Ejercicios para culos hambrientos IV
Me sentía como un recién nacido envuelto en los brazos cariñosos de su progenitor mientras me daban por el culo con una gran polla..
El día siguiente, volví al gimnasio junto a mi padre temprano en la mañana.
A este punto mamá ya se había acostumbrado a esa rutina y aprovechaba el tiempo libre en dormir más tiempo.
Papá estaba encantado porque podía ponerme a mamarle la polla mientras preparaba el desayuno y luego follarme el culo mientras comíamos.
Yo agradecía sus atenciones, en especial ese día porque lo necesitaría.
Andrew estaba esperando en el lugar que le dije.
Saludó a papá y entraron al gimnasio conmigo.
En el interior, nos encontramos a Ricardo y alguien nuevo.
Una niña de doce años de piel morena y ojos cafés. Tenía un cuerpo esbelto con pechos y un trasero pronunciados pese a su edad.
Estaba desnuda e iba agarrada de la mano de Ricardo.
—Sofía ha venido a visitarnos de nuevo después de tanto tiempo. Ven y saluda mientras tu hijo y Andrew se divierten —comentó Ricardo a mi padre.
Mi progenitor aceptó alejándose de mi.
Ese día llevaba su pantalón de trabajo y camisa de lana.
Rápidamente se quitó la ropa quedando en bóxers.
Su figura imponente fue un deleite de observar mientras sus musculos se movían para tomar a la niña.
La levantó de las caderas haciendo que ella enrollara sus piernas en su cintura.
Luego, mi papá se bajó el bóxer dejándolo caer en sus pies hasta quitárselos y apuntó su polla a la vagina de la niña. Presionó el glande suavemente en aquel agujero moradito.
Pude notar como el rostro de mi padre y la niña se convertían en placer mientras disfrutaban del contacto del otro.
Andrew y yo nos pusimos cómodos en una banqueta para hacer piernas.
Me quité la ropa y Andrew solo se bajó el pantalón exponiendo su polla semi erecta.
Sacó un sobre de lubricante del bolsillo y lo abrió con los dientes.
Aplicó en la zona de su polla esperando que me acostara.
Hice lo solicitado sintiendo sus manos callosas levantar mis caderas y alinear su polla monstruosa en mi culo.
Fue rápido. Ya estaba preparado y el lubricante ayudó mucho.
Solo sentí el glande presionar mi culo y luego el calor de una carne musculosa invadió mis entrañas.
Disfruté de las descargas de placer que recorrían mi espalda y dejé que aquel hombre ruso me follara a su gusto.
Andrew tomó mis brazos con sus manos y las levantó obligandome a estar de rodillas en la banca.
Mientras sentía toda su verga de quince pulgadas profanar todo mi ano observé lo que hacía mi padre con la niña morena.
Era un deleite visual ver como las piernas de mi progenitor se estiraban y tensaban en cada embestida. Sus grandes glúteos se apretaban y sus caderas se movían en forma de S creando una cadencia muy caliente.
Su pelvis golpeaba repetidamente la vagina de la niña mientras su gran polla atravesaba todo a su paso.
Ricardo no perdía oportunidad y se había puesto detrás de mi padre para chuparle el culo.
Estaba claro que iban a hacer el tren con la niña como la cabeza.
Mis brazos dolían mientras el ruso bombeaba su envergadura en mi culo.
Su sonrisa torcida y ojos brillantes era una muestra de que lo estaba disfrutando.
Me sentía feliz por él. A este punto ya lo veía como mi abuelo.
—¡¿Te gusta sentir el soldado de este hombre?! ¡¿Adoras mi polla, sucia ramera?! —sus palabras vulgares solo encendieron más el deseo entre nosotros.
El choque de pieles fue más ruidoso mientras cada pareja se sumergia en el sexo.
Mi padre se había arrinconado en una pared teniendo a la niña entre su cuerpo musculoso y el muro.
Su polla en ningún momento dejaba de penetrarla mientras por detrás Ricardo empezaba a someterlo con su verga erecta.
Ambos adultos gruñeron mientras escuchaban los gemidos agudos de la menor.
Se sintieron fuertes y poderosos mientras follaban con gran eficiencia lo que les correspondía.
Estaba claro que no era la primera vez que cogian de esa manera.
Y me encantaba finalmente ser parte de eso.
Ambos adultos movían sus caderas sensualmente hundiendo sus pollas en cada agujero. Uno más estirado y joven que el otro.
Admiré cada movimiento y cada gesto que hacían mientras mi vientre se hinchaba por las constantes penetraciones de la polla enorme del ruso detrás mío.
