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Fetichismo, Gays

Era la galletita de mis amigos de primaria

…Mi forma de contestar fue sobar sobre su short negro la verga de Héctor ya bien erecta. Tiré hacia abajo su short y bóxer juntos.
Cuando iba en primaria, especialmente 5to y 6to, tenía un grupo de amigos puros varones. La escuela estaba en medio de la colonia y los estudiantes éramos niños que vivían en los al rededores.

En primaria estaba «enclosetado», fingía no ser gay con mi grupito y reía de sus bromas sexuales, el problema es que desde siempre aparento mi homosexualidad, por mi cuerpo y mis actitudes.

Dado eso, era el centro de bromas sexuales de mi grupito, sobre todo de 3 amigos, Francisco, Héctor y Juan. Ellos eran demasiados morbosos, siempre hablando de mujeres, sexo y el tamaño de sus vergas. Todo eso con solo 11 y 12 años, pero era fruto de que crecieron jugando fútbol con adolescentes más grandes.

Los describiré brevemente:

  • Francisco de 13 (era un año mayor, pero repitió año): un moreno hermoso, con oyuelos y una sonrisa divida. Era de estatura promedio y tenía unas nalgotas por el fútbol, además siempre iba a la escuela con shorts deportivos y se marcaba su verga.
  • Héctor de 12: era un chico alto y fornido, no gordo porque tenía un abdomen bien formado, pero se veía grandote. Era moreno claro.
  • Juan de 12: era un chico super blanco, era delgado y algo menudo, también andaba en shorts deportivos
  • Gustavo de 12. (Se une al pasar el relato) un compañero claro sin ser blanco, alto y delgado, era físicamente muy lindo la vd.

Sus bromas consistía en agarrarme el culo, soplarme en el cuello para erizarme, nalguearme y llamarme «chiquita».

Francisco iba más lejos, me abrazaba de atrás untandome su verga, me pedía que me sentara en sus piernas mientras sentía su bulto en mi colita y llevaba mi mano a su verga. Todo eso con la excusa de ser bromas.

Todo cambió un día en la noche. A la vuelta de mi casa teníamos un amigo llamado Gustavo, su casa tenía un tinglado donde ponía de esas maquinitas de xbox que funcionaban con dinero. Ahí nos la pasábamos jugando, pero ese día estaba nublado.

Ese día solo nos encontrábamos Francisco, Hector, Gustavo y yo, sus padres habían salido y no regresarían por horas. Había una maquinita de xbox y solo 3 sillas, cuando perdí y no tenía donde sentarme Francisco dijo.

– Siéntate aquí, chiquita. Sí cabes. -mientras apuntaba a sus piernas. Ese día llevaba un short naranja del FC Barcelona y una playera blanca-.

Yo me reí y me senté en un muslo, pero notaba que Francisco se movía para que mi culo quedara entre su verga y lo logró. Sentí su bulto cada vez más duro en la raja de mi colita, yo llevaba un short corto de tela negro, pero era tan ligero que sentía su verga como si solo lleváramos bóxer. Cuando lo sentí, comencé a tallarme de forma discreta para que Gustavo y Héctor no se dieran cuenta. Ellos estaban dándole duro al Mortal Kombat. Gustavo llevaba una playera negra y short de mezclilla, Héctor una playera deportiva blanca y un short negro ligero también deportivo.

Francisco tomó mi cadera del lado que Gustavo y Héctor no podían ver, hacía presión a mis caderas sobre su verga ya bien parada, y yo solo miraba ya muy excitado la pantalla. En eso comenzó a llover y Gustavo rápidamente apagó la consola.

– ayúdenme a tapar con esas bolsas negras la maquina, sino se va a mojar. -Dijo Gustavo apresurado-.

Héctor y yo nos levantamos, pero yo me adelanté a él y Francisco para ayudar a Gustavo. Francisco se acomodaba la verga discretamente y se paró, creía que nadie lo notó, pero cuando volteé a ellos me fijé como Hector le sonreía a Francisco de forma morbosa y chocaba sus hombros en él, Francisco sonreía mostrando sus bellos oyuelos con la mirada baja.

Entramos a la casa y nos encerramos, Gustavo prendió su tele y pronto la mirábamos. Era un programa de Discovery que hablaba sobre experimentos, Héctor mencionó un dato erróneo sobre porqué se daba el experimento y yo lo corregí.

– uhmta, eres bien nerd, cabrón. Siempre corrigiendo con tus datos pedorros. Mejor chupala jajaja. -dijo Héctor mientras apretaba su bulto dormido en su short-.

– sí, que no diga mamadas y mejor las dé. -agregó Francisco riendo-.

– va. -contesté viendo fijamente a Héctor. Él me miró y su sonrisa de diversión paso a una de excitación-.

– pues vente, chiquita. Te la tragas toda. -dijo Héctor sobando su bulto ya semi erecto-.

Estábamos en una sala pequeña, con 2 sillones, el grande a lado de la puerta y pegado a la ventana, ahí nos encontrábamos Gustavo, Francisco y yo. En frente, un sillón a juego con la sala, pero individual donde estaba Héctor. Avancé hacia él y me agaché viéndolo fijamente, él aun ostentaba esa sonrisa morbosa.

– No mames, ¿neta lo van a hacer? .-dijo Gustavo con una cara de sorpresa y diversión. Francisco solo sonreía viéndome fijamente a mí mientras se sobaba su verga-.

