Mis dos machos me hacen suya
No imagine que fuera a vivir lo mejor de mi sexualidad, con mis dos amantes, dos machos alfas que me claman como su legítima hembra, quien soy yo para negarme a serlo..
Noche de celebración
Fui a la cocina y le serví un plato de comida y otro de agua para que se alimentara mi hermoso Hércules ya que como su hembra es mi deber alimentarlo después del sexo, aparte que lo dejaría solo en la casa, Eloísa y yo nos dirigimos al centro comercial, ahí había una tienda de disfraces.
Eloísa me llevo a la parte trasera de la tienda, donde estaban los disfraces más sensuales y sexys, en un instante imagine que nos vestiríamos como jóvenes colegialas queriendo mostrar de mas, supongo las demás invitadas harían lo mismo, y mientras mi amiga escogía uno yo me dirigí a buscar uno que me gustara, yo quería verme sexy para mi acompañante y novio Hércules.
Después de ello fuimos a tomar café y comer un refrigerio, aun no era la hora de ir a la fiesta así que aprovechamos para platicar y ponernos al día.
- Estoy contenta Jacive, seguí tu consejo y encontré a alguien, apenas nos estamos conociendo, pero me gusta y creo que ambos sentimos lo mismo – Me platicaba emocionada mi amiga.
- Enserio Elo?! Qué bueno amiga, me da mucho gusto por ti y como se llama, quien es, como lo conociste? – Estaba intrigada por saber más sobre la futura pareja de Eloísa.
- Va a estar en la fiesta, es uno de los caninos de la Dra. Barranco, lo conocí en la estética, ella me lo llevaba para que le diera servicio y lo paseara, ya tengo algunos meses viéndolo.
- Y ya lo hicieron amiga? – Quería saber si ya por fin ella había probado a otro macho
- No aun no, pero ahora que lleguemos a la fiesta te lo presento – Replico mi amiga emocionada, estaba feliz por ella.
Se nos paso rápido el tiempo, ya solo quedaba pasar por mi amado y de ahí dirigirnos a la fiesta, a la casa de la dichosa Dra. Alejandra Barranco que quedaba al siguiente estado, serian como 3 horas de camino, por el lado de mi amiga, ella no tendría problema alguno, pues sus hijos se habían ido a quedar el fin de semana con su papá, mi amiga tenía todo el tiempo que quisiera.
Al cabo de la tarde noche finalmente llegamos a la dirección donde seria la fiesta, una casa muy grande de dos pisos, con varias recamaras, nos recibió la Dra. Alejandra Barranco, muy amable nos invito a pasar, a ella la acompañaban tres perros, un Gran Danés color café, se veía muy grande y alto, no había visto un perro de ese tamaño, me resultaba asombroso, el otro un Doberman color negro brilloso, delgado pero correoso en su musculatura, con esas clásicas orejas paradas, que le dan garbo en su postura, emanaba clase.
Y el último canino un Golden Retrieve, de pelaje dorado, en cuanto lo vi, la sangre se me helo, lo reconocí al instante, era Goliat, no podía creerlo, me quede inmóvil, mi amiga cuando lo vio, corrió hacia él, este la recibió emocionada poniéndose en ambas patas, quedando a la altura de mi amiga, jadeaba y movía la cola muy emocionado por verla, ambos se veían felices.
- Mira Jaci, te presento a Goliat, él es de quien te hable – Me presentaba muy contenta a su pretendiente, podía ver la emoción en sus ojos, me acerque y Goliat me miro, solo se acerco un poco a verme y después dejo de prestarme atención, se la dirigió a mi amiga.
- Oh, Hola… Qué lindo esta amiga, es muy hermoso – Respondí nerviosa, no sabía qué hacer, no trate ni de acariciarlo, así que para evitar contacto, mejor me dirigí a la Dra. Barranco.
La Dra. Barranco me presento a sus otros dos caninos, estaban jóvenes aun, El Gran Danés se llamaba Lucifer y el Doberman se llamaba Max, los salude y acaricie, eran bastantes dóciles y sociales, ya que fueron donde mi amado Hércules, ya se conocían de tiempo, supuse que por lo mismo de los ensayos y practicas clínicas de la Dra., al cabo de unos minutos de platicas la Dra. Barranco nos guío a cada una a una recamara donde podíamos cambiarnos y ponernos nuestros disfraces, por supuesto la Dra. Alejandra ya tenía el puesto el suyo, muy irónico era que portaba un disfraz de doctora sexy, un vestido bastante escotado y corto de color negro muy ajustado a su delgado cuerpo, con orillas de transparencia que la hacían lucir hermosa y que no llevaba ropa interior, zapatillas de tacón negras, y su bata de medico encima.
