Violada por un perro a los 13 años
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Me llamo Sabina y a los 13 años, con mi hermanita Margaracha que tenía 10 años, pastoreaba las ovejas y cabras de mi familia en los pastizales que había cerca a la chacra de mis padres. Mi papá había construído una choza rustica al costado de un cerrito a unos 300 metros de una acequia, por que a veces nos quedabamos a dormir para cuidar el rebaño. Una mañana muy temprano me levante y fui a la acequia para lavarme y recoger agua para preparar el desayuno.
Me arrodille para lavarme la cara y de pronto senti que algo se metia debajo de mi pollera, que era larga y muy amplia, me quede paralizada por el miedo y algo humedo y rasposo me estaba lamiendo mi conchita y mi ano. Haciendo un gran esfuerzo me di vuelta y quede sentada, levante mi pollera y descubri que era mi perro "Negro" el que me había lamido. le grite que se fuera y levante la mano como si tuviera una piedra y movi el brazo como si se la fuera a tirar, el Negro se alejo corriendo y se detuvo un poco lejos de mi. El Negro era un perro chusco (de raza indefinida), de color negro, mediana estatura y fuerte: mi papá nos contó una vez que lo había visto pelear con un puma que quería atacar a las cabras y lo hizo correr, era muy bravo y por eso lo mandaban con nosotras para que nos cuidara junto con el "Chuqui", otro perro que iba con nosotras, tambien era chusquito pero mas chico y de color marrón claro.
Me levante la pollera para mirarme la conchita y vi que estaba mojada y con razgos de sangre, años despues me entere que ese día había tenido mi primera mestruación y por eso me salia un poco de sangre. Normalmente las mujeres de mi pueblo no sangramos casi nada con la mestruación, pero si tiene un olor fuerte.
Me lave la concha y las piernas y me levante para volver a la cabaña, al pasar junto al Negro le acaricie la cabeza y le dije cochino. El se paro en dos patas y se me vino encima, me di vuelta para correr pero le me abrazo con sus dos patas delanteras y se resbalo y apreto mi piernas y me hizo caer arrodillada. De nuevo se metio debajo de mi pollera y de inmediato se monto en mi espalda. Con el impulso de su movimiento levanto mi pollera y quede con el poto al aire, el Negro me tenía agarrada de la cintura con sus patas delanteras y comenzo a moverse. Senti que algo duro chocaba con mis muslos, quiae levantarme pero su peso me venció y mis manos resbalaron en la tierra lo que hizo que mi poto se levantara más y el aprovecho para empujar con mas fuerza y la cosa dura que tenía yo entre las piernas entro en mi concha y senti un gran dolor. Le gritaba: – Negro sueltame – pero se movía mas y mas y la cosa dura entraba mas profundamente en mi interior. Agotada por el dolor y el peso del Negro, el costado de mi cara dió en el suelo y comence a llorar el perro seguía empujando y cada vez su cosa dura crecia y se ensanchaba mas dentro de mi.
De pronto senti que me entraba algo más grande y volvi a gritar de dolor. El Negro se quedo quieto y al ratito senti un chorro de liquido que me entró hasta el fondo y senti que las piernas se me mojaban. El Negro paso una pata trasera por encima de mi poto y quede pegada al poto de él. Lo empuje con uno de mis pies pero senti otra vez un gran dolor en la concha, por lo que me quede quieta, sin moverme. Despues de un buen rato, lo que tenía adentro comenzo a ponerse blando y el dió un tiron y se salio. Me acoste en el suelo asustada y muy adolorida y me quede asi un rato largo, hasta que senti que el Negro se acercó y comenzo a lamerme con su lengua mi concha y mis piernas, abri las piernas por que sus lamidos calmaron el ardor y dolor que sentía.
Despues me fui otra vez a la acequia para lavarme y al mirar mi concha me asuste por que ahora tenía un hueco grande. Agarre una piedra y se la tire al perro, que se fue corriendo y se hecho al suelo cuando estuvo un poco lejos. Me lo quede mirando y vi que se lamia una cosa roja y grande que tenía cerca de la barriga.
Cuando termine de lavarme y sobarme mi conchita que todabía me ardía y me dolía, me pare y comence a caminar hacia la choza, cuando el Negro vió que me acercaba se paro y se fue corriendo. Yo caminaba lentamente por que tenia muy adoloridas las piernas y mi conchita, cuando llegue a la choza, Margaracha me dijo: -¿Que te pasa, por que has llorado? No le conteste y me heche sobre la cama de paja y pieles cabra en la que dormiamos. Al rato entró el Negro en la choza y se hecho en el suelo y me miraba atento a mis movimientos, como si sintiera verguenza por lo que había hecho o por temor a que yo fuera a pegarle.
