MI SUEÑO ME CONVIERTO EN AMA (dominasalma)
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por esclavoMadrid.
-Tranquila cariño relájate será lo que siempre has deseado.
Una hora antes, alguien me había llamado por teléfono para comunicarme que en diez minutos debía estar en el portal de mi casa, me había extrañado esa voz pero por un impulso irrefrenable, hice lo que esa persona me había ordenado, así que me arregle y baje a esperar haber que me deparaba la llamada.
Un coche se paro en el portal abriendo la puerta, nerviosa pero a la vez intrigada, me acerque despacio al coche y entre, nada mas entrar alguien cerro la puerta y en ese momento se acerco tapando mis ojos, no llegue a verle la cara del todo, pues el coche estaba muy oscuro y mis nervios me traicionaban, además la luna esa noche era oscura y no despedía su anhelada luz.
Comencé a sudar, nerviosa e intranquila, sólo pude preguntar:
-Hacia donde me llevan.
Mi acompañante acerco su pierna rozando mi rodilla y volvió a susurrarme:
-Te llevamos a tu sueño.
Aquella voz la conocía, pero en ese momento no podía ponerle cara, sólo intentaba refugiarme en ella y relajarme, así que poco a poco mis manos y mi cuerpo intentaron no moverse, me concentre en el tiempo que trascurría en el coche, de pronto note como la carretera cambiaba, ya no completamente lisa, pues el vaivén del coche me hacia sentir que debíamos ir por un camino de tierra o gravilla. Comencé a inquietarme aun más, mis manos sudaban, sin saber muy bien donde ponerlas, las moví lentamente hasta mi regazo.
De pronto el coche paro, mi cuerpo tenso no sabia que hacer, podía haberme quitado el pañuelo que tapaba mis ojos, pero mi impulsividad hacia lo desconocido me causaba un morbo irreal, la puerta de mi acompañante se abrió sentí el aire de la noche rozando mi piel sudada por los nervios. Mi puerta se abrió yo no sabia si debía moverme, así que espere intrigada, sentí como una mano cogía la mía y con mucha dulzura tiraba de mi para bajar del coche, poco a poco pose mis pies en el suelo dejándome llevar por ese ser que no dejaba que cayera .
Cuando estuve completamente fuera del coche sin dejar de soltarme la mano, me cogío por la cintura para que al andar mi seguridad fuera mayor.
Creía saber ya quien era, pues su olor, su aroma de hombre me había embargado muchas veces, me relaje un poco mas al sentir que era esa persona que yo creía, comenzamos a caminar hacia delante, al poco había unas escaleras, las subimos, llamo a la puerta y esperamos pacientemente a que alguien abriera.
La puerta se abrió, pero en ese momento no se escucho ninguna voz, yo seguía nerviosa y a la expectativa, volvió a cogerme de la cintura y me introdujo por esa puerta, caminamos hasta llegar a un hall enorme, que no veía, en ese momento se cerro la puerta tras nosotros y para mi sorpresa unas manos quitaron el pañuelo que llevaba sobre mis ojos. Comencé a mirar aquella estancia y vi, que no me había equivocado.
Lo mire esperando que me dijera que hacia allí, me miro sonriendo y me dijo.
-Tu sueño esta apunto de cumplirse pero debes saber dos cosas.
-Una, debes de ser muy, muy persistente y no caer.
-Dos, se tu misma, aprende, disfruta, sé que serás la mejor.
Lo mire sin saber muy bien de que estaba hablando, cogí su mano, le pregunte que donde me había llevado, volvió a mirarme pero sólo me deleito con su sonrisa.
Justo delante nuestra había una escalera preciosa tallada a mano, comencé a fijarme en los dibujos de la madera y para mi sorpresa, eran cadenas talladas con muchísimo cuidado, y dibujos de esclavos arrodillados en señal de adoración.
