Satánica
Una jovencita que quería ser bruja.
Era yo una jovencita muy pálida y delgada, por lo cual fui víctima de bulling por un grupo de compañeras de la escuela, a las cuales trataba de no tomarles asunto e incluso de ser su amiga, pero eran tan crueles que finalmente crearon odio en mi corazón para con ellas a medida que pasaban los años, comenzando a crear en mi mente una forma para vengarme de ellas….
Fue tanto el odio que hasta pensé en brujerías para hacerlas sufrir a cada una de ellas, e investigando en internet llegué a la conclusión que debía convertirme en bruja para poder lanzarle hechizos a estas enemigas mías. Dándose el caso que en la misma web me uní a un grupo exclusivo de mujeres que aseguraban ser brujas y después de ciertas pruebas aceptaron que fuera a sus reuniones para convertirme en una de ellas. Obviamente me advirtieron que debía ser una esposa de belcebú y debía renunciar a Diós, pero mi sed de venganza era tanta que no me importó eso.
Empecé a ir a las reuniones que periódicamente hacían, en donde me vieron que era una jovencita aún evidenciándo mis 16 años y dudaron mucho en aceptarme, pero a finales de cuenta viendo el convencimiento que les demostré de lo que quería hacer me dijeron que si. Fueron enseñándome unas lenguas extrañas y algunos conjuros, hacían una pequeña fogata en el centro en la cual a medida que iban echando conjuros lanzaban azufre y otros polvos que se inflamaban produciendo humo de distintos colores. Y luego de casi cuatro meses de preparación me indicaron que debía prepararme para mi ceremonia de iniciación, que por ser yo aún virgen que si bien me masturbaba todavía no había sido penetrada por un hombre sería algo especial, un tributo a belcebú. Pero para ello debía pasar una noche fuera de casa y debía contar con el consabido permiso, pero como justo esa semana estaría de cumpleaños inventé la historia de que saldría a celebrármelo con unas amigas y no tuve mayor problema con mis padres…
Si las reuniones de brujas eran por las noches siempre llegaba a casa, algo tarde pero llegaba y como eran los viernes no me hacían problema pues el sábado no había escuela. Pero esta vez sería una noche completa y en las afueras de la ciudad, nos subimos 10 a un furgón que condujo una de las mismas y partimos rumbo a ese lugar secreto, que luego de hora y media de viaje salimos de la autopista a un camino de tierra entrando a un bosque, al que a medida que nos íbamos internando se hacía más tupido y obscuro. Hasta que divisamos a lo lejos entre los troncos de los árboles una fogata, que luego de una curva nos topamos con un pequeño claro en donde estaba esta, frente a una cabañita con un establo a su costado. Se detuvo el vehículo antes de entrar al claro y todas se comenzaron a desnudar indicándome que debía hacer lo mismo, pues para pisar terreno de belcebú así teníamos que hacerlo. Y como yo ya no era tan flaquita como a los 13 ó 14, teniendo ahora mi busto y trasero desarrollados no me dio tanta vergüenza acomplejándome solo lo blanco de mi piel.
Nos esperaba una mujer madura, de unos 50 años más o menos, que también estaba desnuda y era quien mantenía avivado el fuego, nos pasó unas tasas de greda y desde una jarra del mismo material nos sirvió un dulce y fuerte brebaje que evidentemente contenía un alto porcentaje de alcohol, que al ser tan azucarado pasaba suavecito por la garganta y hacía sentir un agradable calor que se disipaba desde el estómago hacia el resto del cuerpo. Con algunos tragos de aquel brebaje más el calor de la fogata no sentía frío en mi cuerpo desnudo e imagino que las demás tampoco. Entre que bebía y conversaba con las otras comensales, noté que en el establo solo habían varios chivos y una gallina.
