Crónicas negras: El silbido en el cubículo oscuro
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por ElMarques.
El silbido en el cubículo oscuro
Era un sol de verano. El ambiente estaba emocionado, se podía sentir en el aire, las ganas de fiestas en estas vacaciones tan esperadas.
En un mercedes del 78, John y Enrique iban por la ruta 66. El sol y el desierto era la compañía en el camino. Los lugares de atracción, muy atrás de ellos dos, ha quedado, y con el sonido de una época tan llena de amor, el canto de ambos chicos era un movimiento de paz y no a la guerra.
1
La tarde estaba llegando al final del día. El crepúsculo era tan naranja y negro a la vez, que el oeste parecía quemarse en el cielo.
Había una parada más adelante. Enrique que va manejando, iba pendiente de llegar, si las ganas del baño le antojaban con apuro, y John ni cuenta se daba.
Al llegar a la parada, era una estación de gasolina y una tienda estaba abierta. Bajo tan rápido y enrique ha corrido a los baños, John solo sonrió y se bajó y fue a la tienda.
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El pantalón le ha quedado en las rodillas. Enrique está cagando con desespero y hasta el sudor le corre por la frente. Se recoge el cabello y seca el sudor del bigote con el pañuelo que lleva en el bolsillo. El sonido de la entrañas, era fuerte; uno tras de otro, soltando las heces con fuerza y un entuerto de dolor. Enrique está soplando y dando gracias por esta cerca de un baño, se rasca la barba y ve como la bombilla del baño empieza pestañear; un aire corre por los pies… y luego el silbido se arrastra con ella.
La melodía era clásica; triste y alegre a la vez. Enrique se ha puesto de pie, se limpia el culo con el pañuelo que ha utilizado para secar el sudor, al estar listo se sube el pantalón y cuando está abrochando el cinturón, los cubículos se estremecen y espanta como un temblor. El gesto de incertidumbre ha dejado atónito a enrique, este se acomoda rápido y sale del cubículo… la puerta está cerrada, ve al fondo del baño y en el último cubículo, una sombra parce haber visto, y ya con los mojones de nuevo en la entrada del culo, enrique esta cagado y piensa salir corriendo del lugar sin mirar atrás, pero algo lo detiene… el silbido vuelve y todo parece estar tranquilo.
3
Debía sentirse en una película de horror. Enrique daba pasos lentos por el pasillo, y sabía que el último cubículo estaba abierto. Y al acercase más, la sombra se reflejaba en el suelo. El silbido hacia pausas y volvía a sonar. Cuando ya enrique se armó de valor, de una interrumpió y vio con estupor…
Es un crio guapo, estaba de espalda y volteo con indiferencia. Sus labios eran un mohín, silbando la cancioncita clásica; es un pálido de piel en un desierto asolado, con los labios rojos y las nalgas pálidas.
La mirada del chico fue vaga, volvió a mirar a la entrepierna; fingiendo orinar, se sacudía y cuando volteo de nuevo, dejo ver la erección que trae. Enrique enarco una ceja y vio con poco asombro. Pero la insinuación del chico, se hizo evidente; dejo caer aún más el pantalón, casi a los tobillos. Luego con una mano abrió un cachete de nalga y dejo a la vista de enrique; mirar aquel culo tan rojo, y casi lampiño que no había visto antes.
Dentro de su pantalón, le ha brincado; como una corriente, despertando a la bestia y, creciendo hasta marcarse en un bulto prominente.
El chico de cabellos amarillos y vestido como vaquero. Se apoyó a la pared, empino el culo y jadeo con mucho celo. Enrique apretó la erección abultada y corrió al cuerpo del muchacho, recostó el bulto entre las nalgas y se apoyó fuertemente. Le susurró al oído y el chico gimió entre sus brazos.
