LA HISTORIA DE MI VIDA 7. “Visita Inesperada”
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Elcoyoludo.
A mi madre ya le habían cambiado el turno y ahora los hacía de día.
Por otro lado con William seguimos siendo novios no oficiales, por el motivo que no queríamos que nadie se enterara de lo nuestro.
Pocas personas sabían de lo nuestro, tan solo mi padre, David y mi tío Diego.
Cierto día William me comento que ya les había dicho a sus padres de su orientación sexual y que también les había comentado de mí y lo nuestro, y que sus padres querían hablar con los míos sobre el tema.
Pero le dije que a mi mamá no le había contado sobre el tema y que mi padre no se encontraba, pues, él era el único que sabía.
Le dije que si estaba bien el sábado iba a ingeniármelas para ir sólo y que después le iba a contar a mi madre y que después platicaran sus padres con los míos.
El sábado llego y con ello el día que William y yo le íbamos hacer frente a lo que nos deparara el futuro.
Mi madre se fue a trabajar muy temprano.
Llego la hora en que tenía que llegar a la casa de William, así que tome un taxi y fui a su casa.
Por un mensaje le dije a William que ya estaba cerca de su casa, él me dijo que sus padres estaban esperando.
Llegue a la casa de William, toque la puerta; William fue quien me abrió la puerta, solo me dio la mano y me dijo que pasara a la sala donde sus padres estaban.
Yo estaba tan nervioso que sentía que se me paraba el corazón.
Eran como las 10:00am.
Yo: ¡buenos días! Salude.
Amablemente me respondieron los padres de William.
Me hicieron pasar y nos sentamos para conversar del tema.
El tema se hizo amplio y relataré lo que más recuerdo.
Elías, don Elías; que por cierto así se llama el padre de William, me dijo:
Elías: no tengo ningún problema con esto, solo que ustedes saben que si en su escuela se enteran sus compañeros o alguien más eso les va a dar muchos problemas.
Así que nosotros (el padre y madre de William) les decimos que no actúen así en la escuela y que si se quieren ver, háganlo en tu casa o aquí.
Yo: si, tiene razón.
Elías: pero eso sí, enfrente de nosotros solo platicas.
Yo y William: sí, claro.
Tardamos un buen rato después de poner las condiciones de nuestras visitas con William.
Después les dije que me tenía que ir.
Don Elías, mi suegro, me pregunto si quería que él me fuera dejar a lo que yo respondí que sí.
Mi suegro fue a sacar su auto, por mi parte me despedí de William con un apretón de manos y una sonrisa y también de su madre.
Don Elías me llamo a subir a su auto y emprendimos el viaje de regreso a mi casa.
Llegamos a mi casa y cuando me disponía a bajar del auto mi suegro me detuvo.
Elías: mira no dije esto antes pero, no quiero que se sepa que William es gay.
No sé si lo sea, pero estoy seguro de que es solo una etapa la que está pasando y si no está bien también, pero que lo decida cuando sea mayor de edad.
Yo: está bien señor.
Me baje del auto y vi cómo se marchó.
Me dirigí a la puerta de mi casa y entre.
Al menos ahora ya me sentía más a gusto.
Así paso el resto del día y los días siguientes, hasta el día viernes de la siguiente semana.
El día viernes mi madre lo tenía libre, en la mañana fue de compras y yo me quede haciendo mis tareas.
Mi madre regreso horas después y yo ya estaba listo para ir a clases, comí un poco y mi madre me fue a dejar a la escuela que yo asistía.
Ese día se ausentaron maestros, desconozco el motivo.
El director nos dio solo unas tareas de los tres maestros que se habían ausentado.
Y por cierto eran muchas.
De casualidad, el papá de Erick (mi amigo), había salido temprano de trabajar y gracias a él no tuve que llamarle a mi madre para que llegara a traerme.
Amablemente me dijo Erick que si quería que me fuera con ellos, yo no me hice del rogar.
Erick vive en la misma colonia que yo, pero su casa queda a unas 5 cuadras que la mía.
Le dije al papá de Erick que de allí me podía ir solo y que me quedaba cerca, para todo eso ya eran como las 3:00pm.
Al estar cerca de mi casa me percaté de que había un auto desconocido estacionado no tan enfrente de la casa, pero no le puse la más mínima atención.
Llegue a la puerta de la casa y estaba bajo llave, supuse que mi mamá estaba durmiendo o que se yo; así que saque la llave que yo siempre cargo y quite seguro.
Cierto, mi mamá no estaba en la cocina ni en la sala, seguro estaba durmiendo en su habitación.
Subí las escaleras para ir a mi cuarto, pero al llegar a la puerta de mi cuarto escuché unos gemidos de mujer, gemidos que venían del cuarto de mi madre, pero como era posible, si mi padre no estaba, ni su auto estaba afuera para decir que él estaba con mi madre en su habitación, solo un auto que jamás yo había visto.
Deje mi mochila en el suelo y lentamente me dirigí al cuarto de mis padres y a medida que me iba acercando los gemidos se hacían más fuertes y esta vez también escuchaba los de un hombre.
Llegue a la puerta de aquella habitación, la puerta estaba entrecerrada, los gemidos de hombre y mujer eran de placer.
Lentamente abrí la puerta, al abrirla mi sorpresa era que mi madre se encontraba completamente desnuda a piernas abiertas y en medio de ellas un hombre desnudo por completo también, mi madre lo abrazaba y él a ella.
El hombre se meneaba moderadamente encima de mi madre y ambos gemían de placer.
Estaban fornicando en la cama de mi padre.
Yo: ¡Mamá, tío! Grite.
Y sí, quien estaba cogiendo con mi madre era mi tío Diego, el hermano menor de mi papá.
Mi mamá el escuchar mi voz, de inmediato reacciono empujando a mi tío para que saliera de ella; mi tío cayo al lado de mi madre, y rápidamente halo las sabanas para cubrirse ella y cubrir a mi tío.
Yo: ¡que están haciendo!
Mamá: ¡Alex!
