La Quinceañera
El mejor sexo pasa en los quinceañeros de los barrios populares…..
Un día un amigo me dijo » todos los adolescentes son arrechos». Yo puedo decir que eso es cierto. Durante la adolescencia, los chibolos tienen las hormonas desordenadas y a punto de explotar. Eso se vuelve mas intenso si viven en barrios populares y mejor aún si son pandilleros o pirañas. Esos chibolos siempre viven en un permanente estado de arrechura, y explotan con el mas mínimo pretexto.
Desde los 11 a los 17 años descubren, primero la pornografia, les parece un mundo alucinante, las poses, las historias, las posibilidades de poder hacerlo; a la par del descubrimiento del porno comienzan a explorarse y es así como descubren la paja. Los primeros tocamientos son deliciosos, recorren con suavidad sus vergas erectas, las frotan y piensan en lo que más les gusta, la mayoría de veces viendo porno, hasta que por primera vez se vacean, dan ese delicioso semen. Una vez descubierto eso quieren hacerlo siempre, las pajas son interminables, lo hacen muchas veces al día y todos los días, lo conversan con sus amigos y allí descubren el placer de hacerlo en grupo. Las pajas grupales son deliciosas, grupos entre cuatro a siete púberes mirando porno y masturbandose, allí comparan sus pichulas, hablan de sus fantasías y comienzan a explorar el siguiente paso: conocer a alguna chica dispuesta a satisfacerlos. En el barrio siempre hay perras dispuestas a sacar de pito a los púberes, si no hay de estás, siempre están los cabros de peluquería. En los barrios populares los cabros de peluquería son solicitados para iniciar en el sexo a los púberes y adolescentes. Les chupan la pinga, les hacen sentir el placer de una buena cachada y casi siempre es en grupo. Estos peluqueros tiene mucha suerte, la cantidad de pirañas y pandilleros que desvirgan es alucinante. Pasado todo esto comienza la exploración de cosas nuevas en el sexo, por ejemplo, sexo grupal, sexo anal, orina, sexo forzado, entre otras cosas.
Como todos saben, en los barrios populares, los quinceañeros eran la forma de canalizar todo el placer sexual de estos chibolos. Claro, la fiesta siempre es familiar pero acuden los amigos del barrio y todo aquel que pueda colarse para no solamente gozar con la fiesta sino conseguir sexo furtivo. Todos los chibolos saben que los quinceañeros son una fachada para tener sexo con todas las perras que puedas conseguir. He conocido chibolos pirañas que solamente iban a esos quinceañeros para tirar o mínimo que les chupen la pichula. La idea es hacerlo con mucha perras, si son peladas mejor.
Un día, un amigo mío nos invitó al quinceañero de su sobrina. El sitio era en un cerro de San Juan de Miraflores, una zona de pandilleros. Eso me interesó mucho. El pretexto, ir a comer y tomar gratis, pero yo tenía mis propios objetivos. Nunca había ido a un quinceañero así, por eso le dije que de todas maneras iba a ir. La fiesta iba a comenzar a las 10 de la noche, la quinceañera iba a bajar a las 11.00 y de ahí seguiría todo. Mi amigo me dijo que llegue a las 9.00 porque quería que lo ayude cuidando la puerta, como para que no se meta gente que no fue invitada, por lo menos hasta las 11.00.
Yo llegué, como me dijo mi amigo, a las 9.00 pm. La familia estaba terminando de alistarse y los de las luces y la música estaban colocando todo. La casa era grande. En la sala y el comedor habían acondicionado todo para la fiesta y en un campo que tenían ellos iba a estar la familia comiendo y tomando. Lo bueno es que estaba en otra ala de la casa. Hacia el fondo había un patio descampado con varias cosas. Yo observaba y veia que había mucho sitio para esconderse y hacer travesuras. A las 9,30 comenzaron a llegar los chicos invitados. Yo estaba en la puerta. Eran chicos de barrio, vestidos sport, muchos estaban con camisa, jean y zapatillas. Los primeros en llegar eran los más “tranquilos”, chicos de su colegio. A eso de las 10.00 comenzaron a llegar algunos maleaditos, se les notaba en la cara que eran pirañas y pandilleros. Pantalones anchos, hasta la pantorrilla, polos y gorros, toda la pinta de pandilleros de barrio o pirañas. Todos estaban invitados. A eso de las 10.30 llegó uno de los primos mayores de la quinceañera y me dijo que podía entrar y que él se iba a quedar en la puerta. Yo entre un rato e hice acto de presencia, diciéndole a mi amigo que iba entrar a donde estaban los muchachos para poder cuidar lo que estaban haciendo. Me dijeron que estaba bien, así que entré al salón y vi que estaba todo a media luz, con juego de luces y cortadoras. Además el DJ, un adolescente de unos 16 años y con cara de pendejo, hacia las mezclas de reggaeton y trap. Al inicio las letras eran graciosas, curiosas, medio inocentes; a lo largo de la noche se pondrían más calientes excitando a los adolescentes y predisponiéndolos para tener el mejor sexo.