Luego comenzaron los conjuros y el lanzamiento de polvos raros al fuego, ya me sentía muy ebria pero siempre me mantenía consciente. Dibujaron una gran estrella de cinco puntas con sal en el suelo poniendo una velas grandes en cada una de ellas, mientras un grupo de 4 se dedicó a sacar los chivos uno por uno atando las cuerdas fijadas en sus cuellos a estacas que estaban distribuidas a algunos metros a la redonda del pentagrama, lo que entendí era para que no se pelearan entre ellos pues se miraban desafiantes con claras intenciones de cornearse. Pero pronto sacaron un par de cabras que supongo estaban en celo ya que todos los machos querían acercarse a ellas.
Me tomó la matriarca poniéndome de rodillas en el centro y decapitando a la pobre gallina lanzó un par de conjuros derramándo la borboteante sangre sobre mí. Dio una orden en lenguas nombrando a belcebú y sacaron del establo a un chivo absolutamente negro, el que amarraron a una estaca que estaba justo al lado mío ahí en el pentagrama, me hicieron agacharme a cuatro patas apoyando codos y antebrazos poniéndome una peluda piel sobre la espalda, enseguida haciendo un par de filas tras las cabras cada una iba untando una de sus manos en la vagina de cada hembra para luego impregnar su olor en mi entrepierna y trasero, manoseando mi intimidad y hasta pasando sus dedos por entre mis labios vaginales las más atrevidas.
Ya sabía para donde iba la cosa, pero el estado alcohólico en que me encontraba no me dejaba sentir temor ni rechazo y me mantenía expectante. Después de pasar tras de mí, cada una se restregaba su mano en su propia entrepierna mientras se dirijían a cada uno de los otros chivos. Una vez que pasó la última, la matriarca soltó a Belcebú (el chivo negro) y este luego de olisquearme un poco el trasero se me subió encima a tratar de hacer puntería cargando gran parte de su peso en mi espalda, hasta que sentí la húmeda punta de su pene justo en la entrada de mi vagina, que luego de entrar unos 4 centímetros me dio un puntazo muy profundo que parece entró hasta mi útero pues me dolió en el fondo y no en la entrada, para enseguida dar otras tres estocadas tan o más penetrantes que la primera en las cuales sentí como lanzó su cálido semen en mi matriz y acto seguido se bajó.
Vi que las demás también se habían puesto en cuatro y sus respectivos chivos ya las estaban montando, pudiendo apreciar esos delgados y largos penes que nacían casi de la mitad de sus vientres y se encajaban en promedio unos 20 centímetros al interior de cada bruja, cuando repentinamente sentí que Belcebú se me subía nuevamente a repetir su precoz eyaculación, lo que volvió a hacer un par de veces más para luego echarse a descansar. Momento en el cual la matriarca me indicó que me podía acercar a las otras hermanas a presenciar el acto más de cerca…. Lo que llevada por mi curiosidad obviamente hice y pude observar los inmensos testículos que tenia cada uno de ellos, también corroborando lo delgado de sus penes que en la punta eran como del grosor de mi dedo pulgar engrosándose levemente a medida que acercaba a su base.
A algunas sus chivos no sabían, no podían o no querían montarlas y había que ayudarlas. Varias gozaban mucho cuando los machos eyaculaban dentro de ellas y daban gritos de lujuria, pero yo pese a sentir rico esa caliente y jabonosa zanahoria de carne penetrándome, lo corto del coito me desilusionaba no percibiendo gran placer por ello…. Pese a que Belcebú me hizo suya dos veces más esa noche, no encontré que fuese una gran experiencia, pues entre una y otra montada pasaban cerca de 3 horas…., era más el morbo de ver y ayudar a las otras que el sexo mismo experimentado por cada una….. Siendo la mayor decepción para mí el hecho de no sentir ningún poder sobrehumano en mí, ni tener la certeza de que alguno de los hechizos aprendidos realmente sirvieran para algo…..
A la mañana siguiente me pasaron a dejar a mi casa en el furgón y me sentía muy vacía, además de la resaca por la trasnochada y el alcohol ingerido, la idea de ser ya supuestamente una bruja y sentirme incapaz de realizar un hechizo o algo así para ejecutar mi planeada venganza, sintiéndome muy estúpida por haber creído en esto… No obstante cuando iba entrando en la casa me recibió nuestro perro que coincidentemente también es totalmente negro y se fue directo a olfatearme mi sexo, percibiendo ahí restos de semen del chivo o aroma del celo de las cabras, ya que no nos lavamos limpiándonos solamente con papel higiénico pues en ese bosque no había agua potable solo una noria de cual había que hervir el agua para poder beberla….