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El calor en ambos cuerpos, se evaporo e inmediato en sudor. Enrique presiono su erección entre aquellas nalgas, gimoteo y tembló junto al chico. El cierre lo bajo rápido, de ahí salió el monstro; grande, cabezón y de ingle peluda. El chico miraba de reojo, viendo con hambre aquel trozo de carne.
Sujetado con su mano, la apretó y sintió en su piel, el calor y la textura del miembro erguido. Echo el capullo hacia atrás; el olor se impregnó y se volatizo. El chico no pudo aguantar más, se dio vuelta y rápido una mirada a los ojos de enrique; se agacho, y se hundió en un mar de olor.
Suspiro y aspiro las bolas de enrique, abrió la boca y la lamio una a una; paso la lengua por debajo del tronco, saboreo las sales del glande, y al tragar, el paladar se hizo agua, el sabor le gusto y mamo como cabrito hambriento…
Chisteo entre dientes, como escalofrío que corre por el cuerpo; enrique solo posa la mano en la cabeza del muchacho, y ve como su virilidad desaparece en aquella boca tan experta. Al pasar la lengua del chico por las bolas, enrique se arquea de espalda, y suelta el gemido. No lo cree, pero ahí está con crio entre sus piernas, dándole una mamada y lengua en la verga. Se estremece, pero aun así, no quiere vaciarle la leche, quiere depositar el semen, en el culo de aquel chico en el cubículo oscuro.
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Las bombilla pestañeo de nuevo, en el momento que Enrique frotaba su pene erecto. Busco el hoyito, estaba cerrado, pero al introducir el dedo, enrique sabia, que esta muchacho ha llevado verga mucho antes.
El morbo estaba latente, en ruidoso gemidos de ambos. Le escupió la entrada del ojete, y pasó la lengua en tan degustado ano rosado. Se puso de pie de nuevo, tomado su erección con los dedos, la guio hasta el culo del chico; apunto y presiono. No hubo resistencia. El rostro del muchacho, solo enarco el gesto de un poco de dolor, pero luego jadeo tan intenso que con ambas manos abría las nalgas y recibía las embestidas que Enrique le daba.
Entrando y saliendo, de aquel hermoso culo rojo y rosado; el glande se absorbía a tan solo ponerlo en la entrada, luego el trozo de carne pasaba, viendo enrique como lo ensartaba, movía la cintura y la bombeaba tan fuerte, que solo el chico aguantaba.
Duro, reventándole el culo. El grosor llenado las entrañas, la punzada llegando a lo profundo y el placer de ambos se aumentaba en cada metida que enrique daba.
El culo lubrico el mástil grueso y blanco. Lleno de venas prensadas y con un glande rosado. El muchacho movió el culo hacia atrás, golpeando la ingle de su amante.
La sensación aumentó, el cosquilleo le corrió desde la punta de miembro, las bolas encogidas y el abdomen plano. El chico con gesto chillando, y el bombeo de cintura aumentado… Enrique golpeo con fuerza, pegando a la pared el cuerpo del chico. Le emburro todo la virilidad en el culo, y solo la presión y palpitación sintió al llenarle el interior de semen; lo expulso con velocidad, chocando y correando la viscosidad. Dos duras metidas de vergas más, y el culo del chico quedo lleno de leche y desflorado con ganas de mucho más…
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El orgasmo, le dejo con relajo intenso. Tan parecido al LSD. Enrique con los ojos cerrados, deposito todo su peso en la espalda del muchacho… al abrir los ojos; solo el concreto vio en sus ojos…
El chico
En plena juventud y con las hormonas alborotadas. Jake en el día se hacia la paja, más de cuatro veces al día, terminaba con la entrepierna, olorosa a semen.
Pero el, era un joven diferente. Cuando se la corría en el campo en los establos. Una vez descubrió el placer anal. Algo con lo que venía pensando hace rato; pero con unos hermanos tan machos, como iba ser él, aquel marica enfermo de la familia.
