Puppy-Sistter
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Key-Q.
Tenía yo 16 años y ese verano quería juntar dinero para irme con un grupo de amigas de vacaciones a mochilear, pues mis padres por no decirme que no cuando les pedí permiso, me dijeron que si pero que no me darían dinero ya que preferían que saliera con ellos.
Por lo que me propuse trabajar un poco para poder ir con mis amigas con algo de plata en los bolsillos, y contaba con unas seis semanas antes de la fecha acordada para lograr mi objetivo.
Somos una familia relativamente acomodada y a papá no le costaba nada meterse la mano al bolsillo pasándome lo suficiente para asegurarse que no pasara pellejerías en esta aventura.
Estaban seguros que desistiría al no tener medios, pero por lo obstinada que soy decidí no darles en el gusto y de una u otra manera conseguiría lo que necesitaba.
Topándome con el inconveniente de que por ser menor de edad no obtendría trabajo sin la autorización de mis padres, y de ser así creo que solo podría ser en locales de comida rápida, en donde pagan una miseria.
, diciéndome en mi mente que prefería prostituirme y por solo un par de horas en el día ganarme unos buenos billetes.
En realidad me hubiese atrevido a aquello pues pese a ser virgen aún, no me privaba de unas buenas masturbadas con los consoladores de mamá, que sabía bien donde los mantenía escondidos.
Pero me daba miedo no conocer la posible mentalidad del desconocido que me pudiese tocar y guardando esa alternativa como última opción si es que no se me ocurría nada más.
Resultando que una mañana en que saqué a pasear a nuestra perra Doly, una San Bernardo de 4 años, noté que muchos de nuestros vecinos tenían perros y los sacaban en ese horario u otros, pues siempre que andaba en la calle me topaba con alguien ejercitando a su mascota.
Y sabiendo que varios de ellos pronto saldrían de vacaciones, se me ocurrió la genial idea de ofrecerme de cuidadora de perritos.
"Puppy Sister" diría mi tarjeta de presentación y comencé a diseñarla indicando mi dirección, teléfono y que debían dejar las llaves de su casa para alimentar y sacar a pasear a sus canes.
Las imprimí en cartulina y a todo color, repartiéndolas por mano a los vecinos más conocidos y bajo la puerta al resto, completé nueve manzanas a la redonda incluida la de mi casa anunciando mi negocio.
Comenzando a sonar muy pronto mi teléfono sin saber yo cuanto cobrar por este servicio, teniendo que preguntarle a mis mismos clientes que cuanto habían pagado anteriormente y ofreciéndoles un mejor servicio, o que cuanto es lo que esperaban pagar.
Si bien era un trabajo con una alta responsabilidad, no encontraba que fuera difícil y cualquier dinero se sumaría a la canasta de mis vacaciones.
Fueron tantos los interesados que tuve que rechazar a los que me requerían durante los 10 días que duraría mi paseo, y de inmediato comencé a organizarme con los horarios de alimentación y paseos, algunos me pagaron por adelantado para que ya entre sumas y multiplicaciones empezar a sobarme las manos.
Teniendo en la primera semana una sola complicación con un vecino anciano que no me requería precisamente por salir él de vacaciones, sino por querer que le bañara a su perro a domicilio.
Era un pastor alemán tan anciano como él en edad canina, teniendo que asearlo en la tina del baño y bajo su supervisión lo cual me parecía algo incómodo, pero me ofreció buena paga y con algo de recelo terminé haciéndolo igual.
Tuvo que ser ahí porque el perro si no era con agua tibia no se dejaba bañar, y así de todos modos no se quedaba tranquilo dejándome toda mojada, por suerte andaba con shorts y sacándome mis zapatillas me pude meter a la tina con el animal.
Cuando según yo ya lo tenía todo jabonado, el anciano me indicó que también debía restregarle entre las patas traseras y bajo el vientre con lo que terminé topando sus testículos y pene, en ninguna connotación sexual pero igual se me puso la piel de gallina del escalofríos que me dio, y el perro tratando de salirse del agua me enganchó uno de los tirantes de mi top, cortándolo y descubriendo mi sujetador (sostén) de ese mismo lado, que al ser deportivos eran de una blanca y delgada tela elasticada de algodón que dejó traslucir mi erecto pezón muy claramente por estar mojada.