Sabía que la distensión abdominal era algo que ocurriría a menudo hasta que me acostumbrara a soportar esos tamaños, pero no negaba que dolía mucho sentir como tu piel se estiraba y la carne se abría para dar espacio a una verga musculosa y gorda.
Mi ano estaba abierto como una flor invitando a la polla de Andrew a aumentar sus embestidas.
El hombre soviético parecía ser consciente de mi incomodidad porque decidió cambiar de posición después de varios minutos de follarme con rudeza.
Andrew se acostó de espaldas en la banqueta y me obligó a hacer lo mismo sobre su abdomen y pecho.
Agarró mis piernas con sus dos manos y las estiró hasta tenerlas cerca de mi cabeza.
Fue doloroso de experimentar, pero debido a mi elasticidad gracias a mi edad, pude soportarlo.
Mi culo quedó abierto y a merced de su polla.
Con un movimiento profesional volvió a insertar toda su mostruosa hombría en mi agujero, iniciando un vaivén caótico.
Sus testículos golpeaban tanto la banqueta como mis nalgas en golpes secos y crudos.
Su hombría musculosa perforaba con cada pulgada que tenía mi culo sin ninguna compasión.
El sonido de nuestras pieles chocando era música para nuestros oidos.
Nuestras respiraciones estaban sincronizadas mientras nuestros latidos se aceleraban debido a la energía liberada.
Sudor empezaba a bañar nuestros cuerpos cubriendonos en un manto de humedad reconfortante.
Por alguna razón, me sentía como un recién nacido envuelto en los brazos cariñosos de su progenitor mientras le daban por el culo con rudeza.
Ignoré ese sentimiento concentrandome en otros estímulos.
A pesar de haberme acostumbrado al tamaño, la nueva posición del sexo transmitía nuevas sensaciones a mi cuerpo.
Primero, podía sentir como cada músculo del físico de Andrew se tensaba y estiraba para follarme.
Desde sus piernas musculosas, su pelvis rígida, sus abdominales peludos que se curvaban y sus grandes pectorales que se hinchaban al sostenerme cerca de su pecho con sus manos.
Sus brazos estaban bien fijos a mi alrededor mostrando una masa de músculos de temer.
Mi cabeza descansaba justo por debajo de sus pectorales, visualizando dos pezones rosados y rígidos que anhelaba chupar.
Sin embargo, solo pude usar mis manos libres para acariciarlos y saciar mi curiosidad.
Andrew soltó una risa ronca disfrutando de mi travesura.
—¡Eres una ramera muy astuta! —Dijo el hombre acelerando sus embestidas de golpe.
Al parecer, tocar sus pezones le excitaba.
Eso me ayudaba a disfrutar de la segunda nueva sensación en mi cuerpo.
El como mi culo ya no sentía como una flor de loto abierta, sino como un agujero sin fondo que devoraba pollas sin esfuerzo.
Sabía que eso había sido posible después de días teniendo sexo con mi padre y su mejor amigo. Siendo Andrew el último en tener el honor de estrenarme.
Sin embargo, eso solo era la cereza del pastel, porque otro aspecto que me tenía anonado era ver como la distensión abdominal se había detenido, siendo reemplazado por una pequeña barriga donde una extraña cabeza en forma de hongo aparecía en cada embestida.
De tanto follarme, mi culo había permitído que el glande de Andrew llegará a retorcer mis entrañas y golpear mi abdomen como si de chicle se tratara.
No dolía, solo causaba cosquillas placenteras que recorría tanto mi estómago como mi espalda en descargas eléctricas.
Gemí en voz alta disfrutando de toda esa experiencia y no pude evitar ver en dirección en donde estaba mi papá.
Esta vez estaba sentado en una banca justo delante de donde yo estaba y no dejaba de observar como me follaban mientras tenía a la niña morena saltandole en la polla con diligencia.
Ricardo estaba de pie a un lado de mi progenitor forzando su polla en la boca de la nena con maestría.
Ambos adultos de cuerpos fornidos y calientes se movían como todos unos expertos profanando los agujeros de aquella niña.
Se veían como dos animales en celo que se aprovechaban de su presa y eso solo aumentaba mi deseo sexual.
Papá seguía observandome con aquella mirada oscura y lasiva mientras su pecho se hinchaba en cada respiración y sus hombros se levantaban en cada embestida.
Cada músculo se tensó mientras veía como su polla empezaba a liberar semen en gran cantidad.
