AMBIVALENCIA «VIVENCIA INTERSEXUAL»
La dualidad es una condición humana normal, pero incomprendida, nadie escoge que nacer ni como hacerlo..
La terrible incomprensión
Hoy quiero contarles otra aventura o desventura durante mi infancia precoz, como ya les he mencionado en otro relato, soy de condición intersexual, es decir, dual, binaria o más claro con sexualidad ambigua, ambos sexos a la misma vez, como también mis emociones y sentimientos son ambivalentes, unas veces podía sentirme chico y otras no, físicamente mi cuerpo distaba en acercarse a lo masculino, en oportunidades según mi temperamento en un momento dado era femenina y en otras no, por mi condición biológica ambigua mis padres decidieron que yo sería un chico, por lo que me gustaba vestir como chico, sentía que de esa forma tenía más libertad y mi vida no era tan restrictiva como la de mis dos hermanas, sin embargo, dada mi condición tenía muchas limitaciones parecidas a las de ellas, así como los consejos y otros detalles, como he explicado, nací con una abertura vaginal muy pequeña, con testículos suspendidos y un micropene, que por lo general se confundía con un supuesto clítoris, al no tener testículos descendidos ni un pene normal, la zona de mi pubis era exactamente igual al de otra chica, es decir, una «V» lisa abierta hacia arriba, cuestión que me impedía usar prendas ajustadas para evitar comentarios adversos a los deseados por mí y mi familia, otra condición por la que tenía que orinar sentada era por presentar hipospadias, es decir, el meato urinario se ubica por debajo de mi penecito, (en la base o un poquitín más abajo), nos obstante, desde el punto de vista biológico y fisiológico nunca ha sido molestia ni obstáculo para mi desarrollo, pero al contrario en cuanto a mi condición mental como chico en la mayoría de los casos tenía que hacerlo a escondidas con mucha preocupación para no ser visto, sin embargo todo aquello era corregible y lo sería al comenzar mi pubertad (desarrollo), que de acuerdo a los especialistas apuntaba a un desarrollo normal como chico.
La verdad es que fue un total error, mi complexión física se amoldaba totalmente a la fisonomía propia de las chicas, caderas más anchas, cintura muy angosta, pies y manos pequeños, delicados, cuello alto sin manzana de Adán, hombros estrechos, prominente pompi parecido al de mama y mis hermanas, voz menuda y menos aguda, a los 10 años o un poco antes la penosa aparición de los botones mamarios, esto fue motivo de preocupación y noches de llanto, soñaba cada día que solo era un sueño producto de mi imaginación y al despertar todo sería distinto, al fin y al cabo no fue así, envolvía mis senos en una gran faja para ocultarlos y mi ropa era bastante holgada, de esa manera atenuaba las sinuosidades de mi cuerpo femenino por las de uno más varonil, en el colegio, el liceo y la universidad muchas chicas se me acercaban románticamente, pero las chicas no eran mi preferencia, no me imaginaba una relación de ese tipo, con los años entendí que en mi dualidad, muchas veces necesitaba actuar y sentirme chico, en teoría al asegurarme que mis esfuerzos en cuanto a la forma de vestir, gesticular, hablar me daba cierta seguridad en ese sentido, no siempre resultaba alentador, es como si mis dos personalidades se intercalaran entre sí, como que ambos “YO INTERNO” fluctuaban ondulantemente, unas veces uno estaba en la cresta y al minuto estaba el otro, todo como que dependía del momento, de un estímulo, espero me entiendan, la personalidad la talla la sociedad de acuerdo a la genitalidad, es decir, hay conductas y patrones que están permitidos a cada género, entre ellos la vestimenta, el actuar, la violencia, los sentimientos, la musculatura, fuerza, desde que nacemos tenemos que definirnos en cualquiera de esos polos extremos, aun cuando trataba de ocultar mi lado más vulnerable, como que no me valía de mucho, siempre alguien podía percibir que no encajaba en algún patrón ya definido y se volcaban situaciones horribles en mi contra, llegué a pensar que era por mi aspecto físico delicado, pero, hasta sin hablar, sin gesticular les llamaba la atención “algo”, no entiendo, ese “Qué; Porqué; Cómo o Cuándo, pero si ocurre, disculpen que me desvié de la trama pero son cosas que me vienen al momento y se las dejo, tal vez alguien tenga la respuesta, volviendo de nuevo referente a las chicas que llegaron a declararme su amor pensado seguramente que era un chico “diferente”, me las ingeniaba para rechazarla sutilmente, sin hacerlas sentir mal, sin causarle daño, las entendía de alguna manera, por el contrario, si me llamaron la atención algunos hombres y chicos pero nunca me atreví a mencionarlo, tuve algo de popularidad por mis habilidades musicales, guitarra y piano, no me gustaba cantar por mi voz no varonil, por ello, hacia los coros con chicos y chicas, como he dicho antes, el hecho que alguno me señalara como un chico gay, vivía en un constante acoso sexual, manoseos, caricias, piropos repugnantes, propuestas de todo tipo, besos forzados a la brava, amenaza y manipulación, procuraba no quedarme en espacios solos con chicos u hombres, porque siempre me veían vulnerable a ellos, desde muy corta edad supe de la agresión como que natural de los varones, de sus juegos toscos, de imponerse los más fuertes a los más débiles, aun cuando en alguna que otra oportunidad debido al grado de obstinación que me hacían llegar, tomaba valor y decisión para enfrentar algunos pocos, la verdad que literalmente no gané ninguna pelea, pero por lo menos dejaban por un tiempo de molestar.
