El diario de Liria Anderson. Parte 1
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por GerardoXD.
Gemía y jadeaba “Aaahhmmm- aj-aj-aj-aj” sujetaba con fuerza el sillón en el que estaba sentada abierta de piernas tratando de no venirme. No sé cuánto tiempo había pasado desde que empezó a meterme ese objeto en mi vagina, usted metía y sacaba eso que parecía ser una botella, junto con la tela de mi tanga… evitó tomarse molestias, así que no me quito la ropa interior, bueno, solo el brasier. “Iiiaaajj-aj-aj-aj” mis gemidos se hacían cada vez más agudos y excitados al igual que mis incesantes jadeos. No lo soportaba más pero lograba lo que podía… aunque eso no fue suficiente, de repente usted subió el ritmo de las penetraciones, y ya no aguanté. Todo mi cuerpo se tensó, y lograba notarse en mis piernas, deje de mover mis caderas y sentía como mi corazón palpitaba alocadamente de placer, después me vine en un irresistible orgasmo que hiso hervir mi conchita y mi barriga, al mismo tiempo sentía como mis jugos escurrían y empapaban por completo mi tanga. “Ooouuhhmm-aj”.
Como dictaba usted, después de venirme me acurruque en el sillón, apoyada en todo mi lado derecho y me prepare para dormir. “Puta inútil” me gritó, justo antes de que su mano golpeara mi cara, dándome una fuerte cachetada. Al parecer no había cumplido con lo que usted me había pedido… soportarme del orgasmo durante 15 minutos. Pero, ¿Cómo iba a hacerlo?, usted es una máquina imparable de excitación, ninguna vagina se resistiría a sus enormes encantos. Yo no debía hablar, simplemente debía seguir con el protocolo de acurrucarme, dormirme, y tomar con mi mano algunos de mis fluidos que habían empapado mi tanguita y lamerlos, ya que me servirían para rehidratarme. Usted ideó un buen castigo para mí y comenzó a recitarlo, yo aún no lograba poner suficiente atención ya que el potente orgasmo que usted me había dado aún no dejaba de aturdir mi percepción.
Cuando terminó de contarlo dijo que una nota en mi cama me recordaría todo lo que debía hacer, bueno, al menos algo así entendí ya que el sueño comenzaba a tomar dominio de mi cuerpo. Poco después me quedé dormida, tuve un largo y placentero sueño, dormí tan bien, que solo desperté hasta que habían pasado 12 horas de mi delicioso orgasmo, o sea, a las 9:45 a.m. De inmediato desamarre la tela que cubría mis ojos… y cuando tomé conciencia, logré verla y la agarré… era la nota que había mencionado usted. Leí detalladamente todo lo que en ella decía y encontré todos los detalles sobre mi castigo. Justo como en la nota decía, la ropa que usaría estaba sobre mi cama, usted mismo la había elegido de mi guardarropa… muy bien acomodadas, se encontraban mi blusa azul de escote muy amplio, perfecta para dejar babeando a los hombres con mis lindos pechos…
Después estaba mi falda, corrección, minifalda estilo colegiala, sin duda uno de los mejores recursos eróticos, mi ropita interior no tendrá lugar donde esconderse mientras la use… luego estaba la ropa interior que usaría, un brasier de la lencería Leopardo de Victoria´s Secret su tela era muy suave al tacto y casi me daba un aspecto tierno, no me gustaba mucho pero era un brasier push-up… y lo que cubriría mi vaginita sería una tanga negra que guardaba para ocasiones especiales, era hermosa, la tela era suave y los elásticos de la cadera eran muy delgados, y el hilo que iba justo en medio de mi culo ¡Wow! era perfecto, de vez en cuando experimenté un orgasmo mientras se metía en mi trasero. Finalmente estaban unas calcetas blancas que cubrían poco más de mis rodillas con una tela finísima y suave, junto con unos zapatos de tacón alto que seguro me aumentarían unos 3 centímetros de altura.
