Mi hijo, mi único alivio
Abrí mis ojos, sentía una incomodidad en mi entrepierna, como si algo estuviera tocándola. Enfoqué en la oscuridad y logré ver a mi hijo Dani, estaba acostado entre mis piernas con mi verga a media erección en su boca.
Historia real de un seguidor, NO mía.
Hola, me llamo Javier y recientemente descubrí esta página y sobre todo, este perfil.
Me presento, tengo 26 años actualmente, soy moreno claro, mido 1.78 y desde joven salgo a correr o hago rutinas en mi casa por lo que tengo un cuerpo tonificado, no marcado como los gymbros pero considero tener un físico muy atractivo. Estoy juntado con la mamá de mi hijo desde los 18, si bien no nos hemos casado, la considero mi esposa y así me refiero a ella siempre. Ella como yo, es muy atractiva, de cuerpo cuidado a pesar de ya ser mamá y muy fina en sus facciones, actualmente tiene 25.
Para darles un breve contexto, cuando tenía 18 años, embaracé a mi novia, jamás me molestó o intenté safarme de la responsabilidad, de verdad estaba enamorado de ella y comencé a trabajar para hacerme cargo de ella y mi futuro hijo. Cuando nació, le pusimos Dani. Era un bebé hermoso, de piel clara y con el rostro de su mami pero muchas facciones también mías, lo que hacía que ambas familias estén locos por nuestro pequeño Dani.
Yo comencé a trabajar en una empresa de carpintería bastante grande y a la que le iba bien, es del papá de mi amigo y gracias a ello tuve un muy buen sueldo que cubría los gastos de mi familia y nos alcanzaba lo suficiente para vivir medianamente bien. Amo mi trabajo y por ello logré escalar más dentro de la empresa y muy rápidamente.
Trabajaba de 7 a 3pm, iba a mi casa, pasaba tiempo con mi bebé, besaba a mi esposa y la vida era un paraíso. Lamentablemente, cuando mi hijo cumplió 5, gran parte de la empresa prendió fuego por un accidente y ocasionó que cerrara hasta que se remodelara. Ahora sin trabajo por el momento, mi familia lograba sobrevivir por el apoyo de mis papás y mis suegros, pero no podian apoyarnos por siempre.
Mi esposa consiguió un buen trabajo en un hotel de su tío, ahí tendría que ser bartender y otras cosillas de hoteles, el problema es que era en otra ciudad y a pesar de que la intentara convencer de que yo buscaría empleo, ella se negó diciendo que era su turno de apoyar solo en lo que regresaba a mi trabajo.
Así, mi esposa se la pasaba entre semana en el hotel a 4h de nuestra ciudad y regresaba viernes en la noche para irse domingo en la noche. Eso cambió por completo nuestra relación, yo ahora cuidaba 24/7 de Dani quien ya tenía 7, no veía a mi esposa toda la semana y los fines se dedicaba a descansar o a pasarla con Dani, por lo que obviamente ella y yo rara vez cogíamos. Jamás le sería infiel a ella, por lo que vivía de jalarmerla cuando Dani se dormía y de vivir de la migajas de sexo cuando podíamos.
Para este punto, ya les presento a mi hijo Dani de 7años. Resultó más werito que mi esposa y yo, tenía las pestañas dobladas, los ojos marrones, era altito para su edad y el característico culito parado que tienen los niños a esa edad, claro que él no era la excepción. Era redondo y muy paradito, se le notaba incluso más cuando usaba esos shorts de tela infantiles que le marcaban todo, por ello solía jugar con el a nalguearlo en ese entonces sin malicia.
Un domingo de hace un año todo cambio, desde las 9am nos fuimos al zoológico como familia, Dani estaba super contento brincando de aquí y allá, su mamá le había permitido comer chucherías por lo que andaba a full de energía. Llegamos a mi casa como a las 4pm y Dani cayó rendido, tanto que tuvimos que dejarlo descansar con su ropa toda manchada. Dani roncaba plácidamente en su habitación por lo que mi esposa y yo nos fuimos a la nuestra para aprovechar un polvito.
