Piel y deseo
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Saludos: soy una chica de 26 años, que le gusta vestirse sexy para su hombre,el que era mi novio es un profesionista que vive solo en su departamento, solo entre comillas, ya que tenía dos perros.
Yo tengo un buen cuerpo, delgado, con glándulas mamarias firmes y bien formadas, cadera amplia, cabello castaño obscuro lacio que me llega por debajo de los hombros, no soy una belleza, pero tengo lo mío para llamar la atención.
Mi ex novio es mayor que yo, él tiene 32 años y de momento, el tiempo que tiene libre, me lo dedica por completo, cuando tenemos la oportunidad, pasamos las noches y los fines de semana juntos en su depa, el edificio donde vive se puede decir que es para gente con recursos económicos olgados, ya que en la ciudad de México, es difícil encontrar departamento en el que acepten vivir con mascotas.
En cierta ocasión me invitó a salir a cenar, me pidió que me vistiera sexy y atrevida, pero sólo para él, por lo que, como tuve tiempo para prepararme, busque algo que lo sorprendiera en la intimidad.
Encontré una tienda donde venden lencería de piel (cuero), y encontré un lindísimo teddy de piel negro, que se puede usar como ropa interior.
Incluye tirantes para usarse con medias, así tipo liguero, por lo que me imiaginé envuelta en el teddy, y sintiendo las caricias de mi amor, desabrochando la parte inferior (tiene botones a presión como las pantyblusas), y bajando el cierre que trae al frente para mostrar todo mi atractivo visual, la parte del calzoncillo es de corte alto, para que se vean bien mis nalgas.
Para completar mi indumentaria, me compré una blusa de seda color vino (guinda), y una falda corta de piel negra, unas medias con encaje por debajo del resorte, que se aprecia si cruzo las piernas y me ven de frente.
La noche en cuestión, me pidió que lo esperara en su departamento,y que pasaría por mí para ir a cenar y después tener nuestro buen rato de intimidad, a lo que accedí, y estándo en su departamento comencé a fantasear en la forma en que haríamos el amor más tarde, me comencé a poner muy caliente pensando en sus caricias esperando ver su reacción al ver mi ropa interior de piel, lo que también elevó mi temperatura, ya que la sensación del cuero sobre la piel, es muy excitánte.
A él no le gusta que sus perros anden haciendo desorden por el departamento, por lo que la mayor parte del tiempo los tiene en la terraza trasera y en el día, el personal de mantenimiento del edificio los saca a pasear para que hagan sus necesidades fisiológicas y les ponen comida y agua.
En lo que mi novio llegaba me serví un vaso con Bayleys como aperitivo para la cena.
Después de un rato me habló para decirme que se iba a tardar un poco en llegar, a lo que le contesté que no había problema, que lo esperaría en su departamento.
Ya se estaba haciendo muy tarde, y tenía un hambre enorme, sin darme cuenta ya había bebido más de 3 vaso con Bayleys, cuando me volvió a llamar para informarme que lo más seguro es que no iba a poder llevarme a cenar, que por favor lo esperara un poco más, él iba a intentar terminar rápido el encargo que le habían dado de último momento.
Yo me enfadé pero le dije que lo esperaría un rato más.
Me fuí a servir otro vaso de licor, cuado recordé que los perros estaban en la terraza y que a mi novio no le gustaba que anduvieran dentro cuando él no estaba, por lo que decidí abrir la terraza para que entraran e hicieran sus travesuras en el interior, uno de ellos es un alaskan malamuth, que me encanta su pelaje suave, el otro es un akita inú, tiene el pelo más grueso, pero igual se siente rico, los dos perros se llevan bein, a pesar de considerarse machos alfa.
Me puse a ver a travez de la ventana de la sala hacia la ciudad, perdiendo mi vista en el horizonte, disfrutando de mi bebida, cuando el alaskan se acercó a olfatearme cerca del borde de la falda.
Con algo de molestia intenté rechazarlo, pero el perro insistió y metió su hocico por debajo de la falda para olfatearme mejor, con una mano ocupada con el vaso, y la otra intentándo apartar la cabeza del perro, y algo mareada, me comencé a retirar de la ventana, a lo que el perro realizó un movimiento rápido y brusco llegando a presionar su nariz contra mi monte de venus,a lo que mi cuerpo reaccionó instintivamente, sentí un escalofrío que recorrió desde mi monte, pasó por mi clítoris, llegó a mi vulva y se humedeció mi vagina, yo me sorprendí de momento, ya que nunca había sentido algo así.
El perro insistió y ahora usó su lengua, la cual pasó por el interior de mis muslos en la parte de arriba y al frente, por debajo de donde el teddy de piel se ajustaba a mi pubis, el sentir la humedad de su lengua, y lo áspero de la misma, me elevó aun más la temperatura, al intentar apartarme con rapidéz perdí el equilibrio y caí sobre la alfomba de la sala, mi peludo amigo no perdió tiempo y volvió a meter su hocico en mi entre pierna y a lamer de nuevo, yo no sabía cómo reaccionar, todavía tenía en mi mano derecha el vaso con el licor evitando que se derramara y que no ensuciara la alfombra, que ridícula me he de haber visto, con un perro encima encaramado sobre mí y yo cuidando la bebida del vaso.
