¡Pinche pandemia!
Quiero volver a sentir a mi esposo con ganas….
Mi marido me atiende bien, pero antes de la pandemia lo sentía más caliente cuando me chupaba la vagina. Saúl me recibía después de regresar de hacer el amor con alguno de mis queridos, con ganas de comerme toda. Recuerdo cómo:
Llego satisfecha de una sesión de amor, con la boca y la vagina llena se semen de mi amante en turno, me recibe con un beso y de inmediato siento en mi pubis tras las ropas cómo se le endurece el pene. Le desabrocho el cinturón y la bragueta, le bajo de un tirón los pantalones y la trusa, mientras él me baja los calzones, los cuales termino de deshacerme de ellos con los pies. Sin dejar de saborear el sabor de mis besos, me carga de las nalgas cuando me cuelgo de su cuello y me penetra resbalando en mi interior; lo abrazo con las piernas y a los pocos meneos el atole, que preparé unos minutos antes, se desborda bañándole los huevos y se desliza por mis verijas cubriendo gran parte de mis piernas en la zona superior. Cuando siento que el líquido que yo traía ha cubierto su tronco y escroto pues mi piel lo detecta en cada movimiento, bajo mis piernas y lo acuesto en la alfombra para que hagamos el 69. Limpio todo su aparato con mi lengua, disfrutando el sabor de mi amante en cada lamida y lo aderezo con el presemen de mi cornudo, me detengo en su escroto para meterme uno a uno sus huevos; mis ojos, aunque cerrados, ven estrellas al sentir el viaje de la lengua en mi entrepierna que él lame frenéticamente, luego lame mis labios y mis vellos, mete la lengua extrayendo los jugos que destilo a borbotones, se prende de mi clítoris y lo sorbe haciéndome venir en un continuo tren de orgasmos que me dejan imposibilitada para seguir mamándole el pene abro mis brazos en cruz y él se acomoda para penetrarme. Siento el peso de su cuerpo y el viaje de su verga en mis entrañas… yo sólo disfruto su calentura y sus besos, luego se vierte en mí y queda yerto e inerme sobre mi cuerpo…
¡Quiero volver a sentirlo así de caliente!
¿Verdad que hace falta?
Tú eres muy refinada. Seguramente tu marido te da diariamente, pero quieres sentirlo más caliente, como esas veces que visitas a tus amantes.
En mi caso tengo palo dos veces al día, a veces hasta tres veces al día recojo con deleite las ordeñas que hago. Sí, es una lástima que se fermenten sin el beneficio de compartirlas. ¡Ah, pero ya habrá mejores días! Sin embargo, cuando me coge mi marido, también pienso en lo agradable que sería llevar esa ordeña a la boca de mi amante, a quien le gusto bien cogida, o lo recuerdo mamando las tetas con crema y me caliento más y me muevo mucho para que mi esposo lo goce.
Al menos recuerda las escenas que te ponen caliente o pregúntale que te haría si tu amante ta acababa de coger y seguro se calentarán más con esos diálogos fantasiosos que les recuerdan realidades prepandémicas.
Suerte
¿Sabes qué, Mar?
Lo que le gusta más a Saúl es resbalarse en el atole al hacerme el amor y chuparme toda babeante de la vagina; exactamente lo mismo con lo que goza tu amante,y también los míos que se calientan igual cuando llego con ellos después de que amé a otro. No sé por qué sea así, pero a mí me gusta sentirlos calientes y darles el combustible para mantener el fuego.
Confieso que quisiera darte ese gusto, Mar. ¡Ha de ser delicioso sentirte caliente al mamarte la panocha y que te derritas en mi boca! Cúmpleme ese deseo cuando termine la pandemia, te juro que no te arrepentirás. Te limpiaré yo también a puras lenguetadas. Mándame una foto más, ya tienes mi correo. Te quiero ver escurriendo el semen que te deja tu marido. Besos (y lamidas).