Ya estando mi recamara aproveche para meterme a bañar, tome una ducha para reanimarme, mientras me enjabonaba recordaba el hermoso momento de intimidad que tuve en la mañana con mi novio, si, mi novio, por fin mi amado regresaba a mis brazos y no pensaba separarme de él nunca más, sabía que tendría que ser más accesible en muchas cosas.
Termine mi ducha y fui directo a mi maleta, para terminar de arreglarme como la pulcra mujer que soy, crema hidratante para mi cuerpo, rociarme perfume con aroma suave cítrico, ya lista, tome mi atuendo y me lo puse, un disfraz de Caperucita Roja, compuesto por un corset blanco de encajes, escotado que se amarraba solo con listones, mi capa roja, una faldita algo corta ampona color roja, medias blancas con ligas y sandalias de zapatilla de tacón, color rojo con abertura en los dedos, me mire en el espejo para ver que tan sexy me veía.
El corset apretaba y disimulaba mi vientre abultado de mamá, mi busto era pequeño, así que no había mucho de donde enseñar, más que sexy me sentía gorda, pues la faldita ampona hacia que mis caderas se vieran más pronunciadas, eso sí, se me veían unas piernonas, en realidad deseaba gustarle a Hércules, me preguntaba si de alguna manera se excitaría y emocionaría de verme disfrazada así, no lo sabía, pero si hice como colegiala traviesa y no me puse pantaletas ni brasier, no portaría ropa interior je je.
Salí de la habitación muy nerviosa, y mire que a Eloísa, ella estaba vestida como gatita sexy, portaba un ajustado y escotado leotardo de color negro con transparencias, solo una barra ancha impedía verle los pezones y mitad del busto, una falda de creolina ampona que colgaba la cola de gata, zapatillas de tacón color negro y una diadema con orejas de gatita, se veía esbelta, sus ojos verdes le combinaba muy bien con su disfraz, si parecía una gatita sexy, me gusto mucho como se veía mi amiga, mientras que yo parecía campesina ramera.
Eloísa estaba junto con la Dra. Barranco y tenían a Hércules recostado sobre la cama, mientras mi amiga lo sostenía, la Dra. Estaba inyectándolo en una de sus musculosas patas, mi novio parecía muy tranquilo y dócil, se veía enorme a lado de aquellas dos mujeres tan delgadas que las envidaba.
- Eso es, eh mira quien es un gran campeón eh, eres un grandioso espécimen de macho Hércules, tu eres uno de mis mejores pacientes – La Dra. Barranco se lo decía a mi amado una vez que termino de inyectarlo
- Ya quedaste precioso… Mira Jaci, la Dra. Ale estaba poniéndole su inyección a Hércules, no te preocupes amiga – Me decía Eloísa con una sonrisa mientras acariciaba la cabeza de mi amado.
- Si, es uno de mis mejores pacientes que eh tenido, es muy tranquilo, está grande y fuerte, me encantan las patotas que tiene, Je Je – Exclamó la Dra. Con una sonrisa.
Me explico la Dra. Que los experimentos de fertilización que realizaba, eran para poder mejorar la genética en las razas caninas, poder manipular y forzar que solo los mejores genes sean los que fertilicen los óvulos, erradicando aquellos genes recesivos que solían presentar las razas y conseguir especímenes pura sangre, esto era parte de la base para poder llevarlo a cabo en los humanos, evitar los genes que provocaban enfermedades por padecimientos genéticos, a mí parecer fue lo mismo que los Nazis intentaron hacer, pero tenía que aceptarlo a fin de que mi amado continuara con el tratamiento y monitorearan sus resultados.
- – Por cierto Eloísa, traje las inyecciones de las que te hable, ven vamos a ponerte una – Externo emocionada la Dra. Barranco
Mi amiga camino hacia la Dra. Quien estaba en la mesita de la habitación con su portafolio abierto, llenando una jeringa de una pequeña ampolleta, Eloísa descubrió su hombro izquierdo para recibir la toma, una vez que la inyecto, se cubrió y sonrieron entre ellas, me miro la Dra. Barranco.
- Ven aquí Jaci, vamos aponerte una también – Me pidió la Dra. Mientras me quede muda, no sabía que decir, mientras Eloísa se dirigía hacia mi posición.
- Ven amiga, póntela, no tengas miedo, es una inyección que ayudara a tu cuerpo para la fiesta – Me externaba Eloísa con su amplia sonrisa de oreja a oreja, una cualidad de mi amiga, así que con algo de miedo confié en ella y la Dra., me la puse, al fin Eloísa había hecho lo mismo.