Mi madre no sabía que hacer o que decir.
Solo atinó a decir:
Mamá: ¡ve a tu cuarto!
Yo estaba atónito.
Mi mente no podía procesar esa información, mi alma y mi mente habían abandonado mi cuerpo.
-Alex, obedece a tu madre.
Dijo mi tío.
Su voz me hizo regresar en sí y Salí del cuarto de mis padres y fui al mío, entre y cerré con seguro mi habitación y tratar de entender el ¿Por qué? Le habían hecho eso a mi padre.
Me senté al borde de la cama a tratar de procesar tan ingrata información.
Después de un rato, tocan a mi puerta.
-¡Alex abre la puerta! Dijo mi madre.
Decidí cambiarme de ropa, pues, aún tenía mi uniforme puesto.
Mi madre seguía tocando y diciéndome que abriera mi puerta.
Yo me estaba cambiando y me tomaba mi tiempo.
Después de vestirme decidí abrir la puerta.
La vergüenza que me habían hecho pasar no se podía medir ni con años luz.
Abrí la puerta.
Mama: Alex, queremos hablar contigo acerca del tema.
Yo: ¿y que quieren hablar?
Mamá: vamos, bajas.
Hablaremos con tu tío.
Yo no nunca creí que mi madre le sería infiel a mi padre y mucho menos con su hermano.
Y mi tío como fue capaz de meterse con la mujer de su hermano.
Ahora mi tío Diego no solo se acostó con el hijo de su hermano, sino también con su mujer; Que era peor.
Hice caso a mamá y baje a la sala donde se encontraba mi tío.
Él estaba de pie.
Si, el verlo esta vez en un instante me hizo acordar de la última vez que nos visitó y de nuestro encuentro en el auto-hotel; también, en su entrepierna se formaba un gran bulto que me hizo acordar que tan hombre es y su rostro y físico una definición de arte.
Pero eso, solo fue un instante.
Los tres tomamos asiento y mi mamá comenzó la conversación, incomoda.
Mamá: mira Alex, lo que hice no tiene nombre y no sé qué decirte.
Pero por favor no le digas a tu padre, si él se llega a enterar no sé lo que pueda llegar hacer.
Yo: ¿Por qué engañaron a mi papá?
Mamá: no se en que estaba pensando, es la primera vez que hago esto.
Yo: pero si yo no los hubiera encontrado haciendo lo que estaban haciendo, seguro que lo iban a seguir haciendo.
Les dije muy enojado.
Mamá: no, no sé porque lo hice.
Yo: mi papá viene de mañana a pasado y que le van a decir.
Mi mamá estaba muy nerviosa y yo enfadado porque tanto mi madre como mi tío habían violado la confianza que les tenía mi padre.
Mi tío, me miro y en un tono de mandato, me dijo:
Tío: Alex, no vas a decir nada ¿verdad?
Me lo dijo muy serio, como sentenciándome si habría mi boca.
Yo comprendí lo que mi tío me quería decir, y eso era que si yo le decía algo a mi padre de lo que había visto ese momento en su habitación, mi tío Diego, le iba a contar mi secreto a mi madre; no de mi encuentro con él, porque también salía perjudicado, sino lo de mis preferencias sexuales.
Yo: no.
Dije bajando mi rostro.
No podía hablarle a mi padre de la traición que mi madre y que mi tío Diego le habían hecho.
Tío: vamos a dar una vuelta y hablamos de hombre a hombre.
Mi madre no se opuso u objetó, según ella mi tío me iba hacer entrar en razón y un paseo con él iba a despejar mi mente.
Nos levantamos de los sillones y salimos de la casa, subimos al auto de mi tío (era el auto que antes se me hacía desconocido) y lo puso a rodar, nos alejamos de la casa.
Durante el camino sin destino antepuesto conversábamos de lo ocurrido.
Yo: ¿Por qué te metiste con la mujer de tu hermano?
Tío: mira Alex, tu mamá es una mujer con necesidades y necesita el calor de un hombre, y Andrés hace varios días que no está para ella y que mejor que yo para ella.
Yo: pero mi papá ya va a regresar y tú no puedes quitarle su lugar en la casa.
Tío: claro que no, tampoco quiero quitarle lo que tiene.
Pero debes entender que tu mama también necesita a un hombre y digamos que solo tome prestado el lugar de tu papá.
Yo: si pero mi papá no se fue por mucho tiempo.
Tío: Alex, entiende que ni tu madre ni yo planeamos esto.
Yo: ¿desde cuándo lo están haciendo?
Tío: esta fue la primera vez.
Yo: no te creo.
Tío: esta fue la primera vez y no nos dejaste terminar.
Con una mueca de sonrisa.
Yo: ya me di cuenta.
Apretando su entrepierna con mi mano.
Mi tío sonrió y seguía conduciendo quien sabe dónde.
Yo: ¿usaste condón?
Tío: ¿Por qué preguntas?
Yo: porque a diferencia de mí, a ella si la puedes embarazar.
Tío: claro, siempre uso.
Pues, posiblemente había garantía de que me dijera la verdad, ya que la vez que lo hicimos iba a usar con migo, pero por consentimiento de ambos ya no lo usó.
Yo: pero, ¿por qué te metiste con mi mamá, acaso ya no hay más mujeres o qué?
Tío: ya te dije, tu mamá y yo solo lo queríamos hacer.
Además, crees que Andrés no engaña a tu mamá, es mas en este momento no sabes con quien esta.
Mi tío Diego tenía un punto.
Y me hizo pensar en que tal vez tenía razón y mi papá podría estar con alguna otra mujer que no fuera mi madre.
Pensar en eso me hacía poner celoso y furioso.
Yo: si, pero no es lo mismo.
Tío: ¿Por qué no?
Yo: porque imagínate que mi papá estuviera cogiendo con tu novia o tú esposa.
Tío: tienes razón.
Yo: ves.
Tío: está bien, te prometo que desde mañana ya no voy a volverme a meter con tu mamá.
