Tocando el culo de mi primo «Chacal» Frank de 12 años, dormido.
Este relato es real y ocurrió en la casa de mis tíos….
Desde que llegué a vivir a su casa, mi primo Frank de 12 años me hacía «bullying» (si gustan de leer el inicio, en mi perfil) A pesar que yo tenía 19 años, me trataba como a un nerd, ya que él era muy arrogante, machista, desmadroso y para mí desgracia, muy guapo.
Una tarde del domingo me puse a jugar con mi primo pequeño llamado Dael de 8 años. Era terrible y tramposo en los juegos del play pero me trataba mejor que Frank. Sin embargo me dí cuenta que también tenía impulsos sexuales a su corta edad.
Pues puso su mano detrás de mí asiento y la iba acercando poco a poco hacia mis nalgas. Él pequeño pensaba que no me daba cuenta y disimulaba como si jugaba con la silla. Al llegar apretó mis nalgas y las sobó (En esos tiempos no me gusta ser pasivo a pesar de tener el culo «parado»)
—¿Qué haces? –le dije avergonzado.
Dael comenzó a reír.
-Nada, sigue jugando imbécil…
Dael había copiado el vocabulario de su hermano, y hasta sus gestos eran casi iguales.
No le dije nada y lo tomé como una simple broma porque lo veía muy pequeño, flaquito y quisquilloso.
De repente vino Frank «el más guapo de la casa» olía muy bien, ya que salía de bañarse. Traía puesto un buzo gris deportivo que resaltaba su cuerpo atlético. Su piel clara trigueña se veía muy humectada, el cabello también húmedo con corte moderno resaltaba sus facciones masculinas: mandíbula marcada, labio inferior grueso sonrosado, pestañas más largas de lo habitual y sus ojos negros grandes, brillaban con sensualidad e irónicamente ternura. Cada vez me sentía más atraído por él y eso me preocupaba.
Justo en el juego salió para elegir entre un hombre lobo y una Reina. Entonces Frank empezó a decir que yo era la Reina, los dos hermanos se empezaron a burlar de mí:
-Hey reina, cuidado te ensucies la ropa –dijo Frank.
-Reina jajajja, Daniel reina jajaj -reía Dael.
Los miré seriamente, pero al parecer mi cara les hizo más gracia.
-jajaja Sigue jugando reina, que te van a meter verga. -dijo Frank tocándose los huevos, a través de su pantalón gris deportivo.
Su paquete se veía grande, ya que casi siempre llevaba la polla semi-erecta, como la mayoría de adolescentes.
10 minutos duró ese apodo hasta que a mi primo pequeño ya no le gustó.
-Ya no le digas así.
-Entonces princesa jajaj por blanquita-respondió Frank, lanzandome una pelotita de papel higiénico que jugaba entre sus manos.
-No tampoco -rió Dael.
-Princesa vas perdiendo -Frank se echó en su cama como para tomar una siesta.
-Nooo, ya no le digas así. -dijo Dael, mirando mi rostro algo triste.
Pero no me sentía triste por el apodo sino porque al escuchar esas palabras, saliendo de la boca de Frank, imaginé que si hubiera sido mujer, seguro me trataría bien. Envidié a la chica de su salón, ella podía hacer con su cuerpo lo que quisiera.
De repente el juego empezó a fallar.
-Es el cable de atrás -dijo Dael.
-Cable de mierda -exclamó Frank acercándose al videojuego.
-voy a mear… -corrío Dael hacía el baño.
Frank empezó a revisar los cables de atrás e inclinó su espalda y cabeza, sacando el trasero.
* dios, que rico … Pensé.
Tenía un culo hermoso, redondo y durito por jugar fútbol a diario. La trusa se le marcaba y se notaba que estaba metida entre sus nalgas.
Quería bajarle el pantalón y poner mi cara entre sus nalgas. Pasar mi lengua por toda su rajita y meterla dentro de su ano, lamerle hasta oír sus gemidos saliendo de esos ricos labios.
-Lptm! también se salió este cable.
Frank se puso en cuclillas y su pantalón gris bajó hasta dejar su entrada al aire (como se les ve a los gasfiteros) Mi verga se puso más dura, humedeciendo mi glande.
Su raja se veía muy limpia y suave, brillaba por la luz que ingresaba de la ventana. El inicio de sus nalgas se marcaban como un corazón.
Tomé valor y me acerqué como para ayudarle, sin quitar mi mirada de su culo.