La Dra. Barranco también se puso inyección, mientras nos explicaba que este tipo de inyección era para permitir el aumento de progesterona y a su vez feromonas, ya estaba en uso para mujeres que no podían concebir, esto las ayudaba en su hormonas, algo que tenía un efecto secundario, el cual resultaba ser un poderoso afrodisiaco, que la hacía a uno sentirse más poderosa y ganosa, tanto como una droga pero para el libido, en realidad me resultaba incrédulo el hecho, pero a la vez interesante, que mas podría pasar, sentirme elevada y ponerme cachonda?.
Escuchamos que tocaban la puerta, nos dirigimos al piso inferior, mientras yo fui a la cocina a servirme un trago del vino que yacía para los invitados, miraba a mi amiga y la Dra. Alejandra, estar recibiendo a las chicas que llegaban, de igual manera, ella les ponía una inyección a sus caninos y otra a ellas, lo cual me dio más confianza y tranquilidad sobre lo que había hecho, pues todas estaban haciendo lo mismo.
Pasaron las horas y la música sonada, todas la invitadas estábamos conviviendo, todo muy tranquilo y divertido, algunas bailaban en compañía de otras chicas y sus caninos, mientras otros estaban en el patio juntos jugando, otras estábamos platicando sobre diferentes temas, todo fluía muy agradable, me sentía divertida y feliz, mi amado no se despegaba de mi lado, y Goliat estaba igual junto con mi amiga, fue cuando Eloísa escucho una canción que le gustaba mucho.
- Ay, esa canción me encanta, discúlpame amiga, pero tengo que bailarla, préstame a tu novio – Exclamo Eloísa mientras tomaba de su patita a mi amado, – Vente con nosotros – Me pidió feliz Eloísa
- No, no, vayan ustedes – exclame, así que mi amiga y Hércules se dirigieron a la sala donde estaban todas bailando.
No me incomodo para nada lo que paso, al contrario me gusto ver a mi lindo niño ir con mi amiga a bailar, ambos se veían felices y divertidos, me sentía nerviosa de estar junto a Goliat, no quería quedarme a sola con él, como ya se había acabado mi bebida, me dirigí a la cocina a servirme otra copa de vino, no me sentía mareada, pero me sentía más viva, más alegre, sentía mi cuerpo algo raro, con un calorcito rico, estaba más sensible pues sentía en mis pezones el ligero rose de la tela de mi corpiño, ya con mi trago en mano, camine hacia una de las paredes y me recargue en hombro, mirando a todas las comensales estarse divirtiendo, miraba a mi amiga y mi novio bailar, era algo que me transmitía tranquilidad, mientras seguía bebiendo mi trago, para no regresar a donde estaba recostado Goliat, me dirigí al baño que había usado para cambiarme de ropa.
Aproveche para hacer mis necesidades, seguido me quede mirándome en el espejo, me sentía sexy, me di cuenta que la puerta del baño no la había cerrado bien, pues mire que se entre abrió, fue en eso cuando sentí un hocico húmedo clavarse en medio de mis nalgas desnudas, y sentir un lengüetazo lamer parte de mi vagina, me exalte, me tomo por sorpresa, lo primero que pensé, fue que mi amado había venido siguiéndome y ya quería algo conmigo.
Cuando voltee por la sorpresiva acción en mis nalgas, me lleve una sorpresa, pues no era mi Hércules, era Goliat, mi corazón se paralizo súbitamente, él se levanto en dos patas, se hecho contra mí, haciéndome retroceder, hasta sentir en mi parte trasera el lavabo del baño, sus patas me rodearon, su rostro quedo de frente al mío, yo puse mis manos en su peludo pecho para evitar que avanzara mas, pero mi tamaño y fuerza era nada para él.
Goliat comenzó a lamerme el rostro, buscando mi boca, yo intente evitarlo, movía mi cabeza a los lados y su lengua solo lamia mis mejillas, frente y a veces nariz, pues el insistía mucho en dar con mi boca, lo cual al final ocurrió y sentí en mis labios su lengua húmeda, sin querer recordé todos esos momentos en lo que me entregue a él y para cuando me di cuenta, ya estaba respondiendo sus besos, lamí su lengua de igual manera, ya estaba besándome con mi ex, nuestras lenguas húmedas bailaban, mis manos sintieron los músculos de su pecho, recorrí lo largo de sus peludas patas, su cintura, acariciaba su cabeza mientras nos lamiamos como dos amantes deseándose, no podía controlar lo que sentía, también me había enganchado con él, me había hecho suya y mi cuerpo respondía por naturaleza, sabía que él era el pretendiente de mi amiga, y que mi Hércules estaba abajo bailando con ella, pero no pensé mucho en ese momento, detuve la cabeza de Goliat y lo mire a los ojos.
