A los 12, mi primo me hizo su putito. 3a Parte.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Noickro.
Muchas gracias a todos por sus comentarios.
A los que no han leído las otras dos partes les dejé en la descripción los links para que se pongan al corriente.
Después del día que Manuel me penetró por primera vez, no pasó gran cosa entre él y yo. Ocasionales miradas picaras y sobadas y apretones que se daba en el paquete para dármelo a desear.
La mayoría sabrá que las fiestas decembrinas suelen ser muy ocupadas en casa y no se tiene tiempo de echar flojera ni un rato. Así pasamos el 24 todo el día entre compras de última hora, preparar la cena, los regalos, ir al servicio religioso (sí, mi familia es muy rara, le encanta la borrachera y el desmadre pero no pueden faltar a las misas, que se le va a hacer) y en fin, una serie de actividades que mantienen a todos ocupados, pero inconvenientemente juntos. El 25 también habría que asistir al servicio religioso obligatorio, por supuesto que la casa no comenzó a cobrar vida sino hasta muy poco antes del mediodía. Desayunamos-comimos la cena recalentada y todos a alistarse para la iglesia. Los más grandes entre baños y planchar de camisas, nosotros a ponernos lo primero que no oliera a sudor que encontráramos. Nos fuimos al servicio y pasamos la mayor parte del tiempo paseando todos en la plaza comercial. Aquello era, como podían imaginarse, un desmadre; cada quien a lo suyo y los padres tratando de juntar al rebaño que se esparcía por la plaza como plaga. Pues bien, después de helados y refrescos nos fuimos al cine. La verdad ni recuerdo que película “vimos”, mucho menos de que se trató, y cómo me voy a acordar si apenas entrando Manuel acomodó la situación para que estuviera yo, en la última butaca de la última fila, pegado a la pared y el, enseguida mío.
En cuanto apagaron las luces se me acerco Manuel al oído y me dijo: “Uy primita, nuestra primera ida al cine juntos como novios”. Cuando me dijo eso yo sabía que aprovecharíamos la oscuridad del cine muy bien. Manuel se quitó la chamarra y la puso encima de sus piernas casualmente tomo mi mano, levanto la chamarra disimuladamente y coloco mi mano sobre su paquete que ya estaba a medio endurecer. Lo acaricie tranquilamente, despacio, en realidad lo deseaba. Recuerdo que miraba fijamente hacia la pantalla pero mi atención completa estaba en la yema de mis dedos.
Podía sentir la tensión de su pantalón de mezclilla, debajo del cual se apretaba ese trozo de carne que me tenía completamente caliente. Estaba completamente extasiado, y me vengue de mi primo por ponerme en esa situación. Se lo apretaba fuerte y se lo movía. Aunque le doliera no podía quejarse y eso me gustaba. Se lo acomode junto a su pierna para poder acariciárselo completo desde la punta hasta lo ancho de la base. Tenía a mi macho caliente y sudando en su lugar, con las manos apretadas, con la luz de la pantalla podía ver las perlitas de sudor en su cuello tan varonil. Me incline sobre el para alcanzar palomitas del tazón que Daniel, a su lado sostenía y me di cuenta que eso me gustaba, me daba mucho morbo hacerlo en un lugar donde cualquiera, en cualquier momento podría darse cuenta y sin embargo ahí estaba yo, comiendo palomitas con una mano y acariciándole la verga a mi primo con la otra, en una sala que no solo estaba llena de gente sino que además tenía a la mayoría de mi familia reunida.
Incluso por un momento cerré los ojos y me concentre en sentirlo con mis dedos, en disfrutarlo. Mis delgados dedos buscaron el cierre metálico a tientas y despacio, para no levantar sospecha y lo abrí muy lentamente. Mi corazón latía a mil y la película llenaba con sonido la sala y aun así sentía que cualquier movimiento brusco revelaría que le estaba abriendo el cierre al pantalón de Manuel. Mire para fijarme que nadie estuviera prestándonos atención, y decidí darle un poco más de placer a mi macho, estire mi cuello para que mi boca alcanzara el suyo y le di un rápido beso en donde ya había aprendido que a él le gustaba, se estremeció de placer y metí mi mano por la abertura de su cierre, seguí metiendo hasta que calcule más o menos la mitad y de ahí lo agarre rodeándolo con mi mano y comencé a masturbarlo, cosa que hice por alrededor de 10 minutos hasta que acerco su boca a mi oído y me dijo: “me voy a ir al baño, espérate un rato y me alcanzas”. Saque mi mano, el metió sus manos bajo la chamarra para acomodarse todo en orden y se levantó y se fue.