La niña morena seguía cabalgandole sin importar que toda su vagina se llenará de leche de macho.
Ricardo tenía los ojos cerrados mientras se follaba la boca de la nena.
Andrew seguía embistiendome, pero sabía que estaba en sus últimas.
Había estado jugando con sus pezones todo ese tiempo, era hora de que dieran resultados.
Como si mis pensamientos fueran correctos, sentí una descarga de leche caliente inundar las paredes de mi culo.
Andrew soltó un gruñido y una maldición en su idioma natal antes de soltarme.
Mi cuerpo recuperó una postura normal y me acomodé un poco para quedar sentado con aquella polla mostruosa todavía en mi interior.
Papá notó la deslechada de Andrew y tomó a la niña morena de su regazo.
Se la quitó entregandosela a su mejor amigo y se levantó altivamente.
Admiré con deseo aquella polla gorda y grande palpitar mientras apuntaba orgullosamente hacia arriba.
El cuerpo musculoso de mi padre estaba lleno de sudor mientras caminaba galantemente hacia mí.
Como un depredador.
Cuando lo tuve a un metro de tocarlo, me hizo un gesto con la cabeza para que lo siguiera a las duchas.
Sin despegar la mirada de sus ojos brillantes saqué pulgada por pulgada la polla dormida de Andrew.
Lo hice lo más lentamente posible, captando toda la atención de mi padre.
Mi papá sonrió ante el espectáculo que le estaba dando.
Cuando estuve de pie y con el culo abierto, tomé mi ropa agachandome provocativamente.
Expuse mi agujero usado dando una buena vista de como había quedado.
Pude escuchar a Ricardo maldecir y a mi padre soltar un gruñido de satisfacción.
Luego, tomé su mano caliente caminando con él a las duchas.
Di un último vistazo a la niña morena notando qué Ricardo la tenía empotrada contra la banca y la follaba con fuerza desde atrás.
Andrew se levantó y se puso la ropa despidiendose de mi.
Papá fue rápido mientras me metía en una regadera y abría la llave.
Mientras el agua nos mojaba me tomó de la cintura y me obligó a rodear sus caderas con mis piernas.
Sus ojos estaban fijos en mí sin decir nada.
Sin embargo, sabía lo que quería.
Bajé mi mano lo mejor que pude y tomé su hombría erecta.
La posicioné en mi culo abierto y bajé un poco las caderas para forzar su glande en mi ano.
Se escuchó el sonido de algo tapándose y ambos suspiramos de alivio.
Después de eso, nos limitamos a estar bajo el agua mientras suaves embestidas perforaban mi culo.
Era placentero ver el agua recorrer cada musculo de mi padre.
Desde su rostro, pasando por sus hombros anchos y cuello grueso. Sus pectorales y espalda hérculea que tenía músculos tan definidos que daba miedo mirarlos.
Sus piernas eran dos moldes de arcilla bien hechos que daban estabilidad en el sexo.
No iba a negar su maestría al follarme, era el mejor.
Recordando a la niña de antes, una duda vino a mi cabeza.
—Papá ¿Tu tienes sexo con otros niños además de mí? —consulté con curiosidad.
Nunca lo había pensado, pero tendría sentido.
—Sí.
Su respuesta seca me hizo sonreír.
Le di un beso en la mejilla y me entretuve acariciando sus pectorales hinchados.
Su gorda e hinchada polla me penetraba lentamente.
—¿Con cuántos niños has tenido sexo? —pregunté de nuevo.
Papá frunció el ceño antes de sujetarme con mayor fuerza.
—Quince.
Su respuesta está vez me hizo pegar un salto.
Quince eran muchos.
—¿A quiénes has follando? ¿Los conozco? —pregunté con una sonrisa.
Mi progenitor seguía embistiendome con suavidad mientras me observaba con parsimonia.
Su semblante estoico me transmitía paz y seguridad.
Él era mi refugio.
—Eso no importa.
—¡Claro que importa! ¡Dime! —Exclamé cuando su respuesta corta no fue lo que esperaba.
Mi padre me dio una nalgada por haberle respondido y escondí mi cabeza en su hombro.
—Perdón, Papi —susurré preocupado de haberlo hecho enojar.
Escuché la puerta del baño ser abierta y Ricardo asomó la cabeza un momento.
—Iré a dejar a Sofía a su casa. No se vayan hasta que vuelva. Adiós pequeño. Me saludas a tu mamá —Dijo Ricardo.
Mi padre asintió con la cabeza y yo despedí al adulto moviendo la mano.
