Sin saber, me cogió un adolescente
Miré el mensaje detenidamente. Mi pija volvió a ponerse dura. Ese pibe no aparentaba de rostro 18, pero jamás esperé que me estaba cogiendo un nene de….
Relato compartido a través de Tl.
Hola, mi nombre es Rodrigo. Tengo 30 años y soy de Argentina.
Estoy en forma porque constantemente hago ejercicio, mido 1.76 y soy de piel clara.
Tengo una vida sexual bastante activa, teniendo encuentros cada que puedo, pero nunca había tenido experiencias con un nene.
Esto pasó a principios de año; usando una página de citas similar a Grindr, hice match con un perfil que ponía 18 años, me mandó su Ig y comenzamos a hablar por ahí.
No tenía fotos en su perfil, ni publicaciones.
Durante las pláticas, me manda una foto de él en un espejo. Su nombre es Raúl, de 1.70, muy blanco y de rulos. Un pibito hermoso y con el cuerpo marcado. Ojos avellana y una piel hermosa, jamás había visto un pendejito tan bello antes.
Resulta que éramos de la misma ciudad; eso sí, noté que se veía muy joven y al volverle a preguntar su edad, me confesó que en realidad tenía 17, pero que estaba a meses de los 18, por lo que no le di importancia. No era gran cosa para mí, en poco pasaría a la edad legal.
Para ser sincero, me encantan los putitos, por algo conozco esta página jaja. Entonces, era lo más cercano que tendría de coger con uno menor.
Seguimos charlando, y me dijo que era full activo sin mucha experiencia.
Me mandó foto de su pija, un pedazo hermoso. Un tronco blanco, grueso y venoso, que se curvaba para llegar al glande rosadito y muy puntiagudo, sin circuncisión y que definitivamente parecía de un adulto atrapado en el cuerpo de un pendejito. Que por cierto, confirmando, le mide 19cm.
Pactamos encuentro, y entre semana llegó a mi casa. Vestía un pantalón de mezclilla y una polera manga larga sencilla.
Entró a la casa en paso indeciso y pasó a la habitación.
Se veía nervioso.
Era más bello en persona, su cabello con ese corte juvenil lo hacía ver re masculino.
– ¿Estás nervioso, eh? -Le pregunté únicamente usando una polera sin mangas y un short deportivo-.
– Un poco sí. -confesó-.
– No pasá nada, solo dejate un poco.
Me acerqué a él y le plante un beso delicioso. Terminamos chapando sobre la cama; intercambiando saliva.
Sus labios tiernitos, de un macho en proceso. Una boquita suave, característico de esa edad.
Los que han probado nenes, saben a que me refiero.
Dos besitos más, y era notoria la carpa en sus pantalones. La tenía re gomada, y me ponía caliente el tremendo bulto que formaba.
Desabroché su pantalón y tiré de él. Llevaba ropa interior azul, tan ligera que bellamente curvaba en cada parte de su erección, dejándome ver su forma completamente aún cubierta. Toda su pija se veía colosal en su ropa interior.
Noté que temblaba demasiado. Me levanté y le planté otro beso, con mucha lengua y más despacio, para que se relajara.
Acerqué mi nariz a su pija y desprendió el aroma más delicioso, sudorcito, un poco de olor a orina y ese bello aroma a adolescente.
Tomé la orilla de su ropa interior y tiré de ella muy lentamente, dejándome apreciar cada parte, desde su vello recortado, a su tronco venudo. Su chota rebotó y se acomodó completamente erecta en su entrepierna.
A pesar de haberlo visto ya en foto, en persona era descomunal verlo erecto. Parecía la verga de un adulto en la entrepierna de un niño. Ahí posada en su abdomen, esa pija blanca me tenía babeando.
Tomé el tronco y me lo llevé a la boca, aunque tuve problemas para que me cabiera toda. Comencé a chupar suavemente su glande y posteriormente encerré la mitad de su trozo en mi boca. El sabor salado llenó mi boca, lo que me prendió más e hizo que siga comiéndome ese trozo con ganas.
A día de hoy, hay veces que no se la puedo aguantar por el grosor.
El pibe comenzó a estremecerse y gemir al ritmo de mi mamada. Sosteniéndose de la cama, levantaba su pelvis cada que ahogaba un gemido delicioso.
Aunque al principio solo pude meterme algo más de la mitad, en poco pude comerme ese grueso pedazo hasta el final, aunque con la mandíbula entumida por el grosor.
Su pija olía a sudorcito, pero estaba completamente limpia, el chabón tiene una muy buena higiene.
Tenía toda su pija y bolas depiladas, dejando de protagonista esa chota y huevos enormes.
Miraba mientras soltaba pequeños gemidos, como yo me tragaba su virilidad como si fuera un dulce, cual puta que soy.
– Quiero cogerte. -soltó en lo que sonó como una súplica-.
– Déjame me subo yo, así duele menos. -dije soltando su pija-.