Seguí los grabados hacia arriba, hasta que percibí que no estábamos solos, alguien mas estaba mirando, era una mujer, no se veía bien, pues la claridad al final de la escalera no era buena, pero para mi fascinación comenzó a bajar, observe como unas botas de cuero negras bajaban firme y lentamente la escalera dejando ver a su dueña, una mujer impresionante, llevaba un vestido negro liso sin cosas ostentosas, pero de fina y delicada tela.
Aquella mujer bajo hasta quedar justo de frente a mi, yo no podía parar de mirar esas botas que tiempo atrás, sólo había visto en películas y que tanto deseaba yo misma calzarlas, subí poco a poco mis ojos hasta centrarme y quedarme mirando los suyos, unos ojos negros rasgados que podían arrodillar con una sola mirada al mas incauto de los esclavos.
Después de unos largos segundos en los cuales ella miro mi persona, acerco su mano a mi mejilla y acariciándola dijo.
-Serás lo que quieras ser.
En ese momento dos hombres entraron en la estancia, se arrodillaron ante ella esperando una orden de aquella bella mujer, ella sin inmutarse les dijo.
-Llevarla a la habitación, bañarla en sales, que su piel quede tersa y suave, después vestirla con ropas de telas suaves que incrementen su sensación de desnudez.
Yo estaba paralizada pero al ver que aquellos hombres hacían lo que su dueña y señora había ordenado sin mediar palabra, deje que me cogieran cada uno de una mano y me llevaran a la que seria mi habitación durante una larga temporada.
Aquella noche después de bañarme y vestirme como su señora les había mandado, aquellos esclavos me llevaron a un salón, me sentaron en un sillón cómodo y antiguo, pero al mirar la estancia me sorprendí, como yo, había 9 chicas mas vestidas y sentadas del mismo modo, me quede mirándolas una a una, intentando ver un atisbo de respuesta en alguna de ellas, una leve mirada o un leve gesto, empecé a desesperarme un poco, no entendía muy bien que hacia allí aquellas chicas no decían nada ni con sus ojos, ni su boca, así que pensé que lo mejor seria hacer lo que ellas mismas hacían, agachar la cabeza y esperar. ……………
De pronto unos pasos firmes se acercaron a nosotras levante la mirada para ver quien era Ella, la majestuosa mujer del hall estaba en el centro mirándonos una por una, al momento se acerco alguien más, esta vez era un hombre alto, moreno, sobre unos 40 años, una a una se puso delante nuestra mientras tocaba nuestra piel o levantaba nuestra cara para poder ver en nuestros ojos lo que yo creí esperaba, “ miedo”, pero cuando llego a mi levanto mi cara, le mire directamente a los ojos, era guapo, muy guapo, me atraía su boca, sus ojos penetrantes me desnudaban el alma, seguí impasible con los ojos fijos en los suyos, una sonrisa se dibujo en su cara cuando de pronto una mano fuerte, me lanzo una bofetada a la cara haciendo que mi cuerpo se tumbara por la sorpresa
A la vez que me dijo.
-Lo primero que aprenderás será a tener a tu esclavo a tus pies y jamás dejaras que su mirada te rete.
Comencé a llorar y no pude parar en un buen rato mientras el seguía su examen a las demás chicas, cuando acabo, los dos se miraron, se acercaron a mi y agache la cabeza para no volver a recibir una bofetada, pero en esa ocasión ella me dijo.
-mírame no temas, sólo aprenderás a sentir lo mismo que sentirán tus esclavos.
El hombre con un chasquido de sus dedos hizo venir a dos mujeres las cuales vestían del mismo modo que nosotras, las dos se arrodillaron ante ellos, una de ellas se agarro a los pies de el besándole y la otra hizo lo mismo a la mujer, la voz de el hombre sonó serio diciendo.
-esta noche sólo tres de vosotras conoceréis lo que siente un esclavo cuando le sodomizan, atan y utilizan, será vuestro entrenamiento, para cuando vosotras mismas tengáis los vuestros, sabréis el dolor que infringís y podáis deleitaros con vuestros esclavos, a la vez que ellos os adoren por vuestro trato, hacia ellos mismos.