Mamá muchas veces me increpaba cuando era citada por el Director del colegio o Liceo, no recuerdo cuantas veces, pero la verdad es que cuando armaba alguna bronca era porque me tenían al borde, me aseguraba de sentar un precedente, se me borraba la mente de la ira, intentaba a los puños y arañazos brincarle a mi oponente de turno, por dentro sabía mis limitaciones, pero en esos momentos surgía el valor y la entereza que es propia de los chicos, sin embargo, me frustraba cada día tratando ser el chico que debía ser, me atormentaban a diario con comentarios hirientes que me rasgaban por dentro, por ejemplo a mis hermanos los llamaban por su nombre y luego el remoquete de gato, tal como Manuel Gato, Miguel Gato, Giovanni Gato, Filipo Gato, hasta papá Gato, como he dicho a la familia la conocían como los gatos por nuestros coloridos ojos azules, igual a mis hermanas y mamá, las gatas, a mí por molestarme algunos me llamaban minina, o gatita, o exaltaban para mal y en tono sarcástico alguna parte de mí, como pies de niña, carita de niña, en fin, al llegar a casa solo recordaba lo malo del día, de mis debilidades y diferencias físicas ante los varones, sobre todo recordando la actitud de los guapetones y pica pleitos, a los que le huía y temía, en mi soledad me decía y convencía que los chicos son crueles, sin sentimientos, se aprovechan de los que suponen más vulnerable, para maltratarlos, imponérseles y hacerles la vida imposible, peor aun cuando algún chico tenía cierto amaneramiento, de una vez lo etiquetaban de gay, conocí varios, parecía una declaración de guerra contra ellos o nosotros, lamentablemente me incluyo, acoso, hostigamiento, persecución, violación sexual, es verdaderamente terrible, por lo general todos callamos, pensamos que si denunciamos esos maltratos, sería peor, sería exponernos al escarnio público, no solo del entorno escolar sino también familiar, inclusive hasta profesores, aseadores, pasantes, buscaron y tuvieron contacto sexual con muchos de estos muchachos, a mí me sucedió y también presencié a escondidas este tipo de situaciones no consentidas básicamente, lo comparo como vivir en una selva llena de depredadores a la caza de alguna presa, con la diferencia aparente de un ambiente de tranquilidad, sin hostilidad, nada de violencia, pero para quien tiene que sobrevivir a diario, aprende a detallar bien el entorno, te das cuenta de la más mínima seña entre los diversos grupúsculos, que no pasan de 4 o 5 chicos, se hacen como bandas que delimitan una zona y cuando alguno transgrede alguna regla que ellos tienen, se sobrevienen los encuentros a puño o con objetos más agresivos para imponerse sobre los otros, es digamos como un lenguaje o pre arreglado entre ellos pero tan obvio para quienes son o somos objetivos de sus desmanes, es simple observar la actitud de ellos, el cruce de miradas, gestos, aprendes a descifrar, bien sea, señas, movimientos, muecas, hasta palabras poco amigables, llegas a saber cuándo están al acecho de cualquier descuido de sus presas previamente seleccionadas, yo podía saber todo lo que pasaba, incluso sin presenciar algún abuso sexual, por ejemplo, más de una vez observé una de tantas formas de actuar, no solo en el colegio, sino en cualquier sitio, plaza, cine, fiesta, boulevard, en la que dos o tres chicos se separan del grupo y se le acercan a otro muchacho previamente tildado de “GAY” (la presa), lo abordan, le intimidan y luego salen caminando con el objetivo seleccionado por ellos o por el mandamás del grupo, lo llevan a un baño, a una zona solitaria, monte, casa abandonada, un estacionamiento, en fin un lugar para ellos poder satisfacer sus instintos, muchas veces los seguía, otras me sucedió a mí, en otras estuve tentado de comentar lo que ocurría o iba a ocurrir, pero al final no tenía el valor porque sus represalias no se hacían esperar.