Nadie le contestó con palabras a Gustavo, mi forma de contestar fue sobar sobre su short negro la verga de Héctor ya bien erecta. Tiré hacia abajo su short y bóxer juntos, asomándose su verga ya al máximo de erecta, una más oscura que su tono de piel, era de unos 14 cm dada nuestra edad, ya circuncidada y con pequeñas matitas de vello en la base.

La masturbé suavemente y la llevé a mi boca, debido a que, para ese momento ya me había comido vergas mucho más grandes, esa entró en toda mi boca.

– Alverga. No mames, aah. -gimió Héctor mientras se estremecía su cuerpo y aferraba sus manos a los costados del sillón-.

Yo seguía en lo mío, chupando la verga por completo, aveces dejándola unos segundos al fondo de mi garganta y acariciando sus huevos.

En eso, Francisco se levantó del sillón en el que se ubicaba, su short naranja estaba bien abultado. Se dirigió a donde estaba yo agachado, dándole la espalda a Gustavo y a al costado en frente de Hector quien reposaba en el sillón individual mientras me trataba su verguita en garganta profunda. Francisco bajó su short y su bóxer blanco juntos, rebotando en una erección prominente su verga. Era una majestuosa verga muy morena, de unos 16 cm y con la cabeza puntiaguda. Su glande era muy largo, de un tono rosado moreno, la base era muy gruesa y venosa que estaba adornado por vellos en crecimiento, al parecer tenía unos días que se rasuró.

Se acercó a mí y sin mediar palabra me azotó la mejilla con su verga mega parada. Solté la verga de Héctor de mi boca y la masturbé con mi mano izquierda, con la otra masturbé la de Francisco y me la llevé a la boca, entraba casi en su totalidad en mi garganta sin hacer esfuerzo, lamía su glande alargado que me tenía excitado, alzaba su verga de tal manera que pudiera pasar mi lengua de sus huevos a su glande, hacia movimientos circulares en él y penetraba el oyito de su pito suavemente. Hector tenía los ojos cerrados disfrutando mi ahora masturbación, Francisco miraba con atención a mi mamada mientras suspiraba con mucha fuerza.

Tenía curiosidad, así que mientras lamía el glande de Francisco volteé a ver a Gustavo. No tenía impresión de querer unirse, pero tenía su short de mezclilla y su boxer verde en las rodillas, su camisa levantada dejando ver su abdomen plano y su mano derecha masturbando su verga. Era una verga delgada, tal vez de unos 15 cm, apenas tenía vello en la base, su glande era rosadito y redondo. Nos veía embobados a los tres, sus ojos fijos en cada detalle de lo que pasaba enfrente de él, masturbaba lentamente su verga, como si quisiera que aguantara toda la sesión oral que estab presenciando.

Seguí mamando la verga de Héctor y Francisco alegremente, les hacia garganta profunda por turnos, pero era a Francisco a quien más le daba amor. Besaba su glande, lo lamía superficialmente, lo olía todo mirando fijamente a Francisco. Él me regalaba una sonrisa ancha, la diferencia entre Héctor y Francisco era enorme, no solo en el tamaño de sus pitos. Con Héctor hacia todo el trabajo, lo lamía y lo hacía gemir, pero hasta ahí, en cambio, con Francisco le daba más detalle a la mamada, él me tomaba de la cabeza y guiaba las mamadas, penetrando mi boca, en ocasiones se agachaba y me daba un beso morboso.

El clímax de nuestro juego de niños llegó, Héctor comenzó a gemir con bravura, se levantó ligeramente del sillón y aventó 5 chorros de semestre directo a mi cara, solo alcancé a tratar unos 3. Ya deslechado, se recostó en el sillón y acariciaba su verguita ya dormida y con el restos de semen en la punta. Tomé su glande y absorbí lo restante antes sus suspiros desesperados. Inmediatamente, Francisco tomó delicadamente mi rostro y comenzó a masturbarse con furia mientras yo estaba bajo su vergota ya hinchada. De él brotaron chorros y chorros imposibles de contar, la mayoría en mi boca. Francisco gemía en voz alta.

-UFFF, OFFF SÍ. Cometelo chiquita, comete la lechita de papi. -exclamó Francisco con la cara arrugada de la excitación-.

De la misma forma que con Héctor, absorbí los restante de su glande cln delicadeza. ¿La sorpresa? Francisco me tomó y me levantó del suelo, me plantó un beso con lengua mientras batimos en nuestras bocas su lechita calentita.

Gustavo al ver la escena, comenzó a suspirar fuerte, rápido solté a Francisco y me agaché en frente de Gustavo, él se levantó poniendo su verga en dirección a mi boca y varios chorros de lechita espesa llegaron a mi garganta sin caer en ningún lado más.

Yo masturbé con fuerza, mi verga estaba hinchada y repleta de precum, Gustavo me trajo una servilleta para no manchar el piso y me vine ella. También la usé para limpiarme el rostro y otros lugares donde la lechita de marchitos de 12 me cayó.

Todos nos vestimos y abandonamos la casa sin intercambiar palabra. Francisco me acompañó a mi casa entrelazados las manos discretamente para que nadie en la calle nos viera. Antes de dejarme en la puerta de mi casa, me dio un beso en el cachete y un apretón de nalgad y se dirigió a la suya.

Tengo más relatos que incluyen a Francisco y Juan, y también solo con Francisco. Si hay apoyo, se viene parte 2.

 

213 Lecturas/1 julio, 2025/0 Comentarios/por Gabito180
Etiquetas: amigos, culo, gay, mamada, mayor, oral, semen, sexo
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