Escuela para aprender a follar III
Soy una bestia en el sexo, tu ano sangrara en la primera hora, tus intestinos se retorcerán cada vez que mi hombría te perfore, tus órganos se revolverán por el choque de nuestras pieles, tu piel arderá como el infierno mientras mis músculos te sofocan y mi sudor te mojara cada segundo que pase..
Caminé por los pasillos hasta salir al patio, luego me dirigí hacia el otro extremo del jardín escuchando el ruido de los grillos, el edificio más grande era el de los maestros, también se sabía que el director vivía ahí, pero rara vez se le veía.
Mientras observaba la decoración ostentosa de la entrada me acerque a la recepción donde un hombre de traje me esperaba, le saludé observando que debajo suyo un chico le estaba chupando la verga.
«¿A quién buscas niño?» Consultó con la voz ronca el adulto.
«Maestro de educación física, se llama Terry» comenté, la ceja del hombre se alzó antes de señalar las escaleras.
«Segundo piso, tercer cuarto a la derecha, tiene su nombre escrito en una placa»dijo, luego dejo escapar un gemido ahogado, aplastó la cabeza del pequeño en sus piernas hasta obligarlo a tragarse toda su hombría, me retiré escuchando la respiración entrecortada de ambos.
A paso rápido llegue al pasillo donde me habían indicado, encontrar el cuarto no fue tan difícil como pensé, pero pase por varias puertas con ruidos obscenos de fondo, desde choques de pieles, gritos, gemidos, insultos, era raro que algún cuarto estuviera en silencio, pero eso solo llamó mi atención cuando estuve enfrente de la habitación del profesor Terry.
El silencio detrás de la puerta era sofocante, como si algo malo esperara al otro lado, me arme de valor para tocar, espere unos minutos antes de que abrieran la puerta.
Pese a no llevar mucho tiempo de haberlo visto, encontrarme con la figura imponente del maestro Terry siempre causaba una descarga placentera en mi culo, este me miró con su iris hambriento, paso la lengua por sus labios mientras se inclinaba en el marco de la puerta, llevaba un suspensorio que cubría su verga dormida, pero que permitía apreciar de mejor manera el contorno de su trasero.
«Veo que has decidido venir ¿Quieres otro regalo de bienvenida?» Preguntó tocando mi cuerpo, sus gruesos dedos recorrieron mis caderas hasta apretar mis glúteos, solté un gemido que pareció gustarle, su hombría pálpito debajo de la ropa interior.
«Quería hablar con usted sobre algo» explique con la voz excitada, el detuvo su manoseo captando mi mirada, me tomó del brazo metiéndome a su cuarto.
El ambiente era sombrío, lo único que iluminaba la sala era una lámpara de luz azul en una mesita, caminé a oscuras siendo arrastrado por el hombre delante mío, sentí como me levanto del suelo tirándome a una cama, solté un gemido antes de percibir como se subía encima mío, apresó mis brazos con una de sus manos, sus piernas apretaron las mías siendo imposible moverme.
«Dime pequeño ¿De qué quieres hablar?» Preguntó el adulto, sus labios empezaron a chupar mi piel desde el cuello hacia mi estómago, desabotono mi camisa con maestría recorriendo su lengua en mis pezones.
Aguante las ganas de suspirar concentrándome.
«Me han dicho que debo elegir a un maestro como mi tutor» apreté las sábanas con mis dedos cuando Terry mordió mi estómago, solté un pequeño grito que hizo que me mirara, a pesar de estar en la penumbra podía percibir su iris hambriento.
«Y pensaste en mi, me halagas pequeño, pero debes saber la verdad, nadie aguanta mi ritmo, soy una bestia en el sexo, tu ano sangrara en la primera hora, tus intestinos se retorceran cada vez que mi hombría te perfore, tus órganos se revolverán por el choque de nuestras pieles, tu piel arderá como el infierno mientras mis músculos te sofocan, tu respiración se tornará errática y trataras desesperadamente de tomar aire sin éxito, serás agredido por mi olor potente a afrodisíaco y el sudor de mi cuerpo te mojara a cada segundo» murmuró en tono ronco el maestro Terry.