En aquel momento un escalofrió de placer recorría mi cuerpo, deseaba ser una de las tres chicas que eligieran pasara lo que pasara, deseaba tener un esclavo a mi servicio, tal y como había visto en infinidad de películas.
Me senté recta en el sillón con la cabeza agachada esperando ansiosa que me dijeran que marchara con ellos, pasaron unos eternos minutos en los cuales respire profundamente intentando relajarme, algo suave me toco en el hombro y hizo que me sentara aun mejor sentí la presión de una mano grande, unos dedos largos que empezaron a recorrer mi espalda despacio, mis sentidos se centraban en esos dedos que me recorrían despacio, otra mano me cogió por uno de mis hombros presionando, aquella mano era distinta, era grande pero los dedos no eran tan largos como la que reposaba ahora en mi otro hombro, en un instante alguien tiro de mi pelo fuertemente hacia atrás, mientras yo gemía ante lo inesperado, en ese mismo momento pude ver la cara de los tres hombres que me sujetaban, uno de ellos lo conocía era quien me había llevado allí, los otros dos no los conocía, pero me daba igual no podía moverme, el miedo y la excitación de lo que me esperaba me tenia anclada a ese sillón, mire al hombre que agarraba mi pelo, al darse cuenta soltó mi larga melena, mientras yo estiraba el cuello para que la tensión creada por el tirón relajara mis músculos, el hombre se había colocado delante de mi, sin darme tiempo a reaccionar volvió a cogerme de el pelo mucho mas fuerte que la primera vez, yo gemía y suplicaba que me soltara, pero el no me escuchaba tiro tan fuerte que consiguió que cayera del sillón, en ese instante allí tirada de rodillas en el suelo me di cuenta que había dos chicas mas arrodilladas esperando como yo que nuestro aprendizaje comenzara ya, estúpida de mi, no sabia lo que me esperaba pero mi curiosidad innata no dejaba que mi cuerpo y mi voz reclamara clemencia.
Nos pusieron de pie cada una de nosotras iba con tres personas, delante de mi estaba una chica que lloraba mientras caminaba a lo que seria nuestro entrenamiento, yo estaba ansiosa miraba alrededor intentando aprender el camino por el cual andábamos, era un pasillo largo oscuro sobresalían varias antorchas dando a ese tramo de pasillo el misterio necesario y la incertidumbre de que abría al final de el, de pronto una puerta de madera se abrió delante nuestra dando paso a una estancia fría, grande las paredes eran de piedra de las cuales sobresalían unas argollas de hierro unidas entre si ,nos encadenaron a las tres a la pared estábamos fuertemente encadenadas, una de mis compañeras lloraba sin parar y la otra no hablaba, la mire y vi el miedo reflejado en su cara, yo estaba deseosa por saber que nos esperaba. En ese instante se abrió la puerta de nuevo, para mi sorpresa entraron tres mujeres una de ellas era la mujer que ya conocía, las otras dos no las había visto anteriormente, las tres iban vestidas como adorables amas, botas altas dos de ellas, la otra llevaba unos zapatos de tacón alto preciosos, con un vestido a juego haciendo resaltar su silueta.
Teníamos delante a tres amos y tres amas yo sentía una envidia terrible quería estar en el otro lado, uno de ello se acerco y una por una corto nuestros vestidos dejando que el pudor y la vergüenza nos hiciera sentir intimidadas, la compañera que lloraba se quedo callada pero mirando al hombre que la había roto el vestido.
Grito -Bastardo hijo de puta, suéltame, comenzó a chillar desesperada diciéndole que ella no deseaba eso, el hombre con paso lento se acerco hacia ella, yo estaba excitada ante tamaña situación esperando cual seria la reacción de él, cuando ya estaba a la altura de ella, una de sus manos la cogió fuertemente por el mentón y mirándola a los ojos la dijo.
