El pequeño Robert
Un lindo niño de 6 añitos es abandonado a su suerte en una casa hogar.
Corría el año de 1985. El pequeño Robert, un nene lindo, vivía con sus padres, ambos doctores en la Cd de México.
Él era un niño de piel blanca, herencia de sus padres genéticos, de ojitos color verde, una boquita de labios delgados, cabello rebelde del color del trigo, delgado y poseedor de una sonrisa alegre y contagiosa.
Sus padres, por desgracia, enfrentaban serios problemas en su matrimonio pues se habían casado muy jóvenes confundiendo el deseo y la atracción física con el amor.
A últimas fechas ya no se soportaban mutuamente y con cualquier pretexto se salían del hogar descuidando así a Robert en todos los aspectos.
Así, Robert de ser un niño alegre, estudioso y amable, pasó a ser un niño taciturno, distraído y un poco grosero que tan sólo anhelaba un poco de atención de sus padres.
Para colmo de sus males, sus padres decidieron divorciarse de común acuerdo y pelear, eso sí, por la custodia del pequeño sólo por no cedérselo a su pareja.
Como consecuencia, la asistencia social intervino y llevó al pequeño Robert, a principios de mayo, a una casa social ubicada al Sur de la ciudad.
Al llegar fue despojado de sus ropas, bañado y revisado muy minuciosamente por uno de los encargados, de nombre Francisco, quien concentró su atención en las nalguitas y genitales del pequeño Robert, especialmente en su aún virginal hoyito, al cual introdujo uno de sus dedos ayudado por una crema lubricante. Robert, sumiso y asustado, sólo se dejó hacer.
Se sorprendió y comentó que ya tenía un nuevo juguete con el cual divertirse, que era el primer niño de 6 años virgencito y que se había sacado el premio mayor, sin duda.
Vistió al pequeño Robert con sólo una bata y ordenó que, por su seguridad y en lo que se adaptaba, el niño debía permanecer en la enfermería, aislado de otros niños y bajó su total cuidado.
Lo que en realidad trataba de evitar era que algún niño mayor u otro miembro del personal de la casa hogar se le adelantara y despojara a Robert de su virginidad.
–Ok–le dijo Hector, otro enfermero—pero recuerda que después lo debes compartir.
–Con gusto, pero durante un mes me pertenece solamente a mí, es la regla ya lo saben…
–Hermano, qué suerte la tuya, el niño está en verdad lindo y virgencito además…todo un pastelito digno de devorar.
Esa noche, cansado y triste por los acontecimientos y sintiéndose solo, el pequeño Robert lloró hasta quedar dormido.
De pronto, sintió cómo Francisco pasaba sus manos por todo su cuerpo bajo la bata, y le pedía al oído y en voz tenue, levantarse y seguirlo.
Obediente y somnoliento, el niño tomó la mano del adulto y éste lo condujo por varios pasillos hasta llegar a un sótano amplio y con muchos colchones en el piso, con paredes acolchadas para aislar los sonidos. Cerró la puerta tras de él y Robert se sorprendió al ver a otros 6 hombres, acompañados por otros tantos niños, de edades entre 7 y 12 años de edad, que sonrieron con una risa que al pequeño le dio algo de miedo, cuando fue despojado de su bata y Francisco, orgulloso de su indefensa presa, lo mostró y presumió ante sus compañeros.
–Fran, te pago 20 000 pesos (una suma considerable en esos años) si me dejas estrenarlo—dijo uno de ellos.
–Yo te doy $ 30 000, amigo– dijo otro.
–Ni lo piensen, este niño me pertenece durante un mes. Tenía mucho tiempo sin que me tocara un niño virgencito. Aparte, carne tenemos de sobra en este lugar, y constantemente nos llegan más…
Resignados, aquellos hombres se dirigieron a sus niños, los desnudaron y se desabrocharon sus uniformes y bajaron pantalón trusas para ponerlos a mamar sus penes o acomodarlos para ser penetrados. Todo esto ante la mirada curiosa y llena de miedo del pequeño Ernesto.
–Tu turno, pequeño, te haré y me harás muy feliz—se dirigió Francisco a Robert, y le dio una pastilla y un liquido a beber, para recostarlo en uno de aquellos sucios colchones y comenzar a besarlo y acariciarlo a la vez que restregaba su pene por todo su cuerpo desnudo.