De esa forma, yo controlaba las embestidas, ya que si lo dejaba al control, me iba a partir de una con ese trozo entre las piernas.
Tomé el recipiente con lubricante y comencé a frotarme en él.
Su pija ya estaba re hinchada, completamente dura como piedra. Roja y parada por la fricción.
– ¿Tenés condón? -preguntó, impidiendo que me clave en él-.
– Tomo PREP, vos no te preocupés.
Llevé su cabecita a la entrada de mi ano, y así dejé caerme en esa vergota lentamente.
– Oohhh. -comenzó Raúl a perderse en su excitación-.
Puso los ojos en blancos y echó la cabeza hacia atrás, mientras soltaba leves bufidos.
Comencé a cabalgar en su pija, subiendo y bajando mientras le invadía la boca con mi lengua. Sentía su pija descomunal abrir mis paredes anales, llenándolas de un trozo de carne de nene.
Solo podía meterme la mitad al inicio, me dolía como poco a poco iba abriendo mi culo.
Con embestidas muy lentas, deje que tremenda pija se acomode en mi culito y que este se acostumbre al tamaño.
Me levanté de él dejando salir su chota de mí. Sentía el culo completamente abierto.
Me coloqué en cuatro dándole la espalda, rápidamente reaccionó volviendo a llenarme de su trozo, el cual entró con más facilidad luego de expandir mi culito.
Comenzó a embestirme, torpe pero salvajemente a su propio ritmo.
Nos veía en el espejo que teníamos frente, mi enorme culo formado por el ejercicio, siendo llenado por la pija de un pibe que creía que tenía 17.
Me daba a pelo, como me encantaba. Sentía cada vena de su verga en mi culito; los sonidos de la penetración llenaron mi habitación en esos bellos «chop»
Él bufaba, con esa desesperación juvenil, mientras su vellos recordatos topaban con mi culo lampiño y sus bolas cargadas de leche adolescente rebotaban llenando la habitación.
Ese nene estaba loco por mi culito, lubricando naturalmente de tanto precum que el pendejito botaba. Tuve que salir de él varias veces, ya que siendo un adolescente y nuevo en esto, amenazaba con venirse con facilidad.
Hicimos tres posiciones más, qué yo le enseñé y él ahogaba mis gemidos con sus propios bufidos de macho.
Su gruesa pija ahora salía y entraba fácilmente en mí.
Finamente, se cansó de ser él quien embistiera y me pidió cabalgarlo una vez más.
Tomé su tronco y me dejé ir con fuerza, sacando a ambos un enorme gemido.
Jamás creí que un pibe adolescente, me daría una de las mejores sesiones de sexo que he tenido.
– Ay, me voy a correr. Bájate.
– Correte en mí, dale.
– Noo, bájate boludo.
Comencé a moverme con más velocidad, mientras sus súplicas se volvían susurros.
Mi enorme cuerpo de adulto, ensartándose en la pija de un adolescente más bajo que yo.
Me seguía mirando en el espejo; la diferencia de tamaños era bestia, entre mi ejercitado cuerpo de adulto siendo embestido por un tipo delgado y con ese típico cuerpo adolescente que está floreciendo.
Sentí la presión que sus manos ponían en mis muslos, dejando las marcas de sus dedos en mí.
Comenzó a embestir más y en unos segundos, me llenó hasta lo más profundo de chorros de lechita.
Me sentía relleno en cada parte de mí.
Me levanté e hice presión en el ano, escurriendo los chorros de semen adolescente.
Nos acostamos juntos y tomamos un ducha un rato después.
Se vistió nuevamente y con un beso morboso, abandonó mi casa.
Ya en su casa, me escribió agradeciendo la sesión. Me dijo que era la primera vez que se corría tan rico y que quería repetir.
Ya en texto me confesó:
«Oye, qué harías si vos te enterás que te dio pija un pibe de 15 años»
Miré el mensaje detenidamente. Mi pija volvió a ponerse dura. Ese pibe no aparentaba de rostro 18, pero jamás esperé que me estaba cogiendo un nene de 15. ¡Me cogió un nene de 15!
No solo tenía 15 años y una pija de señor, sino que también me confesó que venía del Liceo (secundaria argentina) cuando cogimos.
Quedé más excitado que antes. Me había rellenado un nene mucho menor de lo que creí. Si hay más activos de su edad, el mundo va por buen camino.
Me mandó más fotos de su pija y con la nueva información, llené mi pecho con mi primera experiencia con un nene.
Obviamente repetimos varias veces, cuando salía o se escapaba del Liceo y yo fui quien moldeó a ese pendejito a ser el macho rompeculos que será cuando sea adulto.
Cada que cogemos me encanta vernos en el espejo, apreciar su cuerpo delicado y tiernito darle pija a uno adulto y más grande que él. Ahora que conozco su verdadera edad, me preguntó como no me di cuenta cuando cada parte de su cuerpo gritaba ser de un niño, solo que un niño muy alto.


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Como sigue?
Que rico, me encanta como inicia esta historia.
Excelente relato. Como sigue?