– Escúchame bien perra barata, la oportunidad que se te a concedido no deberías desaprovecharla chillando como una puta en celo, sus ojos empezaron a repasar el cuerpo de la chica y en ese instante su boca se poso en uno de sus pezones, comenzó a morderlo sin compasión hasta conseguir que la chica soltara un alarido de dolor, poco a poco ella se dio cuenta de que si dejaba de chillar el disminuía la presión, así que se quedo callada, el hombre soltó su pezón dolorido y mirándola de nuevo la dijo.
– muy bien comienzas a entender.
Dos de las amas se acercaron a la chica, la soltaron de su cautiverio y se la llevaron. Se había echo el silencio mientras yo y la otra chica no sabíamos que decir ni hacer lo que estaba claro es que no iban a dejar que nos fuéramos así como así, aunque realmente yo no lo deseaba, poco a poco se acercaron a la otra chica la soltaron, ella se dejo caer al suelo en ese momento un amo se acerco y cogiéndola por los hombros la levanto, ella no hablaba solo se dejo hacer, la llevaron al centro de la sala la arrancaron lo que la quedaba de vestido y la sujetaron de nuevo a unas cadenas que colgaban de el techo, sus tobillos también fueron sujetos a unas cadenas que estaban ancladas fuertemente al suelo, la vista de aquella chica abierta por completo me excito sobremanera, al ver la mirada de uno de los amos que lamía sus labios supuse que en señal de excitación, la ama que quedaba se acerco a la chica y clavando sus uñas en ella acaricio su piel hasta llegar a su sexo abrió fuertemente las labios vaginales de la chica cuando uno de los amos asesto un fustazo en el sexo de la susodicha un gemido fuerte pero de dolor y placer salio de ella y yo sentía como mi propio sexo se excitaba ante aquel gemido.
Comenzó el amo a asestar fustazos certeros al sexo de la chica mientras la lengua de la ama lamía a la vez para que el dolor de la chica se convirtiera en placer, gemía y gritaba ante esa mezcla casi insoportable… en ese preciso instante llegaron a nuestros oídos unos gritos espantosos que no sabíamos de donde provenían, pero nos indicaban que algo malo estaba pasando.
En aquel momento se acercaron a mi, empecé a temblar pensando que abrían pensado hacerme para poder sentir todo lo que decían, esperaba lo peor pero a la vez para mi seria lo mejor, me soltaron aunque mis piernas temblaban intente como pude que no me hicieran caer, el temblor era casi insoportable pero no caería, uno de ellos me cogió de la cintura al ver que no caía tan fácilmente y me dijo al oído -eres buena, muy buena.
Colocaron en mi cuello un collar de hierro pesado con pinchos como los de perro, notaba su frió, los pinchazos del mismo me transportaban a lo que seria ese ansiado entrenamiento, mis pies descalzos parecían volar por el suelo al ser casi arrastrada a la salida de esa sala mi maestro en aquel momento abrió otra puerta, pero lo que vi. me espanto, era una estancia aun peor que la que habíamos dejado, era una celda con barrotes con una mesa larga de madera en el centro, aquella mesa además de amarres en las esquinas tenia argollas pequeñitas a los lados, en ese momento se acercaron a mi los cuatro y cogiéndome me tumbaron en ella, Dios, una sensación de pavor y terror horrible se apodero de mi, cuando quise darme cuenta no había marcha atrás, me habían atado, intente relajarme abriendo los ojos, mire las paredes llenas de cadenitas pequeñas, grandes, anchas, estrechas y pinzas de diferentes tamaños con cuerdas que las sujetaban a argollas ancladas en las paredes ,comencé a llorar como una niña, pero porque tenia que sentir todo lo que decían, si un esclavo sólo a de hacer lo que desees.
