Tarea con leche.
Ojalá hubiera un espejo en la sala, que me permitiera ver mi blanco y rosadito culo de 14, ser penetrado por ese trozo negro..
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Ojalá hubiera un espejo en la sala, que me permitiera ver mi blanco y rosadito culo de 14, ser penetrado por ese trozo negro..
Intenté empujarlo con mis manos, tratando que hacer que pare, ya que sus embestidas me estaban partiendo, pero él no cedió. Al cabo de un rato, ya no sabía que estaba gimiendo por el ardor o por el placer y no me importaba .
Miré el mensaje detenidamente. Mi pija volvió a ponerse dura. Ese pibe no aparentaba de rostro 18, pero jamás esperé que me estaba cogiendo un nene de….
Me sentía muy caliente, la situación, el alcohol, José a mi lado mamándole el culo por primera vez a su bebé, todo me tenía a mil. Sentía que el culito de Dani estaba hecho especialmente para mi verga.
Con 25 años, amo el exhibicionismo y esta es la primera vez que lo hago con un niño. Uno de 11 al que recogí en la carretera y se tragó mi leche por dinero..
Sentía mi glande pegándose a mi entrepierna de tanto precum que estaba escupiendo. Y ahí estaba yo, acostado, mientras mi primito de 3, que ni al ombligo me llegaba, frotándose por voluntad propia en mi. .
Yo penetrando y abriéndole por primera vez el culito a un niño de 8, mientras mi propio hijo lenguetaba la boca de su amigo. Saqué mi verga completamente humeda e inmediatamente Dani la devoró de los huevos al glande..
Comencé a sobar mi verga sobre mi pants. Dani volteó a Rodri, y dándole la espalda a la puerta, se agachó y metió su rostro en el culito de su amigo. Apretó los glúteos de aquel nalgón niño de 8 años y hundió aún más su rostro..
– Dilo. -tomé a Dani del cabello y lo jalé a mi boca para decírselo en el oído-. DILO. Di que quieres que papi te eche a tus hermanitos en el culito. – Quiero que me llenes con mis hermanitos en mi culito, papi. Una retorcida sonrisa pintó mi rostro. .
Yo estaba en el paraíso penetrando aquel apretado culito sin reparar en los llantos de mi hijo. Seguí penetrando mientras mi mano que aprisionaba a Dani se llenaba de sus lágrimas y saliva, pero solo unos minutos más bastaron para que esos gritos se transformarán en gemidos de mi pequeño. .