Conocí algunos de estos chicos, uno en especial que era cercano a la familia, “MA”, un muchacho bien lindo, afeminado, que luego de ser objeto de lo que le hacían lo conseguí en más de una ocasión llorando, preguntándose porque las cosas eran así, además del abuso sexual le robaban, lo humillaban mientras se saciaban con él, ni siquiera podía consolarlo, conocía perfectamente como se sentía, todo ese entramado emocional y sentimental aunado al estado de indefensión y peor aún de aceptación, hasta puedo decir, que no necesariamente podía ser un grupo, en ocasiones era uno solo quien amedrentaba, agredía y se salía con la suya, incluyo a chicos, hombres de todas las edades, sus formas de actuar variaban pero el fin era el mismo.
Muy al contrario de las chicas, jamás hubo bullying de parte de ninguna de ellas, más bien, siempre solidarias, más de una se enamoró de mi creyéndome un chico 100%, hasta más de una salió en mi defensa, cuando algún idiota intentaba meterse conmigo, solo en casa o estando con mi familia sentía cierta tranquilidad, mis hermanos eran altos, pasaban el metro noventa, fornidos, pero igual muy lindos, simpáticos, hasta muchas veces me daba celos de ver como muchas se los comían con los ojos y hablaban de ellos como si se tratara de príncipes, o de algún muñeco inanimado, de papá comentaban idioteces de sus encantos, mientras que mamá, hermanas y yo escasamente llegábamos al metro sesenta, ese era mi otro terrible problema que no podía ocultar, a diferencia como lo hacía con mis senos, mi cadera, cintura, mi trasero, todo eso de alguna manera lo ocultaba hábilmente con la ropa holgada, que usaba cuando mi dualidad apuntaba a sentirme pseudo-chico, como he dicho, en muchas oportunidades me han amenazado, manoseado, piropeado, violado y humillado, llegó el momento que odiaba y no deseaba ir al colegio, ni ir a sitios donde me conocieran, no faltaba quien me tildara de gay.
Entre otras cosas que puedo recordar, sucedió que iba con mis hermanos a un odioso juego de futbol, no me gustaba pero por complacerlos a ellos y hacer ver que me encantaba les acompañaba, camino al estadio yo iba de manera rezagada detrás de ellos, a lo lejos miré una licorería conocida, siempre evitaba pasar por ese tipo de negocio, por bares donde estuviesen hombres bebiendo, si era obligatorio hacerlo me cambiaba de acera, lo cierto es que como mis hermanos y primos no se cambiaron de acera seguí detrás de ellos, al pasar varios hombres me empiezan a silbar y decirme estupideces, mis hermanos al voltear se dan cuenta que se están metiendo conmigo, me encolerice y al más idiota lo puse en su lugar, quería golpearles, basto que Miguel me agarrara, pero el resto de mis hermanos se fueron a los puños con quienes me faltaron el respeto, se metió mucha gente, uno de los hombres salió con una herida terrible en la cara, la policía llegó, nos llevaron detenidos, al llegar a la comisaria, una mujer policía quiso separarme de mis hermanos y me negué, nos pasaron a un salón que quedaba frente a los calabozos, le llamaban “Sala de Bandera”, todo allí olía asquerosamente mal, cigarrillo, orina, hasta a excremento, nos ubicamos al centro del pasillo ya que los presos estaban alborotados con nuestra llegada, sacaban los brazos de los barrotes tratando de agarrarnos, gritaban obscenidades, la mayoría estaban en ropa interior, mis hermanos y primos me ubicaron al centro de ellos, algunos presos sacaban a relucir puñales, tubos, otros nos mostraban sus genitales, movían y golpeaban estruendosamente los barrotes, mi hermano mayor al verme llorando me abrazó y cubrió mi cara en su pecho y camisa, me decía que no los viera, que no iba a pasarme nada, yo temblaba del pánico, no sabía que hacer, luego otro de mis hermanos se acercó a la puerta de entrada y hablo con una mujer policía, de inmediato me sacaron de allí, no quería irme y dejarlos a ellos, pero mi hermano mayor me dijo, vete para allá, estamos mejor sin que tu estés aquí, como no quería irme me sujeto y llevó a la puerta de salida, secó mis lagrimas a la vez me dijo:
. – Quédate tranquila, no puedes estar aquí, no entiendes – me sorprendió, su forma tan dura de hablarme, realmente lo otro, no era un secreto, menos después de lo sucedido con «FS», todos sabían, eso no me inquietó tanto.
