Nunca digas que no a un favor a un amigo
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Nomada_P.
Mi compadre tiene un chalet grande, una villa de esas con varios niveles, piscina, un gran jardín con un cenador e incluso un spa con yacuzzi.
Debo reconocer que cuando me pidió quedarme en la casa unos dias para cuidar del perro mientras él y su mujer hacian un viaje, se me hizo la boca agua. Tienen un pastor de los pirineos, enorme, al que yo miraba con deseo desde que empezó a interesarme el mundo de la zoo hace un año, cuando descargando una peli resultó ser una en la que una chica se lo montaba con un pastor alemán. Aquello me excitó tanto que después he estado mirando y buscan material por mi cuenta.
Pero la verdad es que nunca había tenido ocasión de practicar con un animal de verdad. Había otra cosa que me intrigaba desde entonces: ¿cuantas de las mujeres que tienen perro, disfrutan del sexo con sus mascotas?. Ahora cada vez que veo una mujer, me fijo a ver si descubro algún signo de que tiene con su perro una complicidad más alla de de ama/mascota.
El caso es que llegue puntual a la cita, ambos me estaban esperando para dejarme las últimas instrucciones; sacarlo a pasear (siempre con correa) dos veces al dia, rellenar agua y pienso y no dejarle estar mucho por la casa. ¡Ah! Y una última cosa: su hija Nuria llegaría de paso esa noche porque al día siguiente volaba desde el cercano aeropuerto de X a Paris.
¡Joder! La presencia de Nuria retrasaba mis planes para con Lord (que así se llama el perro). Pero por otro lado, Nuria, con sus esplendorosos 19 años, era una perita en dulce: pelirroja, con la piel blanca y pecosa, un cuerpo algo delgado de más, pero que gracias a eso sus pechos redondos y bien formados sobresalían mucho. Asi que aunque me fastidio la noticia, la acepté porque a nadie le amarga un dulce y una noche en su compañía al menos alegraría mi vista.
Nada más que decir, se montaron en el coche y se fueron, dejándome en la puerta con el manojo de llaves y solo con Lord.
Esa tarde la pase tranquilamente en el jardín. La primavera se habia adelantado, y aunque no era todavía epoca de piscina, si que disfrute en el jardín al sol. No sabia a qué hora llegaría Nuria y no queria hacer nada por si me pillaba liado, pero si que le estuve tocando la polla para comprobar su tamaño y vi que se dejaba hacer sin molestarle que to le trajinara. Eso me animó a ponerle mi entrepierna delante de la cara y que el me lamiera el pantalón corto que llevaba, lo que provoco de inmediato una buena erección… ¡esto prometía! .
A eso de las 5 oí la puerta abrirse y unas voces. Me levanté y salí al recibidor y allí estaba Nuria… y su novio Jorge.
-“Hola, no sabía que venías acompañada”.
-“Si, es que nos vamos los dos de viaje”
– “No hay problema”.
Les dejé que subieran a su habitación con las bolsas mientras yo volvía a mi libro. Al cabo de un rato empecé a oir voces, así que subi, puse la oreja en la puerta y pude oir como ella gemia bajito, pero el la repredía por ello: “¡grita puta, grita!”. Mi polla se empalmó mi mano se fue instintivamente a ella por debajo del pantalón. Me metí en la habitación de al lado por si salían al pasillo y no tuve ni que esforzarme por acercarme a la pared: sus gritos se escuchaban perfectamente.
Terminamos los tres al mismo tiempo. Jorge llamandola perra, puta y guarra, ella, gimiendo cada vez de forma más incontrolada y en oleadas y yo que después de cortarme al principio, termine jadeando sin disimulo.
Poco antes de la hora de cenar bajaron. No se si habían oido algo, pero lo cierto es que Jorge me miraba cuando me descuidaba con una sonrisita cómplice. Decidimos salir a picar algo cerca y charlamos de cosas intrascendentes mientras iban cayendo las botellas de vino. Ya llevábamos dos de buen tinto, cuando Nuria se disculpó y fue al aseo. Jorge se volvió hacia mi sin tardar un segundo: “está buena, ¿eh?”.
