Perros Cariñosos
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Vivi.
Me presento nuevamente. Me llamo Viviana, tengo 26 años, mis medidas actuales son 95-63-93, mido 1,70mt. Soy morocha tipo trigueña de ojos color cafés, de largas piernas, culito redondo y paradito. Tengo pelo largo con ondas (me llega hasta la cintura y los peinados que me gustan son las dos trenzas o el pelo recogido estilo rodete). Trabajo como profesora en un colegio secundario de varones y como adiestradora de perros.
Soy dueña de dos perrazos, uno es un san bernardo de dos años llamado pele y el otro es un ovejero alemán llamado Simbad de un año y medio que son, en verdad, verdaderos amantes. Lo que les voy a contar son reales y los tengo anotados en mi libro intimo. ¿Les gustaría saber como comencé mi amor por los perros? Les cuento: Nací en una familia muy conservadora y estricta, como se darán cuenta el tema sexo no se tocaba. A medida que pasaba los años, los impulsos sexuales crecían en mi ¿era un fuego terrible que no podía contener y mi vergüenza no me permitía contarle a nadie, ni siquiera a mis amigas, es así como conocí la masturbación.
Para esa época, comencé a asistir a la secundaria donde se me exigía utilizar un uniforme que constaba de una remera verde con saco para el invierno y una pollerita ( bruta minifalda) tipo escocesa (una se agachaba y quedaba culito al aire). Mis padres estaban en desacuerdo con esto.
Todos los días tomaba el ómnibus común (el 163 a san miguel) a las 7am y siempre estaba lleno. El primer día de viaje subí un poco intimidada por la falda, pero percibí porque los hombres me dejaban subir primero, claro, ¡me miraban el culito!, y eso que a pesar de ser chiquita atraía la mirada de los hombres.
Como a los 17 años, tome el ómnibus repleto como siempre, a mis espaldas se ubico un viejo y se apoyaba en mi, pero siempre me pedía disculpas, entonces me quede tranquila. Pero cierto día sentí su bulto apoyándose en mis nalgas y finalmente en mi culito, ¡sentía como se hinchaba ese terrible bulto!.me di cuenta que el viejo se hacia el vivo y tonta yo en mi inocencia, pero no le dije nada y lo deje porque en realidad me gustaba la refregada de su bulto con mi culito, ¡esto me mojo toda!.
Todo el día pase pensando en ello y eso me recalentaba, así que iba al baño y me masturbaba ferozmente pero no me calmaba, cuando regrese a casa me la pase mirando el bulto de todos los hombres (tenia como 1hs de viaje. Me volví a masturbar en casa pero no me calmaba. Toda la noche pensé entre masturbaciones y sueños eróticos de no utilizar mas la bombachita en los viajes, siempre y cuando no menstruara.
Al día siguiente camino a la parada del ómnibus, me saque la ropa interior. Subí al ómnibus y las miradas se posaron en mi. Me asuste, ¿se habrán dado cuenta que no tenia ropa interior? Nunca lo supe porque nunca me molestaron. Como a los 10 minutos, otra vez el viejo puerco apoyándome su bulto pero esta vez ¡directamente sobre mi culito!, cada movimiento del ómnibus era un delirio de placer, sentía como se dilataba mi ano y ,mientras tanto, pasaba mis dedos, cubriéndome con los útiles, sobre mi pubis y en pleno viaje tuve un orgasmo. Se imaginan tuve que contener mis gemidos silenciosos de placer. Ni bien llegue me fui al baño a masturbarme, ¡estaba toda mojada y chorreada!. Ese mismo día tenia jornada completa. Por lo tanto recién tomaba el ómnibus de regreso como a las 10:45pm.
Ese día estaba sola esperándolo apoyada en un árbol alto, al ratito veo un perrazo orinando los árboles no había nadie en la calle y mi conchita estaba mojadita de tanto masturbarme. Sin darme cuenta siento, debajo de mi falda, algo húmedo y áspero que me lame la conchita. ¡me estremecí y se me escapó un pequeño gemido!. Me excitó y a la vez me dio vergüenza. El perro parecía amigable, mire para todos lados, pero no encontraba un lugar donde pasar desapercibidos (en realidad no sabia que hacer nunca había cogido con nadie). Lo único que atine a hacer es a ocultarme tras ese arbolazo me quite la falda (a esa hora no pasa nadie), me apoye contra el tronco dándole la espalda abrí mis piernas y como por instinto me lamía la conchita y el culito con avidez ¡todo estaba dilatado!. Yo gemía con un placer que nunca había experimentado, ¡dejar que un ser vivo me poseyera!. Cuando justo me va a montar, sale una vieja que grita: "¡Jack!". Me asuste, como el perro no obedeció al instante la vieja salió a la vereda. ¡nos vio y me grito que estaba haciendo con su perro. Tartamudeé un poco, y con mucha vergüenza respondí:"nanana…dadada sese…ñora". No sé si se habrá dado cuenta, estaba oscuro. Se llevo al perro yo me quede con las ganas.
Después de esto nunca mas volví a tomar el ómnibus en esa parada ni tampoco volví a ver al viejo pervertido. Esos días me masturbe como nunca y llegó el fin de las clases y con ello el fin de las apoyadas en el ómnibus.
Tengo mas experiencias que contarles porque así empezó mi vida en la zoofilia. La próxima les cuento que me paso cuando mi papá me regalo una bicicleta. Les pido, por favor, todo material zoofilico me lo manden a este email para conocernos y que en lo posible siempre sean historias reales para aprender a amar a los animales.
Les mando una lamida Vivi
Muy buen relato, me encanto mucho.