Comencé a hacer las cosas que dijiste mi amo… baje de mis piernas la tanga que llevaba puesta, mis flujos en ella tenían tiempo de haberse secado, y se había puesto un poco tiesa lo cual hizo que me excitara de curiosidad. Debía hacer esto lo más pronto posible si quería complacerte, mi amo. Tan solo con haberme quitado la tanga ya estaba desnuda, así que comencé el castigo… tome uno de los plumones negros en el guardarropa junto a mí y me agache, como si alguien fuera a penetrar mi culito. Con cierta delicadeza y rapidez, comencé a escribir “puta” en mi trasero, para que se viera bien, lo escribí simétrico, “pu” en mi nalga izquierda, y “ta” en mi otro cachete. Después deje ese marcador en su lugar, y tome el de color azul. Me senté en mi cama, y comencé a escribir cerca de mi pubis “cógeme” por la parte interior de mi pierna derecha escribí “co”, después, justo por encima de mi rajita escribí “ge”… y no lo pude evitar, la excitación de mis actos hicieron que mi vaginita se estimulara mucho mientras lo escribía y no dude en soltar uno o dos gemidos mientras apretaba mis pechos, como si tratara de consolarlos. Finalmente escribí “me” en mi pierna izquierda, eso hizo que me sintiera aún más como una perrita… una perrita con dueño, al que soy fiel.
Sudando de nerviosismo y excitación logre ponerme la ropa que usaría para mi castigo, y antes de salir de casa fui al baño para observarme en el espejo, y lo que vi me sorprendió… era una chica bellamente sensual, emanaba una sensación sexual y de excitación, estaba vestida como una prostituta pero de todos modos se notaba su sinceridad y timidez interior… podría jurar que si ella fuera mi amiga, no pasarían ni dos días antes de que me hiciera lesbiana.
Después de admirar mi cuerpo en el espejo del baño regresé a mi cuarto y tome la tanga blanca que llevaba puesta antes, y cumplí con lo que debía hacer. Bajé mi tanga negra hasta mis muslos y traté de relajar mis piernas para lo que estaba a punto de hacer, cerrando los ojos y apretando un poco los dientes, llevé mi tanguita blanca hasta mi vagina y comencé a meterla dentro… “Mmmoooohh” un pequeño jadeo excitado salió de mi interior.
La cosa se puso un poco difícil, pero disfrutándolo mucho logre que la tanguita estuviera dentro de mi ¡Woo! era delicioso, mis instintos hicieron que olvidara por completo las preocupaciones de que me lesionara, casi sentía venir un orgasmo, pero como buena perra logre resistirme, aunque la verdad eso si me agotó un poco, así que me senté en mi cama y subí de nuevo la tanga negra hasta mi panochita. 15 o 20 segundos de reposo después, bajé sin dudar al primer piso y abrí la puerta para irme a cumplir mi castigo. Tan pronto como salí de mi casa una sensación de placer invadió mi cuerpo… era la tanguita blanca que rosaba todos y cada uno de los rincones de mi clítoris cada vez que movía una pierna para dar un paso… apenas recorrí la mitad de la calle, y el placer de que la tanga estuviera dentro de mi calentó mi panochita mucho, casi tanto como para decir que estaba teniendo sexo allí mismo.
Fue muy estremecedor para mí cuando por fin salí de la calle, y la gente se hacía presente en casi todos lados, niños y adultos caminaban de un lado a otro ya fuera caminando o en transporte. Pero finalmente logre armarme con un poco de valor y seguí caminando, de todos modos no necesitaba tanto, mi conchita húmeda me daba muchos ánimos de seguir… era casi como si tan solo la excitación fuera lo que me guiara. Vergüenza, placer, excitación y emoción eran las sensaciones que recorrían por completo mi cuerpo, a final de cuentas era una sensación fantástica, que ponía mi corazón a mil por segundo y hacían que sudara de nervios.
