Sexo con Duque
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Hola, chicos y chicas de la maravillosa comunidad de SST, mi nombre es Janet y esta es mi historia. Soy una chica mexicana, que disfruta mucho del sexo; tengo 19 años, mido 1.50 de estatura, voy al gimnasio con regularidad, lo que me hace estar en buena forma, aunque mi ejercicio favorito es coger, jeje. Estoy bastante carente de culo, pero me encantan mis bubis, que son algo grandes en relación a mi tamaño, y me encanta usar ropa pegada, porque por donde vivo hace calor gran parte del año, lo que me permite usar ropa escotada a menudo. Me encanta ser deseada por los hombres, aunque sólo unos pocos me consiguen llevar a la cama. Soy hija única, vivo practicamente sola, dado que mamá trabaja buena parte del día y los fines de semana se dedica a cuidar a mi abuelita, lo que me da una libertad bastante amplia, además de que siempre me ha enseñado a disfrutar de la vida y sus placeres antes de ser vieja y arrepentirme de lo que no hice, y he hecho de todo un poco, jeje.
Antes de venir a vivir aquí, para que yo pudiera estudiar la universidad y mi mamá cuidar de mi abuela, vivíamos en una ciudad muy parecida a esta, ahí fue donde conocí el sexo con animales, más específicamente con los perros, más bien con uno; un pastor alemán que teníamos que se llamaba Duque, cuando yo tenía 15 años. En aquella ciudad mamá pasaba considerablemente mayor tiempo conmigo, siempre diciéndome que debía disfrutar la vida de joven, aunque con responsabilidad para no terminar como ella, osea como mamá soltera.
Perdí mi virginidad a los 13 años con mi primer novio, con él aprendí varias cosas en el año y medio que duramos, fue muy difícil para mí perderlo, pero fue con los siguientes chavos con los que empecé a ligar con los que aprendería el arte del sexo. Para cuando empecé a tener relaciones con Duque yo ya había probado muchas cosas, sexo anal, sexo oral (¡me encanta mamar verga!), tríos, con una amiga y su novio, y con uno de mis novios y su primo; mi vida sexual era muy activa, pero sobre todo muy placentera, me acostumbré desde esa edad a coger seguido, o al menos de vez en cuando; vamos, necesito una verga aunque sea una vez a la semana para estar tranquila.
Unos meses después de mi fiesta de 15 años, que me patrocinaron mis tíos, mi mamá me castigó un mes, porque me encontró cogiendo en su cama con mi novio en aquel entonces, lo cual le molestó muchísimo, y es que ese día llegó más temprano de lo habitual y ni modo, me atrapó subida en el guayabo y me castigó. Un mes sin salir, ¿pero cómo? no me dejó ni salir al gimnasio, tuve que ejercitarme durante ese mes con la caminadora de la casa y unas mancuernas que tenía; pero eso era lo de menos, si sólo podía ir de la casa a la escuela y de regreso, ¿qué iba a ser de mi vida social? y más aún, de mi vida sexual.
Obviamente lloré e hice todo el berrinche que pude, pero mi mamá no aflojó la mano, y yo tampoco quería desobedecerla, la amo mucho. La primera semana la aguanté masturbándome, usando unos dildos, que sigo teniendo alguno, pero para la segunda semana ya no era suficiente, necesitaba una verga de verdad, que un hombre me la metiera y sentir su peso encima mío, darle unas buenas mamadas, chuparle los huevos cargaditos de leche hasta sacársela a mamadas y que la depositara en mi boca hambrienta de semen, succionar toda la lechita hasta tragarla toda y seguir mamando la cabecita hasta que se pone flácido mmmmmmm, ¡qué rico! ¿Qué voy a hacer? Necesitaba una verga en mi boca, conchita o culito o me iba a volver loca, ya habían pasado como 10 días.
No podía meter a mi ex (porque mamá me hizo terminar con él) porque mi mamá me iba a matar, tenía un amigo con el que a veces cogía cuando no tenía novio pero igual, no había cómo, mi mamá me llevaba a la escuela y me esperaba a la salida, no tenía como ni cuando. Fue en esos momentos de desesperación y calentura que recurrí a Duque, que en esa entonces tenía unos 6 años. Yo ya sabía del sexo con perros porque había leído al respecto después de que una vez que cruzamos a Duque con una perra vi por primera vez una verga de perro completamente erecta, tenía yo ya algún tiempo de coger con mi primer novio; aprendí sobre dejarse lamer la vagina, leyendo instructivos y relatos, viendo videos, etc. y de vez en cuando me dejaba lamer por Duque, porque a veces mi novio, el primero, no me llevaba al orgasmo, y cuando me quedaba con ganas Duque era el que me ayudaba a terminar; obviamente mi entonces novio nunca se enteró.