Irónicamente ahuyenté a mi perro diciéndole… «»Sal de aquí Belcebú…., me has seguido hasta mi hogar para seguir haciéndome tuya…!!!»»….., y rompí en una carcajada que hizo despertar a mis padres….., sonrisas que sirvieron de consuelo para lo derrotada que me sentía…… Pensé en ir a bañarme, pero eso podría levantar algún tipo de sospechas y me fui a acostar así de sucia como venía…… Desperté cerca del medio día y en mi mesa de noche había una nota de mamá que indicaba que habían ido de compras para volver a cenar, que no me preocupara porque ellos la traerían y que me habían dejado merienda en el refrigerador…..
Me levanté algo aturdida, directamente a tomarme un café….., luego cuando comía algo noté que me picaba la vagina, recordando que había tenido sexo con un animal y aún no me lavaba, por lo que me desnudé ahí mismo en la cocina para ir a bañarme apenas terminara de comer, que pese a tener bastante hambre no lo comí todo y entreabriendo la puerta que da al patio posterior le tiré las sobras al perro. No pudiendo evitar el nuevamente reírme al recordar lo que le había dicho en la mañana, producto de lo cual al apretar el vientre con las carcajadas escurrió algo de semen del chivo que probablemente quedaba en mi útero…
Recordé la intromisión del perro con mi sexo a mi llegada y manteniendo sujetada la puerta a una abertura de unos 10 ó 12 centímetros acerqué ahí la pelvis y el perro dejó de lado lo que estaba comiendo para ir a meter su hocico resoplando como condenado con su nariz contra mi vagina…., ese aliento caliente hizo erizar mi piel y erectar mis pezones, no dudando yo en acortar esa distancia lo que el animal aprovechó para con su lengua dar alcance a mi almejita saboreando sus jugos mezclados con restos del semen del chivo… Las cosquillas eran tales que terminé por soltar la puerta dejándolo entrar y yéndome a sentar a una silla para dejarlo que me lengüeteara a piernas abiertas…, lo cual hizo por alrededor de 6 minutos arrancándome un par de orgasmos que me hicieron muy bien….
Me sentía como poseída, endemoniada, algo diabólica…., en mi mente me cree la idea de que Belcebú no necesariamente tenía que materializarse en un chivo…, si mi perro era totalmente negro podía también poseerme como representante de él…, y cual perra en celo me bajé a cuatro patas en el piso ofreciéndole mi sexo con el culito bien paradito, lo que él pareció entender perfectamente y en el acto comenzó a tratar de montarme, sorprendiéndome su efusividad y las ganas que ponía en ello….. Se me subía por atrás y aferrándome muy fuerte de las caderas me jalaba acercando su pelvis a mi entrepierna dando lentos enviones e intentando apuntarle a mi sexo, pero ese y el segundo intento no estuvo ni cerca pues su pene quedaba a varios centímetros. En la tercera montada se tomó de más arriba y afirmándome de la cintura su cosa hizo contacto con uno de mis glúteos y aceleró sus movimientos frotando su pene en él por algunos segundos para muy pronto bajarse a lamer su semi-desenfundado aparato, un rojo, puntiagudo y delgado pedazo de carne el que más que pene parecía un lápiz labial…, casi igual de grueso que el del chivo y aparentemente más corto, pero él se veía más empeñoso y ansioso por tener sexo ya que no había ninguna perra en celo cerca que lo pudiera estimular.
