo que me hizo estallar en un segundo y más rico orgasmo. Mis pechos se iban a reventar de placer y ya no eran tiritones los que recorrían mi cuerpo, sino que convulsiones lo estremecían a tal punto que mis piernas flaquearon a más no poder, y si no es porque me apoyo con una mano del cajón y con la otra en el tabique lateral de caseta, me habría ido de rodillas al piso.
Estaba en eso tratando de recuperar aire, cuando siento las patas delanteras de Cholo sobre mis nalgas, y vaya sorpresa que me llevé al mirar debajo por entre mis piernas, su pene había crecido dentro de su funda y se asomaba una aguda punta de unos tres centímetros, y cuando hacía movimiento de coito hacia adelante, esta se salía casi la mitad. Hace un par de años en el colegio, que nos están dando clases de educación sexual, mostrándonos el sistema reproductivo e imágenes de los genitales de hombres y mujeres. Y el de Cholo no se parecía para nada a un pene humano erecto, si bien no he visto uno personalmente y las imágenes vistas eran dibujos, tengo bien claro como deben ser.
Y me puse a imaginar como sería el pene de Willy, el chico que me arranca los suspiros en la escuela, aprovechando la sensación del orgasmo y haciendo de cuentas que era su pene el que me hubiese dado tanto placer. Mi morbo estaba al máximo, momento en el cual me encontraba distraída, el perro se carga con mas fuerza como queriendo colgarse de mis ancas y me hizo bajar con mis rodillas hasta el piso, acomodando su pecho sobre mi baja espalda y aferrándose a mi cintura, situación que en un principio me asusto, pero el hecho de saber que su peso lo podía levantar con mis piernas y sacármelo de encima con facilidad, hizo que no reaccionara apresuradamente.
Apenas me tuvo en esa posición Cholo comenzó a dar de puntazos, haciendo pasar su miembro por mi entrepierna y rozando mi monte de Venus. Oohh!!! ……., me dije a mi misma, “esto va en serio”, riéndome de la situación. Pero el roce de su duro, caliente y jabonoso pene, reactivó mi calentura, es más desató mi lujuria, si ya había imaginado un pene en mi interior, que era lo que necesitaba!!, si bien no era el que quería, lo tenía ahí a escasos centímetros. Estuve a punto de dejarme penetrar, pero la cordura comenzó a primar en mi mente. Y pensé, reconozco que estoy muy excitada (caliente), que en este instante lo que más deseo es un pene en mi vagina, pero hacer el amor con un perro es algo aberrante. No, no puedo!!
Entonces desistiendo de mis deseos libidinosos, comencé a enderezar mi espalda, sabiendo que al llegar mi torso a la vertical, Cholo tendría que soltarme, ya que la posición le resultaría del todo incomoda e inhabitual. Pero antes de llegar a los 45 grados, el ángulo de la posición de mi vagina también iba cambiando, y la verga del perro envés de rozar mi monte de Venus, quedó sobajeandose entre mis labios exteriores por la parte frontal de mi vulva haciendo un leve contacto con mi clítoris, cuestión que me detuvo en mi movimiento de levantarme e hizo que el perro al sentir más calentito apretara más fuerte y acelerara sus movimientos.
Y ya no pude más, el roce de su pene con una de las partes mas sensibles de mi sexo, corono como vencedor al diablito de mi conciencia, y no importándome nada más, volví a mi posición de cuatro patas separando mas las piernas para quedar en la altura y ángulo preciso. Y Cholo solo hizo lo que tenía que hacer, y encontrando el camino exacto de un puro envión me la mando hasta el fondo.
De un principio me dolió el golpetear de su agudo pene en el fondo de mi vagina, no así la penetración misma que se sentía muy rico, Mmmm!!!…., el roce de su miembro con las paredes de mi vulva, la velocidad con que lo hacía, el calor que me proporcionaba ……………, Uuuuuhh!!, mis senos como que iban a explotar y mi vulva se contraía adaptándose a la forma de su pene, mi vientre se convulsionaba por completo, era una hecatombe que sacudía todo mi cuerpo.
El perro se detuvo en su desesperado mete y saca, momento en el que me di cuenta que su verga se había hinchado en mi interior y seguía creciendo, la sensación de plenitud de mi vagina me estaba induciendo un nuevo y mas profundo orgasmo que los anteriores. Cholo proseguía dando pequeños empujoncitos estando aún en lo profundo de mi caverna del placer, iniciando lo que creo fue su eyaculación, pues una gran cantidad de liquido caliente terminó por repletar mi cavidad vaginal e inundó a caudales mi útero, lo que agudizó a tal extremo mi orgasmo que perdí el conocimiento.
Al despertar parace que el perro ya me había limpiado, porque la vagina y entrepierna la tenía apenas húmeda, y el se estaba lamiendo su pene. Así que cogí mis calzones que en algún momento saltaron para un costado, me los puse y abrí la puerta apreciando que las primeras luces del alba ya estaban asomando por sobre la cordillera, deben haber sido como las cinco, y emprendí el ligero caminar de vuelta a casa.
Faltaban unos 15 metros, cuando noto que se comienza a abrir la puerta trasera de la casa (la que da hacia el baño), pegue mis codos a mis costados ocultando los rasguños que me hizo Cholo, y envuelvo con mis manos y antebrazos mi abdomen, simulando que aún me dolía. Era mamá que se había despertado y notado mi ausencia, encaminándose a mi encuentro, apenas nos dimos alcance apoye mi cabeza en su hombro volteándola hacia la casa, para que no viese a Cholo salir con la verga desenfundada, y con voz temblorosa le comento lo de la diarrea.
Estando ya dentro de casa, noté que aún escurrían fluidos desde mi interior, así que apenas estuve sola tome un buen poco de papel higiénico y me lo puse entre el calzoncito y la salida de mi vulva.
Este verano mamá consiguió trabajo en un Packing de Frutas, y como ella es muy sobreprotectora, para no dejarnos solos durante el día, nos envió a la casa de mi abuela (su mamá) en la capital, donde tuve acceso mas libre a Internet y descubrí esta entre otras paginas, buscando algo relacionado con lo que me ocurrió con Cholo. En el colegio, en clases de computación siempre nos están vigilando y las páginas para adultos son bloqueadas. Envié este mismo relato como hace un mes atrás cuando aún estaba donde mi abuela, obviamente narrado de otra manera pues no guardé copia (esta vez si lo haré).
Ahora de vuelta en mi pueblucho, se me hace mas difícil meterme en sexosintabues, pero igual me las arreglo. Lo que no he podido hacer es repetir mi experiencia con Cholo, me da mucho miedo que mamá me descubra, pues ella siempre está en casa y es muy ligera de sueño, como para intentarlo por las noches, solo imagínense por lo tan poco que me salve.
Pero ahora ya que descubrí que la temperatura es algo fundamental a la hora de gozar. Cuando me baja la calentura, aprovecho la hora de la ducha en que llevo un tiesto con agua caliente para el lavado del cabello, y entre la toalla llevo una zanahoria de tamaño adecuado, la que luego dejo calentando en el agua y cuando ha alcanzado buena temperatura, le unto bálsamo para el pelo en la punta y me doy una buena sesión de masturbada para desahogarme de buena manera.
Esperando les haya agradado mi relato.
Besitos.
Kimmy
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