Cuando ya estábamos besándonos solo con ropa interior y mi verga estaba mega parada, mi esposa recibió una llamada de mi suegra diciéndole que no hay boletos de autobús para la noche, que el más tarde es el de las 6:30pm y ya eran las 5. Le rogué a mi esposa que falte mañana pero se negó ya que el hotel tenía evento al día siguiente, se bañó, alistó rápido sus cosas y mi suegro vino volando por ella para que alcance su camión, antes me recordó bañar a Dani quien seguía durmiendo con su ropa manchada.
Yo estaba emputadisímo y con los huevos inchados, me puse a ver porno y cuando ya estaba sintiendo que la leche me subía, mi hijo prendió la tele de su habitación señal de que era hora de su baño, ya que si lo dejaba acomodarse ni porque lo regañe entraba a bañarse. Suspiré con enojo, tomé mi bóxer y mi short deportivo rojo, salí emputadisimo del cuarto sin camisa en dirección al de Dani.
– A bañarnos, papi. -dije en el marco de su puerta-.
Dani estaba acostadito con los ojos somnolientos viendo Lulipamplin. Me miró y con una sonrisa asintió.
Mi verga ya había perdido tamaño, pero me dolía de haber interrumpido mi corrida lo que me daba más coraje. Llevé a Dani al baño y lo despojé de su ropita. Primero le quité su camisa sucia de cheetos, dejando ver su abdomen de bebé planito y werito, bajé su shortcito azul oscuro dejando ver su trusita de Spiderman, le quité su trusita dejando al aire libre su verguita de bebé con un glande todavía invisible por su prepucito.
Lo metí a la regadera y le llené una cubeta donde suele jugar con pelotitas, barquitos y animales inflables. Me senté en la taza para vigilarlo y me acomodaba mi verga a media erección aun y que me suplicaba darle atención.
Veía con recelo y aburrimiento a Dani por el estrés de no atender mi calentura, en eso Dani soltó su barquito cayendo detrás de él, yo lo miraba fijamente con cara aburrida cuando Dani se agachó dándome la espalda.
Yo baño a Dani desde que mi esposa trabaja, desde que él tenía 5 y jamás lo había visto de otra forma, incluso me bañaba con él sin que hubiera una erección de por medio. Pero ese día era distinto, estaba caliente y solo pensaba en mi verga.
Cuando Dani se agachó, pude ver ese anito un tono más que su pielcita blanca, unas nalgas bien redondas como 2 pelotas y el agua haciendo que brillen bajo la luz, su anito tenía al rededor tonos rojitos y se veía super apretadito. Sin notarlo, toda la sangre de mi cuerpo se acumuló en mi verga haciendo que me duela más.
– ¡Ey, papi! -dijo tiernamente mi hijito sacándome de mi trance-. ¿Me pasas el jabón para q me lave mi colita?
Asentí y se lo di.
– Deja lo lavo yo, bb -dije al instante con un morbo e insistencia-. Luego no lo lavas bien
– No, yo.
Tomó el jaboncito, lo restregó en sus manitas y se volteó dándome nuevamente la espalda, con sus manos aplicó el jabón embarrando todo su culito en él, se echó agua y solo podía ver con los ojos pelados y la verga inchada como el jabón resbalaba de sus nalgotas de bebé.
– ¡ASH!, ¿viste? No te lavaste bien. -dije tomando el jabón y embarrandolo en su culito nuevamente, la diferencia era que ahora masajeaba cada glúteo mientras siseaba con mi boca señal de excitación máxima. Llevé mi dedo a la entrada de su anito y comencé a acariciarlo, rascando con la yema de mis dedos todos los al rededores mientras que con la otra manos abría y apretaba su glúteo.