Encontré un lugar adecuado, detrás de una ventana donde estaba prácticamente oscuro y se podía observar todo sin ser visto. A las 11.00 bajó la quinceañera y la saludaron, el padre dirigió unas palabras y la sacó a bailar un vals. Lo tradicional. Terminado esto dejó a todos para dirigirse a seguir tomando con su familia. La quinceañera se quedó con todos los chibolos y peladas que habían llegado. Comenzaron a tomar y bailar.
El adolescente que hacía de DJ comenzó a poner reggaeton un poco subido de tono, pero era lo esperado en esas fiestas. Yo desde el lugar donde estaba podía dominar con la vista todo lo que podía ocurrir. Las letras hablaban de fumar marihuana, de ir a la cama, de darse duro hasta el amanecer, de poseerse salvajemente, de satisfacer lo mas bajo, pero nada más explícito, había mucho que quedaba el imaginación. Desde donde yo estaba se podía ver a los adolescentes bailando, era el típico perreo al que estaban acostumbrados, el chibolo detrás de la chica haciendo como que la penetra, la chica contoneando se restregando el culo en las pichulas que poco a poco se iban despertando. Era excitante pero aún faltaba un poco más de trago y marihuana. Los chibolos habían llevado trago y lo tomaban con las chicas, haciéndolas un poco más deshinibidas, ésa era la condición para poder arrecharlas, emborracharlas un poco y luego excitarlas manoseándolas, casi nunca fallaba. El trago y la marihuana comenzaban a hacer efecto. A eso de las 12.00 el tono de las letras subió un poco más, se puso más ardiente, aún no explícito pero definitivamente arrechaba mucho más, “te subo la falda y cabalgo en ti hasta el amanecer”, “siéntate en mi bicho, abre un poco más, entra ahí, entra ahí”, “tu pides leche, leche te daré, sigue perreado hasta que salga” y letras por el estilo. Ese fue el momento en que vi que en las partes más oscuras del salón algunos chibolos aprovechaban para ir a besarse pero sobre todo a manosearse, en una de las esquinas uno de los chibolos le estrujaba a las tetas a una pelada mientras que ella le sobaba el bulto que ocultaba una verga púber erecta y húmeda. Un poco mas allá, una chico más avezado había metido su mano bajo la falda de una pelada y le metía los dedos en la concha, la cara de la chica era de excitación, volteaba los ojos y entre tanto ruido no se oía el gemido que daba. Recién comenzaban a excitarse, la música y el trago los había puesto a mil. A ritmo de perreo restregaban sus vergas contra el culo de las perras, ellas lo sentían duro y los muchachos comenzaban a erectarse. Hace un tiempo un pandillero al que me tiraba me decía que en todas esas fiestas, cuando alguien quería tirarse a una pelada la perreaba frotándole el pene erecto en el culo, haciendo que lo sienta, colocándolo siempre casi dentro de ella, puesto que siempre llevaban faldas muy pequeñas y lo sentían bastante bien. La idea era frotarlo en sus nalgas, en la raja de su concha y en su culo, de modo que lo sintieran. Si a ella le gustaba entonces lo cogía con su mano y lo acomodaba bien, ésa era la señal para poder salir a cachar. Demás está decir, que el chibolo debería ser bien pingon para poder llevársela, él me contaba que las más perras solamente querían cachar con los chibolos más pichulones y pendejos de la fiesta. Yo veía que varios de ellos estaban usando esa técnica, pues cuando perreaban con las peladas siempre dirigían con su mano la dirección a la que iba la punta de su pichula, eso excitaba mucho a las chicas y a ellos también. Resultaba casi siempre, pues en un momento una de las chicas volteó y tomó de la mano a su chibolo y lo condujo hacia el patio. Cuando pasaban cerca de mí pude ver la poderosa erección aún dentro del pantalón de chibolo. Allí vi que estaban buscando un lugar un poco más privado, miraban alrededor tratando de que nadie los vea y se escondieron detrás de unas macetas grandes, que si bien es cierto lo ocultaban de las miradas de todos yo podía verlos con claridad. Una vez allí el comenzó a besarla y a manosearle las tetas y el culo ella por su parte le sobaba la pinga con fuerza. Allí mismo ella se agachó y le bajó el cierre del pantalón, sacó su verga y se la metió a la boca. La verga del chibolo podría medir alrededor de unos 17 cm, delgada y bien cabezona, se notaba muy lubricada porque brillaba por la humedad. El chico debería detener unos 15 años, pero para su edad tenía una muy buena verga. La chica se metía ese delicioso pedazo de carne en la boca y lo chupaba con deleite, mientras