Había una especie de protuberancia que quedó dentro de su funda, que parece era lo que no había dejado desenfundar totalmente su aparato….., pero muy pronto se puso de pie para venir nuevamente donde mí y no pude seguir observándolo…., esta vez también me agarró de la cintura pero quedó bien centrado en mi retaguardia…., no tardando en percibir la puntita de su cosa entrar un poco entre mis labios vaginales para en tres o cuatro rápidas estocadas más percibir que hasta ese cototo había entrado y ya se estaba batiendo a una increíble velocidad dentro de mi vulva……, la que a cada instante se sentía más repleta e invadida por una agradable hinchazón que anunciaba un diferente y nuevo orgasmo, el que coincidentemente se inicio con el comienzo de su eyaculación e iba increchendo…
Pero al cuarto o quinto chorro de su caliente semen que percibí entrando en mi matriz, mi maldito perro ya se estaba bajando para un costado, haciéndome entender que los caninos eran otra especie más de eyaculadores precoces de la naturaleza……, pero en esa misma fracción de segundo mi sentimiento de decepción pasó a susto y asombro al percibir que su pene como que arrastraba mis viseras con él….., esa protuberancia se había hinchado tanto dentro de mí que ahora no salía… Pero cuando estaba así medio de costado con su muslo izquierdo por sobre nuestro acoplamiento su pene aún seguía escupiendo sus semillas al interior de mi matriz y luego de un instante paso esa pierna por encima de mis glúteos y quedamos trasero contra culo con su aparato absolutamente volteado para atrás.
Pese a dicha torcedura mi perro aún seguía eyaculando en mí y sentía como me iba llenando de su esperma con cada chorro, disfrutando con cada latido de su dura y caliente protuberancia…., ese palpitar algo estimuló en mi interior que me sumergió en un profundo y exquisito orgasmo que se sobre puso al anterior e hizo convulsionarme el vientre de placer y temblar casi todo mi cuerpo, sumiéndome en una especie de trance en que lo único que existía era la unión de nuestros sexos, pasando a ser el resto de mi cuerpo y mi mente algo secundario… Sentía que mi vulva se contraía como ordeñando el miembro de mi perro que no paraba de darme el mejor de los placeres….Uuuuffff…., su larga acabada no me paraba de asombrar y apoyando mi rostro de costado en el piso aproveché de frotar mi clítoris con una mano mientras con la otra amasaba mis senos y pellizcaba los pezones…
Si bien se pierde la noción del tiempo cuando se está disfrutando de un buen sexo, en el reloj de la cocina vi la hora cuando terminaba de desayunar e instintivamente lo hice cuando mi perro me descorchó cual botella de champagne…., no sonando tal cual pero si un extraño ruido hizo su aparato al salir y dejar escurrir el exceso de semen desde mi interior. Entre el lengüeteo previo y el coito mismo, calculé que me tuvo abotonada por cerca de 20 minutos, minutos de intenso gozar que evidenció el inmenso suspiro que di al sentir salir su apreciado pene…, pene que al verlo como salió se veía grotesco, pero no dudé en ir a acariciarlo de lo agradecida que estaba…. Esa bola era enorme y claramente entendía porque no había podido salir, la textura de su pene desenfundado era tan suave como la del interior de mis mejillas y no dudé en pasarle mi lengua para luego terminar chupándoselo mientras lo sujetaba por ese nudo que no cabía en mi mano…
Esto al parecer le agradó y se quedó tranquilo disfrutando de lo que le estaba haciendo, su bola se hinchó algunos centímetros más y comenzó a volver a eyacular, dándome de probar un poco de su algo ácida leche, la que tragué sin pensar que me podría hacer mal solo la engullí como parte del ritual de sexo desenfrenado con mi querido Belcebú, como decidí llamar a mi perro de ahí en adelante en cada encuentro sexual….., palabra que se convirtió en la clave para indicarle que estaba dispuesta a ser su perra y que era el momento en que lo podíamos hacer. Bueno, pues ese día lo volvimos a hacer por la tarde y estuve apunto de una tercera, pero no sabía a que hora llegarían mis padres, así que me contuve guardándome para una siguiente oportunidad. La que no dudé en crear pronto, pues poco me podía esperar para volver a repetir el hechizo de convertir a un simple perro en el macho de mis sueños….., o también el truco de como una tierna bruja se puede transformar en perra….., Ji ji ji…..,ñaca-ñaca-ñaca….!!!!
Buena fantasía