Su semblante se contrajo en una mueca, pego su rostro a mi cuello inhalando con fuerza, mi cuerpo vibro antes las cosquillas de su aliento, agarre su cabello con mis dedos disfrutando de lo que me hacía sentir, pude notar como todo su ser se tenso, sus manos apretaron con fuerza mis caderas, un gruñido salió de su garganta vibrando en sus labios, su verga se plastao en mis piernas causándole dolor.
«¡Maestro!» gemi asustado, este se separó de mi de un salto, su respiración era fuerte, como la de un animal en celo, la postura que tenía parecía al acecho, como un tigre apunto de saltar por su presa.
«Ahora que sabes lo que pasará, vete pequeño, hazlo antes de que nunca puedas» vociferó en tono grave.
Mi cuerpo se contrajo, pero mi culo pálpito al sentir la excitación bestial de aquel hombre, ese espécimen tigreño que vibraba testosterona no paraba de mirarme como carne fresca, cerré los párpados un momento ordenando mis pensamientos.
«Quiero a este hombre, lo deseo todo de el, pero si lo hago, debo prepararme primero»pensé, me levanté de la cama y salí del cuarto.
Mientras volvía a mi habitación las sensaciones marcadas por el profesor de educación física no dejaban de atormentarme.
«La pregunta es ¿Cómo puedo follar con el sin salir lastimado?» Apenas hice esa pregunta en mi mente, la respuesta llegó con un recuerdo.
«Mi compañero de estudio, el tiene experiencia recibiendo la polla de Terry» mentalice caminando hacia la enfermería.
Saludé al doctor que estaba de turno, este ignoro mi presencia follandose el culo de uno de sus pacientes.
Llegue hacia el asiático quien veía una película en su celular, toque su hombro llamando su atención.
«Jeremy ¿Qué te trae de vuelta?» Consultó interesado.
«Necesito tu ayuda, he decidido cual profesor será mi tutor, pero debo prepararme para recibir todo de el» explique con la excitación desbordando de mi cuerpo, el pareció entender mis palabras porque tomó su mochila a su lado y saco un objeto raro en forma de tapón junto a un bote pequeño.
«Solo necesitas esto, mantenlo en tu culo durante dos días, usa el lubricante para que entre, verás que tu ano quedará tan abierto que no dolerá lo que hagan con el» dijo pasándome las cosas, agradecí dándome la vuelta, pero su voz volvió a llamarme.
«Debo advertirte, si vas a meterte con un profesor de educación física debes tener cuidado de lo que digas o como los hagas sentir en el sexo, un error puede llevarte a su ira, créeme, no quieres la verga de una bestia enojada»advirtió en tono serío, asentí a lo que me dijo.
Volví al cuarto y me desnude, me unte el lubricante en los dedos empezando por el anillo exterior de mi culo, nunca lo había hecho por lo que me tomo bastante tiempo meter mis dedos para lubricar la zona, probé meterme el tapón varias veces, no obstante me dolía el hacerlo.
Pase más de tres horas probando hasta que el lubricante se acabó, sin embargo después del tercer intento aquel objeto quedó incrustado en mi agujero con éxito, apreté los dientes evitando moverme, cada contracción de mis paredes internas causaba un cosquilleo doloroso.
Mordí la almohada de la cama dejando salir mis lágrimas, rompí en llanto al sentir como mi culo se abría en cada espasmo que daba.
«Debo ser fuerte, por el» susurré con la voz rota, me retorci en la cama gritando cada vez que mi ano palpitaba, el dolor era insoportable.
Fue imposible dormir en toda la noche, al día siguiente no pude asistir a clases, me encontraba temblando en la cama con aquel objeto aún metido.