La polla de mi padre entró con mayor fuerza en mi culo y volví a mirarle al rostro.
Sus ojos parecían decirme algo, pero no entendía el que.
Era difícil entenderlo a veces.
Aunque estaba seguro de una cosa.
Yo era su mayor orgullo.
—Papá ¿Puedo invitar a otros amigos a jugar con Ricardo y contigo? —pregunté.
Era una idea que se me había venido a la mente de repente.
Sí no podía saber con quienes había follado antes de mí, al menos podría saber con quienes lo haría a partir de ahora.
Mi progenitor contempló mi pregunta con seriedad antes de sonreír.
Fue algo leve. Las comisuras de sus labios se levantaron un poco.
—Hazlo. Traelos aquí y nosotros nos haremos cargo. Eres un niño bueno por compartir con los demás —murmuró mi padre con la voz ronca.
Sus embestidas aumentaron mientras sus ojos ardían en un deseo carnal.
—¡Claro que sí, Papi! —dije con la voz rota.
Mis gemidos crecieron mientras sentía todo el poderío de mi padre en mi interior.
Cerré los párpados y me dejé llevar.
Mi padre me tenía sometido entre sus fuertes brazos mientras todos sus músculos se esforzaba por meterme su polla con maestría.
—He follado a muchos niños sin tomarme la molestia de recordar sus rostros. Solo eran aperitivos que Ricardo me presentaba cuando quería algo nuevo en nuestra relación —dijo mi padre con la voz cansada.
Levanté la mirada curioso y lo vi con una mirada cargada de morbo.
—¿Qué tipo relación tienen? —pregunté.
Era una de mis mayores dudas desde que había descubierto su secreto.
—Es obvio hijo. Somos amantes. Tu madre es buena en el sexo, pero hay cosas que solo un hombre puede hacer. Así como solo un niño como tú puede causarle a mi polla —murmuró mi progenitor con la voz ronca.
Su semblante estoico volvió a relucir y me perdí en la nueva imagen que iba formando de mi padre.
En mi imaginación, lo veía desnudo, mojado de pies a cabeza follando y siendo follado. Por detrás por Ricardo y por delante a cualquier niño o niña que se le presentará.
Esa visión me llenaba de gozo.
—Estoy feliz de hacerte sentir bien papá. Debiste follarme antes —murmuré con las mejillas rojas.
Mi progenitor soltó una risa ronca.
—Ya lo había hecho. Cuando eras bebé te follaba en las noches. Tu mamá nunca sospechó porque yo era el único que cambiaba tus pañales. Aunque deje de hacerlo cuando Ricardo me presento a otros niños—comentó mi padre con una sonrisa torcida.
—¡Esa es la razón por la que mi culo puede alojar grandes tamaños! —dije teniendo una idea.
«Y también eso explica la extraña sensación que tuve con Andrew. Talvez ese sentimiento de mi como un bebé siendo abrazado por mi padre mientras me rompía el culo había sido un recuerdo», pensé emocionado.
Mi progenitor negó con la cabeza ante mi respuesta.
Pronto, sentí como se deslechada en mi y me bajaba.
Terminamos de bañarnos y nos secamos con una toalla que había por ahí.
Nos pusimos la ropa y en ese momento llegó Ricardo.
Me despedí de él con un beso en los labios y luego abracé a mi padre.
Corrí hacia la escuela debido a que llegaría tarde.
Mientras me iba, pude escuchar el inicio de la conversación de ambos adultos.
—¿Deberíamos llevarlo a conocer a Constantine? —cuestionó Ricardo.
—Es muy pronto. Dejemos que se acostumbre a otras pollas antes de ir por algo más grande.
Incapaz de entender de quien estaban hablando, seguí mi camino a clases.
Saludé al portero de la escuela y corrí hacia mi aula de clases.
El maestro llegó justo cuando yo lo había hecho. Me dejó pasar amablemente.
Fui hacia mi lugar donde estaba mi mejor amigo, Henry.
Era un chico pelirrojo de pecas en las mejillas.
Le gustaban las matemáticas y era muy inteligente.
Sin embargo, siempre se distraía en las clases del profesor Thomas. El de literatura.
Curiosamente, dicho profesor nos daría clase ahorita.
Mientras sacaba mis cosas de mi mochila, observé el comportamiento extraño de mi amigo.
Juntaba las piernas, sus mejillas se ponían rojas y parecía tener ganas de orinar.
Normalmente, yo ignoraba esos gestos ya que estaba acostumbrado a ellos.