Tenía bastante tiempo de no leer nada sobre eso, sobre todo porque ya no me hacía falta, he aprendido a sólo andar con chavos que saben cogerme bien, y que no me dejen con las ganas. Pero en ese momento no había otra verga disponible, sólo la de Duque, y yo realmente necesitaba una, así que me puse al día con los relatos y lo demás para saber qué hacer. Me preparé con lo necesario, unas calcetas largas para que no me arañara, una toalla para poner en el piso, y esperé el mejor momento. El día siguiente era viernes, que era el día que mi mamá trabajaba dos turnos, en la mañana y en la tarde, lo que me daba hasta las 9 de la noche que ella llegaba para bajarme la calentura, porque ya no aguantaba.
Llegó el día, me costó mucho trabajo concentrarme en las clases ese día, por momentos cambiaba de parecer, pero era más fuerte la necesidad de satisfacción sexual que la moral o qué se yo. Lo que más me convenció fue mi mente abierta, además de que siempre quise mucho a Duque, y también sentía pena por él porque no lo habíamos cruzado en bastante tiempo, debía también de estar frustrado sexualmente, me sentía obligada como dueña de darle ese desahogo. Todos ganábamos, pero sobre todo yo, jeje.
Salí de escuela, mi mamá ahí estaba esperándome, fuimos a la casa, comimos y se fue a su otro turno, no sin antes decirme que estaba muy callada, que qué me pasaba, etc. la convencí de que estaba bien y se fue. Entonces puse en marcha mi plan, metí a Duque a mi habitación, me desnudé para él, despacito, como tratando de provocarlo, como me gusta hacerle a mis parejas, mostrándole lo que muchos hombres quisieran ver, esa sensación al estarme desnudando tan lujuriosamente delante de un perro comenzó a excitarme mucho, independientemente de toda la calentura que traía atorada; quedé completamente desnude delante de él y me recosté sobre la toalla, en ese momento me olvidé de ponerle los calcetines largos, error que me dolería después, jeje.
Me recosté sobre la toalla con las piernas abiertas, y la humedad en mi vagina atrajo inmediatamente a Duque, que empezó a lamer, llevándome al éxtasis casi de inmediato, de tanto tiempo que me estuve aguantando. Duque sabía perfectamente lo que hacía, parecía experto el hijo de la chingada, mejor que cualquier hombre con el que estado. *Lámeme toda, Duque, cómete toda mi conchita, uy que rico, así, así, no pares* Le decía, y parecía que me entendía, porque el cabrón me dejó sin aliento, casi me desmayo ahí. Recordé lo que leí, como pude me acomodé en cuatro patas para que Duque me pudiera coger, pude ver de reojo que su verga ya estaba algo hinchada.
Me montó y empezó a tratar de atinarle a mi vagina, tardó un rato y no atinaba, se bajó un par de veces, a la tercera tuve que ayudarlo con mi mano hasta que ¡huevos! me la metió empezó a cogerme. Era mucho más poderoso y rápido de lo que esperaba, me sacó el aire unos momentos, me estaba lastimanto en realidad, pero sólo unos momentos, poco a poco me empezó a coger de manera maravillosa. Me encantaba esa situación, sentirme que yo no tenía el control, que mi humanidad no valía nada porque el que tenía el control era él ¿y quién era él? Un animal, una especie "inferior", me estaba haciendo delirar de placer, degradándome, haciéndome inferior a él…y me encantaba.
*¡Cógeme, cógeme! ¡Hazme tu perra, tu puta perra! ¡Despedázame!* Fueron como 3 minutos, quizás menos, pero alcanzaron para hacerme venir varias veces, bajándome toda esa calentura que tenía acumulada. *¡Méteme tu bola, amárrame con tu bola, Duque!* Quería quedarme pegada con Duque, y así fue, aceleró el ritmo y me la terminó de ensartar todita, toda su verga estaba dentro mío y empezó a descargar su leche en mi vagina, que empezó a escurrir porque era demasiada leche y jugos míos, cayendo sobre la toalla que lavaría después. Se dio la vuelta Duque y quedamos unos minutos así, y yo me sentía de lo más puta, de lo más perra, y me encantó. Me excitó muchísimo la idea de que me vieran así, pegada con un perro, la niña que varios hombres deseaban, en condición de perra ¡qué caliente! Se despegó de mí y pude ver su verga, ahora más de cerca, la primera vez que la vi toda hinchada sólo pude verla de lejos ¡era enorme! me desplomé sobre la toalla, sintiendo en mi vientre la humedad de la misma de tanta leche y jugos vaginales.
Mi respiración seguía muy agitada, no podía creer lo que había pasado, eran muchos pensamientos los que me llegaban, pero no me arrepentía, al contrario, pensé ¿por qué chingados no lo había hecho antes? Y disfruté sentirme llena de la la leche de mi Duque; que se fue al rincón a lamerse su cosota esa, ese mismo fin de semana aprendería a ser yo la que mamara esa verga, sobre todo para saborear su rica leche, pero esa es otra historia…
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