– ¡Papi, me haces cosquillas! -dijo riendo en voz alta mi hijo-.
Aquello me regresó al planeta y con el corazón a mil solté de mi perversión a mi pequeño niño, quien veía todo de manera completamente inocente. El remordimiento de lo que acaba de hacer me carcomía así que di un paso hacía atrás.
– wow, papi ¿por qué estás así? -preguntó mi hijo apuntando a mi short, que se encontraba completamente abultado pareciendo una tienda de campaña y dado a lo que hacía hace un momento, me encontraba mojado del torso hacia abajo transparetando mi bulto húmedo.
– ¿Es tu pipí? -preguntó Dani con ternura-.
– Sí bebe. -respondí consternado e intentando acomodar mi erección.
– ¿por qué está así?
– bueno, porque yo soy un adulto y cuando creces también tu pipí crece
– pero antes nunca se te había puesto así, papi
– Ah, eso es porque está feliz -dije nervioso e intentando tragar saliva-.
-¿Puedo verlo?
Esa pregunta borró el arrepentimiento en mí y regresó la perversión. Tomé los bordes de ni boxer y short juntos tirando de ellos hacia abajo. Saltó completamente erecta mi verga, de unos 19 cm de grosor promedio y depilada, es una verga morena a diferencia de mí y su glande es de un tono entre rosa y morado.
– !Wow! ¿Y por qué se puso feliz ahora, papi? -preguntó Dani sin quitarle los ojos a mi verga-.
– Porque vio tu colita, los pipís crecen cuando ven colitas muy bonitas como las tuyas.
Dani río y volteó mostrando su culito, lo que hizo que mi verga palpitaba aún más.
-¿Jugamos un juego?
– ¡Sii! -respondió saltando-.
Cerré la regadera y lo sequé llevándolo a mi cuarto; ya sentados en la cama le dije:
– Se llama «el juego de los besitos» y tienes que besar y chupar mi pipí. Es un juego de grandes, no de chicos. ¿Eres un niño grande o chiquito?
– ¡Grande!
Apunté mi verga a su boquita y le dije
– dale
– pero ahí haces pipí. -dijo con carácter asco-.
– Pero si lo chupas como un helado, sale una lechita como la que tomas pero más rica.
Luego de que me preguntara como era el sabor y mucho blah diciéndole como era la lechita, Dani tomó con su manita mi glande y lo apretó con una sonrisa mientras yo suspiraba.
Le dije que así no era y lo orienté, poniendo sus dos manitas en mi tronco y pidiéndole que me masturbe. Él solo reía y masturbaba con torpeza y delicadeza mi verga. Yo tenía los ojos cerrados y con las manos puestas en su pelito.
– Si lo comes te saldrá la lechita. -le recordé. No quería hacerlo, pero al final cedió-.
Abrió grande su boquita y solo le entró el glande, me lastimaba usando sus dientes, así que le retiré mi verga.
-Así bebé. -dije lamiendo con presición su dedito para mostrarle como hacerlo en mi pene-.
De forma muy chistosa, saco su lengüita para tapar sus dientes y se llevó mi cabecita de vuelta a esa boquita calentita. Mi bebé ahora chupaba como becerrito a la tela de su mamá, lo hacía con mucha insistencia y yo ponía los ojos en blanco de la sensación. Lo sacó de su boca y me preguntó:
– ¿Así papito?
– Ssss, aahh. Así mi amor, si lames la puntita como cuando comemos helado saldrá la lechita.
Sacó su lengüita y lamía mi glande de forma circular, luego se metía poquito más de la cabeza a la boca y penetraba mi uretra con su lengua.
– AAAAAAHY -gemía yo sentado en el borde de la cama y estirando todo mi cuerpo ante la sensación-.
Dani lamía de la mitad del tronco al glande y regresaba al huequito de mi uretral sacándome unos gemidos. En un rato sentí mi semen apunto de salir de mi glande.