La ama se puso entre mis piernas y despacio acaricio mi sexo, intente sin éxito no excitarme con sus manos, pero mi sexo húmedo me delato, cuando se dio cuenta de cómo estaba unas manos comenzaron a acariciar mis pezones, al principio suave aumentando intensidad a medida que mi cuerpo respondía a semejantes caricias, colocaron una pinza en cada pezón, creí morir de dolor eran pequeñas pero el dolor que me daban hacia que mi cuerpo se arqueara, con paciencia la ama que tenia acariciando mi sexo abrió mis labios y comenzó a pinzarlo hasta sentir que mi sexo ardía de dolor, chille como una posesa, el dolor era horrible pero no me oían, cerré los ojos y sentí mi cuerpo arder de dolor uno de los amos se subió a la mesa posando su sexo en mi boca, al principio no abrí la boca aunque sabia que debía hacerlo, pero era mas fuerte lo que sentía que las ganas de tener aquel sexo en mi boca, al ver que no respondía comenzó a darme tortas muy fuertes hasta que abrí la boca, sin compasión lo introdujo enteró, Dios me ahogaba, me sentía humillada, maltratada y vejada ,pero poco a poco empecé a relajarme pensando te están dando un regalo aprende y siente.
Aquella polla no dejaba de entrar y salir cuando sentí de nuevo una mano en mi sexo abriéndose camino, sentí dos dedos, tres dedos y poco a poco como intentaban meter una mano por completo.
Un silbido hizo que abriera los ojos en el justo momento en el cual un látigo caía en mi estomago lacerando mi piel, la ama se acerco a mi en sus manos llevaba cuatro cuerdas finas que debían estar cogidas a alguna argolla que no había podido ver, sentí como su aliento estaba en mi oído.
– Escúchame, el dolor que sientes en tu sexo, sé que es casi insoportable pero puede serlo aún más, tu puedes controlarlo.
-¿Como? La pregunte yo
-Mira las cuerdas de mi mano, si estiro el dolor puede aumentar, pero a la vez controlo tu persona o la de tu futuro esclavo.
Ante mi sorpresa la pedí que lo hiciera, quería sentir, así que ella comenzó a estirar, el dolor aumento de tal modo que lance un alarido.
-Para por favor, para la dije.
Ella me volvió a decir.
-Un esclavo te lo dirá, pero no hagas caso la primera vez, hazlo cuando veas que se arrodilla ante ti arrastrándose para que dejes de proporcionarle ese dolor.
Asentí como pude, pues no podía articular palabra, el dolor había recorrido mi cuerpo hasta dejarme destrozada, pusieron cuerdas también en las pinzas de los pezones, estaba sujeta por cuerdas y justo en ese momento uno de los amos estaba colocando en mis muñecas y tobillos unas muñequeras diferentes de las cuales unas cadenas sobresalían… Las engancharon a unas argollas que había en las paredes estaba abierta llena de cuerdas tensas y mi cuerpo dolorido no podía moverse.
Allí tumbada dolorida y exhausta pensaba en quien seria mi primer esclavo, después de un par de horas eternas aprendiendo muchas mas cosas aparte de el dolor, me dirigieron de nuevo a mi cuarto, allí estaban las otras dos chicas, nos quedamos las tres mirándonos, se acercaron a mi y me abrazaron, comenzaron a desnudarme despacio mientras besaban cada rincón de mi cuerpo dolorido, lamieron y limpiaron mis leves heridas y con sumo cuidado me volvieron a meter en la bañera, el agua tibia alivio mi cuerpo relajándolo por completo mientras ellas frotaban con cuidado.
Una sonrisa se dibujo en mi cara cuando de pronto entro en mi cuarto Él, ese hombre que me había llevado allí,
Se acerco y besándome me dijo – son tuyas, tus esclavas para que hagas lo que quieras con ellas.
Se arrodillaron ante mi en sus manos tenían unas botas y un vestido.
– Vestirme¡¡¡ ordene, ellas así lo hicieron, cuando estuve vestida, mire a mi acompañante desafiante, acercándome a el y comencé a poner en practica lo que sentía dentro de mi, lentamente agacho la mirada hasta estar arrodillado ante mi, en aquel momento supe quien seria mi esclavo.
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