El pequeño comenzó a sentir un calor en todo su cuerpo, sentía arder su cuerpo y más cuando Francisco comenzó a besar, lamer y chupar su pequeño pene y sus huevitos. Su pene reaccionó y comenzó a erectarse mientras él se contorsionaba a consecuencia de la droga que el depravado enfermero le había dado a tomar.
Francisco lo puso de espaldas y le pidió levantar sus nalguitas para deleitarse ante la vista maravillosa de sus tiernas y suavecitas protuberancias y del pequeño asterisco entre ellas. Dirigió su boca y lengua a él y Robert solamente gemía ante el calor que se había adueñado de su cuerpo y las sensaciones de placer que experimentada ante el roce y penetración de aquella lengua y barba que raspaban su aún virginal anito.
Y más rico sintió cuando Francisco metió uno de sus dedos en su boca para dirigirlo a su agujerito e introducirlo lentamente en él y frotar su interior, sacarlo y meterlo mientras él pequeño Ernesto sentía desfallecer de placer.
Un segundo dedo fue agregado al primero y aunque se dificultó un poco, fue introducido igual aumentando con ello el placer del niño que sentía orinarse al ser estimulados sus esfínteres y pequeña próstata hasta que, con un gemido, tuvo un orgasmo seco, ante la complacencia de Francisco y los otros adultos que, mientras penetraban a sus niños, no perdían detalle de lo que Francisco le hacía a Roberto.
No pudiendo contenerse más, el enfermero escupió en el culito del pequeño niño y en su verga para posicionarse atrás de él, colocar su glande en la rajita del nene y empujar hasta lograr meter el glande de su verga, misma que medía alrededor de 18 cm y no estaba muy gruesa.
Robert, aunque drogado, sintió como su pequeño botoncito anal era profanado y abierto por algo caliente que se deslizaba y le provocaba un dolor jamás experimentado.
Francisco siguió empujando un poco más cada ocasión y deteniéndose de vez en cuando para permitir que aquel hoyito infantil se acostumbrara a su verga y no se detuvo hasta sentir cómo las nalguitas del niño chocaban con su pubis.
Y empezó un mete y saca cada vez más rápido arrancando gemidos y ayes de dolor y placer que de la boca de Robert surgían.
Sintiendo cómo era aprisionado su pene por aquellas estrechas paredes anales, no tardó en correrse, llenando con su semen el intestino del pequeño niño y provocando qué éste, ante tanto placer, se orinara sin poderse controlar.
Dejó que su verga perdiera dureza para sacarla de su pequeño amante que, sudoroso y exhausto, se derrumbó al ser soltado por el adulto.
Otro joven puso boca arriba el pequeño cuerpo de Robert para que, como era costumbre, masturbarse adultos y niños y correrse sobre él, en un baño de semen que se daba a cada niño al ser desvirgado.
No satisfecho, Francisco penetró y eyaculó dos veces más a su nuevo juguete sexual mientras a su alrededor se escuchaba el chocar de los testículos de los adultos en las nalgas de aquellos niños mientras éstos, acostumbrados ya a ser cogidos y cogerse entre ellos, gemían y disfrutaban ser penetrados.
A partir del día siguiente, el pequeño Robert fue obligado a llevar un plug en su culito para facilitar las penetraciones que noche a noche el enfermero le daba.
Además, Fran era rudo y masoquista y disfrutaba darle con un cinto en la espalda y nalgas a Robert mientras lo hacía suyo y le colocaba pinzas en sus infantiles tetitas. Esto, que al principio hacía sufrir y llorar de dolor al pequeño niño, acabó por gustarle.
Al mes, como se había acordado, el pequeño Robert comenzó a ser usado por otros trabajadores de la casa hogar y, al ser ubicado en los dormitorios comunes, sus compañeros más grandes abusaban también de él.
En el terremoto de septiembre de ese año, los papás de Robert perdieron la vida, y aunque tenía un abuelo materno que se dio cuenta de los abusos que su nietecito sufría, nada hizo por él pues lo culpaba de la muerte de su hija y lo abandonó a su suerte…
Como sigue? necesito mas.
Excelente relato… como sigue?
Como sigue?
Gran relato… Menudo calentón me has provocado… como sigue?
Uff que relatos más rico, ojalá poder hablar al privado de cositas asi
Hablemos mi telegram es @eexxyz
Olvidé mencionar que este relato se basa en las experiencias de un amigo conocido por telegram.
Espero poderla continuar pronto…y gracias por sus palabras de apoyo!
Como sigue? necesito mas.
Que buen relato me dejaste la verga super dura imaginando ser Francisco cogiendo a un nene de esa edad ojalá le den continuidad