Al salir de los calabozos, la oficial de la policía me preguntó:
. – Mami te hicieron algo, como estas, me llevó a su oficina, me sentó frente a su escritorio, me dio agua, decía:
. – No tengo palabras, mamita disculpa, esto no va a quedar así, si te hubiese pasado algo, no me imagino, no encuentro que hacer, esto es bochornoso, estaba furiosa, se me acercó y me abrazó, todavía yo estaba temblando, le preguntaba por mis hermanos, ella parecía no importarle, no me respondía, hablaba con alguien por teléfono, estaba muy inquieta. Meditaba en voz alta, mientras murmuraba que pensaron estos enfermos degenerados con llevarte allá dentro.
En eso, llegó papá, quien al identificarse como militar todo cambió, luego llegó un tío que era comisario, también entró mamá y una tía, que por cierto dada a la desesperación se vinieron en bata tal como estaban en la casa, ciertamente son unas mujeres muy bellas, con magnífico cuerpo, que lógicamente llamaban la atención, me abrazaron llorando preguntándome por mis hermanos, en ese instante los sacaron a todos incluyendo a los otros con quienes hubo la pelea, no hubo denuncia de parte y parte, todos se querían ir de allí, supongo que igual de traumados estaban, pero si hubo una disculpa pública de ellos hacia mí, se supo que el herido estaba por llegar del hospital, la oficial nos dijo que nos podíamos ir. Mis padres y hermanas preguntaban porque me habían ubicado en ese sitio, que fue premeditado con alguna intención.
La Oficial encargada de la comisaría en presencia dos femeninas policías, dijo que deseaba presentar sus disculpas en nombre de la institución, que ella como responsable de la estación de policía asumiría la responsabilidad de haberme pasado a la sala de banderas de hombres, mamá histérica le exigía una explicación, le decía usted sabe muy bien lo que pudo suceder allí dentro, usted tiene la culpa, cómo es posible que no se dieron cuenta de la presencia de ella, lo hicieron intencionalmente, una de la mujeres policía acotó que ella trato de separarme del grupo indicando que yo no entraría allí, pero todos estaban muy agresivos y fueron tajantes, que yo también me negué a que nos separáramos, inclusive los hombres fueron requisados y ella no lo fue, puede preguntarle, la respetamos en ese sentido, la verdad, sabíamos que no habría problemas porque permanecerían en sala de bandera, no entrarían a ningún calabozo o pabellón, tampoco había forma que los presos los agredieran físicamente porque había más de 10 metros de separación, entre nosotros y los calabozos, mamá me preguntaba si era verdad, si no nos pasó nada, yo solo quería irme de allí, no podía contarles lo vivido en cuanto a que eso hombres estaban en ropa interior, algunos se sacaban sus miembros, exhibían cuchillos, estiraban los brazos en señal agresiva, vociferaban cuanta cosas les pasaba por sus retorcidas mentes, que mi hermano mayor me protegió y me decía que no mirara hacia ellos, igual yo no entendía como habían notado que no era el chico que yo pensaba que todos veían, me aseguré de arreglarme como de costumbre lo hago, para mí no había forma de saber que no era un chico normal y corriente, me concentraba en eso, todo el ambiente me parecía turbio, enrarecido.
Nos reunimos en casa, mis padres se enteraron como fue el problema, me aconsejaron que yo no podía separarme de mis hermanos, que si andábamos juntos lo normal era seguir juntos, como decirle que sus zancadas eran tres de las mías, que iban a la carrera para buscar mejores puestos, en resumen, para ellos yo tuve la culpa, cómo iba a saber que al frente de esa licorería me iban a molestar, que tampoco al principio dije nada pero mis hermanos se dieron cuenta y se pelearon, yo no provoqué ninguna pelea, sin embargo, como siempre, sin razón yo tuve la culpa, mamá como reprimenda me mandó al cuarto, me quedé en las escaleras oyendo todo, luego de lo trágico pasaron a contar jocosamente lo vivido en esa “Sala de Bandera”, que lo lamentable es que se habían perdido el partido, al final decían entre bromas que los que se habían peleado en la calle camino a la policía arreglaron las cosas, más cuando entraron en la sala de bandera, se unieron como equipo, por supervivencia, mi hermano mayor dijo que su preocupación era yo, que a él tendrían que matarlo para que no me pasara nada a mí, los otros decía lo mismo, mamá se escandalizó ante aquellas palabras y se abrazaba a mi hermano, ella imprudentemente preguntó que habían dicho para que me sacaran de ese infierno, mi hermano comentó:
. – Le dije a la oficial que estaba mi hermana de 16 años encerrada allí con hombres y ella era la responsable, supe que había dicho eso para protegerme y sacarme de ese infernal sitio.
