Mujer divorciada re-descubre el placer en su perro
Ana, divorciada, 36 años. .
Hola a tod@s, mi nombre es Ana, tengo 36 años y estoy divorciada desde hace dos años. Les quiero contar cómo llegó a mi vida mi actual pareja sexual, sí, es un perro. Les adelanto que voy a entrar en mucho detalle antes de contarles sobre cómo se dieron esos primeros encuentros ya que considero son muy importantes para la historia, si no están interesados pueden saltar a donde dice “AQUÍ INICIA”
Mi sexualidad inició a muy temprana edad, cuando tenía 1o años, soy hija única y mis padres era sexualmente muy abiertos, me acostumbraron a verlos desnudos desde muy pequeña por lo que, aunque para mí la desnudez era algo normal de todas formas despertó un deseo sexual a muy temprana edad, o al menos eso creo yo. Mi virginidad la perdí a los 11 años, pero esa es historia para otro día.
Recuerdo que desde los 8 años me gustaba mucho tocar ni vulva, algo que estoy seguro muchos y muchas hacían era ponerse un palo o vara como de una escoba entre sus piernas y arrastrarlo para sentir las vibraciones, el punto es que me gustaba sentir placer y siempre buscaba formas de estimular esa área.
Mi primera experiencia con un animal fue a los 12 años, teníamos una perrita en la casa. Un día, salí del baño y no encontraba un sostén que me quería poner, estaba completamente desnuda ya que estaba en mi dormitorio, me agaché para revisar debajo de mi cama, lo hice de tal forma que dejé mi culo levantado, en eso senté un par de lengüetazos en mi vulva, pasaron dos cosas, me asusté y salté de la conmoción y sentí un placer cómo nunca había sentido antes.
Cuando vi que fue mi perrita me sentí muy extraña, me había gustado mucho pero no sabía cómo sentirme al respecto, algo en mi vulva le atraía y ella quería seguir chupando. La verdad me dio miedo, así que la saqué de mi cuarto, pero no pude dejar de pensar en eso todo el día. Por la noche no aguanté más así que la metí a mi cuarto, cerré la puerta y comencé lo que sería mi primera relación sexual con un animal. Esa noche mi lamió mi vulva hasta que me hizo llegar a lo que recuerdo como mi primer orgasmo, fue algo de otro mundo.
Esto duró hasta que llegué a los 18 años, ya era sexualmente activa desde los 15 pero aún así mi perrita seguía siendo mi orgasmo favorito. Solía ponerme cosas en la vulva para que ella chupara por mas tiempo, fueron años de gloria, pero llegaron a su fin cuando entré a la universidad, ahí conocí al que luego sería mi esposo. Con él terminé de salir de mi capullo, ambos éramos muy calientes y juntos hicimos cualquier infinidad de locuras, durante unos años hasta fuimos muy activos en intercambio de parejas.
Nuestro matrimonio no terminó en los mejores términos, no entraré en detalles al respecto, pero después del divorcio yo ya no quería mas una relación, solo quería coger y listo. Por varios meses salí con varios hombres por medio de Tinder pero la verdad no la pasé muy bien y esto sumado a la pandemia lo hizo más complicado. A mediados de 2021 descubrí esta web y me la he pasado leyendo muchos relatos, me calienta mucho leer historias de sexo, casi de todo tipo, hoy decidí crear un perfil para poder contarles esta historia.
AQUÍ INICIA la parte actual de mi historia, hace unos meses, mi mejor amiga, después de insistirme mucho tiempo, me convenció de adoptar un perro ya que estaba muy preocupada de que yo estuviera en depresión. La idea de tener que cuidar de un animal no me desagradaba, pero tampoco estaba en mis planes. Fuimos un sábado a un refugio de animales, después de ver muchos canes decidí adoptar al que ladraba menos, de hecho, no ladró en todo el rato que estuvimos ahí. Es un perro alto sin raza (o al menos eso me dijeron), tiene pelaje corto de varios colores, la verdad el perro es muy lindo y la cara que tiene de “yo no fui” me terminó de convencer.
Les juro que durante todo es tiempo la idea de tener algo con el perro nunca me pasó por la mente, de hecho, fue hasta la segunda semana tenerlo en la casa que pasó algo que me llegó con un balde de agua fría. Legué tarde a la casa un lunes, eran como las 11, casi 12 de la noche. Él me recibió como lo hace siempre, le revisé que tuviera comida y agua y recogí sus eses, lo de todos los días. Fui a mi habitación, me puse ropa de dormir y después fui a la cocina a tomar agua y fue hasta en ese momento que inició todo.
Mi perro, que por razones de privacidad seguiré llamándolo perro, estaba tirado en el piso con su verga semi erecta y se lamía. No sé cómo explicárselos, pero les juro que sentí un cosquilleo casi inmediato en mi vagina. Entonces se me devolvieron todos mis recuerdos con mi perrita, me sentí demasiado, me agaché, lo acaricié le comencé a tocar su verga muy suavemente, no le gustó mucho así que le comencé a tocar mas abajo donde tiene pelo y le acaricié las bolas. A los segundos si verga comenzó a salir mas y mas y se puso mas gruesa.