La sombra que hacía su raja me hacía desear meterle el dedo hasta llegar a su ano virgen y estrecho.
-Si lo hago, seguro me golpeará… Pero si ya lo hace… -pensaba.
Cuando tomé valor para meterle el dedo y fingir que era un juego de «bros», Dael exclamó detrás de mí:
-¡¿Aún no lo arreglan?!
-¡Ya está! – dijo Frank, empujándome para que saliera de su camino.
Me quite un poco avergonzado y como evidencia me puso rojo.
-Uy, que linda se puso la princes…
Dael miró a Frank seriamente, dando a entender que el juego se había puesto raro.
-Ya, ya… Mejor me voy al parque.
Frank tomó su pelota y se fue a jugar fútbol en un plaza deportiva que quedaba frente a la casa.
Minutos después Dael también se fue, dejándome solo en la habitación.
Me acosté en mi cama, luego me levanté y fuí a la cama de Frank. Me acosté en ella boca abajo y aspiré el aroma de su almohada. El olor de shampoo de hombre y de su perfume de adolescente me hicieron imaginar que estaba encima de él y mi polla metiéndose en su culo. De hecho, mi verga estaba en el centro donde siempre ponía sus nalgas.
Comencé a mover mi pelvis como si lo estuviera penetrando. Empujaba con fuerza ocasionando que la cama de pequeños brincos.
No pude más con la calentura del momento, saqué mi polla, roja por el roce de mi ropa interior, y la puse encima de su sábana.
Moví mis caderas con más fuerza imaginando que mi polla ingresaba en su ano estrecho, lubricado solamente por mi semen, mientras él lloraba por el dolor y me pedía perdón por hacerme bullying.
-Frank… -gemí de placer.
De repente escuché la puerta de la entrada. Mi tía se había levantado de dormir (ya que siempre paraba en casa)
Guardé mi polla y corrí hacía mi cama.
Durante la noche no ví a Frank, debido a que estuve ocupado en la biblioteca de la casa, haciendo cuentas sobre mi trabajo.
Cuando salí, Frank y Dael ya se habían ido a dormir, pues ya eran las 10:15 de la noche y mañana tenían clases.
Me duché, cené y me fuí a dormir sin hacer ruido para no despertar a los «angelitos»
Apagué la luz y me acosté, quedándome dormido al instante por el cansancio.
A las 2 y 20 de la mañana me levantaron las ganas de orinar. Prendí la luz del cuarto, abrí la puerta despacio y fuí al baño.
Cuando regresé, cerré la puerta con cuidado para no hacer ruido. Dejé la luz prendida para buscar mi sudadera pero…
mi cuerpo se quedó paralizado frente a la cama de mi primo.
Frank estaba de espaldas en posición de cucharita. Tenía puesto un shorts rojo de tela mojada que le quedaban a mitad de los muslos.
Su culo sobresalía y el shorts le apretaba como si fuera un calzoncillo. Aquella posición fetal dejaba expuesto ese culazo redondo con la tela del shorts metiéndose entre sus nalgas.
Mi polla creció hasta sobresalirse de mi trusa.
Miré su rostro, para ver si se había dado cuenta de mi presencia, pero solo ví dormido a un hermoso «chacalito» con rasgos de niño bueno, que tenía puesto un polo blanco de su club deportivo favorito.
Aprecie por unos segundos sus muslos firmes por el deporte, gruesos y de piel suave con pequeños bellos ensortijados. Quería tocarlos, besarlos pero no me atreví a hacerlo.
Entonces me arrodillé en el piso, encima de la sabana que minutos antes se había caído de su cama.
Observé en primer plano ese hermoso culo, de repente, me quedé sin aliento y mi polla dió pequeños espasmos al darme cuenta que Frank no tenía calzoncillos.
Su culo estaba cubierto solamente por la tela fina del shorts. Era por eso se le metía entre sus nalgas y hacía sombra en su hoyito oscuro.
Deseaba tanto tocar sus nalgas, pasar mi lengua por toda tu raja hasta llegar a su ano. Supcionar y sentir el sabor del ano de ese machito adolescente…
Pero temía a que se levantara y me acusara con mis tíos. Así que, debía de tocarlo limitadamente y con cuidado.
Puse la palma de mi mano (los cuatro dedos juntos) en medio de sus nalgas.
Aquella tibieza que sentí entre mis dedos, aceleró mis palpitaciones. Frank tenía el culito tibio, seguramente los pliegues de su ano estaban rojos y húmedos por haber jugado fútbol durante todo el día.