- No, que haces?, no podemos, no, tú me dejaste, no supe nada de ti, y ahora vienes y me quieres besar como si nada, lo siento Goliat, no puedo, ya regrese con mi novio, y me siento feliz con él, además vi como le prestaste más atención a Eloísa que a mí, ella tiene interés en ti – Le decía mientras miraba esos ojos tiernos y juguetones, su mirada me indicaba que me entendía, aquel solo soltó un leve chillido.
Bajo sus patas del lavabo, quedando a la altura de mi vagina, él de inmediato metió su hocico entre mis piernas, el pequeño vestido ampón no fue obstáculo para Goliat, y al no traer pantaletas, nada impedía que Goliat lamiera parte de mi pelvis, su larga lengua canina hallo sin dificultad mi vagina, eche para atrás mi cadera para evitar dejarlo continuar con sus lamidas.
- No, detente Goliat, no, no podemos mi amor… No… Oh Dios… Detente por favor – Le suplicaba a Goliat, pero mi cuerpo por un lado lo deseaba, mi vagina estaba mojada, supongo que eso acelero a Goliat.
Un intenso calor recorrió todo mi cuerpo, no sabía que era, solo sabía que deseaba coger en ese momento, mi corazón se acelero, mi entrepierna la sentía a chorros, una intensa punzada de dolor se asentó en la boca de mi vagina, era una necesidad tan intensa de querer tener a Goliat lo dentro de mí, de dejarlo que me poseyera como antes lo hacía, sin pedirme mi permiso, que me hiciera suya y me tomara a la fuerza como el macho que era.
Recuerdo que solo me hinque, ya estando sobre mis dos rodillas, mire a los ojos a mi Goliat, este entendió mi comunicación no verbal, camino lentamente detrás de mí, mientras yo lo observaba de forma lasciva, espere un poco y sentí como me empujo por la espalda con sus dos patas, poniéndome en posición de cuatro, me excito sentir su fortaleza, el que tomara el mando sobre mí en ese instante, mi faldita ampona dejo al descubierto mi pudor, mi vagina húmeda y caliente que pedía agritos su verga.
Sentí como se monto sobre mi, recargando su peludo cuerpo sobre mi espalda, reacción seguida de mi cuerpo fue levantar mis nalgas y ponerlas en posición para copular, mis nalgas sintieron el calor de esa pelvis canina, que se empujaba, buscando abrirse camino a mi interior, su hocico lo recargo sobre mi hombro, aun lado de mi cabeza, sin más los empujones y arrimones de verga canina que se hicieron marcar con golpes de un ritmo acelerado, chocando en mi templo sagrado que abría sus puertas a mi macho, dejándolo entrar sin imponer resistencia.
- Ohh Goliat – Gemí mientras este empujaba y se abría paso con ese pene hermoso.
Goliat continúo con paso acelerado a bombearme, haciéndome sentir como su verga iba penetrándome y erectando al paso dentro de mí, una sensación majestuosa que se apoderaba de todo mi cuerpo, haciéndome gozar y gemir como una mujer cachonda y deseosa.
- Ahh… Ahh… Dios… Ahh… Si, si… Ahhh que rico Goliat – Eran las palabras que aquel macho canino me arrebataba – Ohh… Si!, más… Más, dame más Goliat… Ahhh!; No puedo negarlo aun que quiera Ahh…. Ahh… Tú también me encantas, carajo!… Ahhh – Continuaba gimiendo como una desvergonzada
Sabiendo que mi amado Hércules se encontraba en el piso inferior, bailando con mi amiga y yo, aquí en el baño, dejándome tomar por mi ex, aquel que fue mi otro amante y me poseyó cada que él lo deseaba y yo lo dejaba como una zorra sin ponerle peros, pero que podía hacer, la realidad es que mi cuerpo también lo pedía, y yo lo disfrutaba, estaba disfrutando ser hembra de ese perro sin vergüenza.
- . Si… Así tómame toda Ahh… Ahhh… Méteme toda tu vergota mi amor, ahhh – La intensidad de las arremetidas del sexo de Goliat que ya habían crecido en su totalidad, estiraban mi vagina a tope, tal como me encantaba que lo hiciera.
Provocaron un rico orgasmo a mi cuerpo, mi vagina chorreo toda la virilidad de Goliat, él aun no intentaba abotonarme, yo agradecía eso pues estaba gozando de lo más rico, mi cuerpo estaba poseído por la lujuria, no podía controlarlo, pero fue entonces.
Cuando escuche que abrían la puerta de la habitación, la voz de Eloísa sonó, le hablaba a Hércules quien había entrar junto con ella, en cuanto los oí, sentí como si me callera un balde de agua fría, me espante al grado que me incorpore rápidamente del suelo, aun con el peso de Goliat sobre mi espalda y su pene dentro de mí, pude levantarme gracias a la adrenalina que me dio fuerza.