Yo: ¿desde mañana?
Tío: si, me voy a ir mañana, y esta noche voy a dormir con ella.
Para todo esto ya habíamos llegado a una carretera que se me hacía familiar pero no le puse mucha importancia y seguí hablando con mi tío del tema en cuestión.
Yo: cómo crees.
Tío: si, y supongo que tu madre no tiene conocimiento de tu novio.
Yo: no, pero…
Tío: solo va hacer esta noche y no me vas a volver a ver.
No le vas a decir a tu padre ¿verdad sobrino?
Yo: no.
Pero promete que usaras protección con ella.
Tío: ¡está bien!
El destino que había tomado mi tío era un motel, motel que en su visita anterior yo me había entregado a él.
Yo sabía que significaba eso; mi tío Diego no había satisfecho sus necesidades como hombre y que yo tenía que satisfacer tal necesidad.
Entramos al mismo motel y en la misma cochera de nuestra primera visita estaciono su auto, al parecer iba a solicitar la misma habitación, donde posiblemente me iba hacer el amor por segunda vez.
Tío: ¿entramos?
Yo: pero…
Tío: olvidemos lo transcurrido en el día, hagamos como que no haya pasado nada.
Yo: ¿pero cómo voy a olvidar esto?
Tío: ¿o no tienes ganas?
Yo: es que…
Tío: te prometo que te lo hare muy rico.
Definitivamente no era una mala propuesta y conociendo a mi tío y lo bien que me lo hizo la última vez, no eran mentiras.
Sin embargo, el problema era que minutos antes estuvo dentro de mi madre, en fin.
Yo: está bien, pero no uses condón y quiero que seas tierno conmigo y cuando salga de estudiar me lleves a conocer dónde vives.
Tío: ¿mmm? Está bien, pero tú convences a tu padre y madre.
Yo: bueno, ¿traes lubricante?
Tío: si, ¡aquí esta! Sacando el lubricante de donde lo guardaba.
Tío: espera un momento.
Apago el motor y bajo del auto y hablo por el comunicador que solicitaba la habitación con el numero en que nos encontrábamos; deposito el dinero en una pequeña ventanita donde solo el billete cabe y de inmediato se bajó la cortina de aquella cochera.
Baje del auto y con mi tío nos dirigimos a la habitación del amor.
En esta vez, los nervios no eran problema y me sentía a gusto.
Tome el lubricante y baje del auto.
Mi tío Diego iba tras de mí y cerró la puerta de la habitación, después de cerrarla iba sujetándome por la cintura; parecíamos dos enamorados que entraban a su habitación para entregarse al amor.
Me comenzó a besar el cuello por atrás y los lados y con sus enormes manos acariciaba mi pecho por encima de mi camisa: yo me excitaba y con una mano acariciaba su cabello y con la otra acariciaba su mano que tenía sobre mi pecho.
También podía sentir su bulto en mi cintura, arriba de mis nalgas, su pene no estaba duro pero aun así lo podía sentir y yo sabía cuán grande es.
Mi tío Diego siendo un hombre de altura promedio, de espalda ancha; brazos gruesos, manos grandes, piernas como troncos, marcado, fuerte y sobre todo muy guapo; no tiene problema para poner a alguien de cero a mil en cuestión de segundos.
Su barba de tres días me ponía a mil, sentir sus labios en mi cuello y sentir sus manos en mi cuerpo por encima de mi ropa me ponía en una situación muy caliente.
Eso es estar con un macho de verdad, tal y como lo era con mi padre, y aun que era diferente con ambos, ellos de forma diferente me hacían sentir como el rey del mundo.
Volteé mi cara hacia atrás para que mi boca se encontrara con la suya, mi tío me correspondió como buen hombre y enseguida me estaba comiendo a besos.
Su barba me hacía sentir que estaba con un macho, todo lo que uno anhela.
Mientras nos besábamos, yo acariciaba su cabello y barba, y él todo mi cuerpo.
Mi pene ya estaba como roca y el de mi tío empezaba a crecer entre su pantalón.
Lleve una de mis manos hacia su entrepierna y al ponerla sobre su hombría, sobre su pantalón, comencé a masajear sobre esa zona.
Que grande se sentía su parte y no estaba, del todo, duro y él (mi tio Diego) se limitaba a tocar mi cuerpo con sus enormes manos de hombre y besarme.
Mi tío me volteo, para que quedáramos frente a frente y seguirnos comiendo a besos.
Sus delgados labios sabían a miel y sentir su lengua con la mía, mmm…que rico se sentía, es algo indescriptible.
Mi tío estaba cumpliendo su promesa de ser tierno.
No podía pedirle más a la vida.
Mi tío me apretaba a su fornido cuerpo mientras me besaba.
Yo podía sentir su bulto en mi estómago.
Cabe mencionar que mi tío Diego es más alto que yo.
Yo acariciaba su ancha espalda con mis manos y él con ambos brazos me abrazaba para pegarme a su cuerpo y estar muy juntos.
Luego con una mano acariciaba mi espalda y la otra masajeaba mis nalgas.
Y todo esto lo hacíamos sin separar nuestras bocas.
Comencé a frotar su entrepierna por encima del pantalón nuevamente.
Mi tío dejo de frotar mis glúteos y subió sus manos a mi cintura, tomo mi camisa y lo que seguía después era quitarla.
Me fue quitando mi camisa lentamente mientras me besaba, hasta quitarla por completo; me miro a los ojos y con su mano acaricio mi pecho y pellizco dulcemente mi pezón, y luego nos seguimos besando.
Yo lo abrazaba por su fornido cuello y él rozaba mi espalda con sus manos.
Manos de hombre.
Deje de abrazar su macizo cuello y baje mis manos hasta sus caderas.
Sin separar nuestros labios y sin dejar de rozar nuestras lenguas, intentaba sacar su camisa del pantalón.
Por cierto andaba cargando un pantalón algo ajustado, que lo hacía ver como un adonis, una camisa manga larga de botones ajustada dentro del pantalón.
