Por un bendito yogurt
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por kimmy.
Soy hija única y por las tardes cuando llego desde la escuela a casa quedo sola unas tres horas y media aproximadamente hasta que llegan mis padres de sus respectivos trabajos.
Ese día era uno de la antepenúltima semana de clases, faltando poco para las vacaciones de verano y ya hacía bastante calor, además estaban haciendo unas reparaciones en la avenida principal cercana a nuestra casa por donde pasa la locomoción colectiva, motivo por el cual habían desvíos y tuve que caminar varias cuadras más, llegando yo extenuada por el calor a casa sacándome el corbatín del uniforme y desabotonándome los primeros botones de la blusa antes de entrar.
Lo primero que hice fue abrir el refrigerador en búsqueda de algún líquido frío y no había nada…., ninguna gaseosa, jugo de frutas, ni agua mineral, lo único que pensé que me podía servir y me llevé para la sala de estar fue un yogurt que estaba bien heladito y si bien no saciaría mi sed calmaría un poco mi calor.
Antes que lo destapara llegó mi perro a saludarme, juguetón él como siempre le acaricié un poco la cabeza y me senté a tomarme mi refrescante yogurt. No hago más que destaparlo y acercármelo a la boca y el muy inquieto de mi perro me da un cabezazo en el codo que tenía levantado y me hace derramar más de medio envase en mi mentón, escurriendo el espeso brebaje por mi cuello hacia abajo con lo que instintivamente me desabotoné un par de botones más de mi blusa para que no se manchara, descubriendo mis abultados senos dentro de mi sujetador, que para mis 16 años los tengo bastante desarrollados.
Mira tonto lo que hiciste…!!!, le grité reprendiéndolo…… Límpiame ahora…!!!, le dije con voz más dulce acercándole mi mentón…… Limpie, limpie…!!!, le insistí topándome reiteradamente el mentón con mi índice izquierdo pues en la mano derecha tenía el envase con lo que quedaba de yogurt. Y finalmente se puso a lamer comiéndose el líquido que aún seguía escurriendo para abajo, y mientras él lo hacía con mi mano izquierda terminé de desabrocharme mi blusa.
Siguió lengüeteando por mi cuello bajando hasta mi esternón y luego terminó lamiendo entre mis senos pues hasta ahí llegó el yogurt, e insistía en sacar hasta la última gota de entre ellos pues al estar apretados por el sujetador su lengua no entraba bien entre ellos. Y yo haciéndome la amable me saqué los tirantitos de los hombros para que bajaran algo mis bubbies un poco y se abriera la ranura entre ellas, pero mi sostén se dio completamente vuelta para abajo quedando totalmente descubiertas mis mamas, no me apuré en cubrírmelas pues entendía que en la mente de mi perro no había morbo suponiendo que ellos se guían por su instinto.
Pero la sensación de su húmeda y tibia lengua pasando insistentemente por entre mis senos me puso la piel de gallina, y eso sumado a la situación de desnudez de mi busto ante él despertaba cierto morbo en mí. Los pezones ya los tenía erectados y pensaba como sería sentir esa lengua por ahí, me quedaba yogurt y mi perro luego que terminó de limpiarme se sentó frente a mí y me quedó mirando.
No lo pensé dos veces y eché un chorrito en cada uno de mis pezones, no dudando mi perro en ir a lengüetearlos y luego yo iba rellenando alternadamente el que iba vaciando…… ¡¡¡UUUuuuummmmhhhhh…..!!!!!, era como electricidad que entraba a mi cuerpo por mis senos recorriendo cada parte de él y terminando por retorcer mi vulva y labios vaginales……, era un placer único que nunca antes había experimentado, sentía unas inmensas ganas de masturbarme pues mi vagina se estaba humedeciendo a cada instante más.
Casi se me acababa el yogurt….., me quedaban las últimas gotas y un bichito malo en mi mente decía que lo echara en mi vagina para probar su lengua ahí……., quedé dubitativa un momento con la faldita del uniforme subida y las piernas abiertas, no me atrevía a sacarme los calzones y untarme el yogurt…., y en tanto yo no me decidía, sin que le dijese ni indicara nada mi perro pegó su nariz a mi vagina por sobre la tela de mi tanga de algodón y dando primero un par de resoplidos se puso a lengüetear…… ¡¡¡OOOOooooohhhh…, OOOooohh, Oooohh!!!, pese a ser sobre la tela de mi prenda íntima se sentía fenomenal.