¡Pinche pandemia! Ayer recibí un mensaje por el Whatsapp. Era, de Solveig, la hija de Roberto. Me informaba escuetamente que Roberto murió de Covid-19, como respuesta a un mensaje que le envié a él. Lo corroboré con otros familiares de Roberto. Hoy que vino mi hija, al verla, de golpe me acordé de Roberto y me puse a llorar. Me abrazó, preguntándome «¿Qué te pasó?» La bese y la abracé mucho diciéndole que me avisaron de la muerte de un amigo. Ella seguramente adivinó el tipo de «amigo» y me dijo «Lo siento, mami». Ni modo de decirle que murió su padre biológico, ¡me sentí devastada por tener que callarlo! Afortunadamente Saúl había visto todo y se acercó a abrazarnos en el abrazo que nos dábamos. «Sí, Nena, lo sentimos mucho, de verdad», dijo y continuó dándonos su calor. Eso me quitó un gran peso, Saúl, quien sabe la verdad, siempre se ha asumido como el padre de mi hija en todo, no sólo en el papel, y esta vez demostró que sí lo es.
Perdón por estas líneas, pero creo que debía compartir esta noticia con algunos lectores que me han seguido.
Te acompaño en la pena
De verdad, Tita. Todos nos iremos algún día. Ustedes están más cerca de la salida y otros, aunque estemos más lejos, nos empujarán de repente para afuera. Así pasó en el caso de una amante mía, se fue de golpe, sin podernos despedir. ¡Es triste!
No sé cuales sean tus creencias, pero si así fuera, piensa que ya hay alguien con quien divertirse cuando llegues, así lo veo yo…
¡Sí, pinche pandemia!
Imagino tu dolor, Tita. Aunque tengas muchos, si los amas y pierdes a uno, se ha de sentir muy gacho. Ha de ser muy difícil quedarse sin una parte importante de tu vida: tu primer amante y que siguieron como tales medio siglo. ¡Dios mío, yo aún no nacía!
Te acompaño. Recibe mi pésame.
¡Gracias, Mar!
Lamentablemente, los viejos estamos más expuestos. Sí, fuimos amantes casi medio siglo (en año y medio lo cumpliríamos) y con Saúl cumplo medio siglo de esposa este año (los cuernos le crecieron pronto y se los he mantenido con brillo). Es triste la viudez, aunque haya otros, todos son insustituibles. Descanse en paz Roberto.
También lo siento, he seguido tus aventuras desde que las publicaste en otro foro hace varios años. Te envidio, y por los correos que intercambiamos, lo sabes, pues yo sólo he tenido un par de amantes a lo largo de mi vida. A otros, con los que tuve acostones, ya nunca los volví a ver, sólo unos tres en el FaceBokk, pero desde luego que me pondría triste si supiera de la muerte de alguno. Según sé, ni siquiera a Roberto le dijiste que tuvo una hija contigo y Saúl lo intuyó todo, pero no lo comprobó y aceptó ser el papá. ¿Por qué no haría, ahora que es fácil, una prueba de ADN?
Descanse en paz el señor Roberto.
Gracias, Ishtar. En primer lugar, te agradezco las condolencias por la muerte de Roberto. Para todos fue inesperado, pero ha habido muchas pérdidas con esta PINCHE pandemia y se ensañó más con los que pasamos de los 60 años.
Respecto a tu pregunta, ya conté que mi hija nació exactamente a los nueve meses de que hicimos el amor, con todas sus reglas, Roberto y yo. Para Saúl, le había contado que mi hija era sietemesina, porque unos días después me bajó la regla y, luego, al siguiente mes, la esperamos, pero no vino. Para entonces Saúl me había cogido mucho. Fue el doctor quien dijo que seguramente esos dos días de regla que tuve fueron falsos por su poco flujo y porque comúnmente me duraba de 5 a 7 días. Saúl intuyó lo que pasó y sólo mostró tristeza. Por mi parte, ya le había dicho a Roberto que era de Saúl (por la regla posterior a nuestro encuentro) y él lo entendió así. Ya no quise moverle más, estaba registrada así.
Por su parte, Saúl dice «Es mi hija, punto». (Así dice Eduardo de la suya, pero…) Eso también te contesta por qué no necesita prueba de ADN.
¡Gracias, Ber!
Sí, lo amé y seguramente, él también. Pero yo elegí vivir con Saúl y él, con el tiempo, se casó. Eventualmente nos veíamos, pero su mujer no aceptaba eso, aunque él le había contado de nosotros y la razón por la que no aspiraba a una vida conmigo ni con otra. Aún así, su esposa estuvo de acuerdo en aceptar cómo era lo nuestro y pensó que con el tiempo ella haría que me olvidara. No fue así.