No me costó mucho trabajo sacar su camisa de su pantalón, y lentamente fui quitando los botones uno a uno de abajo hacia arriba.
Llegue desabotonando su camisa hasta la mitad.
Claro, sin dejar de besarnos.
Con mis manos comencé a tocar su perfecto y plano abdomen, era maravilloso el poder tocar su piel de macho, sentir sus cuadros que perfectamente se marcaban, acaricie todo su abdomen y luego subí para llegar sus duros pectorales, los cuales frote con mis manos y también apreté esos dos pectorales duros, de puro músculo.
Sin duda, estaba con un hombre; con un macho; un macho que no solo sabía tratar a las mujeres, sino también a un joven calenturiento, un macho que me iba hacer el amor de la mejor manera, como solo él sabe.
Me dedique a quitar el último botón de la camisa de mi amado tío, luego dejamos de besarnos tan solo un momento para desabotonar las mangas de su camisa, las cuales desabotone con delicadeza y con una sonrisa de picardía en ambos rostros.
Al terminar de quitar el último botón, mi tío se quitó la camisa por completo.
No sé si era mi calentura o por los sentimientos que estaba desarrollando por mi tío, pero me parecía que lo hacía con mucha sensualidad y el ver su torso desnudo por completo e hizo bajar mi imaginación y la realidad era mucho más bella y mejor que lo imaginado.
Mi tío, acaricio mi mejía y paso su pulgar derecho en mis labios muy suavemente.
Yo por otro lado, puse mi mano sobre su marcado abdomen y con la otra acaricie su barba; nos miramos a los ojos y yo no pude contenerme y me abalance sobre él para seguir besándolo.
Y ahora ambos acariciábamos nuestras espaldas desnuda, nuestros pechos unidos estaban; sentía el calor de su pecho en el mío.
El pecho de mi tío estaba depilado y el mío era lampiño, así que yo podía sentir todo su calor.
Por otro lado, mi tío mientras me comía a besos, pasó sus manos por mi cintura, su objetivo: desabrochar mi pantalón.
Desabotonó mi pantalón y luego bajo mi cierre, yo por otro lado retome el acariciar su hombría por encima de su pantalón y al parecer su pene ya estaba erecto o casi.
Lentamente mi Diego fue bajando mi pantalón, hasta llegar a mis rodillas y al estar allí por si solo callo a mis tobillos y con mis pies termine de quitarlos por completo.
Yo no me quede atrás y comencé a desabrochar su cinturón, claro, sin dejar de rozar nuestras lenguas, desabroche lentamente su cinturón, al terminarlo de desabrochar comencé a desabotonar su pantalón y bajar su bragueta.
Mi tío, sin dejar de besar mis labios o cuello fue quitando su pantalón por sí solo, ya que a mí se me hacía difícil porque su pantalón le quedaba ajustado de las piernas, pero yo me limitaba a besar su cuello o boca.
Mi tío se deshizo por completo de sus pantalones y ahora ambos estábamos solo en bóxers.
Mi pene estaba durísimo por debajo de mi bóxer.
Sin embargo, debajo del bóxer de mi tío se formaba un enorme bulto, que simulaba ser una gran erección por la forma que tenía, la tela de su bóxer parecía no resistir tremenda erección y su erección era hacia un lado.
Cabe mencionar que su bóxer era color grisáceo con rayas color azul.
Mirándolo a los ojos, con una mano sobre su abdomen, estire mi otra mano en dirección a su virilidad, lo toque con suavidad por encima de la tela, es enorme y duro; como se esperaba que fuera de un macho como mi tío Diego.
Era mejor de cómo lo recordaba.
Me abalance hacia sus labios y mi tío me correspondió para seguirnos besando y mientras nos besábamos, nos abrazábamos muy fuertemente, estrechando nuestros cuerpos con pasión.
Mi tío sin dejarme de besar ni de apretar mi cuerpo al suyo, deslizo una de sus enormes manos por debajo de mi bóxer y sujeto con fuerza mis glúteos.
Mi pene expulsaba grandes cantidades de pre-eyaculación a tal punto que se notaba por encima de mi bóxer y el sentir las manos calientes y grandes de mi tío en mi cuerpo me hacían llegar al millón de excitadísimo.
El sentir su mano sobre mis nalgas me elevaba aún más.
Diego, mi tío, metió ambas manos en mi bóxer y con ambas manos rozaba mis nalgas, las abría y en mi raja pasaba sus dedos, sin penetrarme, aun.
Sentir sus grandes y gruesos dedos por toda mi raja provocaba en mí una sensación de exaltación, me ponía como loco, que solo podía besarlo con pasión y disfrutar del momento.
Tanta era mi excitación que succioné la lengua de mi tío para que la metiera hasta lo más profundo de mi garganta.
Mi tío no se negó y paso su limpia lengua por toda mi boca hasta llegar a mi garganta.
¿Qué delicia!
Abrazado por el cuello lo tenía y parecía que me lo quería tragar.
Mi pene excretaba demasiado líquido.
Mi tío con sus mano entre mi bóxer; con una mano abrió una de mis nalgas y con los dedos de la otra rozaba toda mi raja inclusive mi centro.
Dejo de rozar toda mi rajita, para poner su atención en mi centrito; lo froto suavemente con uno de sus grandes dedos, masajeaba todo ese dedo en el contorno de mi hoyito, sin penetrarme.
Mi tío me estaba poniendo loco y de mi pene salía mucho líquido y mi bóxer ya tenía una gran mancha.
Mi tío no deja de besarme, ni de masajear mi hoyito, tampoco de abrir mis nalgas con sus manos.
Solté su cuello y baje mis manos a su bulto.
Puse una mano en su cintura y la otra en su bulto, o empecé a frotar, es enorme, la erección estaba hacia a un lado y era enorme como era de esperarse.
Agarre con fuerza su miembro, por encima de su prisión de tela, pero era tan grueso que no lograba abarcar su circunferencia, lo frotaba por encima de su bóxer y también sus grandes bolas.