– Abre la boquita bebé, ya viene la leche.
– ¡Sí!
Dani abrió su boquita y sacó su lengua mero enfrente de mi glande, aquella escena me puso caliente y escupía 5 chorros espesos de leche paterna a su boquita.
– puaj, sabe feo papi. La lechita tiene sal. -dijo con inocencia-.
– Es porque así es más nutritiva amor, luego le agarras sabor como cuando no te gustaba la calabaza.
Tomé un poquito de mi semen que Dani tenía y le mostré como yo lo comía diciendo lo delicioso que estaba. Eso funcionó y Dani tomó mi verga llevándola a su boquita para aspirar los restos de mi glande.
– AAAAAGH. -me sacó un rugido de placer.
– Creo que sí papá, está rica.
Besé a mi hijo en su boca y terminamos bañándonos normal.
Ya como a las 9, lo acosté en su cuarto y volvió a caer rendido. Yo solo me disociaba pensando en el asco que me daba a mi mismo por la línea que crucé. Mi esposa llamó y le contesté
– Ya estoy por llegar a la ciudad amor, llego y me acuesto en el hotel. -dijo mi esposa tranquilamente-. ¿Bañaste al niño, verdad?
– Sí, amor. -contesté con la voz entrecortada por el horror que tenía-.
– ¿Estás bien, amor?
– Sí, mi vida es que me costó dormir a Dani porque se levantó casi a las 7pm.
– ay, amor. Se me hace raro que ya haya caído entonces.
– pues, lo bañé, jugamos un rato y cayó dormido. A ver si no de despierta en la madrugada.
– oye, ¿y qué comió?
– ehm…leche. -dije nerviosamente con la mente bloqueada-.
– ¿Cómo solo leche, Javier? -fijo enojada mi esposa-. Le hubieras dado un huevito o algo mínimo. Mañana le haces licuado y huevo con espinacas.
Me disculpé con mi esposa y después de hablar con ella por unas 2h, caí rendido.
Abrí mis ojos, sentía una incomodidad en mi entrepierna, como si algo estuviera tocándola. Enfoqué en la oscuridad y logré ver a mi hijo Dani, estaba acostado entre mis piernas con mi verga a media erección en su boca. Me había descubierto de las sábanas y bajado la ropa, ahora estaba prendido mamando mi verga como en la tarde anterior.
Visualicé la hora y eran las 2:40 am.
– ¿Qué haces, Dani? -pregunté confundido.
– Me levanté pq ya no tenía sueño papi y quería lechita.
Mi verga ahora estaba completamente erecta en la boquita de mi hijo de 7.
– No bebé, ya comiste -dije intentando apartarlo, pero hizo presión con su lengua sobre mi glande que me sacó un gemido ahogado. Me perdí y tomé la cabeza de mi hijo, le pedí que abra bien la boca y tras obedecerme penetré con furia su boquita provocandole arcadas, dejaba que respire y lo repetía nuevamente. El traía lagrimados sus ojos pero tampoco se despegaba de mi pitote, gemí y en un suspiro con rabia llené toda su boquita de mi lechita.
– Qué rico, papi. Ahora solo quiero tu lechita. -decía Dani con la voz más tierna.
-¿Te acuerdas que te dije que era jn juego de grandes? Pues a las mamás no les gusta que jueguen juegos de grandes.
¿Le vas a decir a mamá?
– No papi.
– Si le dices me va regañar y ya no habrá lechita, sale?
Dani asintió jurando no decirle a nadie y me limpió el semen restante con su boquita. Nos desvestimos y dormimos abrazados.
Ya no había remordimiento, solo felicidad de haber procreado a mi nuevo recipiente de mecos. Ahora solo faltaba entrenarlo para que su otro huequito reviviera mi lechita.
Yes12098.94 como Alias en la app de Signal, si como Javier quieres compartir tu relato conmigo, contáctame.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!