Al levantarme el sexo de Goliat se deslizo de mi interior, el lindo canino quedo a un costado de mi, el corazón me latía a mil, no quería que mi amado y mi amiga me encontraran con Goliat, no sabía qué hacer, solo me quede inmóvil, pero poco sirvió, pues Hércules camino hacia el baño, había percibido mi aroma, la puerta del baño fue abierta de par en par por mi canino, se nos quedo viendo fijamente, mientras Goliat aun con su pene fuera de su capuchón, se ponía delante de mí, asumiendo una posición protectora, haciéndole saber a mi Hércules, que yo le pertenecía y no permitiría acercarse a mí, él percibía a Hércules como un agresor.
De igual manera reacciono Hércules, se puso a la defensiva, miraba a Goliat como aquel que me haría daño, ambos caninos empezaron a gruñirse ferozmente, Eloísa se quedo igual que yo, inmóvil solo con los ojos saltones mirando a los dos machos prepararse para luchar.
- Agarra a Hércules, antes de que estos dos se vayan a matar – le grite a mi amiga, quien reacciono y tomo a Hércules del cuello como pudo, mientras yo estando cerca de la puerta, la cerré a modo de evitar que se fueran a dar el agarrón.
Por suerte cerré la puerta a tiempo, ahora solo se escuchaban los aventones de Hércules contra la puerta y los gruñidos de mi lado de Goliat, yo seguía asustada, no sabía que mas hacer, por fortuna al menos había evitado que se pelearan en ese momento.
- Hércules, por favor, detente, todo está bien cariño… Goliat!, ya basta, deja de gruñir, ya! – les ordenaba a los dos, ambos seguían intensos.
Eloísa también trato de calmar a mí amado del otro lado de la puerta, mientras yo de igual forma lo hacía con Goliat, por fortuna no duro mucho la rabieta y muestra de testosterona de aquellos dos caninos, ya no se sentía tan tenso el ambiente, Goliat se acerco a olfatear la puerta y seguido de ello a mí, del otro lado escuchaba a Hércules igual estar olfateando por debajo de la puerta, mientras le hablaba para terminar de calmarlo.
Mi amiga me indico que Hércules ya se había calmado ya no se percibía agresivo, solo estaba olfateando, de igual manera estaba de mi lado, Goliat ya no estaba inquieto ni se notaba agresivo, al igual que su erección ya se había escondido en su lugar, así que decidí que era momento de abrir la puerta, solo pedía a Dios que no fueran otra vez a querer agredirse, abrí la puerta muy lentamente, atenta a las acciones de aquellos caninos, quienes de forma tranquila solo asomaban el hocico para olfatearse, proseguí poco a poco, abriendo un poco más la puerta.
Si, ya los ánimos de ambos estaban calmados, complete por abrir del todo la puerta, Eloísa y yo intercambiamos miradas, ambas atentas a los acciones de esos dos machos, quienes solo terminaron por mirarse fijamente y olfatearse, reconociéndose, Hércules se acerco a mi lado e igual me empezó a olfatear en la entrepierna, volteaba a ver a Goliat y repetía el mismo procesos, Goliat hacia lo mismo, entendí que aquellos dos estaban percibiendo que compartían algo en común, los dos habían estado conmigo, su aroma impregnado en todo mi cuerpo, y mi aroma en sus cuerpos impregnado en ellos dos.
Ahora ya eran dos caninos civilizados tratando de comunicarse, ambos sabían que yo había sido de ellos, por un lado me percibían como su hembra, pero también me veían como una persona de autoridad y su humano ante ellos, así que se respetaron y calmaron, ahora parecían dos amigos.
- Dios me espante mucho, pensé que se matarían, por que se habrían puesto así de agresivos? – Exclamaba ingenua mi amiga, mientras se sentaba en la cama, y yo de pie junto aquellos dos que se movían de un lado a otro
- No sé que les habrá picado a los dos, lo bueno fue que ya se calmaron, pensé que tu y Hércules seguían abajo bailando –
- Eh si… Pero ya nos habíamos cansado… Venimos aquí arriba a reposar tantito, me dijeron que Goliat había salido al patio… No pensé en encontrarte aquí arriba – Percibí un ligero temblor en su voz, estaba algo nerviosa, mientras Goliat jugueteaba con ella y ella respondía sus jugueteos.
Eloísa y yo nos sentamos en la cama, aquellos dos caminaron hacia nosotras, así que los comenzamos acariciar, ya los ánimos de paz y tranquilidad imperaban en la habitación, mientras la música de abajo era atenuada por la puerta cerrada de la habitación, nerviosa esperaba que mi amiga no haya alcanzado a ver qué Goliat trajera el pene de fuera cuando nos encontraron, de ser así ella me reprocharía algo, pero no me decía nada sobre el tema, por fortuna entro a la habitación la Dra. Alejandra Barranco.