Siendo lo peor de todo que afirmando al perro no me podía cubrir y sentía clavada la vista del anciano en mi redondeado seno, en el otro igual se notaba el pezón pero no se veía a través de la tela y mirando de reojo noté la erección de ese caballero, por lo que me apuré en enjuagar y secar al pastor, cobré mi dinero y me fui.
Todo iba normal hasta que en la segunda semana una Golden Retriver entró en celo sin que yo me diera cuenta y como los sacaba a pasear en parejas o tríos dependiendo del tamaño y de la docilidad de los animales, sucedió que ya había pasado a buscar a un pastor belga y a un labrador negro antes, resultando que cuando entre con ellos a la casa de la Golden ambos machos se volvieron locos yéndose como desesperados a olfatear la vagina de la perra.
, no peleaban pero empujaban sus cabezas por ocupar la posición tras de aquella vulva, pero la hembra les hacía el quite y les gruñía cuando le lengüeteaban su sexo.
No quedándoles más alternativa que jugar a intentar montarse entre ellos.
, permitiéndome ver desde muy cerca esos rojos y puntiagudos penes que se asomaban desde sus fundas en cada empujón de caderas, haciéndome recordar que pocos días atrás le había jabonado sus partes íntimas a un pastor alemán.
, y no se si por querer comparar o qué otra cosa no dudé en ir a tantear las bolas de ambos perros.
Lo que al parecer el Belga tomó como una invitación a jugar y además de ponerse muy contento conmigo se atrevió a simular que se apareaba con uno de mis muslos.
, lo que me hizo poner la piel de gallina y al igual que cuando bañaba al Alemán mis pezones se erectaron notándose de sobremanera por debajo de mi ropa.
Dicho paseo terminó por ser muy controvertido, pues los machos trataban de quedarse tras la Golden y se cruzaban a cada rato de un lado para otro enredándome las correas, por lo que decidí al día siguiente dejarlos para el final de la tarde cuando no hiciera tanto calor.
Pero fue igual de extenuante, pues a los machos su instinto no los dejaba tranquilizarse, si bien eran los tres más dóciles el período de fertilidad de esta perrita me estaba pasando una mala jugada y parece que al tener ahora su vagina más hinchada más locos se volvían los machos.
, y por más fresca que estuvo esa tarde de todos modos terminé toda sudada, pues tenía que luchar con el Labrador y el Belga que no paraban de hostigar a la Golden.
Pero al día siguiente le acorté el paseo a los otros perros para poder sacar por separados a estos, llevando primero a la perra y enseguida a ambos machos juntos.
, pero cuando pasé a buscar al Belga este se concentró en mi rodilla derecha que la hembra en una vuelta que se dio me pasó a llevar con su ya humedecida vulva.
Estaba totalmente fuera de sí el Belga, no paraba de darme vueltas y saltar a mi alrededor.
, me lamía la rodilla y más efusivo se ponía.
, me agarró del muslo haciendo su movimiento sexual en un par de ocasiones y por atrás cuando me agaché a recoger sus tiestos del agua y comida.
, lo que pese a parecerme extremadamente atrevido por su parte y zafarme de su agarre casi en el acto, un extraño escalofrío recorrió mi cuerpo.
Luego cuando llegué con su alimento y agua para dejárselos en su lugar, al agacharme me quedé unos segundos en esa posición y el perro volvió a hacer lo mismo, experimentando yo nuevamente lo mismo erizándoseme la piel a partir de mi vientre realzándose la sensación al pasar esa ola de bellos en punta por mis pezones y labios vaginales.
, algo muy extraño que no me sabía explicar a mi misma.
Pero nuevamente me lo saqué de encima, le puse su correa y me lo llevé a buscar al Labrador, al que también le llamó la atención el olor impregnado en mi rodilla, pero no fue tan atrevido como el otro y ya una vez en la calle ambos se comportaron relativamente bien, no dándome tanto que hacer y me permitieron pensar bien cómo lo haría al día siguiente que pretendía ir de compras por algunos insumos para mi paseo de vacaciones, ya que este trabajo me estaba resultando más rentable de lo que esperaba.
Pretendía desocuparme una hora y media antes de lo habitual para poder vitrinear tranquila y escoger el bikini que mejor le acomodara a mi bello cuerpo.
Al día siguiente comencé media hora antes, pero los perros ya estaban acostumbrados a cierta rutina y era poco lo que me podía adelantar con los paseos y la alimentación de ellos.
Llegando a los últimos algo retrasada para lo que eran mis pretensiones, ocurriéndoseme la idea de dejar a la Golden en la casa de alguno de los machos para pasar a buscarla cuando terminara con ellos ya que su casa quedaba camino a la mía.
