Neverland 38.

BINGO 3..
Después de ese intenso orgasmo unos aplausos me sacaron de mi estado de sopor. Mi hermano, mi suegro hasta mi propio hijo, David, aplaudían. Sentí como la cavidad anal del mi joven amante en turno por inercia expulsó mi pene de su interior y acompañado una serie de ruidos expulsaba también semen y lubricante.

Trate de levantarme pero las fuerzas me habían abandonado por completo, lo que hice fue que me tumbe hacia un lado. Mi pecho se elevaba con rapidez, jalando todo el aire que podía. Mi piel escurría sudor por todas partes, hasta mi entrepierna estaba mojada. Pero eso creo fue por el meo del muchacho.

Mi hermano se acercó y en su mano trae un suero líquido. Me lo entrega pero yo solo lo dejo a un lado. El nn se mueve hacia mi y por inercia lo abrazo, él también me abraza y coloca una de sus piernas sobre mí, flexionandola. Ahí nos quedamos los dos. Exhaustos.

— Mi nombre es Javier y él es mi hijo Oscar y desde hace mucho tiempo está enamorado de ti y de lo que le haces a tu hijo– escuché hablar una voz familiar pero mis ojos están cerrados, aunque ya se de dónde venía. — papá no. Te dije que es un secreto– replicó el muchacho y lo único que atiné a hacer fue estrujarlo más fuerte entre mis brazos. Oscar me abraza, de la misma forma en que mi hijo David lo hace después de que hacemos el amor en casa. Así mismo, desnudos y bañados en sudor.

Me quedé aún más tiempo tirado abrazado de Óscar. Los arrumacos post sexo es lo más dulce que hay.

Mi suegro se me acerca y me pregunta — vas a continuar? aún te hacen faltan dos nns mas! — miro a mi suegro con sorpresa. Busco la mirada de mi hijo, que está de pie sonriente y con solo dos fichas. Le sonrió y con una voz que tuve que forzar a salir respondí — no, yo hasta aquí llegue– acto seguido me echo encima a Óscar y le doy un beso en la boca.

Mi suegro se levanta y da la orden de continuar.

Mi hijo desnudo le entrega las fichas a mi suegro pues yo fui el último hombre en terminar y aunque aún quedaban dos nns por follar la competencia ya había terminado. Todos los hombres y niños aplaudieron con alegría. Mi hijo abraza a su abuelo y le da un beso de pico.

La cena ya se había servido en el salón central. Mi hijo, yo y mi joven amante nos fuimos a bañar. Bajo la regadera acompañado por mi hijo y Oscar mi pene volvió a reaccionar, en cuanto los niños vieron eso se hincaron y ambos se dedicaron a darme la mejor mamada hasta el momento.

Yo de pie mientras el agua escurría por mi cuerpo. Mi hijo y Oscar usaban sus bocas tibias para volverme loco. Hicieron lo que quisieron. Uno tallaba su lengua contra la circunferencia endurecida de mi verga mientras el otro chupaba y hacia presión en mi glande. Cambian de estrategia y ahora uno juguetea con mis bolas mientras el otro traga con hambruna la mitad de mi miembro. No me importa quien lo hace, se siente tan delicioso.

Sus manos acarician mi abdomen y piernas. Con mis manos les empujó la cabeza para que se atraganten con mi hombria hinchada. Estábamos entregados los tres al placer.

Los quito y hago que Oscar se ponga de pie y se de la media vuelta hacia la pared. Me coloco en cuclillas y con mis manos le abro sus nalgas. Dejando expuesto una vez más su rosado orto. Sin mediar más tiempo mi boca se pega a su culo y con mis manos masajeo sus turgentes nalgas. Mi lengua se mueve abidamente, mientras el agua aún cae sobre nosotros. Una mano pequeña me saca del trance sexual y al dejar de lamer aquel culo tierno veo que mi hijo david me ve con deseo. — quieres intentarlo?– le pregunto a mi hijo y él me afirma. Una sonrisa se dibuja su rostro. Le ordenó tomar mi lugar. Le muestro que debe de abrir bien las nalgas para exponer el culo pero no tanto como para lastimarme. Mi hijo aprende rápido y saca la punta de su lengua. Al principio lo hace con cuidado como si probará algún platillo exótico que no le fuese a gustar.

Pero pronta fue mi sorpresa al verle pegarse contra el culo de Óscar. El muchacho ponía cara de excitación y felicidad. Sus ojos se entrecerraban y se ponían en blanco. Yo me levanté y me coloqué a un lado de Óscar con mi mano tomé mi mástil duro y lo fui a depositar dentro de la caliente boca del muchacho. En cuanto sintió mi hombria abrió más la boca y hasta el mismo se empujó para tragar más.

Ahí estaba él, Oscar, siendo sometido por sus dos hoyuelos. Un padre que veía a su hijo aprendiendo y un hijo que veía a su padre entregar lo mejor de si mismo. No nos detuvimos. Oscar resultó ser todo un sumiso y eso lo aproveche yo para enseñarle el papel de activo a mi pequeño David. Qué, a pesar de que Oscar le llevaba año y medio de diferencia pareciera que mi hijo le llevase 30 años de experiencia.

Oscar se trago ambos penes, el de padre y el de hijo al mismo tiempo. Dejo que mi hijo David lo penetrara para después yo hacerlo y ponerlo a gemir de lo lindo. No sé cuánto estuvimos ahí dentro!? Nuestra piel se empezó a arrugar como la de los ancianos. Asi que para no alargar más la faena los arrodille a ambos y me masturbe con una de mis manos. Se veían tan hermosos los dos y al darse un beso en la boca, mis piernas temblaron una vez más y yo entregué la última ración de leche del día. Alcanzó para ambos y ambos la compartieron.

Al volver al salón central aún había muchos hombres reunidos ahí — y aquí están señores el nuevo rey y principe de Neverland. Démosles un fuerte aplauso a Eduardo y a su príncipe Oscarito!!!–

Todos aplaudían, todos estábamos desnudos, todos reiamos. Bese primero a mi hijo y luego a Óscar, el que sería mi nuevo amante dentro de Neverland.