Princesa Perra
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
No podía creer que su padre dejara a ese maldito perro en el patio de atrás. Un pobrecito callejero era una cosa, pero esta bestia era otra muy distinta. Debía ser el Mastín mas grande que haya visto; literalmente un pecho de barril hinchado bajo una enorme cabeza, con una enorme lengua colgando de su hocico que casi llegaba al concreto alrededor de la piscina mientras holgazaneaba bajo una sombra como si fuera el dueño del lugar.
Cuando su papá se fue a su reunión, le dijo que mantuviera bien cerrada la entrada trasera y que no fuera al patio trasero pues el perro no estaba acostumbrado a ella todavía. El animal le sacaba al menos unos 20 Kg de diferencia. Gran consejo, pero con dos problemas: 1ro, era una pequeña niña malcriada que cualquier cosa distinta a sus planes nunca sucedía y 2do, hoy la princesa tenia todo un día de bronceado junto a la piscina planeado. La escuela había terminado el día anterior y nada arruinaría su "primer día de ritual vacacional", ni su padre o sus gestos de bondad con los animales y ciertamente tampoco un maldito perro.
Cumplió 18 hacia un mes, y tenia el cuerpo que toda mujer cree que todo hombre desea (y por el que las mujeres la odiaban), grandes tetas, cintura envidiable y un culito perfecto. Siempre se asoleaba desnuda la princesa evitando las líneas de bronceado. Tenia la casa solo para ella por al menos cuatro horas y estaba determinada a que ninguna línea estropearía la perfección que ella consideraba su cuerpo.
Debía ponerse algo para cubrirse pues el camino a la piscina estaba algo expuesto a los vecinos. Se puso su bikini favorito (que su padre no sabia le pertenecía) color rojo sangre, con hilos que unían dos cuadritos tamaño estampilla que apenas cubrían sus pezones (pero ciertamente no sus areolas) y una tanga que sostenía el mas pequeño triangulo de jamás creado que era, en teoría, para cubrir el frente de su totalmente depilado coño.
El traje la calentó. Sabía exactamente como lucia con ese traje. Recordó la legendaria fiesta en la piscina que tuvo un caliente verano hacia un año atrás cuando su padre salió de viaje. Ninguna verga podía permanecer flácida en su presencia.
Mientras se admiraba en el espejo antes de bajar, sintió esa conocida humedad en el entremedio de sus muslos. Casi como si un caliente aliento saliera de desde su coño. Deslizo sus dedos bajo el triangulo pellizcando su hinchado clítoris doblando sus rodillas para empujar sus caderas para incrementar la sensación. Sus grandes pezones estaban erectos, hizo a un lado un cuadrito para pinchar su pezón izquierdo y torcerlo con sus dedos.
Tomó su bolsa con lo que necesitaba para bajar. Estaba tremendamente cachonda y decidió que podía sudarse un poco mientras conseguía su fabuloso bronceado. Antes de salir de la habitación, busco en su armario la inofensiva bolsa con sus vibradores y otros juguetes sexuales. Seria una tarde divertida. Exhibicionista de corazón, y aunque sabia de la ocultante altura de la valla trasera, la idea de masturbarse totalmente desnuda en lo abierto mando otra señal eléctrica a su conchita.
Al salir, el perro parecía mirarla como si supiera lo que ella pensaba. Mierda. Se había olvidado del maldito perro otra vez.
Ella no podía superar lo ridículamente enorme que era y apariencia tosca era tan mala como su olor. Pudo ver su pija salir a la vista al verla el perro y ella se sorprendió de su propia reacción. En vez de la repugnancia que sabía que debía sentir por esa gran bestia peluda deseándola, pudo sentir su reacción psicológica instantánea, su coño pasó de estar húmedo a estar tan empapado que podía sentir el ruido de sus fluidos cada vez que daba un paso.
Aun la idea de que estuviera sucio la excito todavía más. Quien rayos sabía donde había estado. Supo inmediatamente lo que iba a hacer, sabia que era repugnante y antinatural. Irónicamente era lo que le gustaba. Había leído historias de mujeres que disfrutaban de ese tipo de cosas anteriormente. Mientras pensaba que esas calenturas debían ser malas, no podía evitar excitarse al llegar a la parte en que el perrote literalmente de adueñaba del coño pegado a la puta tendida en cuatro patas rogándole que la hiciera su perra con su grande y gorda verga canina.
Se fue a la parte de los asientos y en dos rápidos movimientos estaba fuera del traje. Desnuda, se sentó y se reclino hacia atrás. Saco tres pinzas para ropa de su bolsa, poniéndose una en cada pezón. El dolorcillo la hizo lanzar un chillido mientras atravesaba su cuerpo y llegaba a su concha, haciéndola palpitar. Guardaría la otra para después. Empezó a frotar su mojado coño haciendo circulitos lentos en su clítoris. En unos momentos empezó a oler sus jugos mientras escurrían mas rápido y al momento se sintió más ardiente, y el perro también.
