por quedarme sola en casa
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por suap.
Me casé hace poco más de 11 años para entonces contaba con apenas 20 años y marido dos años mayor que yo
Al cabo de un tiempo de intentar procrear desistimos de la idea por cuanto yo tengo problemas irreversibles en mi matriz que me impiden concebir, fue duro pero lo hemos superado, cuando celebramos nuestro décimo aniversario, es decir hace poco más de 1 año, mi esposo quien es un excelente cocinero o lo que se le conoce como Chef, fue despedido de su empleo bien remunerado en un lujoso restaurant de la ciudad, sin embargo, por su excelente desempeño no tardó mucho tiempo en encontrar un nuevo empleo mucho mejor pagado que el anterior, hasta ese momento llevábamos una vida bien acomodada económicamente, ahora evidentemente sería un poco mejor, solo que en este nuevo empleo mi marido sería cocinero de la tripulación de un gran buque mercante por consiguiente debía permanecer a bordo del buque por espacio no menor a cuatro meses y de hasta seis meses continuos, llegado el día de la despedida todo transcurrió melancólicamente, regresé a casa con nuestra mascota Sócrates un Gran Danes de 3 años
Era la primera vez en diez años que estaría sola y separada de mi esposo por tanto tiempo, pero gracias a la tecnología a los pocos días hicimos contacto vía internet, e inclusive podía verle y escucharle en tiempo real y con buena imagen gracias a unos equipos específicos como cámaras y micrófonos etc. que mi marido me regaló antes de embarcarse, pasado unas semanas ya los contactos a través de la internet se tornaban algo salidos de tonos, me refiero a que mi marido me pedía desnudarme y cosas así, yo siempre he sido algo recatada, pero aun así le complacía, seguía pasando el tiempo y mi marido me fue llevando al extremo de pedirme que separara mis labios vaginales y le mostrase mi clítoris, y que manoseara yo misma mis senos me pedía todas esas cosas, todo este tipo de aventuras que hoy día son bastante normales pero que para mí eran una total novedad, pero debo admitir que si bien al principio me daba cierto asco y solo lo hacía por complacerle, al cabo de un par de meses quizás la costumbre o quizás la falta de sexo me ponían en una situación en la que de verdad disfrutaba el momento, literalmente me excitaba y quedaba con ganas de que mi esposo me hiciera el amor, de hecho llegué a pensar en la posibilidad de masturbarme, pero nunca lo había hecho y tenía ciertas dudas, lo cual me hacían desistir de la idea.
Cierto día luego de cinco meses y un par de semanas, entablamos el chat y me pidió nuevamente que me desnudara toda y le mostrara mi clítoris, que sobara mis senos que me tocara, él me daba una serie de instrucciones que me pusieron a mil, tocándome alternadamente entre mis senos y mi vagina me excité mucho y luego me dijo que a través de las cámaras se podía ver mi clítoris húmedo, me pidió que frotara mi clítoris en cierta forma, estaba tratando de complacerlo y sobaba mi clítoris ya lubricado y de verdad sentía un cosquilleo, pero pasó mucho rato y mi esposo tuvo que cortar el chat ya que debía reintegrarse a sus labores, quedé algo frustrada pero excitada, en ese momento creí que si mi esposo hubiese continuado alentándome hubiese alcanzado por primera vez en mi vida un orgasmo sin él, creí que lograría la masturbación, ya estaba en un nivel más alto de excitación estaba muy mojada tanto que mis dedos, mis senos y mis muslos internos tenían parte de mis jugos, apagué mi computador y cogí un poco de mantequilla de maní con galletas que estaban sobre mi peinador, estaba sentada sobre mi cama y Sócrates mi perro no tardó en percibir el ruido que hice al abrir la mantequilla y los paquetes de galletas enseguida entró a mi habitación como siempre pidiendo algo de comer, le di un poco y mientras comía, como de costumbre sobé su cabeza pero Sócrates inmediatamente buscó mi mano y comenzó a lamerla rápidamente, pensé que mis jugos le atraían, de hecho es normal, junté ambas manos y ambas manos lamió con cierto desespero, pero luego se abalanzó sobre mis senos y lanzó varios lengüetazos allí ya la cosa se puso un poco salida de tono lo empujé por el hocico pero hábilmente lograba entrar por algún lado y lamer mis senos