le metía una buena chupada le acariciaba los huevos. El chibolo había cogido de los pelos a la chica y la traía así así y la alejaba varias veces, dándose la sensación de una muy buena paja con la boca. Estuvieron así alrededor de unos cinco o seis minutos cuándo de pronto el chico comenzó a gemir, sacó la pinga de su boca, le agarró la cara a la chica obligándola a abrir la boca y mientras se masturbaba eyaculaba en la boca de ella. Fue una venida explosiva, un gran chorro de delicioso semen entró en la boca de la chica y luego pequeños chorros, al final el la tomó de los pelos y la obligó a volver a metérsela en la boca para limpiarla de toda la leche que tenía pegada en la pichula. La pelada lamía y chupaba con delicia esa verga llena de leche, y lo limpiaba mientras se metía los dedos en la concha. El chico le dijo con señas para volver al salón, aún no quería gastar más semen metiéndola. La chica salió con él y siguieron bailando.
Al poco rato entro otra pareja que se escondió detrás de un muro pero que por el vidrio que había allí podía verlos. Era un muchacho de unos 14 años con una chica de 17, inmediatamente llegaron y ella se lanzó a chuparle la verga al muchacho, que para su edad la tenía bastante gruesa aunque no muy grande. Estuvo chupándole la pinga un buen rato y luego se paró y se subió la falda y se bajó la trusa, el muchacho se echó un poco de saliva en los dedos y se la metió en el ano, el chico estaba tan arrecho que se la metió de golpe a lo que la pelada gritó un poco, sin embargo ella no pidió que se la saquen si no que lo empujó contra la pared para sentirla mucho más adentro. El chico cachaba bien parecía muy experimentado, la embestía duro y le sobaba las tetas con una mano mientras que con la otra metía sus dedos en su concha. De cuando en cuando el chico sacaba los dedos de la vagina de la pelada y se los metía en la boca para sentir el sabor. Alrededor de unos 10 minutos se notó que el adolescente comenzó a gemir duro y también ella, él se estaba vaciando dentro del culo de la pelada y ella de la excitación había soltado un buen chorro de su concha. Cuando terminaron Ella se limpio el culo con un papel y el la pichula llena de semen, se subieron sus ropas y salieron otra vez al salón. Yo tenía una erección poderosa, quería masturbarme ahí mismo o tener sexo con alguno de esos chicos, yo no podía abandonar mi lugar porque me delataría, solamente me iría cuando terminase todo después de ver todas esas maravillas.
Estaba pensando en todo eso cuando vi a la quinceañera entrar al patio con un muchacho de unos 17 años. Se metieron detrás de la misma macetas grandes, así que podría verlos con claridad. Sin mediar palabra, el chico se bajo el cierre de su pantalón y saco una verga grande y gruesa de aproximadamente unos 18 cm, cogió de los pelos a la quinceañera y la obligó a chupárselo, ella le acariciaba los huevos y las piernas mientras saboreaba esa enorme verga de chibolo. Él era tosco y salvaje al hacerlo con ella porque arremetía con fuerza y hacía que se lo trague todo haciendo que ella tosa y llene los ojos de lágrimas, en la miraba y se reía, mientras ella trataba de safárselo. Él no la dejaba y le seguía metiendo los 18 cm en la boca, después de un tiempo, como lo hizo el otro chico la cogió de los pelos y la obligó a tomarse su semen a lo que la quinceañera aceptó abriendo la boca y tragándose el abundante semen que eyaculó el muchacho. La quinceañera se puso de pie y beso en la boca al chico, el chico le respondió el beso mientras la volteaba y le bajaba la trusa. Mientras le besaba en la boca y el cuello metió sus dedos a la boca y los embadurno bien de saliva y los comenzó a meter en el ano de la chica. Esa era la forma de anchárselo, metió primero uno dándole vueltas y abriéndole el agujero un poco más, luego metió otro más y al final, por el gritito que lanzó la quinceañera, le metió el tercer dedo. Dentro de su ano abría los dedos para ancharle el agujero y poder meter su verga gruesa con facilidad, cuando acabo de hacer eso se embadurnó la pinga de saliva y se lo metió con fuerza. El chibolo estaba extasiado, lo metía fuerte, como todo un experto, la chica gritaba pero sus gritos eran opacados por la música todo volumen, aún así la quinceañera sentía un gran placer, después de algunos minutos el muchacho comenzó a gemir eyaculando dentro de ella. Cuando terminó se limpió la pichula y se subió el cierre, espero a que ella se limpiara y salieron a seguir bailando.