Deje de besar un momento sus labios y mire hacia su entrepierna.
En su bóxer, a un lado, tenía una pequeña gota de pre-eyaculación; era señal de que mi tío estaba disfrutando del momento casi tanto como yo.
Retome el besarlo y mientras lo hacía, él seguía masajeando mi punto P, y yo con ambas manos comencé a bajar su ajustado bóxer, muy despacio.
Lo baje y con la ayuda de mi tío lo quite por completo.
Mi tío estaba completamente desnudo frente a mí, no podía resistir en seguir besándolo y así lo hice.
Su cuerpo desnudo estaba junto al mío, que yo solo tenía mi bóxer puesto.
Su pene caliente tocaba mi vientre y nuestras bocas intercambiaban saliva.
Mi tío dio media vuelta conmigo, sin dejarme de besar, y de espalda se dirigía a la cama de aquella habitación.
Al estar cerca de la cama se sentó al borde de esta (sin dejar de besarme un solo instante).
Comenzó a besar mi cuello y yo el suyo, mientras nuestras manos acariciaban nuestros cuerpos, uno el del otro.
Mi tío comenzó a besar mi pecho hasta llegar a mis pezones, los cuales de inmediato comenzó a lamer delicadamente.
¡Qué sensación tan exquisita!
Succionaba un pezón y luego pasaba al otro y hacia lo mismo, los lamia y chupaba como un niño amantando.
Dejo de lamer mis pezones y de nuevo paso a mi cuello.
Yo besaba su fornido cuello también y fui bajando a sus pectorales, los bese e intente lamer también sus pezones, pero al parecer a mi tío no le gustaba la idea y solo metió su dedo pulgar en mi boca.
Yo entendí que no le gustaba y seguí besando hasta llegar a su abdomen, su plano abdomen.
Mi tío estando sentado al borde de la cama, se estaba dejando hacer lo que a él y a mí nos gustaba.
Llegue donde debería a ver vello púbico, pero no había, estaba completamente depilado, limpio como lo recordaba, ni un solo pelo tenia, bese ese lugar y como no iba a besar esa zona si era magnifica.
Yo ya estaba inclinado al pie de la cama y enfrente estaba mi tío completamente desnudo.
En un instante observe todo su cuerpo y mi atención ahora estaba en lo que lo hacía un hombre (su virilidad).
Su pene era descomunal, muy grueso.
Con una mano lo sujete, su pedazo de carne estaba duro como roca y mi mano no podía rodear su circunferencia.
Cabe mencionar que mi tío Diego esta circuncidado, por ende la cabeza de su pene estaba al descubierto.
Nos miramos vehemente.
La cabeza de su verga era enorme, las venas de ese miembro eran bastante notables.
Lo masturbe un poco, solo para relajar a mi tío, pase mi pulgar en su ojo de ciclope (meato uretral) para quitar una gota de pre que salía y la unté en la cabeza.
Acerque mis labios a su glande y de inmediato lo metí en mi boca.
Tío: mmm…
De la boca de mi tío había salido un pequeño gemido.
La cabeza de la verga de mi tío es tan grande que apenas podía meterla en mi boca, sabia deliciosa.
Pero algo me parecía extraño: su pene no tenía sabor al látex de condón, sino solo ese delicioso sabor característico a verga.
Y el sabor a y olor a látex es algo que no se desprende de un rato a otro.
Por tal motivo, supuse que mi tío me había engañado diciendo que había usado condón con mi madre minutos antes.
Pero no le di mucha importancia en ese momento y seguí comiendo verga.
Su sabor era delicioso, no sé si por los fluidos de mamá, pero me parecía delicioso, igual a la primera vez.
Mi tío se reclino un poco hacia atrás, apoyándose con sus fuertes brazos y yo seguía tragando esa delicia de riata.
Mi tío Diego jadeaba un poco y yo mientras mamaba su pene, también lo masturbaba y jugaba con sus grandes y redondas bolas, las cuales también estaban depiladas y eran rozas, al igual que su hermoso y radiante glande.
Yo metía lo más que podía, que era hasta la mitad o un poquito más, pasaba mi lengua en tan hermoso cetro, para llenarlo de mi saliva y no dejar una parte sin probarla.
Yo mientras mamaba tan delicioso y gran biberón, también me ocupe de frotar mis genitales por encima de mi bóxer, el que por cierto ya estaba bastante húmedo por mi liquido transparente.
Mamaba y mamaba el pene de mi tío amado, como si mi vida dependiera de ello.
Tío: ooooh…ffffff…
Mi tío jadeaba a boca abierta.
Yo pase mi lengua desde la punta de su pene hasta el tronco y luego, comencé a lamer sus bolas, yo sí que era un lame huevos, las succionaba una a una, son enormes y la textura de su escruto se sentía muy bien en mi boca, estiraba su escroto con mi boca.
Y de nuevo retome mi camino con mi lengua para llegar a la punta de su hombría, y nuevamente comencé a chupar.
Sentir un glande en mi boca no tiene comparación y más cuando es el de alguien como el de mi tío o el de mi padre.
Yo quería sacarle toda la lechita a mi tío, pero aún faltaba y mucho.
Mi tío dejo de jadear como macho y detuvo mis mamadas y me hizo poner de pie al igual que él.
Mi tío cariñosamente me comenzó a besar nuevamente y yo ahora en mis labios tenía el sabor de su hombría, pero eso es algo que a ninguno de los dos nos importara.
Mi tío me hizo subir a la cama y me hizo acostar a lo largo de esta, boca abajo y luego él se subí encima de mí y comenzó a besar mi cuello.
Yo podía sentir su dura verga en mis nalgas, por encima de mi bóxer.
Mi tío estaba pesado a pesar que no dejo caer todo su peso por y mientras besaba mi cuello comenzó a simular que me cogía por encima de mi bóxer.
Que bien se sentí su duro pene presionando la tela de mi ajustado bóxer.
Mi tío dejo de mover su cintura y bajo besando por toda mi espalda hasta llegar a mi cintura.