No tardó en estar toda empapada la entrepierna de mi calzón, primero por mis fluidos que afloraban y luego por la baba de mi perro no paraban de lamer. Eché para adelante mi trasero quedando a medios glúteos apoyados en el borde del sillón y separé aún más mis piernas, con lo que sus lamidas hundían la tela de mi calzón en la rajadura de mi ansiosa almejita. No pensé que el aroma por sí solo de mi jugosa vagina le llamaría la atención y además le fuese tan apetitosa, estaba él tan afanado en lamer mi sexo y yo había sentido tan agradable su lengua sobre mis senos desnudos, que no dudé en correr mi tanga para un costado dejándolo lengüetear directamente ahí.
AAAAaaahhh…. AAaahh….. Aaahhh….!!! Eran unas exquisitas, fenomenales e incomparables cosquillas que me hacían retorcer del placer. Nunca antes masturbándome alcancé tal nivel de satisfacción MMMmmmmhhhh….!!!!!!, estaba tan rico que no esperé para bajarme mis braguitas, y cuando iba con ellas por las rodillas mi perro metió su cabeza por debajo y quedé con mis piernas colgando a los costados de lo que serían sus omóplatos amarradas de las rodillas por mi prenda íntima mientras él seguía lamiendo, pero pese a lo incómodo aguanté en esa posición por un rato más pues todo se compensaba por lo exquisito de sus lamidas.
Traté de sacarme mi calzoncito levantando mis piernas maniobrando por sobre su cabeza, pero apenas dejó de sentir el peso sobre su lomo se paró en dos patas, y abalanzándose sobre mí pasó una pata sobre el calzón y la otra por debajo como tratando de agarrar mi cintura pero dejó atrapada mi prenda entre la base de sus patas delanteras cargándola con su pecho, haciéndome levantar aún más las piernas mientras acercaba su cuerpo al mío y vi que hacía movimiento de coito con sus caderas a medida que iba acercando su pene a mi sexo, pero el enganche de mi prenda íntima provocaba que mi pelvis se levantara más en tanto él más se aproximaba. No sabía que quería yo, solo estaba expectante de lo que mi perro hacía.
En su afán de querer penetrarme subió sus patas traseras al borde del sillón, dejándome del todo sorprendida pues buscó el contacto de nuestros sexos y en cierto modo lo logró, así de doblada como estaba sentí rozar su pene por mis labios vaginales y él bajó su pelvis para hacer contacto más directo con lo cual comenzó a frotar su aparato a lo largo de la rajadura conjunta de mi ano y vagina, pero transversal a ambos agujeros con escasas posibilidades de penetrarme. Yo miraba asombrada desde mi incómoda posición como ese rojo pene salía varios centímetros desde entre mis labios exteriores.
Pero más que pronto agilizó sus movimientos terminando yéndonos ambos para un costado. Mi corazón estaba muy agitado y mi perro también, un estúpido accidente con un yogurt nos tenía excitadísimos, no sabía qué hacer él estaba desesperado por penetrarme y yo pese a no haberme resistido cuando estuvo muy cerca de hacerlo, no me atrevía a darle otra oportunidad. Estaba muy pero muy caliente, pero en cierto modo me daba miedo que mi primera vez fuera con un perro. Y como mi calzón estaba ya en mis tobillos, me lo saqué y lo amuñé poniéndomelo en la entrepierna sentándome sobre él para no ensuciar el sillón.
Me tapé mi sexo con mi faldita del uniforme y traté de controlar mi respiración mientras observaba a mi perro que sentado de costado se lamía su rojo pene que estaba a medio desenfundar, no se le veía muy grueso más bien algo delgado solo que la parte que aún estaba en su vaina estaba bastante más gruesa, pero eso me hizo recordar que los perros cuando se aparean quedan abotonados. Según yo eso aparentaba estar más grueso porque tenía acumulada la piel del resto desnudo de ese aparato y no lo dejé acercarse hasta que se le guardara para apreciar la verdadera dimensión de eso.