Después de un rato no muy largo y justo cuando me iba a levantar para irme a encontrar con Manuel en los baños, Daniel se levantó y ocupo el sitio de Manuel, se acercó a mí y sin decir nada y sin ningún tipo de precaución para que nadie nos viera tomó mi mano de la muñeca y se la llevo a su paquete, que se sentía a reventar. Yo tenía mucho miedo pero su actitud fue muy clara, no me soltó la mano y se sobaba su paquete duro, apretado en su pantalón de mezclilla con mi mano inmóvil, mientras yo veía aterrado hacia mi familia y el miraba, junto con todos ellos, hacia la pantalla. Yo no supe que hacer, él no estaba cubriendo mi mano con su chamarra ni nada parecido y aquello me asusto mucho. Trate de parecer calmado, le di un apretoncito y le dije vamos al baño mejor. Me soltó y me dejo levantarme y me salí lo más disimuladamente posible, ya una vez afuera de la sala corrí hacia el baño y me topé a Manuel que iba saliendo.
-¿qué pasó?- me preguntó – ¿Por qué te tardaste?
-Daniel nos vio wey! –le dije aun asustado- Manuel nos vio en la sala y cuando tú te levantaste se cambió a tu lugar y puso mi mano (hice una pausa porque no quería gritarlo) ¡ahí! Y le apunte a su propia entrepierna. Su cara reflejo pánico puro. En eso vimos que por el pasillo venía Daniel con una sonrisa pícara en su cara. Cuando llego con nosotros solo dijo” ¿Qué pasa maricas? Al baño órale” hizo un movimiento con la cabeza apuntando hacia el baño, nosotros lo seguimos y entramos al baño vacío y nos dirigimos a uno de los cubículos, sin decir nada nos apretujamos los tres dentro y cerramos el pasado. Apenas podía uno moverse, no sin rozar los cuerpos s de los otros dos. Yo había quedado en medio de los dos. Daniel se sentó sobre la tapa del depósito del agua haciendo un poco más de espacio y con su mano en mi nuca me halo con fuerza dirigiendo mi cabeza hacia su paquete. Se sobo el paquete con mi cara, yo trataba de resistirme pero su fuerza era, obviamente, muy superior a la mía, además que tenía mucho morbo por sentir ese bulto caliente con mi mejilla. “Mámamela” me ordeno. No discutí nada y lo obedecí, comencé a sacársela desabrochando un poco su pantalón y bajando su bóxer; aquello era un monstruo de casi 19 cm y muy ancha. Estaba completamente erecta y despedía un aroma fuerte a macho que me enloqueció, metí lo que pude en mi boca y comencé a chupar. Manuel por su parte no decía nada y fue Daniel el que rompió el silencio.
-Pinche bato envidioso – dijo. Yo voltee a mirarlo y me hablo.- No estoy hablando contigo jotito, tu síguele mamando que vas bien.- y retomo su conversación con Manuel – Pinche bato envidioso, ¿Qué crees que eres el único que anda con ganas o que wey? Uno teniendo que jalársela y tú con un jotito mamador a toda madre.
Eso, por más raro que parezca, me éxito mucho. Que un macho que tenía la mitad de su verga dentro de mi boca, hablara de mi como si yo no estuviera, me pareció muy erótico. Manuel también comenzó a hablar como si estuviera a solas con Daniel en el baño.
-No wey pues es que no sabía cómo decirte wey me dio cosa que fueras a pensar que soy joto también.
-¿No que pues? Si tú eres casi como mi carnal wey, yo sé que tú no eres puto pero pues uno acá, tan lejos y sin vieja tiene que aprovechar que hay jotitos comelones cerca para que le ayuden. Mientras decía la última frase apretó mis mejillas en una forma muy cariñosa, pero que dejaba ver que en realidad no le importaba que yo estuviera ahí. Mi nuevo macho solo quería demostrar que podría utilizarme como él quisiera sin remordimiento.
-Ya vámonos a la sala – ordeno Daniel- cuando lleguemos a la casa me vas a tener que prestar a tu jotito Meny para darle lechita porque traigo un chingo.- y se rieron los dos de mí.
Nos fuimos a la sala, nos sentamos como estábamos y yo me quede pensando en lo que me esperaría al llegar a la casa.
Una disculpa por no avanzarle más, prometo de verdad que seré más rápido para continuarles esta serie para terminar con mi familia (que todavía le falta un buen) y si les gustan, seguirle con los demás.
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