Ya era la una de la madrugada, y todos los adultos estaban en el otro lado bastante ebrios, ese era el momento en que los muchachos podían hacer lo que les daba la gana. Los adultos o dormían o estaban concentrados en sus conversaciones, y no supervisaban a nadie dentro del salón. El chiquillo que hacía de DJ comenzó a poner perreo y Trap mucho más explícito, letras como “por el culo te daré”, “pinga, pinga, ellas quieren pinga”, “sácame mi leche, ahora por detrás, sácame mi leche”, “si lo quieres es gozar, móntate en mi pinga, móntate en mi pinga, que la leche sentirás”. Los chicos estaban desenfrenados, lo que al inicio se estaba haciendo en las esquinas o en las zonas un poco más oscuras del salón de forma muy disimulada, ahora había tomado un cariz un poco más desinhibido. Pude ver a un chiquillo de unos 11 años arrodillado metido dentro de la falda de una chica, aunque no se veía lo más probable era que él estuviese lamiendo la concha y el culo de esa pelada porque la expresión de ella era de un placer fuerte, al chiquillo se le notaba el bulto crecido y lo sobaba con fuerza. Cerca de ellos, una chica estaba arrodillada delante de tres chicos, ellos tenían los cierres abajo y la pinga fuera, ella tomaba turnos para chupárselos, eso me excito demasiado sobre todo cuando los chicos eyacularon en la boca de ella. Ella se puso de pie y aún se relamía del semen de esos chiquillos cuando el DJ le llamó a la pista y le preguntó delante de todos cuál era la leche más rica. Todos los chicos de la fiesta comenzaron a gritarle “mamona”, “chupapingas”, “tragaleche”, a lo que la chica se reía y se sonrojaba, aún así señaló alguno de los chicos, el que tenía 13 años, bastante alto para su edad y de aspecto desgarbado. Ella se metió al baño para poder limpiarse la boca, detrás de ella entró el DJ, después de haberle dejado encargado a otro chico la consola. La puerta se cerró y no salieron después de unos 20 minutos, lo lógico era que tuvieran un sexo fuerte, por qué ella salió relamiéndose los labios, señal de haber chupado una muy buena pinga y sentido un delicioso semen, además acomodandose la trusa, señal de haber sido penetrada por la concha y el culo. En cambio, el salió acomodándose el pene erecto dentro de su pantalón, por lo que se podía ver bastante grande. Como les dije mi posición era privilegiada, podía verlo todo. Mientras todo esto sucedía en el salón, en el patio desfilaban muchas parejas, tríos o algunos grupos buscando sexo. Se escondían detrás de las macetas o de los muros y daban rienda suelta a su excitación y arrechura. Yo estaba muy excitado, quería agarrarme a un chibolo cualquiera para poder darle rienda suelta a mi deseo. A esa hora ya habían varios chibolos borrachos. Entré al patio y encontré sentado en una silla vieja a un muchacho, bastante delgado de unos 14 años, medio dormido muy ebrio y con el cierre abajo, me acerqué a él y trate de despertarlo a ver si reaccionaba.
- Hola amigo, que haces por aquí – le dije, a lo que el me miro con cara de asco y me dijo que me fuera. Yo le dije que no podía dejarlo allí que lo podía llevar a otro lugar para que descanse. El se resistió un poco.
- Fuera conchatumadre, déjame aquí, esa perra no quiso -me dijo. Yo adiviné lo que pasaba, seguramente entró con alguna chica y al final ella se arrepintió quizá porque él estaba muy borracho.
- Tranquilo amigo, seguro que te cagó una perra -le dije
- Perra de mierda, no se dejó cachar -me dijo
- Seguro porque estabas muy borracho -le dije
- Naa, dijo que la tenía chica -me dijo señalándose la verga dentro del pantalón.