Entonces lo pensé más, lo llevé a mi habitación, lo metí al baño y lo bañé por completo, estaba recaliente pero no me atrevía a hacer nada con él si no lo bañaba primero. Una vez bañado y secado y con las uñas recortadas hasta perfume le puse. A este punto ya eran como la 1:30am, al otro día tenía que trabajar, pero yo solo podía pensar en esa verga. Me quité toda mi ropa y lo subí a mi cama, antes de tocarlo a él me toqué yo un poco, quería ponerme aún más caliente, mientras lo hacía él se acercó y me dio un par de lamidas de mi cara, casi lo beso de vuelta, les juro que perdí noción completa de la realidad.
Entonces lo llevé hacia mi vulva para que por fin le comenzara a dar placer a mi vagina, no fue fácil, el no estaba muy entusiasmado con el tema, me metí los dedos y me embarré mis fluidos vaginales en mi clítoris, esto si le gustó, y por dios, los lengüetazos que me daba. Cuando me percaté su verga ya estaba saliendo de nuevo, casi que por costumbre o instinto lo acosté en la cama y sin dudarlo mucho comencé a chuparle la verga. No fue fácil, él prefería estar de pie así que me acosté boca arriba y lo puse sobre mi cara, ahí le seguí chupando la verga.
Mientras hacía todo esto yo me comencé a sentir como una completa zorra, me decía – ¿Qué putas estoy haciendo? ¿Esto es una vulgaridad, por qué no me puedo detener? – Me sentía como basura, pero justamente eso me excitaba demasiado, hacer algo que fuera por completo en contra de la sociedad, hacer algo que si la gente se entera tendría demasiadas consecuencias, saber eso solo me excitaba mas y más.
De pronto mi perro comenzó a hacer un movimiento como de penetración entonces me puse de cuatro, lo puse sobre mí y le entregué por completo mi vagina. Tardamos un rato en lograr que me penetrara, él no apunta, él solo dispara entonces no fue fácil, pero lo logramos, cuando ya por fin entró mi mente se disparó por completo. No era solo el placer, yo solo pensaba en lo perra que era, tenía la verga de un perro en mi vagina, tenía me boca y mi vagina llenos del semen de mi perro, estaba de cuatro con mi culo al aire en la cama donde por tantos años cogí con mi esposo, estaba sintiendo un nivel de placer que nunca había experimentado, mis gritos de placer tuvieron que llegar a las casas de mis vecinos sin duda alguna. Todo esto pasaba por mi cabeza en cuestión de segundos, pero lo que más me gustó de todo esto fue que todo ese placer fue gracias mi perro y yo no podía dejar de pensar en que oficialmente yo era su perra.
Pasado el orgasmo yo estaba muerta, sentía su semen salir de mi vagina, él me seguía lamiendo mis nalgas y mi vulva, según yo iba a descansar un poco y luego me iba a bañar, pero el sueño pudo mas que yo. Por la mañana estaba aun muerta, me reporté enferma al trabajo. Les admito que cuando me desperté sentí un ataque de moral, me metí al baño e incluso lloré mucho, me sentía como basura humana.
Después de limpiar el cuarto salí a caminar un rato para despejar mi mente, durante el paseo iba analizando todo, me hice auto servicio de psicología por decirlo de alguna manera, decidí no sentirme mal, me había gustado y punto. Claro que según yo no lo iba a volver a hacer, mas ingenua no pude ser. Las ganas me ganaron el viernes de esa misma semana, y sí, al día siguiente volvió la culpa, esto se repitió un par de veces mas hasta que ya por fin, logré asimilarlo por completo, ahora todo es placer, el perro duerme en mi cama y yo duermo sin calzones ya que en ocasiones me despierto con la rica sorpresa de sus lamidas mañaneras.
Ya son varios meses de tener sexo regular con mi perro, no solo lo hemos hecho dentro de la casa, sino que también en el patio en incluso he jugado con él en zonas públicas. Luego les compartiré una historia de un día que creí que mi vecina me había descubierto y algunas de las aventuras en zonas públicas.
Espero que les haya gustado y pido disculpas por cualquier error ortográfico.
Me encantó el relato, me pareció super sincero y muy bien narrado, gracias por compartir
@Jilal Muchas gracias, no he tenido tiempo para compartir más de mis experiencias con mi perrito pero apenas pueda les comparto más, mi principal problema es que me gusta mucho contar todos los detalles relevantes y eso toma tiempo.
Que rico relato me excito mucho
Se nota jeje, gracias por el tiempo que le dedicas…
estupendo relatos y muy morboso ,espero saber que cuentes como perdiste la virginidad algun dia gracias
Ame tu relato, y como describes los detalles, eso hace que los que te leemos imaginemos todo con claridad, ojalá nos puedas compartir tus inicios de pequeña, y más experiencias con tu amante canino, besos
FELICIDADES ME GUSTO MUCHO TU RELATO Y ME DA GUSTO QUE LO DISFRUTES MUCHO ESPERO QUE SIGAS CONTANDO TUS SECIONES DETALLADAS SALUDOS