Al rato le dije a la Margaracha que atizara los carbones del fogón para echar mas leña y preparar el desayuno. Ella se arrodillo y se agacho para soplar las brazas, no se como me dí cuenta que el Negro se paró y se acercó a Margaracha y se metió debajo de su pollerita. Ella comenzo a reirse y se levantó la pollera y levantó su poto como ofreciendoselo al peroo que de inmediato la cogió con sus patas delanteras por la cintura y moviendo su cosa para metersela. Me levante y agarre un palo y le di en el lomo, logrando que se bajara, pero se puso frente a mi y me comenzó a gruñir, recogio sus patas traseras como si quisiera saltar a atacarme. Me asuste y baje el palo, la Margaracha me dijo; – Quiere que te agaches como hace la Domitila para que te monte. El Negro comenzo a arrimarse al lado donde estaba mi hermanita y ella se iba a levantar la pollera riendo. Pense si este perro maldito le mete su cosa la mata y si lo golpeo es capaza de atacarme y morderme, solo me quedaba ponerme en 4 patas para que montara a mi y salvar a mi hermanita. Me arrodille y me levante la parte de atraz de la pollera y le dije ven Negro, montame a mí. El perro olfateo el aire y dejo de gruñir, se me acercó con un poco de recelo y de pronto vi que tenía su cosa roja colgando, se acerco a mi y comenzo a olerme y me comenzo a lamerme de nuevo. Sentia su lengua entrar a mi conchita y y despues a mi poto. Comence a sentir una sensación rara, que no había sentido nunca y fui arrimandome a él de espaldas, hasta que dejó de lamerme y me agarró con sus patas de la cintura y buscaba mi conchita con su cosa. Como sentí su cosa cerca de mi potom neti mi mano debajo de mis piernas y agarre su cosa y la puse cerca de mi conchita que estaba humeda, el empujo con fuerza y volvio a metermela, esta vez no sentí tanto dolor y cuando comenzo a moverse me gusto y me pegue mas a el.
Otra vez sentí que su cosa se engrosaba y me daba un placer que nuca había sentido. Estire mis brazos y abri mas las piernas y el empujo otra vez con fuerza y me metio algo mas gordo, como la vez anterior senti que algo liquido invadia mi interior totalmente y rebalsaba por mi piernas. Abri los ojos y vi a mi hermanita que estaba haciendo lo mismo con el Chuqui y parecía disfrutarlo mas que yo.
Cuando el Negro terminó, paso otra vez una de sus patas traseras por encima de mi poto y me quede pegada a él. Esta vez no hice ningún esruerzo por separarme, quería que lo tenía adentro siguiera ahí por un rato más. Volvi a mirar a Margaracha y también estaba pegada con el Chuqui y parecía disfrutarlo igual que yo. Despues de un buen rato el Chuqui se solto de Margaracha y se fue a un rincón a lamerse su cosa. El Negro tambien hizo esfuerzos por safarse y me oí a mi misma diciendo: – No Negro no la saques, pero el se safó y también buscó su rincón para lamerse, mientras y me quede tirada en el suelo, me puse boca arriba y abri las piernas, al poco rato el Negro vino a lamerme a mi y nuevamente senti cosas raras cuando su lengua entraba en mi concha.
Mas tarde mi hermanita me contó que cuando venía ella con mi prima Domitila a pastorear a las cabras y avejas hacía lo mismo con el Negro y le enseño a ella que lo hiciera con el Chuqui, pero que ella también quería hacerlo con el Negro. Le hice prometer que nunca lo hiciera con el Negro por que se podía morir. Me juro que nunca lo haría y yo también jure que nunca más permitiria que el Negro me montara, y cumpli mi juramento.
Despues me case con Zenobio, mi marido y soy feliz, pero nunca senti con él lo que sentí con el Negro.
Este recuerdo me atormentó durante 15 años hasta que ingrese a esta página y lei otros relatos de zoofilia y me convenci que no era lo malo que yo imaginaba. Recien ahora me entere que fui violada y desvirgada por un amante perruno y que mis pesadillas no tienen ninguna justificación y me siento sicológicamente mejor, tanto que estoy pensando que el proximo viaje a mi pueblo, ire al campo y buscare a un descendiente del Negro y quien sabe que pase…………
Este es uno de los relatos que me encienden, a pesar que lo busque hace mucho tiempo, ahora que lo encuentro me trae a la mente nuevamente la imaginación de un perro cojiendo a esta chica, que por sí, está muy bueno.
ojala otros usuarios puedan seguir leyendo y comentando este relato que a mi enciende cada vez que lo leo.
Q lindo