- Aquí están… Las chicas abajo están organizando un jugo de las llaves, ya lo han jugado? – Nos pregunto la Dra. A lo que respondí que no, y pregunte que era
Me explico que cada una depositaria en un tazón, el nombre de su perro, después cada una tomaría uno de esos papeles, llevándose a casa por una noche al perro que le correspondiera en suerte, al momento me saque de onda, no podía concebirme haciendo eso, dejando que alguien más se fuera a llevar a mi amado Hércules, pero mi amiga y la Dra. Me convencieron de que sería bueno dejar a mi amado explorar a otra amante y que de paso yo también hacer lo mismo, digo, al final hace unos minutos estaba divirtiéndome sexualmente con mi amante Goliat, creo que debería dejar a mi niño Hércules explorar otra concha y divertirse.
Eso serviría para fortalecer nuestra relación, evitar caer en esa monotonía y monogamia que suele matar las relaciones, termine aceptando, al fin, podrían tener razón, además ya me había acostado con otros amantes caninos y me divertí, eso serviría para dejar a mi amado ser un macho y darse a otra mujer, y como el dicho reza, ojos que no ven, corazón que no siente.
La Dra. Barranco salió de la habitación, Eloísa me indico que bajaría a la sala a beber un trago a seguir disfrutando de la fiesta, que si la acompañaba, a lo que le dije que se adelantara que ya bajaba, llamo a Goliat y este la siguió de cerca, el muy canijo le dio una lamida en sus posaderas haciéndola repelar y regañándolo por haber hecho eso, vaya que Goliat era un tremendo, me pregunte si habría hecho eso para darme algo de celos.
Me quede a solas en la habitación con mi amado Hércules, quien me miraba con esos ojos de “Eres mía y solo mía”, moviendo su rabo de lado a lado, pensé que estaba de acuerdo en que mi amado fuera a irse con una desconocida por una noche, pero eso no significaba que no pudiera divertirme con él antes de que se fuera, me dije, “Voy a vaciarle las bolas antes de que alguna otra lagartona lo haga”, sus hijitos me pertenecen y debe dármelos a mí primero.
Yo seguía cachonda y deseosa, aparte que Eloísa y él me habían cortado la inspiración cuando estaba con Goliat, ahora era momento de que me compensara y me lo cobraría en ese momento, por lo que sin más invite a Hércules a subirse a la cama, este me obedeció como mi buen niño, sabía que mamá tenía ganas de él, comencé a besarle y este me respondió con su lengua lamiendo la mía, moje en ese instante, nuestros besos de lengua continuaron por algunos momentos más, mis manos acariciaron su cuerpo musculoso recorriéndolo todo, sus patas, su lomo, su cabeza hermosa.
Así seguimos hasta que tome la iniciativa, me acerque a su capuchón, con mi mano lo estimulaba en busca de sacar ese rico sexo suyo, no me tomo trabajo alguno lograr que sacara la punta rojita, me incline y empecé a mamar su pene, jugando su sexo con mi boca, lamiéndolo con cariño, succionándole su virilidad, él solo se dejo hacer mi felación la cual tuvo éxito, pues su verga se fue erectando, hasta salir por completo de su capuchón.
- Mm, mira, vaya que te gusta que mami te la chupe verdad mi amor… Bueno, quiero esta verga tuya y la quiero dentro de mi – Le decía con cariño a mi amado mientras continuaba succionando y mamando como toda una puta su rica verga.
- Mm, me gusta que estés lista para mamá, ven recuéstate mi vida, voy hacerte mío, vaciare esas grandes bolas tuyas, quiero que te derrames todo dentro de mí – Exclame muy cachonda, mientras recostaba boca arriba a mi Hércules
Aquel macho se dejo llevar por mí, quedando boca arriba y portándose todo dócil, mire con asombro esa grande virilidad suya, que se veía enorme en comparación del puño mi mano, me recosté sobre él, me monte sobre él, con mi mano lleve su grande verga a mis labios vaginales, mi templo de Venus palpitaba por sentirlo, por llevarlo adentro, así que no espere mas, me metí su verga, deje caer con suavidad mis caderas sobre su pelvis, enterrándome toda esa vergota, llenando de golpe mi apretada vagina, la que Goliat se había encargado de estirar.
- Ahh… Ahh… Ahh… Mi amor… Ahh – Eran los gemidos de placer que emitía al hacerle el amor a mi precioso macho.