Sobre un montón de trapos viejos y llenos de aceite de motor. Jake tenía el pantalón abajo. Se jalaba el prepucio y tan dura en su mano la agitaba de arriba abajo; frenético y excitado, tocaba sus bolas, con apenas una leve capa de vellos amarillos y con los de la ingle ensortijados. Bajo la mano más allá de las bolas, toco el culo y el dedo índice quiso ir más lejos.
Lo introdujo, solo la uña y ya sintió la punzada; mezcla de dolor y placer. Corrió el dedo hacia dentro y está a tope. Los círculos son mágicos, el dedo presionando su esfínter, y la paredes del ano, expulsando hacia afuera.
1
Después de regar el semen en su abdomen, Jake se fue al campo de trigo. Bajo la sombra del atardecer, ahí estaba el hermano mayor; un moreno pálido, mugriento de grasa y aceite de motor.
El chico estaba de espalda, orinaba y Jake le ha cogido el espanto. Delante de la vista de él, el joven Eddy se ha sacudido la bestia de su entrepierna; flácida, escurrida del orín, pero aun así, un apetitoso miembro viril.
Cuando pasaban aquellas cosas, Jake hacia lo posible; no pensar en cosas malas… – ¡con mi hermano no, con el no! –, repetía aquello, y así evitaba que la erección montara su carpa.
Por la noche, estaba Jake con el pensamiento turbado. El vecino más cercano vive solo. Un hombre de adulto, solitario y amargado, sin compañía de una dama, o si quiera de un hijo o un hermano.
Divagando el pensamiento, ese hombre llamado Roland, de piel curtida y ojo azules; era ese tipo de vaquero, parecido a Clint Eastwood en la película “Por un puñado de dólares”
Fue una tarde, Jake andaba por el pasto y llego al patio del señor Roland. La puerta de atrás estaba cerrada, pero al acercarse; jalo el pestillo de la puerta y abrió sin rechinar un poco.
Estaba lúgubre el ambiente en la casa. El silencio funesto y frio, le crispo los vellos de las piernas y la espalda se electrizo al oír un vástago de sonido proveniente de arriba.
Jake arqueo la cejas, y el corazón le latía fuerte. Pero la comezón le entro por las manos, el atrevimiento lo enarco en una sonrisa, de aquellos labios rojos. Mirando hacia arriba, luego vio por las escaleras, donde puede llegar hasta allá.
El chico pensó en un juego, solo subía, veía y luego bajaba corriendo. Como una necesidad de sentir las punzadas de la adrenalina por todo su cuerpo.
Cada paso que dio por las escaleras, fue pensado. Jake ha subido, se encontraba en el pasillo de las habitaciones y detrás estaba las escalerillas para subir al ático. Como gato iba el chico subiendo y al asomar la cabeza, sorprendido ha quedado…
2
A falta de mujer, el hombre tenía necesidades, y una de esas, era el sexo; que le quemaba la entrepierna, con libidinosas fantasías y, aunque lo intentara evitar, igual por las mañanas, Roland amanecía empalmado y húmedo.
No fue un capricho de la vida, el estar sin pareja. Con 37 años de edad, estaba dedicado a la granja, herencia de su padre y de cual no se quería despegar.
Se había dedicado el resto de la tarde a leer el periódico, sentado ahí en el porche de la casa. Cuando estuvo un rato sentado, la fricción de las piernas al moverlas; le ocasiono una erección a la entrepierna. La bestia despertó, marcándose por todo el pantalón. Simulo, bajo la mano y se tocó; apretó con fuerza y la verga le respondió.
Dejando el periódico en el mueble del porche, entro a la casa, subió al segundo piso y bajo la escalerilla del ático; sabiendo que ahí guardaba unas revistas de chicas desnudas, el hombre iba con la intención de estimular el pene y la vista.
Tomo una silla de madera, sentado en ella, desempolvo la revista, una edición del 55, otra herencia de su padre que le ha dejado, y recordó en ella, cuantas satisfacción se provocó en la adolescencia, cuando la cogía sin que su padre se diera cuenta.