Pasé primero donde el Labrador y con algo de dificultad hice el cambio, ya que la perra ahora estaba más receptiva y no le hacía el quite a los machos.
Pero yo la muy estúpida cuando venía de vuelta, por querer ahorrar tiempo y cómo venía en el mismo sentido pasé con ambos perros a buscar a la Golden y con ella pretendía ir a dejar al Belga antes de ir a regresarla a su casa.
Pero todo fue un caos total.
, los dos entraron como enajenados a tratar de montar a la maldita perra que no colaboraba en nada.
, solo se quedaba tranquila a esperar que le hacían.
Y yo en mi desesperación tomé al Belga de su correa para ir a amarrarlo cerca de la puerta de salida para luego hacer lo mismo con el otro, pero él jalando en sentido contrario no me dejaba avanzar.
, hasta que el Labrador dio en el blanco dejándome con la boca abierta al ver la velocidad con que la bombeaba y lo tanto que acercaba su pelvis al sexo de ella.
, fue algo que no alcanzó a durar más de 40 segundos pero cuya imagen se repitió en mi mente un par de veces luego que el perro paró de moverse y comenzó a bajarse para un costado, su pene estaba trabado y la pierna del lado contrario para el que se estaba bajando no podía pasar, aunque luego de un par de intentos pudo pasarla sobre la unión de sus aparatos reproductores y quedaron culo con culo con el miembro del perro totalmente volteado para atrás.
Había visto perros pegados en la calle.
, pero nunca de tan cerca ni en vivo y en directo, tampoco teniendo algo que ver con los animales.
Era un espectáculo impresionante el apreciar como esa vagina tenía capturado ese pene del cual solo se veía una pequeña fracción entre esa arremangada funda y la entrada de esta perra que jadeaba en una actitud de complacida.
, mientras al macho su ano se le contraía y sus testículos se le recogían.
Sin quererlo me había excitado con este sexo animal y no me había dado cuenta que ya me estaba tocando mi vagina por sobre la tela de mi short y al saberme sola en esa casa con los perros, no aguanté más y bajándome mi ropa hasta las rodillas me comencé a masturbar en presencia de aquella unión.
, solo saliendo de lo absorta que estaba y recordando que el Belga andaba por ahí cuando este fue a meter su hocico en mi sexo y se puso a lamerme.
Las cosquillas fueron tan intensas y exquisitas, que en el acto cedí el espacio que ocupaba mi mano para dejarlo que lengüeteara directamente.
, lo que el Belga hizo gustoso haciéndome caer en menos de un par de minutos en un profundo orgasmo que desde el ondular de mi vientre me tenía tiritando las piernas.
Pero el perro solo lamió por un instante más y pronto comenzó a jugar a aparearse conmigo.
, descabellada idea que tentaba a mi conciencia y nublaba mis pensamientos mientras él parándose en dos patas insistía en tomarme por las caderas apuntando desde lejos ese puntiagudo aparato que se asomaba con cada empujón de pelvis que daba.
Si la Golden estaba tan a gusto con la inseminada que le estaba dando el Labrador, eso debía ser muy bueno y además yo no corría el riesgo de embarazoo, pensando también que el Belga debía estar vacunado y no podría contagiarme de algo raro.
, dejé caer mis shorts y tanguita hasta el piso y me puse en cuatro patas en el césped a un costado de los otros.
Me lamió nuevamente y casi de inmediato se me subió por atrás a tratar de penetrarme, pero quedaba muy lejos y por más empeño que le ponía no atinaba.
, fallando en sus intentos las primeras cuatro veces.
Pero mientras tanto yo observaba la anatomía de la Golden y noté que su vulva está más atrás y más expuesta, por lo que bajé mi vientre y agaché mi tronco, para contar con las mismas condiciones y en la siguiente montada el Belga quedó agarrado de más adelante no dándome cuenta yo de su penetración hasta que percibí su aparato batiéndose a gran velocidad en mi interior "SHLACKL, SHLACKL, SHLACKL, SHLACKL".
, a medida que iba percibiendo la anatomía de su pene también sentía su elevada temperatura y como su volumen que parecía aumentar en cada rápida embestida.
, fueron pocos segundos en los que mi vagina estuvo totalmente colmada de placer e inicié un sabroso orgasmo animal.