Mis movimientos delicados de arriba abajo y en círculos, me hacían gozar, se sentían tan ricos que no podía parar de moverme, mi hermoso canino solo daba pequeños gemidos, estaba disfrutándome, estaba gustándole como me movía y como le hacía gozar también, si era maravilloso el placer que nos provocábamos, continúe así por varios minutos, con esos movimientos míos, parecía un baile sexual, algo mágico entre los dos.
Por supuesto Hércules trataba de incorporase, pero yo no lo dejaba, yo quería hacerlo que se viniera así para mí, pero él no podía pues tenía que abotonarme y yo no lo estaba dejando, yo quería seguir gozando, no tarde en tener un orgasmo, con el cual empape su verga canina, chorree sobre su pelvis, él solo daba ligeros gemiditos, e intentaba desde esa posición abotonarme, podía sentir la bola de su base ya hinchada querer meterse para poder eyacularme, pero de maldosa no lo dejaba conseguirlo, disfrutaba de tener el control y de hacerlo gemir, rogándome con ligeros chillidos que lo dejara abotonarme.
Pero oh sorpresa que me lleve, por mi calentura no me había percibido que la puerta no había quedado cerrada por completo, solo sentí como alguien brincaba sobre la cama donde yacíamos mi amado y yo, sentí como por la espalda me tomaban de la cintura unas patas caninas, seguido de ello el peso de un cuerpo sobre mi espalda, voltee como pude la cabeza y alcance a mirar ese pelaje dorado, eran las patas de mi Goliat, con lo cachonda que estaba, acaricie esas patas.
- Ahh, que haces cariño?… Noo… Ohh – Gemía por el sexo de Hércules – Espera, estoy ocupada con mi novio, Ahh.. Espera bebe, si quieres después te atiendo a ti… Ahh… – Continuaba gimiendo de placer, incrementado por sentir el cuerpo de Goliat rozando mi piel.
Fue cuando sentí el golpeteo de su pelvis chocar contra mis nalgas abiertas, dando golpes con fuerza contra mí, era la punta de su verga la que estaba dando directamente contra mi ano, no pude hacer mucho pues la posición en la que me encontraba no me dio margen de reacción y mucho menos de resistencia.
- Noo, que haces Goliat, espera No! – Le grite a Goliat, pero este no me hizo caso alguno, pues el continuo con sus arremetidas de pelvis
Hasta que la punta de su pene se abrió paso en mi recto y se fue deslizando hacia mi interior, consiguiendo abrirme por detrás e irse erectando.
- Ay!… – Grite de dolor, sentí un ligero ardor en mi ano, solo apreté los dientes y aun que intente levantarme para evitar que me clavara, el peso de Goliat y la posición en la que estaba me impidieron hacerlo
Goliat continuo bombeándome sin piedad, sentí su erección crecer en mi intestino, mi ano fue ensanchado, abierto por el sexo gordo de Goliat, ese canino me tomaba por detrás y yo sin poder hacer algo, fue cuando sentí la presión que ambos machos ejercían en mis entrañas, como se rozaban dentro de mí, el uno contra el otro, separados solo por una pared interna, mi vagina y mi intestino eran apretados por sus sexos viriles.
- Ahh… Ahhh… – Gemía, entre apretando los dientes por la sensación que mis dos machos me provocaban.
- Dios… Ohh… Ohhh… No puedo creerlo… Los dos están dentro de mí… Mmm… Ohh… Mmm… Ahhh…. Ahh… – Entre gemía una mezcla de dolor y placer, algo completamente nuevo para mí, jamás imagine hacer eso con dos hombres, y ahora lo hacía con dos machos hermosos y bien dotados, que me hacían suya.
El dolor pronto se disipo, ahora solo estaba sintiendo placer, era deliciosa la sensación que se presentaba en mi vagina y en mi recto, como los movimientos de pelvis de Goliat me empujaban el intestino y su verga rozaba contra mi pared interna, sintiendo su presión y acrecentando en mi vagina la presión de verga de Hércules, Dios, en ese momento se convirtió todo en un mar intenso de placer tan delicioso e indescriptible.
- Ahhh…. Mffff… Ahhh Si, mis amores Ahhh, así, cójanme duro, acaben con mamá, denme duro con sus grandes vergas, Ahh… Ahhh… Dios, soy una puta, si, si soy su puta mis niños, Ahg! – Tuve un gemido ahogado, estaba teniendo un orgasmo intenso.
Mis dos machos me hicieron llegar al instante, mientras Goliat continuaba empujándomela por detrás, mi vagina apretaba más fuerte el sexo de Hércules, estaba muy cachonda, solo deseaba sentir más, mis dos macho daban chillidos y gemiditos de placer, yo sabía que estaban disfrutándome como locos, y ellos sabían que me estaba haciendo llegar al orgasmo, pues se contraían los músculos de mi vagina y apretaba mas el ano, los muy cabrones me tenían en medio de sus cuerpos peludos, era una escena tan cruda, tan sexual y cachonda como hermosa, dos machos poderosos poseyendo al unisonó a una mujer, algo tan increíble de ver, pero cierto.