Con los pantalones hasta las rodillas, dejo libre la entrepierna; blanca y de cabeza roja, gruesa y palpitante y con los vellos rojizos en toda la base. La ha tomo por el tronco, apretó duro y bajo el prepucio. Se enarco y estiro las piernas, jadeo muy quedito y el intenso placer, brillo con una gota cristalina y humedeció el glande. Brillando la cabeza, por la luz que entra de la ventana, el falo grueso palpita y Roland se la jala con placer de ver mujeres denudas en la revista que sostiene en la otra mano…
Jake quiso bajar de inmediato, pero si no le ha visto y viendo aquel trozo empalmado, boca abierta y hecha agua, quedo embobado mirando.
Estaba rígido como un palo, las nalgas si quiera un poco estaba sentadas en la sillas. Roland estirado de pies a cabeza, la entrepierna la tiene parada. Se la jala hacia abajo y ha dejado a un la lado la revista que tenía en mano. Miraba al techo y jadeaba, moviendo duro esa mano, buscando el orgasmo.
El chico veía que tragaba saliva y soltaba los pujidos, mientras se pecho se contraía seguido. Jake sabe de eso, si el, aquel día se la había jalado también. Y ahora mismo el chico con la entrepierna abultada, deseaba correr, hacia aquel hombre con verga parada.
Se mordió los labios y Jake toca su abultado, presiona y cree perder el control sobre él. Pero en eso parece voltear hacia dirección de Jake. No alcanza ver, y sigue en la faena… hasta el punto de explotar en un mar de placer; eyaculo con tiros veloces y largos, el semen cayo en el piso de madera sin lustrar, dejando todo, espeso y blanco.
3
Por la mañana despertó Jake con la erección evidente por debajo de la sabana. Cree haber amanecido húmedo, pero solo ha sido una falsa alarma.
Con los hermanos en el trabajo y su padre en el campo cazando, tenía el día desocupado. Jake ya pensaba en una paja, meterse el dedo en el culo y pensar que es un macho, quien le come el culo bien encabritado.
Con toda la calentura de un adolescente, aun así en el día no se ha hecho la paja. El hermano de Jake llego a la casa, no el mayor, sino Benny, el del medio. Benny es un chico de cabello castaño, antisocial después de haber crecido y conseguir novia en el pueblo. Pero Jake recuerda algo, a pesar que no le gustaba pensar de sexo con sus hermanos; Jake recordaba aquellas apoyadas en la cama…
Cuando la noche aún era joven, Benny se montaba encima de su hermano creyendo que dormía. Le fregaba la verga en las nalgas, todo por encima del pijama y así llegaba y acaba, humedeciendo su ropa interior y las nalgas de Jake.
El chico se acordaba de vez en cuando de aquello. Nunca le demostró a su hermano Benny que él, no dormía cuando él llegaba y se lo recostaba. Pero ahora que está caliente lo deseaba.
La tarde era fresca, los arboles cercanos a la casa daban sombra. Jake se ha bañado y ha salido por el patio, y andando y andando, llego al patio del señor Roland.
Era lo que buscaba, había llegado hasta ahí, con la suerte de volver a encontrar aquella escena de nuevo en el ático. Que suerte podía tener… suceder lo que su mente fantaseaba.
4
Jake estaba con el corazón en la mano. Estaba ahí en el ático, deslumbrado y atemorizado, pero aun así con una sonrisa en los labios.
Reviso todo el lugar con la vista. El mueble donde estaba sentado Roland aquel día, aún seguía en el mismo sitio. La revista estaba en una mesita, pero de resto todo igual. Jake pensaba si había dejado caer el semen al suelo y si aún podía estar, pero era demasiado en que todo eso pueda ser posible.