Por supuesto no olvidaba mi castigo, por lo que el objetivo de mi caminata sensual con la que robaba las miradas de algunos chicos era el parque de juegos para niños que estaba a unos 15 metros más adelante. Mi falda se movía coquetamente con los pasos que daba, los casi orgasmos que me daba la tanga blanca no me dejaban concentrarme mucho en mi alrededor, pero si lograba notar que muchos no dejaban de mirar la sexy figura de mi cadera y mis muslos… algunos eran más pervertidos, y, sin ningún remordimiento, trataban de lograr ver mejor mi ropa interior que se asomaba ligeramente por debajo de mi faldita. Incluso alguno que otro hombre, aun siendo mayores, observaban disimuladamente como el brasier de tela leopardo se asomaba eróticamente por sobre el escote de mi blusa azul… como dije, todo esto fue fabuloso para mí, me hacía sentir deseada y también, como toda una zorrita, y el hecho de tener dueño casi me hacía escurrir por mi vaginita.
Dando pasos nerviosos y comenzando a jadear finalmente llegue al parque para niños, por alguna razón había menos personas que de costumbre, al parecer solo eran 3 o 4. Caminé hasta estar frente a un pequeño terreno del césped lleno de flores, y alzando las manos dije: “Estoy lista para servirte, mi amo” Como dictaba mi castigo, me arrodille y después me puse en cuatro patas, apoyando en el suelo mis rodillas y mis manos, justo como si fuera una perrita. Comencé a oler las flores mientras cerraba los ojos y me sonrojaba de vergüenza porque sabía que mi culito estaba expuesto a la vista de todos, obvio mi falda se había subido hasta mi cadera, además la tanguita negra que traigo puesta solo tenía un delgado trozo de tela entre mi trasero. Por fin había logrado el primer objetivo de mi castigo, mostrar la palabra “puta” escrita en mi trasero. Unos segundos más tarde, con un dulce aroma entrando por mi nariz, decidí que ya era hora de levantarme… pero no resultó como yo esperaba, olvidé el tacón de mi pie derecho, así que justo cuando acomodaba mi pie el tacón hizo que no lo apoyara debidamente y mi pierna se dobló, haciéndome caer al suelo. “Aaahii” alcance a gritar suavemente mientras mi cuerpo caía sobre las flores, ¿Grité de dolor, o de placer por el interior de mi vagina? Bueno, debo reconocer que fue más de placer.
Tumbada encima de las flores logre escuchar exclamaciones y burlas de personas detrás de mi… algunos reían “Jajajakgm” y otros gritaban cosas alentadoras… supongo “¡Eso! ¡Eso! Sigue”, “¡Que rico culito!”, “A la mae” y cosas así… incluso una mujer también gritó, “¿Quién es la puta ahora?” Trate de fingir que todo seguía normal, y conservando un poco de dignidad me levanté tambaleando del suelo y sacudí un poco toda mi ropa, incluso mi tanguita negra, solo aprovechando la situación. Eche un pequeño vistazo hacia donde la gente comenzaba a acumularse… antes no habían ni 5 personas, pero ahora se había hecho un grupo de 16 personas creo, 12 adolescentes, 3 adultos pervertidos y una mujer, que supongo fue la que también grito. Debía seguir con mi castigo para complacer a mi amo… así que cuando apenas había sacudido mi ropa baje mis manos hasta mi cadera y levante mi falda para tomar mi tanga negra… la baje hasta mis pantorrillas y, aun mas excitada, camine hasta la banca bajo la sombra de un árbol y allí me senté.
Me abrí de piernas todo lo que pude, por supuesto para dejar ver la palabra “cógeme” escrita entre mis piernas y mi vagina… e intranquila por alguna razón lleve lentamente mi mano derecha hasta mi rajita… en los últimos segundos, la multitud había crecido un poco, probablemente estaban 4 o 5 personas nuevas. Inicié la siguiente parte del castigo, poniendo mi mano en mi panochita y empezando a masajearla circularmente… “Aaaajjj- aj-aj-aj” Mis primeros jadeos salieron de inmediato, tuve mucha suerte ya que en realidad debieron haber sido 20 o 30 orgasmos seguidos, la tanga blanca dentro de mí no dejaba de hacer las suyas y además tenía excitación extra por que la multitud que me observaba, hacía que me sintiera como una completa perra aunque aún no lo fuera. Muriéndome de placer aceleré un poco los masajes en mi conchita, cada círculo del masaje estaba acompañado de un sonido muy parecido al de cuando uno pisa levemente un charco de agua, por supuesto, eran mis jugos. “Ññaaaajjjj- aj-aj-aj” El primer gemido salió eróticamente de mi boca que anhelaba algo para saborear.