Pase mi mano por debajo, sujete la bola del nudo de Hércules, abrí lo mas que pude mis piernas y empuje su bola para que me anudara, conseguí hacerlo, pero eso también provocó que la bola de Goliat se deslizara en mi ano ya cansado, dilatado, rendido ante las embestidas de su grande pene.
Ahora, ambos machos me tenían anudada, sus bolas aprisionaban mi cuerpo, impidiendo con su presión que se fueran a salir, ellos eran lo que me tenían como su prisionera, le pertenecía a los dos, yo era su hembra, su mujer, su perra, y ellos me clamaban como tal, acto seguido sentí como sus vergas terminaron ensanchándose dentro de mi cuerpo.
- Ohh… Dios… Esto… Ahh… Ahhh… Puedo sentirlos venirse… Si eso es mis amores, eyaculen dentro de mí, denme toda la leche de sus bolas… Ahhh… Ahhh… Dios… Soy toda una guarra… me encanta, Ahhh… – Puro placer sentí, cuando se estaban derramándose mis dos machos dentro de su linda hembra.
Los tres estábamos pegados, nuestros jadeos se hicieron uno solo, Hércules, yo, Goliat, mis dos amores me tenían en medio de ellos, y lo mejor de todo es que esos dos machos alfas, no estaban peleando, al contrario estaban compartiéndome como dos colegas, todos ganábamos, por supuesto yo mas, pues el placer de ellos me hizo alcanzar varios orgasmos.
Nos quedamos quietos los tres, yo continuaba disfrutando conforme sus dos vergas palpitaban dentro de mí, soltando sus chorros de lefa caliente y cambiando la temperatura de mi cuerpo, con sus calores corporales, el que más sentí fue el de Goliat, pues al estarse derramando en mi intestino, poco a poco fue llenándome la barriga con su semen, sentía algo hinchado mi vientre, pero por supuesto no se quedaba atrás el semen de mi Hércules que también me iba llenando el útero, ambos cabrones me estaban inflando y llenando de su leche canina.
Yo aun vestida de Caperucita Roja y ensartada por dos poderosos machos, me sentía como en un cuento de hadas, mi Hércules vendría siendo mi Lobo Feroz, y Goliat mi canino de las praderas, era algo aso como si también fuera la pastorcita, ja, ja, las locuras que mi mente me hacia fantasear me hacían sentir feliz, fue cuando a los pocos minutos, por fortuna escuche el primer “pop”, proveniente de de la verga de Goliat.
Que se deslizaba de mi ano, y con el peso de su pene la gravedad lo jalaba hacia abajo, tal fue la cantidad de semen que derramo dentro de mí que sentía tremendas ganas de ir al baño, seguido de ello el segundo “pop”, ahora de Hércules, en ese fue inmediato el chorro que se escurría de mi vagina, mis piernas me dolían, por haber estado abierta de par en par, mi me ano ardía, me rodé sobre la cama y como pude intente levantarme, quería ir al baño para evacuar mi intestino, pero no pude lograrlo, involuntariamente sentí como de mi recto expulsaba con un chorro violento, derramaba todo el semen de Goliat sobre la cama, parecía una fuente soltando lefa de mi recto, mientras se escuchaban las salidas del aire tanto de mi vagina como de mi culo, por todo aquel aire que me habían bombeado mis dos amores.
Mis nalgas quedaron escurriendo, parecía que tuviera diarrea, era la respuesta de mi cuerpo en defensa y expulsando todo ese semen acido que había sido depositado en mis intestinos, me moví como pude y llegue al baño, me senté al inodoro y continúe sacando algunos pocos chorros mas del semen de Goliat, hasta que finalmente me sentí mas aliviada del vientre, tome papel sanitario y me limpiaba tanto mi vagina como mi ano el cual lo sentía adormecido y adolorido, ahora estaba pagando todo el placer que había disfrutado y gozado hace algunos minutos.
Salí del baño y vi a Eloísa sentada sobre la cama, mis dos machos estaban en el piso a sus pies, acicalando sus sexos expuestos, la sangre se me fue del cuerpo, mi amiga sabía lo que había ocurrido, sentimientos de pena y miedo me invadieron, no tenia palabra alguna para expresar, Eloísa volteo y me dirigió su mirada, vi en sus ojos esa seriedad, sabía que ella estaba enojada conmigo pues me había acostado con su pretendiente.
- Quiero que veas este video – Me dijo con tono serio y seco mi amiga Eloísa.
Uff que buen relato