El rugido de un motor, sonó estrepitoso; cuando se detuvo y cuando arranco de nuevo. Jake reconocía aquel sonido y pensó; << ¿papá…? (…) ¡papa! >>. Casi en un grito lo ha dicho el chico. Se levantó del suelo y miro por la venta del ático. El señor Roland venia entrando a la casa, y como ladrón por ser descubierto, busco la manera de salir corriendo.
Era tarde para escapar, el señor Roland ha dado la vuelta a la casa, y piensa entrar por la puerta del patio. Cuando Jake estuvo abajo, le ha visto; parece que recoge trasto del suelo y los apilas a una esquina. El chico no sabe qué hacer, los nervios están carcomiendo sus sentidos.
Subió de nuevo al ático, ahí estuvo bajos unas cajas apiladas. Paralizado del temor, el horror iba a reventarle en una risa histérica y Jake solo pensó en taparse la boca.
Roland entro a la casa, no quería parecer un paranoico, pero al momento de poner un pie a dentro, sintió que podía haber alguien adentro. Era una idea que siempre tenía, viviendo solo, era eso lo que esperaba.
Desecho la idea como siempre. Se fue a la cocina y un vaso de leche ha tomado, luego subió a la habitación y ahí en la cama reposo su cuerpo. Roland estaba cansado, después de un día de caza con el señor Cuthbert, se quedó acostado a medio dormir.
5
Despertó y vio una sombra en el pasillo. Roland percato el movimiento fugaz, se levantó y ahora parecía tener razón; alguien está adentro.
Cuando estuvo en el pasillo, Roland escucho sonidos de la primera habitación, camino rápido hasta allá y de una abrió la puerta…
Encontrar al chico, tratando de esconderse, no lo esperaba. Roland se dio cuenta de este crio, que era el hijo de Cuthbert.
Jake sonreía, tenía las mejillas coloradas y contrarrestaba con la palidez de su piel. Cuando el señor Roland se movió hacia a él, preguntado; Jake se ha levantado y le pide disculpa por haber entrado sin permiso. Roland quedo con la pregunta en la boca y luego continuo;
– ¿tu padre me ha enviado la carne? –
– No señor Roland – le respondió Jake.
El chico se adelantó y explico su mentira por la cual ha entrado sin permiso. El señor Roland estaba sentado en el pie de cama, tenía la mano en la barbilla y tenía las piernas abiertas. Jake miraba su entrepierna sin disimulo. Roland sintió la mirada y sacudió el pensamiento cuando estuvo de pie. Lo que no esperaba, ni siquiera el mismo Jake; fue cuando el chico se abalanzó sobre él, tocando el bulto sobre el jean apretado.
El silencio estuvo neutro. Por un momento todo pareció paralizarse y cuando Roland fue a quitar la mano del joven, este apretó con fuerza y abrió la boca, presionando el miembro viril marcado. Roland echo su cuerpo hacia atrás y tropezó con el pie de cama, cayendo acostado en el colchón, el chico estuvo aferrado a él, sin dejarlo de ver a los ojos se echó a la cama y busco desbotonar el cierre del pantalón.
Roland se quedó quieto, mirando fijo como el chico estaba desinhibido. Siempre había pensado que el joven era un tanto amanerado, pero nunca le había dado importancia.
Jake desbotono y sacar el trozo de carne del pantalón, ya venía grueso y erecto. El deseo que sentía era grande, era como si fuese el fin del tiempo y el dejara salir todo su verdadero ser.
El señor Roland con el verano que ha tenido, al sentir aquella lengua humedad sobre el glande prensado; cerró los ojos y jadeo mientras que con la mano buscaba la cabeza del muchacho y le presionaba hasta llenarlo.
Jake pego los labio a la ingle, llena de pelos y con el olor a macho sudado. Inhalo y probó todo el sabor del miembro grueso; se ahogó y con sus manos descubría todo el torso lleno de pelo. Roland veía como esa boca de labios rojos, le chupaba la verga; el chico le miraba a los ojos, y sus ojos estaban lleno de brillo. Roland agarro su mástil por el tronco y la condujo en los labios del chico; como pintalabios le paso el glande y luego por la lengua se la ha pasado.