Luego se acomodó para deshacerse de mi última prenda, quito lentamente mi bóxer y yo solo me limitaba a darle espacio para que me lo quitara.
Termino de quitar mi bóxer y nuevamente se acostó encima de mí y me beso el cuello y esta vez yo volteé mi cara para besar sus labios y así lo hicimos.
Allí estaba yo, acostado en la cama boca abajo y encima de mí, mi tío completamente desnudo al igual que yo.
Mientras me besaba simulaba follarme, podía sentir su grueso pene en medio de mis nalgas y lo caliente que este estaba, al igual que mi raja.
Que bien se sentía su enorme verga entre mis nalgas y sentir su pesado y tibio cuerpo junto al mío era una magnifica sensación de placer y gloria.
Mi tío dejo de besarme y simular penetrarme, y bajo besando por toda mi espalda.
Sentí como su barba y labios hicieron contacto con una de mis nalgas, las cuales beso y luego abrió y meto una de sus manos en mi raja y con su pulgar masajeo el contorno del ojito de mi hoyo, escupió y siguió masajeando.
Yo solo me dejaba hacer lo que mi tío me hacía.
Estaba disfrutando del momento que no me di cuenta en que momento metió su cara entre mis glúteos, podía sentir su respiración y su aliento en mi zona de placer.
Yo no podía creer lo que mi tío estaba a punto de hacer; pensé que solo pasaba en los videos porno gay.
Sí, mi tío estaba a punto de hacerme el beso negro.
Yo estaba a punto de recibir mi primer beso negro e iba hacer mi tío amado quien me lo diera.
Podía sentir la barba de mi tío entre mis nalgas y se sentía muy bien y lo que hizo después me hizo poner los ojos en blanco de la pura excitación y placer: sentí sus labios en mi apretadito agujero, comenzó a besar al mismo tiempo que abría mis nalgas con sus manos para jugar mi culito con su lengua.
Mi tío es un experto con su lengua.
Me estaba dando unos lengüetazos en mi centro de las nalgas.
Mi tío, literal, me estaba comiendo el orto.
Por ratos jugaba mi centro con su lengua y también lo hacía con sus dedos y presionaba mi apretado hoyito, sin penetrarme, solo presionaba y lamia.
Tardo unos minutos haciendo todo eso una y otra vez.
Después, sentí como uno de sus dedos hizo más presión y este entro en mi huequito.
Es su dedo medio.
Yo: mmm…ahhh…
Medio dedo ya estaba dentro de mi vacío y no se detenía hasta meterlo todo y ya estando dentro lo comenzó a mover.
Se sentía muy rico, y como no, si sus dedos son grandes y gruesos y su pene lo era aún mucho más y no tiene comparación con sus dedos.
Metía y sacaba su dedo y luego fueron dos los que intentaron entrar al mismo tiempo y mi tío no se detuvo hasta lograr meter ambos dedos, su dedo medio e índice ya estaban dentro de mi huequito casi por completo y sacaba y metía, como si buscaba algo dentro de mí.
Que rica sensación, pero inclusive ni dos, ni tres, ni cuatro dedos hacían juntos la circunferencia de su enorme verga.
Mi tío estaba dilatando mi hambriento hoyito con sus dos dedos, que metía y sacaba por completo de mi hueco y los meneaba en forma circular.
Diego, mi tío, dejo de penetrarme con sus dos dedos y tomo el bote de lubricante, tomo su espacio y abrió el bote y puso una buena cantidad en su mano y luego coloco dicho liquido en su grueso mástil.
Yo seguía boca abajo con la cara volteada observando cada movimiento de mi tío.
Luego, tomo otro poco y lo puso en el centro de mi ojete, lo unto muy bien y hasta uno de sus dedos metió.
Después, se acomodó encima de mí, pegando su pecho a mi espalda y su lubricado pene en medio de mis nalgas y comenzó a besar mi cuello y yo le puse mi boca para que ambos nos besáramos, nos comíamos a besos.
Mi tío comenzó a menear su cadera, su pene pasaba deslizándose entre mi raja libremente.
Yo ya no podía con tanto y solo quería que me penetrara con su escopeta del amor.
Yo: ¡métemela!
Mi tío hizo presión, pero mi ano no estaba lo suficiente abierto para que su grueso pene entrara.
Mi Diego, tomo su espacio y se separó de mí, colocándose de rodillas en la cama y luego me hizo poner de rodillas también sobre la cama.
Me hizo sujetar el barandal de la cama (dándole la espalda) abrí mis piernas y en medio se colocó mi tío, me beso el cuello y labios, me abrazo y simulo penetrarme unos segundos.
Su pene rozaba mi raja y por el lubricante se sentía muy bien.
Con una mano me abrazo por la cintura y con la otra sujeto su pene y lo puso en la entrada de mi cuerpo.
Yo sabía que el mejor y algo doloroso momento estaba próximo.
Mientras besaba mi cuello, hizo presión y su pene esta vez sin problema entró, solo la enorme cabeza.
Yo: haa…mmm…oooh…
Tío: ssshhh…
Quien quiera que fuera que haya inventado el lubricante merece un premio al mejor invento.
Porque gracias a eso las cosas son más fáciles, menos dolorosas y mucho más rica.
Quería tener por completo a mi tío dentro de mí.
Yo: sigue.
Mi tío no se hizo de rogar y lento siguió avanzando en mi interior.
Tal vez por la cogida que me dio mi padre hacia casi dos semanas no sentí mucho dolor.
Yo: ahhhh…a ha a…
Mi tío apago mis quejidos con un tierno beso, que duró lo que su pene tardo en entrar por completo en mi ano y un poco más.
Mi tío, ahora estaba por completo dentro de mí y con sus brazos me abrazó por el estómago, en ese momento me sentí completo.
Ahora tenía sus 18cm dentro de mí, los mismos 18cm que hace un rato mi madre tenía adentro, pero ahora solo eran míos y de nadie más, pues, que afortunado soy.
