UNA DE FICCION
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
La realidad, según me contó mi mujer hasta que intervine, fue que mientras tomaba el sol desnuda en la piscina de la casa del pueblo la asaltaron los dos perrazos de mi vecino. Son los típicos perros ovejeros inofensivos. Uno es un magnifico mastín y el otro el clásico perro grande de mil razas. Son esos perros de pueblo que campan a sus anchas por todas partes. No se como entraron y se acercaron a mi mujer que se había quedado dormida.
Empezaron a olisquearla por todas partes hasta que, lógicamente, se despertó y se encontró con esos dos bichos que olían fatal y babeaban sobre ella. En un principio se quedo paralizada de miedo y se dejo olisquear hasta que los reconoció y empezó a manotazos con ellos. No eran perros peligrosos, ni mucho menos, pero su tamaño impone.
Cuando se apartaron un poco se dio la vuelta para levantarse y cometió el error de ponerse a cuatro patas. Uno de ellos, el mas grande, no se lo pensó dos veces y se echo encima de ella para montarla.
Fue en ese momento cuando entre yo y me lo encontré intentando follarse a mi mujer. Fue toda una visión, la verdad. También me quede paralizado y solo me podía fijar en su verga y como sujetaba con sus patas a mi esposa por la cintura. Cuando vi los vanos intentos de mi mujer de quitarse de encima esos buenos 50 kg de perro es cuando reaccione. Cogí la azada, salí para allí y simplemente los espanté.
Mi mujer estaba bien y no le dio mas importancia. Después de ducharse y quitarse las babas y ese asqueroso olor a perro mojado me comentó que, incluso, la había llegado a penetrar algo.
Casi, lo que mas me choco de aquel día, fue la tranquilidad o …. naturalidad con que ella se lo tomo.
Por la noche discutí con el vecino, por supuesto omitiendo lo ocurrido, y me comentó que había perras en celo y estaban los perros como locos por todas partes.
Eso fue todo, pero después de cinco meses no acabo de quitármelo de la cabeza. Esa imagen de mi mujer montada me excita sobremanera. Lo he llegado a comentar con ella alguna vez y su reacción me deja descolocado porque incluso una vez me dijo que, bueno, se podría intentar, ……. No se,….. ya veremos. Una cosa es decirlo y otra llevarlo a cabo.
A raíz de eso, le doy vueltas y he querido escribir este relato de ficción poniéndolo en boca de mi mujer.
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Había acabado de hacer la casa, la niña estaba con su abuela y mi marido ni idea. No sabia que hacer así que me fui a la piscina, me bañe desnuda y me hice unos largos. Cuando acabé me tumbe a secarme al sol. Con ese calor castellano de agosto calentando mi refrescado cuerpo me quede dormida y …. bien dormida.
Unas cosquillas por mi vientre y mis pechos me despertaron sobresaltada pensando que serian avispas y cual fue mi sorpresa cuando dos cabezotas de perro me olisqueaban con sus fríos y húmedos hocicos.
Me quede de piedra y, con el corazón a cien del susto, no supe reaccionar. Los perros seguían oliéndome y empezaban a chupar mi sudor. Uno chupaba mi vientre y mi pubis y el otro mi pecho izquierdo y mi axila. No sabia que hacer, así que simplemente no hice nada.
Mientras les caían las babas sobre mi cuerpo y me chupaban los reconocí. Eran los chuchos del vecino que tenia una nave con ovejas mas abajo y me tranquilice en seguida porque no eran perros peligrosos ni mucho menos, eso si eran muy juguetones y pesados.
Olían fatal, a una mezcla de oveja, boñiga y perro sucio mas la cantidad de mugre que llevaban encima. Decidí no moverme para que se cansaran y se marcharan pero me equivoque. Estaban algo mas nerviosos de lo normal y uno de ellos empezó a chuparme con su lengua entre las piernas cuando el otro, el mastín, iba subiendo por mi cuello hacia mi cara. Me sentía pringosa y asquerosa y es cuando reaccione.
Con ambas manos cogí del collar al que se acercaba a mi cara. Su olor y tacto eran repugnantes. No pude evitar que me chupara la cara así que la volví.
No podía con él. Puso sus patas de alante a cada lado de mi cuerpo y allí, encima mío, continuo chupándome la cara y el cuello. Tenia tanta fuerza que no podía apartarle, solo volver la cara a ambos lados.
Haciendo fuerza abrí un poco mis piernas sin querer y el otro perro enseguida metió su hocico y lengua entre ellas para llegar a mi sexo. Se coloco entre mis muslos y su cabezota me los abrió sin poder evitarlo dejando indefensa mi intimidad.
Seguía luchando con el otro cuando sentí que un hocico me penetraba algo. Di un respingo y, de seguido, entro su lengua en mi coño.