Tobías no regreso hasta el medio día, cuando me vio tirado en la cama llorando se acercó asustado.
«¡Dios mío! ¡¿Quién te hizo esto?!» Preguntó alarmado, como pude respondí.
«Nadie, solo me estoy preparando para mi tutor de educación física» dije con la voz rota, gemi involuntariamente por el tapón en mi culo, el rubio miró mi ano notando el objeto.
«Es demasiado grande para ti ¿Quién te dio esto?» Cuestionó mi compañero de cuarto, luego pensó en lo que había dicho y su semblante se tornó pálido.
«¡¿Acaso perdiste la cabeza?! ¡¿Quieres tener sexo con un profesor de educación física?!¡Idiota! ¡Estupido! ¡¿Crees que un plug es suficiente?! ¡Ellos durán horas teniendo sexo!¡Necesitas un aguante a su nivel para siquiera considerarlos!» exclamó alarmado el rubio.
Sonreí señalando mi ano.
«¿Cuanto tiempo crees que llevo aguantando está cosa?» Dije orgulloso, el se quedó en blanco analizando mis palabras, luego soltó un suspiro.
«No hay remedio contigo, estás loco, ni creas que te cuidare en enfermería cuando termines con el culo roto» dijo caminando hacia el baño, ignore sus palabras cerrando los párpados, por primera vez había dejado de sentir dolor, el cansancio había cubierto mi cuerpo.
Dormí bastante, al despertar estaba cubierto por mis sábanas, un lote de pastillas junto a un bote de lubricante se hallaban en mi mesa de noche, Tobías jugaba con su celular ignorando mi presencia.
«¿Ya es de noche?» Pregunte.
«Sí, pasaste inconciente 8 horas, el profesor Lucas vino, le reportaron que faltaste a clases, cuando vio tu estado solo negó con la cabeza, luego te trajo esas cosas, dijo que cuando despertarás fueras a verlo, tiene que hablar contigo» explicó el rubio, acepte sus palabras, me levanté como pude percibiendo incomodidad en mi espalda, a pesar de que el dolor había disminuido, persistía si me movía mucho, por lo que a paso lento me arregle.
Tome una pastilla para el dolor y salí del cuarto.
Llegando a la oficina del maestro a cargo de mi cuarto toque la puerta, escuche un pase y entre.
Esta vez no había ninguno niño a su lado, era solo el ocupado entre un montón de papeles.
Cuando me vio me hizo señas de que me acercara.
«Fui a verte en la tarde, tus maestros reportaron tu inasistencia a clases, sabes que es muy grave no ir a tus horas lectivas, iba a regañarte, pero cuando fui a tu encuentro, te vi ocupado en algo» un suspiro salió de sus labios apretando el puente de su nariz.
«No me meteré en tu decisión, pero debo advertirte que a menos que termines en enfermería, no puedes faltar a clases de nuevo ¿Entendido?»regaño el adulto, asentí mirando como este se levantaba, su verga estaba dura debajo de su pantalón, pero este paso de largo de mi.
«Esta vez no te castigare, vete comer algo a la cafetería, llamaré para que te atiendan, después a dormir, te quiero ver mañana en clases Jeremy» ordenó el mayor, agradecí su amabilidad con una sonrisa.
«Aprecio sus palabras, también las pastillas con el lubricante, buenas noches profesor Lucas» dije, este asintió despidiéndome.
Mientras iba a buscar comida mi mente recordó al maestro Terry, las paredes de mi ano se amoldaron alrededor del objeto sacándome un gemido.
«Solo un día más y será mío» susurré emocionado.
Continuará…
Gracias por seguir leyendo esta historia, espero les esté gustando tanto como a mí escribirla, si desean charlar pueden mandarme un mensaje por Telegram.
Telegram: @AlexanderTL28.
Nos leemos pronto.
sigue bien.. crea expectativa