Comenzó a moverse con mucha suavidad de adentro hacia afuera.
Podía sentir como su glande rozaba las paredes de mi recto y era algo que me gustaba y mucho.
Su pelvis pegaba a mis nalgas con suavidad y su pene se deslizaba por mi recto del amor.
Por medio del espejo de al lado pude notar que mi tío me cogía con ternura y suavidad.
Su perfecto cuerpo junto al mío se veían perfectos.
Aunque el de mi tío siempre lucia perfecto.
Allí ambos estábamos de rodillas en la cama, unidos por su gran estaca, de la cual una pequeña parte entraba y salía de mi cuerpo.
Tio: oh…oh…oh…
Yo: mmm…mmm…
Gemíamos de placer y gloria.
Que deleite era el tener a mi tío Diego dentro de mí.
Mi tío, ahora se movía con más velocidad y sin dejarme de abrazar.
Yo sentía una sensación muy placentera y las bolas de mi tío se movían y chocaban con las mías.
Mi tío, puso sus manos en mis hombros y me seguía penetrando una y otra vez a su manera y eso era lo mejor.
Porque solo un hombre sabe darle placer a otro, son dos mitades que se completan.
Mi pene estaba muy erecto y excretaba grandes cantidades de pre-eyaculación.
Yo: mmm…haaa…
Tío: ohh… ¿te gusta?
Yo: si, mucho.
Mi tío, acelero sus movimientos, entrando y saliendo de mí a gran velocidad.
Su vaivén era como si hubiera nacido para hacerme el amor.
El sonido de nuestros desnudos cuerpos eran tremendos y lo que su pene me hacía sentir por dentro aún mejor.
Mi amado tío, a veces sacaba todo su pene y volvía a meter solo la cabeza, lo hizo en repetidas ocasiones y también lo metía todo.
Que delicia, pero yo siempre lo quería tener dentro.
Mi tío se quedó dentro de mi ser y siguió con tan exquisito vaivén, me lo hacía tan rico que a veces parecía que me quería meter hasta los huevos y era algo que yo por supuesto quería, desgraciadamente no se puede.
Mi tío, se apoyó con sus brazos.
Entendí que quería que yo hiciera los movimientos y así lo hice, sentándome en tan rico y grande pedazo de carne y mientras lo hacía tocaba mis genitales, no tardamos mucho en esta posición y seguimos con la primera donde mi macho tenía el control.
Tío: quiero que me cabalgues.
Me susurro al oído.
En un movimiento mi tío me abrazo fuerte y dándose la media vuelta (sin sacármela) se acostó y yo quede sentado en su tronco.
Entendí a que se refería, me acomode y empecé a bajar y subir en su miembro, cabalgándolo como él quería.
Su pene entraba y salía de mí ser.
Yo estaba dándole la espalda, sujetando sus depiladas piernas para no perder el equilibrio, mientras yo me encarga de sentarme y levantarme de tan rico mástil.
Mi tío, se deleitaba viendo como su joven sobrino podía con algo tan grande como su verga, se deleitaba viendo como mi ano era capaz de albergar a su verga, que sin dificultad alguna entraba y salía de mi cuerpo.
Mientras cabalgaba a mi tío, con una mano comencé a masturbar suave, pero al ver las enormes bolas de mi tío decidí frotarlas con mi mano al mismo tiempo que bajaba y subía en su miembro, también me percate que por sus bolas se deslizaba un líquido algo transparente.
Sabía que ese líquido salía de mi cuerpo, posiblemente era lubricante.
Mi amante, mi tío, me sujeto de las caderas para guiar mis movimientos, aunque yo ya era todo un experto en cabalgar hombres.
Habían momentos en que hacia movimientos circulares para darme más placer a mí y a mi hombre, y sobre todo a él yo sabía que le gustaba porque jadeaba aún mas cuando lo hacía.
Tio: ha ha ha hha…
Yo: mmm…mmm…
Tío: oooh…ooohhh…
Yo: ha ha ha…
Tío: mmm…si ahhh…
Hice mi cuerpo hacia atrás, sosteniendo mi peso con mis brazos y comencé hacer movimientos circulares, en un movimiento hice que la riata de mi tío se saliera de mí, pero mi tío la volvió a meter y empujo hacia adentro.
Como diciéndole a su pene: este es tu lugar.
Yo estaba a piernas abiertas como era de esperarse.
Mi tío acariciaba mi cuerpo e hizo pegar mi espalda con su pecho y me abrazo con sus fuertes brazos y comenzó a empujar su pene de afuera hacia adentro con suavidad.
Gire mi cara a la suya y con mi mano toque su mejía indicándole que quería que me besara y él siendo un buen macho me correspondió y me beso, mientras me taladraba el culo a un buen ritmo.
Yo mordía sus labios, pues, estaba embriagado de tanto placer y también me masturbaba.
Mi tío se movía con tanta lujuria y era un experto en dar placer.
Compartíamos aliento y jadeos.
Tio: ahhhh…ahhh…
Yo: mmm…
Tio: ooohhh…
Yo seguía masturbándome y sentía el grueso mástil de mi tío que cada vez lo sentía más rico dentro de mí.
Yo: haaaa…
Lance un chorro de leche en mi pecho.
Yo: haaa…haaaa…
Seguí lanzando muchos chorros más y como no, si estaba en uno de los mejores momentos de mi vida.
La respiración de mi tío se hizo aguda y su respiración era maciza como la de un macho.
Tal vez cuando eyacule mi ano se contrajo y apretó el miembro de mi tío, se vino dentro de mí.
Sentí como su pene aun engrueso más, llegando a su punto máximo.
Tio: ooohhh…
Sentí como algo muy caliente se derramo en mi interior y esa sensación es muy gratificante.
Tio: oooohhh…ahhhh…
Lanzando sus chorros de leche dentro de mi e inundaba mis entrañas y era algo que me hacía sentir satisfecho.