Pues bien, cuando el cuerpo reacciona a un estímulo, no puedes controlarlo, así que en ése momento me dije, ¿y mi cena? ¿y la noche romántica? ¿y la cara de mi novio al ver mi ropa interior nueva?.
volví mi mirada hacia mis piernas y ví cómo un potencia amante comenzaba a jugar conmigo.
Dejé que siguiera lamiendo toda mi área púbica y mis muslos, y tiré el vaso sin darme cuenta.
Me dejé llevar, y decidí sentir, sí, sentir una nueva experiencia, mi cuerpo comenzó a moverse lentamente respondiendo a las lamidas que me daba el perro, e instintivamente desabotoné el teddy para que mi vulva quedara expuesta.
Fué increíble la sensación que sentí al recibir los lenguetazos del perro sobre mis labios mayores, y que los abrieran para descubrir mi clítoris y mis labios menores, que ya estaban húmedos por lo excitada que estaba.
No me dí cuenta cuándo se acercó el akita, pero también se unió al festín y comenzó a buscar la forma de participar.
En un momento tuve conciencia de lo que estaba haciendo y me dije "esto no debe pasar", a lo que me intenté incorporar, girando mi cuerpo y quedando apoyada en cuatro puntos, el alaskan ni tardo ni perezoso se montó sobre mi cadera, puso sus patas delanteras contra mi cintura pasándolas hacia el frente y comenzó a buscar la forma de penetrarme, el akita imitó el movimiento, pero por mi cabeza, intentando penetrarme por donde pudiera.
Entre lo mareada que estaba, la posición en que quedé y el intentar quitar al par de perros, pasó lo inevitable, la altura de mi cadera es perfecta para este tamaño de perros, por lo que sentí cómo fuí penetrada por el alaskan, sentí el pene como si fuera un palo (después supe que los perros tienen un hueso peneano) muy delgado, mucho más duro que el pene humano, y más delgado, muy puntiagudo, lo cual me provocó un dolor súbito que hizo que apretara mi vagina, lo cual excito más al perro, que en respuesta se movió más al fondo, penetrándome por completo con su pene, yo no tenía idea de la fuerza con la que los perros sujetan a sus perras con las patas, no podía quitarlo, ni me podía mover hacia adelante para evitar las embestidas de su pene, quedé casi congelada cuando sentí crecer "algo" en mi vagina, me dí cuenta que el pene del perro lo sentía más grueso y más largo, pero aparte de ello, ese "algo" crecía en seguida de mi entrada vaginal, después supe que es un bulbopeneano, que se dilata cuando el perro tiene sexo con su perra.
Sentir el bulbo creciendo en mi vagina, el golpeteo de la punta del pene en el cérvix de mi útero, la sensación del pelaje suave contra mis piernas, el peso sobre mi espalda, el sentirme imposibilitada para moverme por ser sometida a la fuerza por dos perros.
me excitó demasiado.
han sido los orgasmos más intensos, placenteros, prolongados y extremadamente sensibles que he experimentado en mi vida.
Ya en ese momento, sólo me dejé llevar, el alaskan me presentó su pene en mi rostro y por instinto, comencé a lamerlo, comenzó a aventar gotitas (sabe muy diferente al semen humano) y después lo comencé a mamar, a succionarlo, lo dejé que creciera, que me mojara la cara, el cuello, la blusa de seda (la cual se desabotonó con tanto movimiento) y mis pechos, toda mi parte superior del cuerpo, quedó mojada, empapada, chorreada por el líquido seminal que me brindó mi segundo amante, perdí la noción del tiempo, no supe cuánto tiempo quedé pegada al pene del alaskan, pero sentí cómo eyaculaba, y eyaculaba y eyaculaba en mi interior, cómo chorreaba su líquido desde mi vulva hacia kis muslos, y cómo llegaba hasta la alfombra, dejando la marca de mi encuentro sexual en el departamento de mi novio.
Después de que el alaskan se despegó de mí, le agradecí lamiendo su pene, que se veía morado, grueso, duro y brillante.
Cuando estaba disfrutando de ése pene en mi boca, sentí la embestida del akita contra mi vulva y mi vagina, mi cuerpo respondió con placer infinito, y es esta ocasión puse más atención a lo que sentía, me dediqué a disfrutar lo que me ofrecían este par de amantes.
Lo disfruté mucho.
y lo sigo disfrutando.
Esa noche no hubo cena, ni intimidad con mi novio, ni ví su cara al ver mi ropa interior de cuero, sólo hubo piel y deseo.
Después de un tiempo, terminé con mi novio, después de ésa noche, le pedía que me permitiera esperarlo en su departamento, y a veces me encontraba jugando con los perros en el interior, lo que le molestó mucho, los perros cambiaron su comportamiento con él, por lo que decidío deshacerse de ellos, ya nuesta relación no iba muy bien que digamos, por lo que cuando terminamos la relación, le pedí que me diera los perros, a lo que a él le pareció excelente, ya que se deshacía de un problema canino y de su frustrada relación conmigo.
Los dos perros viven conmigo, los disfruto al máximo, me brindan placer, cariño y muchos orgasmos, he aprendido a tener dos amantes canino, y se los juro, núnca será lo mismo tener relaciones con un hombre, después de probar el pene canino.
Espero que disfrutaran mi relato y después les contaré que ha pasado con mi par de amantes cuadrúpedos.
Los dejo, ya que como decía mi abuelita: a la mesa y a la cama, sólo se llama una vez.
y me toca ir a la cama.
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