Inmediatamente, el perro corrió alrededor de la piscina hasta donde ella estaba con sus piernas abiertas, los dedos de ella estaba ahora profundo en su coñito. Justo cuando el perro se deslizo ansiosamente junto a ella, saco sus dedos y el los lamio hasta dejar limpios. Ella vio sus ojos mientras empezaban a brillar, el instinto animal es algo muy poderoso. Ella le retiro los dedos y el siguió el aroma casi como en trance directo a su abierta concha. En un abrir y cerrar, se abalanzo entre sus piernas.
Su lengua larga parecía estar diseñada para explorar profundo en su coño, tan profundo como nunca pensó que una verga pudiera llegar. Cada lamida empezaba penetrándola y terminaba con un casi artístico remolino en su clítoris.
Desde el inicio ella ya estaba empapada y su clítoris totalmente erecto con los pensamientos de sus planes, empezó a correrse en la boca del perro muy rápido. Mientras mas fuerte se corría, mas profundo lamia, lo que la hacia estallar casi inmediatamente después. Estaba empezando a marearse de correrse tan fuerte, largo y rápido. Volteo su cabeza para ver que su verga estaba totalmente erecta. Nunca había visto algo así, ¡era enorme! al menos 24 cm y tan gruesa que se corrió otra vez de solo pensar en lo que su concha sentiría al recibir esa gorda y roja verga.
Se puso de pie de un brinco, el perro gruño, pensando que quería escapar. "Si, asqueroso callejero hijo de puta. Vas a hacerme tu perra" le refunfuño ella. Tomo el cojín y la puso en el concreto junto a la silla.
Recargó sus rodillas en la suave superficie y tomó un inflable para acurrucar su pequeño y caliente cuerpo. Se recargó en sus brazos y separó bien sus piernas. Inmediatamente sintió su hocico en su vagina, como si literalmente la estuviera tratando de penetrarle la concha con el.
Se puso sobre ella. Ella estaba bajo el, que recargado en sus negras patas traseras puso sus patas delanteras una a cada lado de ella. Empezó a bombear furiosamente al vacio, desesperadamente tratando de ensartar su enorme verga en su coño que suplicaba ser penetrado. No podía mover sus brazos para guiarlo, pero pudo levantar el culo más hacia arriba, esperando que le facilitara el objetivo. Dio en el blanco.
Empezó a cogerla tan ansiosamente que le clavo su verga hasta el nudo, mientras ella gritaba de dolor y placer ante la feroz invasión. La bombeaba a la velocidad de la luz, gimiendo y gruñendo, tronando el aire mientras frenéticamente la partía en dos con su verga. Ella empujo su cadera hacia atrás ansiosamente sintiendo su nudo tallándole el clítoris con cada clavada. Ella quería sentir sus propios juegos goteando en ese tronco mientras se la estaba cogiendo. Por fin pudo deslizar un brazo por debajo y se acordó de la tercera pinza, estaba tirada bajo la silla afortunadamente a su alcance.
La tomó y pudo sentir el orgasmo formarse con solo la idea de lo que iba a suceder. Abrió la pinza, la coloco a la altura de su clítoris y la dejo cerrarse. Un exquisito golpe de dolor le invadió la concha, inmediatamente el orgasmo comenzó. Grito y se convulsiono al sentir las olas que la envolvían.
Empezó a correrse sobre su enorme verga, y se corrió tan largamente que temía quedarse inconsciente, el orgasmo sencillamente no paraba, en parte quizás por el nudo que le rozaba el clítoris antes, empezaba a adentrarse suavemente dentro de ella. Los bombeos del perro empezaban a crecer en intensidad, y ella sintió su desesperación por cogerla hasta ensartarle el nudo hasta el fondo.
De nuevo empezó a empujar hacia atrás con fuerza hacia él, y después de unos momentos, empezó a torcer la pinza en su clítoris después de cada algunas empujadas de la enorme verga que se abría paso en ella. El nudo estaba a medio camino y ella ya no aguantaba. Torció la pinza con fiereza, provocando que otro orgasmo entumecedor tomara el control de su cuerpo. Su coño se apresaba convulsionante a su verga lo que empezó a hacer explotar al perro, que en lugar de desistir empezó a emocionarse y excitarse todavía mas. Con un estruendoso gañido, clavo con todas sus fuerzas y su nudo quedo apresado dentro de su castigado coño.
Ella gimió como la puta y zorra que era y se aferro a el. Estaba perdida en el aturdimiento del abusivo, doloroso y completamente gratificante y satisfactorio sexo. No escucho el carro estacionarse en la cochera, mientras el perro entro en un frenesí, y descargo toda su leche por todo su útero, desatando lo que ella pensó que seria el último orgasmo, no escucho el azote de la puerta del carro…o el compuerta trasera abrirse. Lo que si escucho fue el crujido de zapatos en la gravilla deteniéndose a unos pasos de ella.
Se dio cuenta de sus actitudes respecto al perro quedándose en la casa algún tiempo mas mientras miraba hacia arriba. Todavía permanecía perdida en el aturdimiento de ser cogida tan exhaustivamente y subsecuentemente tan exhausta y completamente satisfecha, que no pudo aparentar horror, vergüenza o mortificación a la vista de su padre parado ahí, con su verga endureciéndose y creciendo en su mano.
"Hola cariño", dijo él, "Papi llego temprano a casa hoy. ¿El siguiente puedo ser yo?"
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!