Tio: ohhh…mmm…ffff…
Yo: mmm…ahhh…
Tio: ffff…ffff…
Seguíamos compartiendo aliento y acerque mis labios a los suyos y nos seguimos besando, su pene aún seguía dentro de mí con todo y semen.
Y a medida que nos seguíamos besando su pene iba perdiendo su firmeza hasta que por sí solo salió de mis entrañas y al salir también su semen, el cual callo sobre su miembro y testículos.
Sentí como mi ano destilaba leche, nuestros cuerpos estaban sudados.
Mi tío, dejo de besarme y me coloco aun lado de él ( de cucharita) y me abrazo.
Yo me di la vuelta, quedando frente a frente.
Tío: ¿Qué te pareció?
Yo: quiero que me lo hagas todos los días.
Ambos sonreímos.
Mi tío, se puso boca arriba viendo al techo con las manos bajo su cabeza.
En el techo estaba el espejo que nos reflejaba.
Yo no me resistí y extendí mi brazo para abrazarlo y pegar mi cara a su axila.
Yo: mmm… ¡que rico hueles!
Le di un beso a su axila, la cual tenía poco pelo y seguí respirando tan rico olor.
Tío: ¿te gusta?
Yo: si, mucho.
Baje mi mano por su plano y marcado abdomen hasta llegar a su pene, el cual comencé a tocar y acariciar y ya que no tenía vello púbico solo masajeaba su glande e inclusive unte mis dedos con su semen, el que de mi hueco había salido y su textura se sentía bien en mis dedos.
Tío: creo que ya es hora de irnos.
Yo: no.
abrazándolo fuerte.
Tío: ya.
Voy al baño y nos vamos.
Tuve que dejar de abrazarlo.
Se levantó de la cama y fue al baño.
Su aspecto trasero es igual de perfecto que el de enfrente.
Una espalda ancha fornida, un trasero redondo y fornido y unas piernas gruesas.
Se metió al baño.
Aún tenía la textura del semen de mi tío en mis dedos, tal vez por curiosidad o morbo, los lleve a mis labios y probé con la punta de mi lengua, no tenía mal sabor, así que los metí a mi boca y su sabor no me pareció asqueroso y termine de lamerlos.
Y antes que mi tío saliera del baño busque en las bolsillos de su pantalón y billetera y no había un solo condón, y deduje que mi tío no había usado condón con mi mamá y tampoco pensaba hacerlo si se quedaba a dormir con ella, y antes de que saliera del baño regrese a la cama como si nada.
Mi tío salió del baño, desnudo como entro y se veía mejor de enfrente: cara hermosa, pectorales marcados, abdomen plano y marcado, piernas gruesas y musculosas, y una verga de ensueño y unas grandes y rosas bolas.
¡Qué maravilla de hombre!
Mi hombre estaba desnudo y limpio; rodeo la cama y se agacho para recoger su ropa.
También cogió la mía y me la lanzo.
Tío: cámbiate, porque ya es tarde.
Tome mi ropa y me senté al borde de la cama, observando detenidamente todo lo que hacia mi tío, sin dejar de pasar por alto un solo detalle.
Primero tomo su camisa de color azul celeste, por cierto, luego metió uno de sus brazos en una de las mangas de la camisa y luego la otra.
Nunca había visto como se vestía un macho y el solo verlo me excitaba.
Ver su cuerpo semi-desnudo, tan solo con su camisa sin abotonar me prendía.
Ver su pene descansando sobre sus rosas bolas me parecía hermoso y vigoroso, la piel de su miembro apenas cubría la mitad de su glande y lo demás era algo rojiza.
Comenzó a abotonar su camisa de abajo hacia arriba y yo no lo perdía de vista.
Mi tío me miro.
Tío: ¿Qué?
Yo: nada.
Te queda muy bien la camisa.
Mi tío me sonrió y siguió vistiéndose.
Recogió su bóxer y comenzó a ponérselo, al meter las dos piernas en su bóxer lo subió hasta cubrir sus genitales, los cuales acomodo en su bóxer.
Mi gran amigo había sido guardado, pero en su bóxer se formaba un gran bulto, pues, su bóxer le quedaba ajustado y en su cuerpo se veía maravilloso y más con esas enormes piernas que parecían troncos.
Después que mi tío guardo su miembro, me comencé a vestir y mi tío ya estaba por terminar.
Ambos ya habíamos terminado de vestirnos.
Sin embargo, mi tío me dijo que arroyara las mangas de su camisa y tal cual lo hice.
Después de terminar mi tío pidió por medio del aparatito que abrieran la puerta de aquella habitación; abrieron la puerta y salimos y yo muy contento, con el orto bien abierto, regresamos a casa.
Yo no quería echar a perder el momento que había tenido con mi tío y no quise hacer comentarios acerca de condones.
Durante el camino solo hablábamos de cosas que no tenían que ver con mi madre o padre.
Llegamos a casa y entramos como si nada hubiese pasado entre nosotros.
Llegamos muy tarde como a eso de las 5:00pm o más o menos.
Mamá: ¿Por qué tardaron tanto?
Tío: pasamos al mercado e hicimos otras cosas.
Mamá: ¡ya casi esta la cena!
Cenamos y después me fui a mi cuarto.
Yo sabía que mi tío Diego se iba a dormir con mi madre y lo peor de todo era que yo no podía abrir mi boca y tenía que aguantar todo.
No podía imaginar a mi madre teniendo sexo con mi tío que era lo peor y más aún que mi tío no iba a usar condón.
Además, lo iban hacer en la cama donde solo mi padre tenía derecho de poseer a quien él quisiera.
Pensando en todo eso no sentí a qué horas me dormí y caí en un profundo sueño.
Las cosas en el cuarto de mis padres eran inciertas esa noche.
Pero al menos a mí, mi tío ya me había dado mi merecido.
Y otra cosa que no sacaba de mi mente esa noche fue la sensación que sentí al sentir el sabor de su semen en mi boca, no sabía mal, pero no estaba seguro.
Pero el futuro es incierto.
Espero lo hayan disfrutado.
Dejen sus comentarios, para bien o para mal.
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