De repente Mark dió un quejido de incomodidad y movió su cuerpo sin perder la posición.
Saqué mi mano rápidamente pensando que se despertaría y me golpearía, pero por suerte, se quedó nuevamente dormido.
Mark no tenía el sueño pesado. Recordé que cuando escuchaba pequeños ruidos se levantaba, entonces por temor a que ocurra un escándalo decidí apreciar su hermoso culo mientras me masturbaba.
Pero, podía hacer una cosa más…
Poner mi cara en él.
Arrodillado, bajé mi pantalón, saqué mis huevos y mi polla empalmada de mi calzoncillo. Desplacé la sabana que estaba en el piso para que mi leche no cayera sobre ella. Acerqué mi cara a centímetros de su culo y aspiré profundamente, anhelando que el olor de su ano inunde todo mi cuerpo.
Olía a nada, solo percibía ese ligero calor de su piel y el aroma de la habitación. Me acerqué un poquito más, frente a su raja casi desnuda. Aspiré más fuerte.
¿Cómo es posible que mi primo tenga el culo tan limpio, después de jugar fútbol durante toda la tarde, sudar y ni siquiera bañarse? (Lo sabía porque cuando se duchaba dejaba su toalla en el baño)
Sin embargo, me excitaba el saber que este chacal tenía el ano muy limpio, mucho más de lo que la gente pensaba, al ver su mala forma de vestir.
De seguro que su hoyito aún no tenía pelos (porque tampoco tenía en su verga) y sus pliegues sedosos permanecían perfectos, vírgenes e impecables, esperando que alguien lo lubrique con su lengua y se lo abra como el agujero de una dona.
Un hilo de presemen cayó desde mi polla hasta el piso.
Rocé mi cara en sus nalgas y empecé a masturbarme con firmeza y placer.
Sin pensarlo metí mi nariz en su raja a través del shorts, hasta que sentí su ano caliente.
Aspiré profundamente. El aroma de su hoyito era exquisito, muy suave, no sé si era de su piel o del shorts pero olía a jabón de ducha, a limpio… de repente percibí el aroma que tanto deseaba…
Ahhh… Me estremecí.
Un ligero olor a culito hizo que mi polla lanze un chorro de semen.
El olor de su ano era muy suave, pero estaba allí para recordarme que estaba metido entre las nalgas de un chacalito hetero.
No pude más y pasé mi lengua lentamente por la zona de su ano.
Solté otro chorro de leche. amaba con locura la tibieza de su hoyo y la suavidad de sus glúteos.
Mi polla palpitaba. Estaba poseyendo a mi bulliador de una forma particular, que me hacía tener uno de los mejores orgasmos.
Los últimos chorros de leche cayeron en el piso…
Cuando recuperé el aliento, me levanté del suelo, miré su rostro hermoso y me parecía mentira haber estado muy cerca del culo que tanto deseaba.
Limpié el semen del piso con mis calcetines, me puse mi suéter, apagué la luz y cuando recién me acostaba para dormir, escuché unos pasos fuera del cuarto. Alguien abrió la puerta del cuarto y prendió la luz.
-¿Todo bien?
Era la madre de Frank.
-Si tía, me fuí al baño y estuve buscando mi suéter. -contesté algo nervioso.
-Ah… Pensé que Frank se había puesto mal.
De repente vio a Frank con el trasero sobresalido y en posición indefensa. Se acercó a Frank y lo tapó con su sábana, la que recogí hace unos segundos atrás y puse a su costado.
-¿Frank, estás bien? -preguntó mi tía, tocándole el rostro.
Frank se despertó entre sueños…
-¿Qué? Si mamá…
-Ah, pensé que seguías con dolor de cabeza…
Frank siguió durmiendo, mi tía se despidió y se fue.
Temí que mi tía se haya dado cuenta del olor a verga que dejé en el cuarto o por si escuchó mi respiración acelerada mientras me masturbaba. Pero al día siguiente todo seguía igual, como si nada hubiera pasado.
Desde ese día dejé que Frank se diera cuenta que me atraía sexualmente. Su mirada sexy y arrogante me seguía ruborizando. Y extrañamente, él empezó a tratarme mejor, sin embargo no teníamos ni un minuto a solas (como para que ocurriera algo) Hasta que una noche me propuso que nos quedáramos despiertos hasta las 1 de la mañana…
Merece ser cogido
7u7 Te doy la razón.