Con el chico sobre la cama, levantado el culo y en cuatro patas, Roland apunto su bestia a la entrada del ano. Jake tenía el morbo en la boca del estómago dando vuelta, y todo aquello lo tenía excitado.
Cuando Roland hizo presión, el glande fue absorbido por el culo rosado de Jake; y con la cabeza adentro, solo necesito el empujón…
Atravesó el falo grueso, reventando y haciendo crujir las paredes del ano. Jake se quejó y las lágrimas asomaron por las mejillas. Roland con tanto tiempo sin probar un culito, se dejó atrapar por el placer propio; y partiéndole el culo al chico, se lo clavaba sin parar un poco.
El culo le dejo destrozado, sangrado y con el semen depositado. Vio al chico acostado en la cama, llevando los dedos al ano, se metió un dedo y vio el gesto de ardor en el rostro de Jake. Roland se acomodó el cinturón y salió de la habitación, dejando solo al chico en su dolor…
Epilogo
Cuando el joven Jake empezó a salir a la carretera y llegar tan lejos de casa, iba a la taberna cercana a la autopista.
Hubo otros encuentros con el señor Roland, pero muy pocas veces, Roland se dejaba seducir solo cuando el calor de su entrepierna estaba muy caliente. Así en ese estado, le llenaba el culo al muchacho.
Jake desde aquella vez, comprendió que todo podía suceder. Que un hombre podía tener y al tomar camino una noche a la taberna, este estaba caliente y comenzó la aventura en las calles.
Cuando no era un ebrio del bar, era uno el de la autopista. Pero esta vez fue diferente, Jake no lo esperaría…
El hombre, era un fuerte. Con músculos grandes y una barba bastante crecida. El hombre tenía una pañoleta en la cabeza y el cabello le caía por el cuello. Jake le veía tomar la cerveza y en su mente pensaba que a este quería esta noche.
Estaba en la estación de paso, Jake entro a la tienda y al salir fue a ligar en los baños. Cuando estuvo adentro se fue al último cubículo y ahí estuvo esperando.
Nadie llegaba y ya tarde se hacía. Cuando Jake estuvo por salir, aquel hombre barbudo que había visto en el bar, estaba entrado al baño con cerveza en mano. El corazón le bombeo fuerte y hasta nervios le dio a Jake. Era su oportunidad, el único hombre que ha entrado y al que ha esperado, debía ejecutar su movimiento ahora mismo, y eso hizo Jake.
Cuando el hombre desenfundo su virilidad en el urinario, Jake que iba saliendo se devolvió y aun lado se puso, e inmediato le sujeto la verga con la mano. El tipo muy serio le quedo viendo a los ojos, y sin apartar la mirada Jake sintió como el trozo de carne creció en sus manos.
Empujado por los fuertes brazos del hombre barbudo, Jake fue a dar al último cubículo. El hombre le empujó al suelo, Jake quedo de rodilla, y de una se ha metido la erección del hombre en la boca; mamando frenético, absorbiendo el resto de orina, y el sabor amargo de una verga sucia. Pego los labios a la ingle, revolcó la nariz en los pelos, y con el hombre jalando de su cabello le guio el movimiento de las mamadas que Jake le estaba haciendo.
El barbudo hombre, daba sorbo a la botella de cerveza, mientras miraba como su pene era succionado; cuando sintió las intensas chupadas de Jake, comenzó a eyacular con muchas fuerzas. El hombre jadeo y expulso todo su semen a presión en la garganta de Jake. Soltando los últimos gemidos y el chico limpiando su verga con la lengua, bebió cerveza y al bajar la mirada…
En el periódico, la notica decía… joven es asesinado mientras orinaba en los baños. En la estación de paso de la ruta 66.
*este relato es un fan ficcion con los nombres de los personajes de Stephen King; LA TORRE OSCURA.
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