Mi tío habló diciendo que al otro día irían a la Fiscalía, los policías, él se iba a encargar de meterlos preso y expulsarlos de la institución, que lo ocurrido conmigo era muy grave, extremadamente peligroso e inaceptable, le reclamó a mis padres que ellos no podían seguir complaciendo todos los caprichos que me venían en gana, que me estaban educando incorrectamente, o me ponían mano dura o mas tarde se lamentarían, que como es posible que aplaudieran lo que yo hacia en intentar vestirme como hombre, que era imposible no darse cuenta quien era yo, y ese era el problema, que no me hacían entender que me convertía en el foco de la atención, siguió bla, bla, bla, enfilando su rabia hacia mí, lógico que no le hablaron sobre mi dualidad ni ahondaron en otras cosas sobre mí.
Luego todo se calmó, comenzaron a beber, mamá, mis hermanas y dos tías les hicieron la cena, yo me fui al cuarto, me bañé y me acosté, al rato llegó mamá con mis hermanas y mi cena preferida (Hamburguesa), no quería comer, mi madre me había lastimado al castigarme en presencia de todos, ella lo sabía y se sentó en mi cama, le di la espalda y me abrazó, me besaba y acariciaba, mis hermanas me quitaron la sábana, me hacía cosquillas en alianza con mamá, no me quedo otra que sentarme y comer, no se hablo mas de lo sucedido, le pregunté si el castigo seguía en pie, me dijo que no había castigo alguno, luego se fueron a sus cuartos, me levanté y asomé por la terraza de arriba y me fije que en la terraza de abajo estaban jugando dominó, que se encontraban, tres de mis asiduos violadores, el tío “MA”, el DR.F, el tío abuelo, además del tío Pablo, que me acosaba constantemente y no había tenido oportunidad de hacerme nada.
Me retiré a mi cuarto y al pensar en mí, tuve una crisis depresiva y me fui en llanto, se me agotaron las lágrimas por tantas calamidades que me han sucedido, desde muy temprana edad, hay situaciones que transforman a las personas, nos hacen tener mucha inseguridad, miedos, se tornan devastadoras, nos pasan pensamientos extremos contra uno mismo, no sé si mamá me escucho sollozando, porque de pronto se acostó conmigo, me consolaba, me decía que todo estaba bien, que ya había pasado el desafortunado mal rato, no tengo idea a qué hora nos dormimos, era muy de madrugada.
Al levantarme mamá no estaba, arreglé mi cuarto, me bañé y bajé a la cocina, estaba mi hermano Miguel recién llegando, le serví café, nos sentamos hablar pero nada que ver con el día anterior, tenía entre sus dedos un cigarrillo, le pedí y me lo acercó a la boca, mientras yo lo aspiraba, así estuvimos un rato, hasta que llegó mamá, casi que me sorprende fumando, tomé el vaso de jugo de naranja y prácticamente hice gárgaras (disculpen lo asqueroso, jajajaja), me fui a cepillar, mi hermano en complicidad conmigo disimuladamente no dejo que se me acercara.
Al volver ya estaban mis hermanas sentadas con mamá platicando, me incorporé a ellas, y como de costumbre nunca faltaba la retahíla de consejos, propios de una madre, preguntando:
. – Ya se lavaron sus cosas, o se bañaron, eso allí se pone asqueroso, huele mal, es muy desagradable una persona desaseada, mi hermana mayor para buscarle la lengua le dijo:
. – Mami, los hombres son mas asquerosos verdad, como les gusta esta hediondez, mamá sonrojada le dio un pellizco en el brazo y alterada le profirió:
. – Mira sinvergüenza, cuidado como ustedes se dejan tocar esa broma, no seas idiota y cochina, eso esta prohibido, es feo que se dejen tocar, mucho cuidado, no me gustan esas bromas, nos reíamos con solo verle la cara, como que no sabía que mas agregar, menos cuando llegó papá y se percato que la única que no se veía feliz era mamá, por lo que preguntó, se están metiendo con mi reina, que le dijeron, de inmediato mamá media apenada ordenó se me van de aquí, busquen que hacer.
Por ahora hasta aquí les cuento.
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