- Tranquilo amigo, no te preocupes, seguro que ahora consigues otra para que se la metas -le dije
- Naa, esas peladas quieren solo a los pingones, la mía es grande pero no mide tanto -me dijo sacando la verga del pantalón -mira, es grande si o no?
Yo quedé un poco bobo mirando esa delgada verga adolescente, efectivamente no era muy grande, podría medir alrededor de 16 cm y era bastante delgada. Como me había dicho el pandillero que me tiraba, las perras desean pingas grandes y gruesas. Ahora recordaba cuando entró, lo hizo con una de las chicas más perras que habían en la fiesta, ella ya había entrado unas tres veces al patio con tres chicos diferentes, todos ellos con buenas pichulas, era de suponerse que no quería la verga de ese chibolo. Al tenerlo frente a mí con la verga erecta le dije que lo iba a llevar a un lado para que se arregle, se paró con dificultad y lo llevé detrás del muro, allí lo comencé a tocar. El chico al inicio me miró con extrañeza diciéndome “suéltame cabro de mierda” pero dejando que lo siga tocando. De pronto me dijo “chúpamela mierda”, yo al instante me arrodillé frente a él y me metí ese manjar a la boca. Era delicioso, la mezcla de olores entre orina, líquido preseminal y sudor era insuperable. Tenía una verga deliciosa, sabrosa. Yo me metía todo ese manjar a mi boca, lo sacaba y lo volvía a meter, provocando en el estremecimiento por placer, después de un buen rato se vino abundantemente en mi boca. Ese semen estaba riquísimo, se notaba de un chico con poco sexo y mucha paja. Yo me estaba dando por servido cuando me dijo “voltéate”. En realidad no quería que me lo metan, generalmente soy activo, pero el chico se puso un poco violento, eso si me puso a mil. A propósito me negue y le dije que no, que se fuera y el me dijo “volteaste cabro de mierda para cacharte”, me tomo por la fuerza y lo metió. No voy a negar que dolió, pero poder ver un poco su expresión de placer me arrechó mucho más. Me comenzó a decir insultos, mientras me besaba el cuello “eres mi puta, mi perra, conchatumadre, te voy a preñar”, yo me masturbaba mientras lo hacía. Después de unos minutos de cache, el chico se vino dentro de mi. Cuando acabó, se limpió la pinga, se subió el pantalón y me miró con asco. Se fue diciéndome “cabro de mierda”. En realidad no me importó, me quedé con el sabor de su leche en la boca y la expresión de su rostro. Lo vi entrar al salón por más trago y bailar perreo.
Después de limpiarme volví a mi lugar de vista. La cosa se había puesto un poco más fuerte, habían algunos chicos que estaban teniendo prácticamente sexo en el salón. Claro, nada explicito, todo cubierto por las faldas y por la semioscuridad. El DJ volvió a entrar al baño, esta vez con dos chicas. En eso vi a un muchacho como de unos 11 años pidiéndole algo a uno de 15, lo jalaba del brazo y el otro quería zafárselo. El chiquillo era muy insistente, así que le hizo caso. Al inicio se notó que el mayor lo mandó a la mierda, pero a insistencia del chibolo lo llevó con una de las chicas de la fiesta. Ella se notaba que era toda una perra, el mayor habló con ella y ella comenzó a reír. Miró al menor de arriba a abajo y rio con ganas, diciendo no con la cabeza. Después de varios minutos, el mayor logro llevarla cerca a la puerta del patio. Pude escuchar algo de la conversación. Básicamente el chico de 15 le insistía a la chica en que su primo que tenía 11 quería tener sexo con ella, que era su primera vez y que quería que fuera ella que lo saque de pito. Ella se negaba argumentando que era muy pequeño, que la tenía muy chica y que no le salía leche. El mayor le decía que para su edad la tenía grande, y que si le salía leche porque se masturbaban juntos y el había visto cómo le salía semen. La chica ante tanta insistencia y viendo al chibolito que no era feo accedió pero no allí, sino en el parque, donde habían unos arbustos muy grandes. La chica salió y detrás de ella los dos muchachos.
Yo, que ya estaba cansando de estar en ese lugar, salí detrás de ellos. Efectivamente, al frente de la casa había un parque grande y hacia el centro había grandes arbustos mal cuidados en forma de laberinto. Habían crecido tanto que formaban pequeños “salones” donde los fumones se reunían a drogarse y las parejas tenían sexo. Ya eran casi las dos de la madrugada, así que esos arbustos estaban vacíos. Vi donde se metieron y me di la vuelta para llegar por otro lado, una vez ubicados, me acomode entre el arbusto que me permitía ver sin ser visto.