Le miré sin saber dónde iba a parar: “habría que estar ciego para no darse cuenta”.
“¿Te la quieres tirar?”. Le miré incrédulo. “Es mi esclava y puedo hacer con ella lo que quiera”. Me di cuenta de que el vino se le habia subido mucho más que a mi. Estaba en la fase bravucona. “Venga ya, deja de decir tonterias”. Eso le envalentonó: “te lo voy a demostrar”
Nuria volvía en ese momento. Jorge le dijo sin miramientos: “puta, quítate las bragas”. Nuria se quedó de piedra, de pié mirándome horrorizada. Jorge se levantó y le dijo algo bajito al oido que no pude entender y ella despacio se levantó la falda y se bajó el tanga negro que llevaba.
No se cómo hubiera reaccionado ella si en el restaurante hubiese alguien más, pero en esa época del año y entre semana los clientes no abundan y esa noche eramos los únicos. Pero lo cierto es que él se volvió triunfante y me dio el tanga mientras Nuria se sentaba enfrente de mi con la mirada baja.
“Vamonos a casa” decidió Jorge de pronto. Yo no dije nada, pagué la cuenta y salimos, con Jorge llevando a Nuria bajo se brazo.
Yo tenía sentimientos encontrados. Por un lado Nuria era hija de mi compadre, pero por otro era mayor de edad y dueña de hacer lo que quisiera con su vida. Eso, y la presión que mi polla hacía en el pantalón, acabaron por despejar cualquier duda que tuviese.
Por fin llegamos, y nada más entrar y cerrar la puerta, Jorge le dio la orden de desnudarse.
Nuria obedeció sumisa y se quedó en el recibidor de pie.
“Bueno, es toda tuya”.
Me puse delante de ella, de pie y le levanté la cara para que me mirase. “Por favor, no le digas nada de esto a mi padre”.
“No se lo diré” y empecé a besarla. Ella al principio muy pudorosa con los labios cerrados, pero al poco me abrazó y respondió a las acometidas de mi lengua. La tomé de la mano y la llevé al salón.
Jorge se acomodó en un sillón, y yo la hice arrodillar para que empezase a comérmela. La muy zorra había aprendido muy bien, y era capaz de tragarsela toda y aguantar hasta que le daban arcadas sin que yo la forzase sujetándole la nuca. Jorge se bajó el pantalón y todavía en el sillón, la llamó. Ella obediente se pudo de rodillas y empezo con su polla, mostrándome su culo y su coño.
No me lo pensé dos veces, me puse detrás y se la meti de golpe en el coño. Ella soltó un gritito, pero no se sacó la polla de Jorge ni dejó de moverse y de separar las piernas para que entrase mejor. Su entrepierna era todo humedad, tanto que saqué la polla, se la restregué por la raja arriba y abajo, y apuntando a su culo se la metí de un golpe de cadera. Ahí si que gritó, pero no por eso dejo de mamar.
Mis golpes eran cada vez más potentes y sus tetas iban y venían a cada empellón. No podía más, iba a reventar así que la saqué, la agarré del pelo y justo cuando ella volvía hacia mi la cara, mi polla estalló soltándole los primeros chorros de leche en la cara hasta que le meti la polla en la boca y se tragó lo demás. Unos hilillos caían de las comisuras de los labios.
Jorge no el dio tiempo a limpiarse, y la cogió del pelo también para llevarla a su polla para terminar en lo profundo de su garganta. Después la besó largamente y yo, que estaba a su lado, también la besé penetrándola con mi lengua y compartiendo los tres el semen.
Así quedó ella, con la cabeza apoyada en el muslo de Jorge, cuando me percaté por fin de unos ruidos que con el fragor de la follada no había oido. Lord estaba fuera moviendo el rabo y arañando el cristal presa de un frenesí que no podía entender salvo por una cosa…. Le abrí la puerta y se lanzó como un loco a lamer a Nuria, empezando por su cara y buscando después su entrepierna para lamerle el coño y el culo. Ella se abrió bien para que su lengua entrase en todos sus orificios y cerró los ojos.