Estábamos en un juego de “toma y dame” lo bloqueaba por un lado y entraba por otro lado y lamía, opté por taparme ambos senos con mis manos pero son algo grandes y siempre quedaba alguna parte fuera y el lamía con desespero, entonces lo peor vino cuando intentó lamer mi vagina y cerré fuertemente las piernas, quería ingresar por algún lado y lamer mis jugos, de verdad que pensé que eso es normal, esa atracción por ese aroma pero, sin embargo, coloqué una mano bloqueándolo entre mis piernas y volvió a mis senos, la insistencia del perro me cansó un poco y lo dejé hacer, comenzó a lamer frenéticamente mi seno derecho que estaba al descubierto pero lo hacía con cierta fuerza y mi seno movía mucho, de esos lametones muchos pasaron justo sobre el pezón y la verdad no sé si sería porque había estado excitada hacia unos segundos pero honestamente se sintieron bien agradables sus lamidas que opté por cerrar bien mis piernas y ofrecerle mi seno derecho el cual tomé fuertemente con mis dos manos y este entendió el mensaje y comenzó a lamerme con desespero, claro, que yo en todo momento debo admitir que hice algunos movimientos en mi seno para que siempre sus lamidas pasaran sobre el pezón
Hasta que en el primer quejido que hice el perro se asustó y paró de lamer, hábilmente me coloqué mantequilla de maní justo sobre se pezón lo que animó a Sócrates quien me llevó al borde de la locura que cuando volví en mi estaba ofreciéndole mis dos senos los cuales lamía a un ritmo enloquecedor, estaba muy excitada, pensaba en la posibilidad de ofrecerle mi vagina a su lengua, para ese momento pensaba que mi marido no me hacía sentir esas cosas cuando lamia mis senos, esto era mejor, realmente era superior, me sentía extraña, sentía temor, creía que hacía algo indebido, pero no quería parar de hacer eso que hacía, lo estaba disfrutando y nadie lo sabría sería mi secreto, tuve un impulso en el que me acosté sobre mi cama llené mi vagina de mantequilla de maní llamé a Sócrates, le ofrecí mi vagina y comenzó a lamer de una forma tal que me provocó un orgasmo súper intenso casi al instante de comenzar su faena, era otra textura distinta, otra velocidad, otra temperatura, otra sensación, recuerdo a plenitud que en esos instantes yo no terminaba de asimilar y disfrutar de una exquisita lamida y ya tenía la sensación de otra lamida acorralándome en una especie de frenesí estupendo y enloquecedor ese ritmo me hizo alcanzar unos cinco orgasmos más, recuerdo también el momento en que trató de penetrar mi vagina con su lengua me asusté un poco porque sentía que mi vagina estaba cerrada como apretada quizás por la abstinencia sexual de más de cinco meses, pero antes de yo poder reaccionar Sócrates insistió e insistió hasta que logró penetrarme llevándome a un nivel de placer nuevo para mí creo que ese momento sentí una desvirgada pero sin dolor !!
Eso es lo que recuerdo, me parece según lo que entiendo, encadené varios orgasmos sucesivos, ya no tenía fuerzas y Sócrates estaba entusiasmado, lo halé sobre mí, en posición de misionero, ya en ese momento necesitaba que me penetraran, busqué la forma de que su pene entrara en mi vagina y solo lo lograba por escasos segundos en los que se me nublaba la vista de sentir lo caliente que es su pene, y eso me hizo desearlo más que nunca !!! Hasta que en un momento pude tenerlo dentro, el perro metió y sacó su pene por espacio de cerca de un minuto o algo así y tuve un orgasmo bestial era otra sensación muuuucho más placentera que lo que ya había vivido, esa es la realidad, era más caliente y más resbaloso!! Pero se salió su pene cuando casi venia otro orgasmo tuve que resolverlo con mis dedos.
Dormí muy relajada esa noche, al día siguiente no lograba entender como un animal que no es de mi especie pudo darme tanto pero tanto placer sexual, amo a mi esposo, pero, una cosa es el amor y otra cosa es el placer sexual, estuve varios días tratando de comprender por qué mi esposo solo lograba darme uno o dos orgasmos y muy rara vez tres orgasmos, en los días sucesivos volví a dejar que mi perro me lamiera inclusive varias veces al día estuve a su disposición comprobé que verdaderamente me hacía explotar de placer, eran orgasmos muy intensos los que experimenté, mucho más profundos, más largos, más sabrosos, no permití que me penetrara pero ya estaba estudiando en internet la forma correcta de hacerlo y lo dejaría para cuando estuviera mejor preparada para recibir su pene., mi esposo llegó de viaje y estuvo dos meses en casa hicimos el amor varias veces y no lo niego, me hizo sentir placer, pero admito con toda responsabilidad que allí pude comprobar que mi marido a quien amo con toda mi alma no me hace sentir tanto placer sexual como si lo hace Sócrates. Esa es la verdad, compruébenlo amigas… luego les cuento sobre mi futuro!!
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