- Ya sabes como cachar chibolo? -le dijo ella
- Si, he visto mucho porno -le dijo el púber. Ella se rio mucho y se sentó en el pasto. Le pidió que comience. El primo estaba con él sentado también. El púber se abalanzó sobre ella y le puso el bulto en la cara. Ella retrocedió.
- Oe, espera -le dijo el primo -primero tienes que arrecharla pues.
El primo le dijo al chico que no sabía nada y que le iba enseñar, se acercó donde la chica y se puso detrás de ella. Llamó a su primo y le dijo que primero debería de sobarle las tetas, manosearla un poco para que se arreche. La chica sonrió y tomó el chico de la mano y se lo puso en sus pechos, el chibolito resoplaba muy excitado, comenzó a sobar los pechos y luego los saco pasándole la lengua por los pezones y chupandoselos. El primo mayor le dijo que mientras le chupaba las tetas, le acaricie el culo y la concha. El puber hizo eso, la chica gemía un poco. Una vez terminado el mayor le dijo “ahora chúpale la concha”. El menor le bajo la trusa a la chica, y se tendió boca abajo. Luego metió su boca en la concha de la chica, pero no lo hacía bien. El mayor que lo observaba de cerca le dijo que no era así, se tendió en el suelo y le dijo que metiera dos dedos en la concha mientras le chupaba el clítoris. La chico le dijo que le enseñe como se hacía. El primo mayor lamió despacio la concha de la chica mientras metía sus dedos. Luego le mostró cómo debía chuparse el ano. Le dio espacio al púber y lo hizo bastante bien, haciendo que la chica después de un rato se corra de placer, los chorros de liquido le daban en la cara al chibolo que estaba a punto de explotar. Luego la chica lo hizo parar y le bajó el cierre, le sacó la pinga y la comenzó a chupar. La chica sabía como hacerlo porque el púber se estremecía de placer y temblaba ajustando las piernas, el primo mayor había sacado su pichula y se masturbaba al lado, manoseando a la chica también. El puber no aguanto y solto un buen chorro de leche en la boca de la chica. La chica probo ese manjar, no hay nada como la leche de chibolo dijo.
Pasado eso, la chica se acostó en el pasto y abrió las piernas, “métemela en la concha”. El púber sin mediar palabra introdujo su pene en la raja de la chica, haciéndola gemir de placer. Para tener 11 años le media 15 cm, nada mal para su edad. El primo mayor si era más desarrollado, unos 17 cm un poco gruesa. Mientras el púber se entretenía cachando a la perra, el mayor aprovechó para metérsela en la boca. Era delicioso ver ese cuadro, después de un buen tiempo, la chica se volteo y el menor protestó diciendo “¿nada mas?”, el mayor le dijo que se espere, que ahora le tocaba el culo. El menor la metió con fuerza y la chica siguió chupándosela al mayor. El puber la embestia con fuerza, gimiendo fuerte y mirando como entraba en el culo de la chica, no puedo aguantar mucho y se vino otra vez dentro de ella. Ella lo sacó y se sentó encima del mayor, el primo mayor la hacía gritar un poco pero le gustaba. El mayor se vino al poco rato. Todos se limpiaron sus sexos y rieron, el púber estaba muy feliz, había perdido la virginidad con la chica que le gustaba. Todos volvieron a la fiesta.
Yo estaba con la verga afuera masturbandome y mirando todo eso. Estaba por salir cuando vi de lejos a dos chicos con pintas de pandilleros. Se acercaron a un muchacho y luego este entro, saliendo luego con la quinceañera. Ella se alegró al verlos, hasta allí no había nada de extraño, y yo estaba por salir cuando me percate que venían hacia los arbustos, para mi suerte entraron adonde yo estaba.
Como les dije, eran dos pandilleros. Uno de ellos de unos 16 años, que parecía ser el líder, con cara de muy pendejo, un poco grueso de cuerpo, muy fibrado; el otro de unos 13 años extremadamente delgado y con cara de piraña. Ambos reían con la quinceañera. Ambos la saludaban.
- Ya sabes que no nos dejan venir a tu fiesta por pirañas, pero igual vinimos -dijo Perro, el mayor de ellos.
- Si, yo igual los he esperado, de todas maneras sabía que iban a venir.
- Vinimos a darte tu regalo – dijo el Rata, el menor, riéndose y tocándose el bulto que comenzaba a crecer.
- Si, normal, yo quiero con los dos, pero adentro no se puede -dijo la quinceañera.
