Mi tía y su perro
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por cepheus.
Mi tia Silvia, era una cuarentona cerca de los 50.
No era tan agraciada como mi madre, quizás motivo de que su marido tuviese una fijación por ella.
Pero si tenia tetas mas grandes, de hecho tenia unos kilos de mas, que no le quedaban mal.
Un culo un poco fofo pero grande y créanme, que si alguno tuviese necesidad se lo follaría sin pensarlo 2 veces.
Ahora bien, una tarde estaba silvia en su cuarto.
Se estaba cambiando de ropa, solo tenia puesta una camiseta y las bragas cuando inoportunamente irrumpió en la habitación el perro de la familia.
Un perro aun cachorro, pero con un tamaño considerable.
Se acerco hacia mi tia excitado moviendo la cola.
Aquello la tomo por sorpresa y ni reaccionó.
El hocico del perro fue directo a su coño.
Olfateaba con ganas su zona mas intima.
-Nooo! Que haces! Intentaba retarlo inútilmente ella, que no podía sacárselo de encima.
-Vete, perro malo.
Decia, ohhh.
Habia soltado un gemido.
El perrito continuaba hurgando en su vagina.
Era inutil negar que ella estaba sintiendo un gozo muy rico.
Algo que nunca sentia.
Lamia su coño a través de las bragas y esto la hizo estremecer.
Al cabo de unos segundos se corrió.
Estaba con sus manos sobre la cabeza del perro, intentando sujetarlo para que se detenga mientras temblaba por el orgasmo.
No podia creer lo que habia pasado.
Se sentía increíblemente excitada, sucia, morbosa, pero era la primera emoción que sentía en su aburrida y monótona vida.
Hizo bien en dejarse llevar, se acerco a la puerta, la abrió , miro si había alguien cerca y la volvió a cerrar.
No habia moros en la costa, podía dar rienda suelta a su perversión.
Mirando hacia el techo, se corrio la braga exponiendo su coño y se tumbo en la cama.
Al instante el perro estaba hurgando.
-Ohhhh uhhhh.
gemia despacito ella.
Soltaba algun suspiro con los ojos cerrados.
-Uhhh uhhh.
gemia un poco mas alto.
El perro lengueteaba sin parar y ella gozaba justamente como perra el celo.
Estaba cerca de tener otro orgasmo pero de pronto el animal se detuvo.
Sus patas la estababan agarrando y movía frenéticamente sus caderas, que debió interrumpir su trance.
-Nonono, bájate, que haces?.
Ella podía ver como el pene del perro se ponía erecto asomandose de su prepucio.
Eso era demasiado y ya le daba un poco de miedo.
Era el unico pene que había visto en mucho tiempo y era el de un perro que parecía mejor amante que su marido.
Se subio a la cama, hizo que se baje y el siguió lamiendo.
Esta vez ella acabo y tuvo otro orgasmo aun mas fuerte.
El perro la seguia lamiendo haciéndola estremecer aun mas.
Involuntariamente largo un jadeo en voz alta mientras sus piernas temblaban.
La lujuria se apodero de su ser, no pudo mas.
Quería darle un premio a su fiel perro.
Aunque era una locura lo que estaba por hacer.
Se dió vuelta y puso su culo en pompa, para que su mascota la use de perrita.
El sin perder el tiempo se prendio a ella e intentaba penetrarla como loco.
Silvia agarro el pene del perro y lo condujo a la entrada de su vagina.
Asi empezó todo, el perro bombeaba, ella cerraba los ojos para imaginar que era un hombre el que la penetraba.
Dejaba volar su imaginacion, al mismo tiempo que la situacion la ponia a mil, habia cruzado varias lineas.
Esa madre ama de casa estaba siendo infiel a su marido con un animal.
Pero la excitacion podia mas y estaba gozando mucho.
ohhh ohh asii siii.
Jadeaba mientras era penetrada por el perro.
Ya estaban abotonados, el perro largaba su leche dentro y ella podia sentirla.
Tanto morbo la hizo acabar tambien sintiendo nuevamente un enorme placer.
Ella quedó tendida en la cama, con la camiseta puesta y nada debajo, con el liquido en su coño chorreando.
Pudo escuchar como su hijo llamaba al perro queriendolo encontrar.
Ella abrio la puerta de su habitacion cuidadosamente, muy poco, para que el animal salga.
Al rato salío ella con una bata, se cruzo con su hijo y el perro.
-Mama, pensaba que ya te habias bañado.
-No hijo, no aun.
Miraba incomodamente a su mascota que se acercaba a ella moviendo la cola.
Ella lo evito y se metió al baño.
Ya en la ducha meditaba mientras se lavaba en lo que había pasado.
No podía evitar sentir culpa, se sentía muy sucia, pero también había experimentado gran placer.
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