Claro, una vez cubierto todo su pene por su funda esa protuberancia ya no era tan grande y se apreciaba como un simple nudo no más grande que una nuez. Pero así y todo no me atreví a ofrecerle mi sexo nuevamente, pese a haber sentido muy rico a su pene frotándose por mis labios vaginales me daba cierto miedo ser penetrada por un animal bruto, estaba muy confundida. Había sentido muy rico su pene frotándose por mis labios vaginales, pero eso fue por iniciativa de él pues yo solo pretendía sentir su lengua en mi sexo, bueno primero fue en mis pezones y ahora estaba en conocimiento que quería introducirme su pene en mi convencionalmente virgen vaginita.
Y finalmente decidí ir a darme una ducha de agua fría para quitarme la calentura y lo caliente (excitación), me terminé de sacar mi blusa y sujetador amuñando ambos y se los tiré en el rostro a mi perro…..¡¡¡ESTÚPIDO….., querías hacerme tu perrita…!!!, y apenas me puse de pie se me abalanzó agarrándome de donde pudiera me abrazaba con sus patas delanteras y hacía movimiento de coito, lo empujaba lejos con mis rodillas y volvía al ataque. Ocurriéndoseme la idea de sacarme mi faldita del uniforme y utilizarla como un segundo proyectil, el cual dio en el blanco pero no lo hacía amedrentar, ahora estaba desarmada y casi totalmente desnuda solo con mis calcetines y zapatos.
Pretendía salir huyendo a encerrarme en el cuarto de baño a darme mi ducha, pero aún me quedaban mis zapatos para lanzárselos de a uno en este juego, y no queriendo agacharme a desatármelos para que mi perro no me fuese a tomar descuidada por atrás, levanté un pie para desamarrarlo en el aire sin sacarle la vista de encima al animal, pero este de todas maneras se me abalanzó y al sorprenderme apoyada en un solo pie me tumbó al piso cayendo sobre mí. Traté de pararme rápido pero obviamente al apoyar mis manos le di la espalda y él no desperdició la oportunidad de aferrarme por la cintura e insistir en hacerme su perrita.
Me produjo tanta risa mi situación que no me podía resistir a los embates de mi perro, hasta que sentí su pene frotarse entre mis glúteos recordando que aún estaba mojadita mi vagina y reavivando mi calentura que casi ya se estaba apagando. Sabía que dependía de mí si lo dejaba seguir o no, y sin querer saber de mi responsabilidad en lo que podría suceder, en una actitud muy infantil cerré mis ojos, con mis muñecas tapé mis oídos entrelazando mis dedos en la nuca y apoyé mis codos en el piso. Con lo que a los pocos segundos sentí su pene entrar en mi vagina un par de veces hasta la mitad y en lo sucesivo se perdió en mis profundidades, dando paso a una ráfaga interminable de persistentes empujones que a cada instante me hacían percibir aún mejor su cálido aparato.
Mi temor y sentimiento de culpa quedaron atrás apenas se iniciaba un delicioso orgasmo, que desde mi vagina estremecía todo mi cuerpecito y que incrementó increíblemente su intensidad al momento que él inició su eyaculación, los espasmos de placer eran indescriptibles. Él estaba totalmente montado en mí con sus patas colgando a los costados de mis muslos y sus testículos golpeando por fuera de mi vagina, lo que me daba a entender que me había introducido completito su aparato y que su bola ya estaba en mi interior, lo que no me preocupó para nada al momento que comencé a percibir que su miembro latía cada vez que lanzaba sus chorritos de semen, y en ese palpitar cada vez me subía un peldaño en mi escala del éxtasis extremo.
Se bajó para un costado haciendo girar deliciosamente su miembro en mi interior y volteársele para atrás, quedando unidos por nuestros sexos y trasero contra cola. Quedándose quietecito mientras seguía eyaculando en mi interior, lo que luego de concluir pasaron unos 5 ó 7 minutos en que se le deshinchó su cosa y pudo salir dejando salir todo el exceso de líquidos de dentro de mí. Como me quedaban un par de horas a solas aún con él, luego de un rato lo volvimos a repetir y así en lo sucesivo cada tarde a solas en casa, e imagínense cuantas veces al día lo hacíamos cuando salí de vacaciones del colegio……
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