Ellos se acercaron a ella y la comenzaron a manosear, le frotaban las tetas, el culo, el cuerpo, ella a su vez sobaba sus bultos crecidos. Ambos estaban con polos anchos y bermudas y zapatillas sin medias. Se les notaba arrechos, hambrientos de sexo. La quinceañera se arrodillo y le abrió la bermuda al Perro y lo que salió fue una belleza, una verga muy gruesa de aproximadamente 20 cm húmeda y brillante. Ella se lo metió a la boca, atorandose un poco, pero chupandola con gusto. El Rata sacó su pichula, bastante delgada pero muy larga, de unos 19 cm quizá. Ella también cogio con la mano la verga del Rata mientras que se la chupaba al Perro, luego se metió la pinga del Rata quien comenzó a temblar de placer. Estuvieron un buen rato así, hasta que el Rata se vino en la boca de la quinceañera. Luego se agacho para bajarle la trusa y mientras ella seguía chupandosela al Perro, el Rata le lamia el culo y la concha.
- Oe Rata, déjamela bien mojada para que entre fácil -dijo el Perro.
El Rata se rio, mientras le metía los dedos en la concha y el culo a la quinceañera. Ella se estremecía de placer con la pinga del Perro en la boca y las lamidas que le daba el Rata. El Perro sacó su enorme pinga de la boca de la quinceañera y le dijo que se eche. Ella le dijo que quería probar su leche, pero el le dijo que al final le tenía una sorpresa. Ella se tendió en el pasto y abrió las piernas, el Perro se echo encima de ella metiendosela toda, ella gemía y lo besaba en la cara. El Perro se reia, y le decía “nunca te han metido un verga asi ¿verdad putita?” En realidad, nunca de ese tamaño. Ella había probado muchas pero ninguna así, y menos de un pandillero como el Perro. El Rata estaba a un lado masturbandose viendo como lo hacía su amigo. Al Perro le gustaba que lo vean haciendo sexo, las preguntas que le hacían al Rata eran sobre eso “Habla Rata ¿te gusta como lo hago?” ¿Qué tal lo hago” “¿Le gusta mi pinga a esta puta?” El Rata le decía que si Perro, que lo hacía bien, que era el mejor cachero de todo el barrio, que todas las perras querían su pinga. El Perro verdaderamente lo hacía muy bien, la quinceañera gemía con fuerza. De pronto le dijo “¿Sabes por qué me llaman Perro?” La Quinceañera negó con la cabeza. Le pidió al Rata que le diga.
- Le dicen perro porque parece perro cuando lo hace por el culo. Es lo que mejor hace. Ponte en cuatro puta -dijo el Rata.
Ella se puso en cuatro y el Perro le comenzó a lamer el culo, le escupía y le lamia fuerte el culo, le metía los dedos y la lengua para que se anche.
- ¿Ya te la metieron por el culo como te dije? -dijo el Perro.
- Si, hace un rato – dijo la quinceañera- me dolió un poco.
- Bueno, ahora te va a doler mas porque me gusta hacerlo duro. Vas a aguantar.
La quinceañera aceptó y se echó mucha saliva en el ano. El Rata comenzó a reírse. El Perro le tapo la boca con fuerza y se la metió en una, toda la pichulaza. Ella grito, y trato de zafarse pero el Perro no la dejaba, le bombeaba la pinga en el culo, la insultaba diciéndole “ahí esta tu regalo puta de mierda, mi pichula” “que rico culo tienes perra, te lo voy a destrozar con mi pingaza”. Ella luchaba pero el Perro era fuerte, cuando después de un rato se acostumbro un poco, el Perro le soltó la boca y solamente gemía fuerte. El Perro le ordeno al Rata que se la meta en la boca. El Rata puso su pinga en la boca de la quinceañera, que lo chupo totalmente. Cuando el Perro estuvo a punto de venirse le sacó la verga y se comenzó a masturbar. Luego le dijo a Rata “el vaso” y el sacó de su bolsillo un vaso de plástico. El Perro eyaculo gran cantidad de semen en el vaso. Le preguntó a la quinceañera si estaba bien y ella le dijo que si, que le dolía el culo pero que lo sintió rico.
- Ahora vas a brindar con mi leche por tu quinceañero -le dijo el Perro.
El Perro se sentó en el pasto aun con la pichula parada y le dijo que antes de tomárselo se siente en su pinga otra vez. La quinceañera, con el culo abierto se sentó otra vez en la verga del Perro. Uno de los fetiches del Perro era hacerlo anal mientras veía como se tomaban su semen en un vaso. La quinceañera se sentó otra vez y se movió con placer, luego metió un dedo en el vaso y comenzó a probarlo de a pocos. El Perro, estaba muy excitado. El Rata a su lado se masturbaba frenéticamente.