“Si, cariño, si, sigue, sigue”
Estaba claro que Lord recorría un camino conocido. Yo me quité lo que me quedaba de ropa, con mi polla recuperándose de la brutal eyaculación de antes y lo mismo hizo Jorge, que a diferencia de mi, no mostraba ninguna sorpresa por lo que veía. “¡Que puta eres, y yo cortado cuando te veía en topless en la piscina!” Abrió los ojos y me lanzó una sonrisa provocadora: “mis primeras corridas fueron oyendote follar con Claudia cuando os quedábais aquí”.
Quería follarmela otra vez, asi que la senté encima de la polla y empezó a moverse como una posesa, arriba y abajo, pero también a los lados. Jorge mientras se acercó a Lord y le dirigió la cabeza al culo de ella, que se movía. Lord metio su hocico entre los dos cuerpos y empezó a lamer. Yo notaba su lengua en mi polla cuando ella se levantaba, excitandome aun mas. Ella estaba como loca, empezó a gritar, al tiempo que yo también: “¡perra, mueveté zorra!”. Se dio la vuelta, se ensartó mi verga en su sulo y dejó el coño a la vista de Lord, que no tardó en lamer profundamente su raja.
No podía más, empecé a eyacular dentro de ella, soltando todavía abundante leche que el perro lamio sin cesar mientras ella sufría de un estremecimiento tras otro, como si la estuviesen electrocutando. Cuando se separó de mi, cayó rendida en el sofá, pero Jorge no la dejó descansar. Volvió al sillón y la llamó: “perra, ven a satisfacer a tus perros”. Ella obediente de nuevo se puso a mamar a 4 patas, pero no había entendido yo la referencia a los perros. Esa era la señal para Lord, que se abalanzó sobre Nuria, y empezó a intentar penetrarla. Yo estaba tan excitado que a pesar del esfuerzo, mi polla luchaba por levantarse.
Me acerqué a Lord, y con una mano guié su polla al coño de Nuria, que lo recibió con un gritito e inmediatamente con unos grandes gemidos. Tal y como había visto en las pelis, el coño de Nuria empezo a rebosar de semen, mientras el follaba hasta que se quedó parado con la bola dentro. Ella le agarró por las patas traseras para que no se separase antes de tiempo. Yo aproveché para acariciarle el clítoris, primero con la mano, pero me deslice debajo hasta que mi lengua pudo llegar a la pelotilla que en ese momento era su clítoris duro. Jorge le follaba la boca con dureza hasta que empezó a gritar y le apretó la boca por un buen rato, y en ese instante Lord se soltó y un chorro de semen salió de la raja y me goteó en el cuello y la barbilla. Nuria no dejaba de gritar y estremecerse, y aproveché para lamerla y probar el semen que salía de dentro de ella, aunque Lord metío su lengua para hacer lo mismo.
Aunque nosotros estábamos agotados, Lord no dejaba de rondar a Nuria, así que nos sentamos en el sofá para disfrutar del espectáculo… así nos tiramos hasta entrada la madrugada en que dejamos a Nuria dormir con Lord a los pies de la cama y Jorge y yo nos acostamos desnudos en la misma.
Por la mañana, Nuria olía a puta de verdad, la besé al despertar y la hice que me la mamara antes de irme a la ducha. Ella hizo lo mismo con Jorge con su otro amante, al que le comió la polla hasta que volvió a empaparla de semen.
De pronto nos dimos cuenta de la hora. Ella fue a la ducha corriendo, Jorge hizo las maletas y salieron como una exhalación al aeropuerto pues perdían el vuelo.
De pronto me quedé sólo y con el cansancio de quien ha tenido una noche ajetreada. Casi un sueño, si no fuera por los restos de la batalla… y por Lord, que me miraba con una mirada que yo estoy convencido era de complicidad.
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