Cerraba los ojos ya que hacia fuerza para no venirme así que no seguía viendo a la multitud, pero apostaba a que seguía en aumento… los chacoloteos de mi vagina y mis gemidos me alejaban mucho de los ruidos del ambiente, pero creo haber logrado escuchar el flash de algunas cámaras, y alguno que otro aliento verbal “Uuuujjuuu! ¡Eso!”, “¡Eso putita! ¡Sigue!”, “¡Vente, vente! ¡No te resistas!” además de que algunos de ellos aplaudían… eso me excitó demasiado… estaba recibiendo el placer de una verdadera perra callejera. Un círculo del masaje me estaba haciendo llegar al clímax… pero soportando el placer como la perra que debía ser, no paso a mayores y solo surgió un espasmo placentero a través de todos los músculos de mi cuerpo, un hormigueo invadió mi cuerpo y solté un largo y excitado gemido “Ñññiiiiiiiaaaaajjjjjjj”
Pero me equivoque al pensar que todo seguiría normal… ese placer hizo que me retorciera de gusto, y entre hormigueos y jadeos mi cuerpo se estiró, haciendo que me levante un poco de la banca y haciendo que tratara de abrir más piernas… ¡TS!… un ruido se escuchó cerca de mi… aturdida de excitación quise ver si podría revisar que ocurrió… y una sensación gélida pasó completamente por mis venas y recorrió mi cuerpo. Lo que había visto, era mi tanga negra en el suelo con el tirante izquierdo roto… había pagado mucho dinero por esa tanga… era muy valiosa para mí, y además era vital para cumplir mi castigo. Olvidando casi por completo el placer que me había invadido recogí mi tanga del suelo y la puse a un lado de mí. Ya no había remedio… simplemente me mantuve observándola mientras la gente que me veía por alguna razón se mantenía en silencio también. “Era cierto… soy una puta inútil” me dije a mi misma mientras recordaba el error que había cometido ayer, y vivía el hecho de que no podría cumplir mi castigo… habría decepcionado completamente a mi amo.
Gemí y me eché a llorar… “Soy una puta sin remedio” grité… creo que lo suficientemente fuerte como para que la multitud escuchara. No presté atención, pero según yo el grupo de gente se fue desvaneciendo poco a poco… a excepción de una linda chica que se acercó a mí. “Te entiendo… esa tanga era preciosa” Me dijo con una voz suave, entonces levanté la mirada y observe a una preciosa chica de escultural cuerpo y dos enormes… ojos. Vestía una blusa negra muy pegada al cuerpo y sin escote, con una falda corta pero más larga que la mía por supuesto, de color azul oscuro. Sin siquiera decir una palabra más, bajó sus manos hasta su falda y la levantó, después logre observar cuál era su ropa interior, y me quede paralizada de la emoción… era una tanga negra idéntica a la mía, a excepción del tirante roto por supuesto. Con cierto erotismo y sensualidad tomó la tanga de los tirantes y comenzó a bajarla… yo solo abría bien los ojos de curiosidad, y también por un poquito de placer porque había logrado echarle un pequeñísimo vistazo a su panochita. “Te la daré, con una condición” Afirmó, poniéndome la tanga casi en mi nariz… no necesité preguntarle cual era la condición, de inmediato ella me dijo que debería contarle porque estaba haciendo todo esto. Esto era perfecto, el último punto de mi castigo era: Traer una nueva perra para tu amo. Así que, en lugar de contarle porque hacia todo esto, le pregunté “¿Te gustaría venir conmigo? Ella entendió que le ofrecía otra cosa, pero que aceptaba el trato… así que de nuevo sin decir nada puso su tanga en mis piernas y yo le sonreí. Tranquila de nuevo me levanté de la banca y me puse la nueva tanguita… tengo la sospecha de que mientras hice eso ella notó que llevaba una tanga blanca dentro de mi vagina porque no dejaba de verme raro de ahí en adelante. Por ultimo tomé mi vieja tanga negra que estaba en la banca, y la metí entre mis pechos… solo para no llevarla en la mano.