El mastín, que me chupaba la cara, se medio tumbo sobre mis pechos con todo su peso, inmovilizándome, y continuó su juego a lametazos. El otro cada vez chupaba con mas ansia y su lengua me entraba continuamente. Intentaba cerrar las rodillas pero su cabezota me lo impedía. Era increíble, pero a pesar de aquel repugnante olor me estaba excitando un poco por lo que me estaba haciendo allí abajo.
No sabia que hacer y me estaba poniendo nerviosa. Tenia que intentar girarme. Solté el collar y quise hacer la maniobra pero las patas del perro que tenia encima se movieron hacia delante y aprisionaron mis brazos contra el suelo. Completamente indefensa continuo chupándome la cara a diestro y siniestro. El otro jodido perro me estaba haciendo un cunnilingus de la leche y me estaba animando de verdad. Quizás esa atmósfera de perversión y sumisión a dos sucios machos, o el calor del verano, o lo ha medias que me había dejado el capullo de mi marido por la mañana, o ….. no lo se, pero me excitaba mas de lo normal.
Involuntariamente me abrí bastante de piernas buscando otra postura, o quizás para facilitarle el acceso, ….. no lo se, y entonces aquella lengua me penetro con ganas. Joder! como me ponía, como me lamía el clítoris. No me lo podía creer, ¿Cómo me podía gustar aquello?
Es difícil de explicar, por un lado me repugnaba pero por otro me envilecía. Estaba hecha un lío y mientras mi lado moral me decía que chillara, mi lado pervertido decía que me dejara follar.
¿Chillar?, ¿y si entraba mi hija y me veía así?. Estaba atrapada.
Mi mente era un torbellino de encontradas sensaciones y mi corazón se ponía a cien.
Giraba la cara cuando su lengua buscaba mi boca, y en una de esas giradas pude ver al perro que estaba chupándome abajo. Estaba empalmado y un pollón gordo y blanco le colgaba, hinchado pero algo fláccido.
Todo atisbo de humanidad se me vino abajo y solo deseaba ese rabo. Deseaba tenerlo dentro y que me follara como a una perra. ¿Era eso? ¿me estaba volviendo su perra?
Pasado un rato y cansada, ya no opuse ninguna resistencia y me ofrecí a ellos. Relaje mi agotado cuerpo y me deje hacer. Miré hacia arriba jadeando y entregando mi rostro a aquel animal que me inmovilizaba con su peso. Mi boca entreabierta entre jadeos recibía sus lametazos y yo empecé a sacar también la lengua. ¡Dios mío! ¿Qué estaba haciendo?
El perro de abajo dejo de chupar cuando me tenia a 120 y se puso encima mío también como para intentar follarme ya, pero el que tenia encima no le dejaba. De repente no se lo que ocurrió, el que me aprisionaba soltó un ladrido y se quito torpemente de encima de mi. Creo que el otro le mordió el culo. Que alivio quitarse es peso de encima y quedar liberada, …., de momento.
El otro se puso encima de mi cuerpo y se medio tumbo a lo largo de mi, entre mis piernas, queriendo montarme.
Notaba su polla buscándome pero aquella no era postura para un perro. Yo le miraba a la cara y el me miraba. Gruñó. Estaba enfadado. No me encontraba, no me penetraba, no podía follarme.
Volvió a ladrar y gruñir enfadado, y es cuando mas me asuste. ¿Estaba jugando con fuego? ¿podía haber evitado aquello?. Concluí que mejor entregarme de una vez y …. bueno quizás disfrutarlo en lo posible, pero tenia miedo y me había enfriado bastante.
Pude darme rápidamente la vuelta, me puse boca abajo y note como me buscaba el culo. Fui levantando la cadera despacio y abriéndome de piernas con cuidado para no enfurecerle y facilitarle la tarea cuando sin llegar a incorporarme del todo me penetró con una brutal embestida que incluso me hizo daño.
Ya estaba penetrada y le notaba moverse detrás mío como posicionándose. Con sus patas de adelante me sujetaba por la cintura para sujetarme y que no me moviera. Era un bicho dominante, pensé.
Cuando ya estaba bien acoplado a mi comenzó a moverse rítmicamente y a follarme. Ya no sentía ese subidón de antes y me repugnaba notarlo sobre mi con su sucio pelo y su olor.
Me penetraba con mucha profundidad y fuerza, y me hacia algo de daño. Estaba claro que la tenia muy larga.
Su movimiento fue volviéndose rítmico y menos, digamos, desagradable. Yo estaba incomoda en esa postura y decidí levantarme con los brazos para colocarme bien a cuatro patas y estar, por lo menos, cómoda. El bicho se paro de repente y empezó a ladrar y a gruñir enfadado otra vez mientras me aprisionaba fuertemente con su patas delanteras.
Soy menuda y apenas podía moverme con un perro que pesaba mas que yo, así que continuo montándome.