, el que casi coincidió con la recepción de sus intensos y calientes chorros de esperma.
Pero dicha gloria parece que solo duraría unos segundos.
, pues luego de unos pocos chorros de su semen en mi útero se bajó para la derecha haciéndome sentir como esa gran masa de su pene se desplazaba para afuera girándose en los mismos 90 grados que el Belga tenía su cuerpo respecto al mío.
No queriendo yo que se saliera aún, tomé su pierna izquierda con mi mano del mismo costado y la mantuve sujeta al lado de mi cadera para seguir disfrutando de aquello.
Y así estuve varios minutos gozando de ese pene con su interminable acabada y mirando la unión de la Golden con el Labrador.
Veía que la vulva de la perra era muy estrecha y entendía que por eso el aparato de su macho no salía.
, pensando que yo al masturbarme a tres dedos mi almejita no sería capaz de atrapar un pene de perro.
, si bien percibía que su aparato había alcanzado gran volumen dentro de mí pensé que al soltarlo de su pierna él se saldría al terminar de girarse.
Gocé por cerca de 10 minutos de sus incesantes chorros de caliente esperma y del latir de su nudo que estimulaba a mi orgasmo a mantenerse en la cúspide del clímax.
Y cuando no palpitaba más esa sabrosa herramienta, lo solté ayudándolo a que pasara esa pierna por sobre mi anca.
, sorprendiéndome al sentir que el Belga ya volteado me llevaba con él al querer avanzar y entendiendo que estábamos abotonados lo tomé de su cola para que no siguiera jalando y me fuera a rajar mi sexo.
, quedándonos así unos 5 minutos más en que su semen pese a haber chorreado con anterioridad al salir su pene este borboteó en gran cantidad desde mi vulva.
Quedando impresionada al ver las dimensiones que aún mantenía su aparato y con ello teniendo claro que a los otros os les quedaba un rato más.
Me eché de costado en el césped mirando como jadeaba el par de abotonados y como el Belga sentado de costado lamía su aún desenfundado pene pues esa protuberancia no dejaba bajar la piel que debía cubrirlo.
, se puso de pie y vino a lamer su semen que todavía algo escurría de mi vagina.
, teniendo ahí su aparato a mi alcance se lo tomé de entre sus piernas y doblándolo un poco para atrás se lo comencé a chupar, lo que él recibió muy bien quedándose tranquilito mientras yo hacía lo mío.
, se la succioné, lengüetee y acaricié hasta que los otros dos se despegaron, para entrar al baño de esa casa a lavarme y luego ir a dejar a cada animal a su casa.
Obviamente no fui a hacer las compras que tenía pensadas yéndome a descansar a mi casa y a meditar en lo que había hecho, que pese a lo aberrante que parecía y que casi el cien por ciento de la sociedad lo rechazaría.
, concluí que no le había hecho daño a nadie y que los cuatro lo pasamos excelente.
, solo que los dueños de la Golden luego se llevarían una sorpresa.
, pero las razas eran casi las mismas así que no me preocupé más de aquello.
Y al día siguiente luego de atender a todos los otros, saqué a pasear primero a la Golden y dejándola en su casa después pasé a buscar al Belga para llevarlo donde el Labrador.
Estando ahí con ambos fue inevitable excitarme al verlos jugando y más que luego ellos se fueron a husmear en mi entrepierna y estando ya cebada con este placer no dudé en despojarme de mis ropas de la cintura para abajo y separando mis piernas dejarlos lamer a destajo mi entrepierna posicionándose uno por delante y el otro por detrás.
Parece que pese a ser ambos mansos de todos modos predominaba la territorialidad entre ellos, pues el dueño de casa fue el primero en tratar de montarme parándose en dos patas y tomándome por la cintura, manteniéndose al margen (a un costado) el Belga.
Sabía lo que el Labrador quería y yo también lo deseaba, entonces me bajé al piso en posición de perrita con mi trasero bien levantado y este perro no tardó en hacerme suya haciéndome gozar como una verdadera hembra de su especie.
, percibí su nudo un poco más grande y no lo afirmé cuando se estaba volteando a sabiendas que no saldría, también teniendo la certeza de que el Belga estaba esperando su turno.
Se acabaron las vacaciones de los dueños de estos y empecé a mirar con otros ojos al resto de los perros y a los de los nuevos clientes que iban llegando.
Ya que decidí no vacacionar con mis amigas y trabajar de niñera-puta de perros todo el resto del verano.
Muy bueno