Con mucha más confianza en mí misma recorrí el camino de regreso a mi casa, estaba hecha una zorra… tenia sudor en todo mi cuerpo y mi ropa estaba desacomodada… y eso me encantaba… después de todo, debo ser una completa puta. Por fin estaba en camino de complacer tus deseos mi amo, tuve algunos contratiempos, pero finalmente vuelvo hacia ti para que me des tu perdón. Subimos las escaleras tan pronto como entramos a mi casa y cerré la puerta… “Quítate la ropa” Le dije cariñosa y levemente a la chica… ella, sumisamente y con cara de nervios acató mi orden. Yo hacía lo mismo, levanté mi blusa azul y me la quite, dejándole ver mi tierno brasier… continué quitándome la ropa atontadamente, porque no lograba dejar de ver sus lindos pechos, y que muy apenas se había quitado la blusa dejando ver un brasier negro… de su falda ni hablar, ya sabía que no llevaba ropa interior. Tiramos la ropa a un lado y después le dije: “Cuando ladre 3 veces, entraras al cuarto” Un poco asustada me asintió con la cabeza… ¡Wow! ya debía entrar, pero no lograba despegar la vista de su cuerpo… especialmente de su rajita. Resignándome me agache y me puse en cuatro patas… después entré a mi cuarto para encontrarme con usted, mi querido amo.
“Bien, ya llegaste” Me dijiste, mi amo. Yo, actuando como una perrita sacaba mi lengua y me acercaba a usted manteniendo la mirada baja, o cerrando los ojos para levantar mi cabeza, como siempre, estaba prohibido que yo lo mirara. Me acerque de inmediato hasta sus piernas, y en manera de agradecimiento por permitirme ser su perra, levante un poco mi cabeza y comencé a saborear y a lamer su grueso pene… “Esta delicioso, como siempre” Pensé en mi mente. Luego usted tomó el premio que le llevaba… mi tanguita blanca, empapada y escurriendo de mis jugos… gemí levemente mientras usted la sacaba, pero logre controlarme. Después usted me pidió el mayor tesoro que le debía traer, entonces ladré tres veces: Wof! Wof! Wof! Y la nueva chica hizo su aparición… como estaba realmente tímida ante esto ya que era nuevo para ella, siempre mantuvo su mirada en el suelo. Usted caminó hacia ella y le dijo: “Arrodíllate, soy tu nuevo dueño” Yo solo escuchaba lo que ocurría, ya que estaba echada en el suelo como si hiciera una reverencia para mi amo.
Después, simplemente para celebrar que todo salió bien, nos pidió que nos masturbáramos juntas hasta que quedáramos exhaustas… al oír eso, me metí mas en el papel de perra y aullé de emoción:” Aawoouuuuf!” Ese detalle le encantó, mi amo, prometo que lo recordare para el futuro. 7 orgasmos y 25 minutos después seguí de nuevo el protocolo y guie a la perra novata, nos echamos en el suelo y dormimos plácidamente… esperando a que nuestro amo nos visitara de nuevo pronto.
Eso fue lo que ocurrió ayer querido diario, si mal no recuerdo, antes de que me venciera el sueño escuché que nuestro amo dijo que me haría una visita antes de la medianoche… son las 12:10 y aún no ha llegado… comienza a preocuparme esto, pero de nuevo lo pienso mejor y recuerdo que ¡Iiiiaaaaajjjj!!!!!………………. pene……. Penetrándome…………. ¡Aaaaaaaaahhhjjj!!!!!!!……… a…… amo……. Amo mío…………………… Siiii!!!!!!!
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