- Te gusta mi leche? – dijo el Perro
- Si es muy rica, mas rica que la del Rata, es la mejor leche que he probado -dijo la quinceañera, llevándose otro poco de semen a la boca.
A punto de acabarse el semen, que por cierto lleno las tres cuartas partes del vaso, el Rata se volvió a venir esta vez en el vaso. Ya no tanto como al inicio, la quinceañera lo miró y se lo tomó de un trago. El Perro se volvió a venir esta vez en el culo de la quinceañera. Fue lo mejor que he visto hasta ahora. Todos se pararon y se limpiaron. Los chibolos se subieron las bermudas y la quinceañera se acomodo el vestido.
- Oe, el sábado vas porque vamos a hacer orgía, ya para que te agarren los otros de la batería. – dijo el Rata
- Claro, allí estaré -dijo la quinceañera guiñando el ojo.
Se despidieron y se fue. Ellos se quedaron orinando un poco. El Rata le reclamaba al Perro.
- Oe Perro, yo no he cachado, la has agarrado para ti nomas
- Tranquilo Rata, te la han chupado si o no. La has dado dos veces huevon
- Si pero no es lo mismo, la quería dar en el culo – dijo el Rata frotando su pene aun erecto.
- Ya, tranquilo, vamos a la avenida, para que te agarres una traca y le rompas el culo -dijo el Perro.
El Rata acepto eufórico y salieron de allí. El Rata acomodando su enorme pinga dentro de la bermuda. Yo estaba a mil, quería hacer algo. Mi idea era meterme a la fiesta otra vez y pulsear a los chibolos bien borrachos y metérsela a uno, pero era peligroso. Asi que regrese y me despedí de todos.
De lejos segui al Perro y al Rata, cuando llegaron a la avenida encontraron algunas tracas. El Perro hablo con una y luego la llevaron a un descampado, allí el Rata tendría su merecido sexo anal. A mi no me gustan las tracas, así que busqué algún chico por allí, no encontré. Baje unas cuadras pero por la hora, casi las tres de la mañana no encontré nada. De pronto vi cerca a un puesto de periódico a un muchachito drogado de unos 13 años, aun estaba despierto. Aunque un poco sucio, yo quería tener sexo con el. Le propuse darle dinero y me dijo que si. Lo lleve detrás del puesto de periódico y le baje el short, tenia un pene pequeño erecto. Lo chupe bastante, estaba delicioso. Mientras lo hacía lo manoseaba, tocaba su cuerpo, sus nalguitas redondas, le metí un dedo en el ano y el chico me miró. Le segui metiendo el dedo descubriendo que ya alguien lo había penetrado alguna vez, el chico me pidió mas dinero. Se lo di y saque mi verga gruesa, el chico se agacho y la chupo, luego le embadurne el ano con saliva y se lo metí despacio. Senti todo ese culito púber que me apretaba la pichula, recordaba todo lo que había visto mientras besaba el cuello del chibolo, sentía su olor a sucio, a sudor, a arrechura, y me vine dentro del púber abundantemente. Se la saque y vi como mi semen le escurría por las piernas, lo limpie y le dije para hacerlo otra vez. Se dejo, y lo meti nuevamente, mientras me lo cachaba vi como el Perro y el Rata se iban después de cacharse a la traca. Se oían sus voces, como comentaban el cache de esa noche, del culo de la quinceañera, de como gritaba, de como el Rata se cacho a la traca y me vine de nuevo en el culito peladito del chibolo. Lo levante y el me cogio la cabeza y la dirigió a su pinga para eyacular en mi boca. Era un semen delicioso, de puber. Lo limpie y me limpie. Le di un poco mas de dinero y me fui. El chibolo se metió en el kiosco y cerro su puerta. Yo tome un taxi, lleno de satisfacción.
Muy bueno Excitante
Está super y si una quinceañera se puede estrenar cogiendo como su regalo de cumpleaños suena genial. A mi me mojan los de 11 a 13 y en esa fiesta hecha un lio vi en super falta señoras chupando la pinga a los chibolos y cogiendo con ellos en los matorrales en vez de ser pura chica de su edad.
Nosotras también nos calentamos con esas pingas pubertas, no jode si aun no largas leche, solo que esten duras para daenos y ya, tenemos ganas de disfrutar.