Pero talvez debido a la conversación con mi padre, no pude evitar pensar que mi mejor amigo podría ser el primer chico que podría llevarle a mi progenitor para que lo follara.
Debido a eso, puse mayor empeño en ver el comportamiento de mi amigo.
Desde cuando se sonrojaba, cuando juntaba sus piernas y en que momento parecía tener ganas de orinar.
Después de varias escenas similares, llegué a la conclusión de que talvez a Henry le gustaba el profesor Thomas.
Miré al maestro y admiré su persona como lo que era, un hombre adulto.
Su cuerpo estaba bien definido y conservaba una anatomía recta.
Sus brazos eran cortos, pero musculosos.
Llevaba su pantalón azul marino que realsaba su trasero y portaba un suéter amarillo que se acentuaba en los músculos de su espalda.
De frente, conversaba dos pectorales bien marcados y unos hombros anchos.
Al observar su piel, pude percibir que era lampiño, además, sus ojos azules eran brillantes cuando te observaba.
Su cabello era negro y tenía una cicatriz de quemadura en la mejilla.
Miré su entrepierna incapaz de medir el tamaño de su polla.
Pero no quería rendirme.
Pasé el resto de la clase observando esa área tratando de determinar su grosor y largo.
El maestro de vez en cuando observaba en mi dirección y fruncia el ceño.
Cuando la clase terminó, la mayoría de mis compañeros salió corriendo al recreo.
Henry se levantó casi de último y lo acompañé para ir a comer algo.
—Quédese un momento. —dijo el maestro hacia mi persona.
Mi mejor amigo me miró curioso antes de retirarse y esperarme afuera.
—¿Qué ocurre maestro? —pregunté confundido.
El hombre me miró con una ceja alzada.
—Te noté distraído en clases ¿Todo bien? —comentó el adulto con un tono de voz suave.
Sonreí al entender de lo que hablaba.
—No se preocupe. Solo estaba mirando su entrepierna —dije con una sonrisa.
El adulto se sorprendió y pronto me di cuenta de mi error.
«Es mejor no hablar de sexo con alguien que no sea de confianza», pensé.
—¿Porqué mirabas mi entrepierna? —preguntó el adulto en tono duro.
Observé como sus cejas se fruncian y parecía molesto por algo.
—Creía que tenía la brageta abierta. Pero ahora que estoy cerca puedo ver que no ¿Puedo irme? —mentí lo mejor que pude.
El profesor Thomas me escudriñó con la vista detenidamente antes de mirar a mi amigo Henry espiar desde la entrada del aula.
—Puedes irte. Y procura no mirar la entrepierna de tus profesores. No querrás que confundan tus intenciones —murmuró el adulto con la voz grave.
Le miré caminar varios pasos hacia la salida sin entenderle.
—¿A qué se refiere maestro? —le pregunté en voz alta.
El maestro pareció escucharme justo cuando estaba cerca de Henry, miró a los alrededores que no hubiera nadie aparte de nosotros tres y giró su rostro en mi dirección.
—Solo no lo vuelvas a hacer. Si te veo de nuevo infraganti me obligarás a castigarte. A ti y a tu amigo ¿Entendido? —comentó molesto el maestro Thomas.
Asentí a su advertencia y lo vi irse.
Henry se encontraba sorprendido por la actitud del maestro al igual que yo.
—¿Qué le pasa? —cuestionó mi mejor amigo.
Me encogí de hombros.
—No lo se. Oye, Henry ¿Tienes que hacer algo hoy después de clases? Me gustaría llevarte a jugar a un lugar especial —comenté con una sonrisa.
Mi mejor amigo me miró confundido.
—¿A dónde? —cuestionó
—No puedo decirte. Es sorpresa ¿Aceptas? —dije.
Henry asintió.
—Esta bien. Pero recuerda que debo regresar antes del anochecer. Mi padrastro se pondrá furioso si llego tarde —dijo temblando del miedo.
Ambos nos fuimos a disfrutar del recreo mientras las palabras del profesor Thomas pasaban por mi cabeza.
«¿Me preguntó que pasara si vuelvo a verle la entrepierna? ¿Me castigará como lo hace papá?», pensé emocionado.
Tenía suerte que volvería a recibir clases con él en la tarde.
No dudaría en intentarlo a ver que pasaba.
Continuará…
Gracias por leer. Espero les haya gustado tanto como a mi al escribirlo. No duden en charlar conmigo por medio de Telegram.
Telegram: @AlexanderTL28.
El siguiente relato será la continuación de Fiesta de disfraces para niños traviesos.
Nos leemos luego.
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