No se cuanto tiempo pasó. De vez en cuando miraba a un lado y veía al otro perro sentado al lado, con su roja polla tiesa y mirándonos. Era como si ….. ¿esperara su turno?.
Intente moverme un poco hacia delante para aguantar mejor las embestidas y es cuando note que subía el ritmo a lo que de seguido note su hocico, aliento y babas sobre mi nuca.
Apretaba fuerte su nervioso hocico contra mi nuca y entendí el mensaje, por lo que me quede quietecita mientras me seguía cabalgando. Era extraño, volvía a animarme algo y a perder el miedo. Me concentre en esa polla que me follaba rítmicamente y sin parar. ¿me estaba gustando aquello otra vez?.
Se paro de golpe y sin mas salio de mi. La saco como su fuera un … corcho y me desmonto. De seguido note la humedad de su corrida caerme entre las piernas. ¿Ya esta?, pensé. ¿eso es todo?. Ahora que me animaba un poquito, ¿se acabó?.
Me levante y miré a mi alrededor. El otro perro me miraba allí sentado, pero nada mas y el otro se relamía toda su zona. Estaba pringada de babas, polvo, semen y no quiero saber que mas. Era el momento de marcharme rápido, así que me levanté y pase delante del otro perro como si no pasara nada.
Me seguía con la mirada pero no hizo nada. En ese momento no se que me paso por la cabeza, simplemente no lo se. Me detuve y me puse delante de él, como … ofreciéndome y ni corto ni perezoso empezó a lamerme el pubis y a buscarme con su lengua.
Me abrí de piernas y le sujete la cabeza. Joder! que lengua. En visto y no visto ya estaba encendida como antes de la …, digamos, violación. Me coloque sobre su hocico, sobre su lengua y ese animal hizo lo que yo quería.
Venia a mi mente cuando yo estaba boca arriba y lo tenia encima lamiéndome la cara. ¿y si me tumbaba boca arriba en la tumbona y le dejaba montarme?. Creo que no acabo de cruzar el pensamiento por mi cabeza cuando ya me estaba sentando a los pies de la tumbona y abriéndome de piernas.
El jodido bicho hizo lo que me gustaba y volvió a chuparme. Ufff, era una maravilla y estaba cerca de irme pero noooo, quería que me penetrara también, pero ahora a mi manera.
Le cogí del collar y mientras me tumbaba dejando el culo fuera de la tumbona le arrastre para que se colocara encima de mi.
Avanzó hasta que lo tuve encima y se tumbo sobre mi para lamerme otra vez la cara pero no hacia ademán de follarme. Apoyo sus “codos” a ambos lados de mi cuerpo y avanzó un poco mas reptando sobre mi. Uffff, su peso.
Pero no había forma así que fui yo la que le …. buscaba. Seria posible. Uno prácticamente me viola y al otro me lo tengo que follar. Un ultimo pensamiento que me preguntaba -¿Qué cojones estas haciendo?- atravesó mi mente pero estaba muy encendida como para preguntármelo una segunda vez.
Se la encontré con mi mano y la dirigí a mi sexo y afortunadamente es cuando el jodido animal reacciono.
Ahhhhh, siiii. Entro en mi por fin y yo podía moverme debajo de él.
Implantó su ritmo y yo le acompañe con el mío hasta que nos acoplamos. ¡Dios como me gustaba!.
Puse los brazos por encima de mi cabeza de manera que podía hacer fuerza sobre la barra de la tumbona y quedaba completamente abierta para mi macho, para que se follara a gusto a su perra.
No duro mucho y me fui enseguida. Di salida y descanso a toda mi primaria lujuria mientras él seguía metiéndomela a su ritmo. Pasaron esos segundos de relax que se dan después de follar y que te devuelven a la realidad, y,…., joder! allí estaba la realidad. Un perro montándome sin descanso.
Después de desaparecida mi pasión y ansia volvió la repugnancia de la situación, y mientras me dejaba follar por ese sucio perro mi despejada mente me preguntaba una y otra vez, ¿Qué has hecho?, ¿estas loca?.
Volvió la cordura, ¿y si entraba alguien en ese momento?¿que le contaba? ¿Qué historia podía contar estando en esa postura?.
Me entró el miedo, no!, el pánico. Es increíble como puede mas la vergüenza que otra cosa. Intenté apartar al perro pero noté que subía el ritmo para ¿acabar? …. y le dejé hacer con el corazón a 120.
Afortunadamente acabó rápidamente, igual que el otro, la saco, se apartó para lamerse y salté de la tumbona como un resorte para salir corriendo hacia casa mientras su semen caía entre mis piernas. Cerré la puerta del antiguo corral con llave y me encerré en el baño. Ni se las veces que me lavé, restregué y volví a lavarme por dentro y por fuera, aun así me sentí sucia durante todo el día.
Aquella noche, tomando algo en el bar y ante mi interés, mi vecino me regalo el mastín.
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